Digitized by the Internet Archive in 2014 https://archive.org/details/platicasespirituOOnada BIBLIOTECA TEOLÓGICA GRANADINA SERIE I 2 PLÁTICAS ESPIRITUALES DEL P. JERÓNIMO NADAL, S. L, EN COIMBRA (1561) editadas, con introducción y notas, por Miguel N ¡colau, S. I. GRANADA - 1945 I I I II" lil i 1 1 , ■ ■ L. ■ I M III UII I, lili H lili 1 1 1 1 ■■ I ■ r ! ■ ' II III I I ■ I IIIBUMM iMaBg^— 1— FACULTAD TEOLOGICA DE LA COMPAÑÍA DE JESUS ' áticas Espirituales del P. Jerónimo Nadal, S. I., en Coimbra (1561) BIBLIOTECA TEOLÓGICA GRANADINA SERIE I 2 PLÁTICAS ESPIRITUALES DEL P. JERÓNIMO NADAL, S. I., EN COIMBRA (1561) editadas, con introducción y notas, por Miguel Nicolau, S. I. GRANADA - 1945 FACULTAD TEOLÓGICA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS IMPRIMI POTEST In Collegio Portuensi 13 lunii 1944 Franciscus Cuenca, S. 1 Praep. Prov. Baet. IMPRIMI POTEST Oranatae, die 24 lunii 1944 Emmanuel, Epp. tit. Bilten. Vic. Gen Reestampación, 1979 Imprenta Hijn de Paulino V. Traveset — Mesones, 52.- Granada Indice general Pág. Indice general V Siglas usuales X Documentos manuscritos que mencionamos en este trabajo... XI Obras impresas a las cuales nos referimos XII INTRODUCCION § L — i. E¡ P. Jerónimo Nadal y su formación humanística y teológi- ca. — 2. Significado peculiar de! P. Nadal en la espirituali- dad de la Compañía de Jesús. — 3. La multitud de su escri- tos espirituales. — 4. Las pláticas de Coimbra 1 § II. — 1. La visita de la Compañía en 1 561 . — 2. La visita del Colegio de Coimbra. — 3. Las pláticas pronunciadas en aquel cole- gio y los frutos producidos 10 § III- — 1. Contenido de las pláticas de Coimbra.- — 2. Sus valores as- cético-espirituales — 3. La presente edición 24 PLÁTICAS ESPIRITUALES DEL P. JERÓNIMO NADAL Plática 1. a : 1. Disposición de ánimo y consuelo con que habla el P. Vi- sitador. — 2. Oraciones que pide para hacerlo con prove- cho. — 3. Patente que le dió el P. Laínez. — 4. Motivos por los que el P. Laínez no pudo hacer por sí mismo la visi- ta. — 5. Por qué envió al P. Nadal. — 6-7. Razones para vi- sitar.- — 8-9. Modo como procederá el Padre en su visita y materia de sus exhortaciones. — 10-15. "Spiritu, corde, practice" 37 Plática 2. a : 1-5. Introducción al estudio de la gracia de la Compañía y del principio de ella en los particulares. Se conoce usando de los recuerdos de las gracias y favores pasados. — 6-10. De la gracia en común— 11. De la gracia particular dte las reli- giones. — 12-15. Trazas de esta gracia en el Antiguo Tes- tamento. — 16-18. De la gracia del Nuevo Testamento. — 19-20. Del estado de los obispos y de los religiosos. — VI ÍNDICE GENERAL 21-23. Antigüedad e institución por Jesucristo del estado religioso. — -24-28. De la gracia del estado religioso y bienes que acarrea.- — 29-30. De la gracia de la Compañía y modo de conocerla. — 3 1 -34. La aprobación apostólica de la Com- pañía por Paulo III. — 35-37. Otras aprobaciones pontificias de la Compañía. — 38. Utilidad de la Compañía para el auxi- lio de la Iglesia 46 Plática i. 1 ': 1-3. Elección divina de S. Ignacio para fundador de la Compañía. — 4-6. Conversión del santo y determinación de servir a Dios. — 7-9. Sus penitencias, vida de oración y es- crúpulos. — 10-12. Ilustraciones extraordinarias que tuvo. — 13-15. Sus deseos de ayudar al prójimo y peregrinaciones. — • 16-22. Sus estudios y persecuciones. — 23-25. Misión apos- tólica específica de la Compañía 62 Plática 4. a : 1-2,. Algo más sobre las consolaciones de S. Ignacio. — 3-4. La visión de la Storta y el nombre de la Compañía de fesús. — 5-7. El fin de la Compañía aprobado por la Sede apostólica. — 8-9. El deseo de la perfección propia. — 10-22,. Los trabajos en provecho del prójimo y los medios y ministerios para lograrlo 7' Plática 5." : r-6. La meditación del Rey temporal otro medio para co- nocer la gracia de la vocación a la Compañía. — 7-9. Com- paración entre la vocación de los apóstoles y la de los miem- bros de la Compañía. — SO-IJ. La meditación de Dos bande- ras imagen del Instituto jesuítico. — 12-13. Amor al Insti- tuto como medio para conocerlo. — 14. Amor a los superio- res. — 15-17- Datos y referencias sobre el P. Laínez, Gene- ral de la Compañía. — 18. La afición a las cosas de la Com- pañía 7 o Plática 6.": 1-2. La vida de la Compañía. Unión de la vida activa y contemplativa. — 3-9. De la gracia de la vocación y medios para fomentarla.— 10-12. Gases de personas y superiores en la Compañía. — 13-15.. De las casas d|e la Compañía. — 16-17. De las misiones fuera de las casas de la Compañía. — 18. Exhortación final 85 Plática 7.": 1-4. Fin de los noviciados, colegios y de las casas pro- fesas. — cj.jo. De los superiores y de la subordinación en la Compañía. — 11. Del noviciado.. — 12-14. Tiempo que de- be durar y necesidad de larga probación en la Compañía. — 15-16. Deseo de la vida propia del noviciado, para adqui- rir perfección 9 1 Plática 8.": 1. Resumen de lo dicho anteriormente acerca de los novi- cios. — 2-3. Del espíritu del novicio, y de la primera proba- ÍNDICE GENERAL VII c i¿ n . — 4. Impedimentos para la admisión. — 5-9. Justificación de estos impedimentos. — io-it. Entrada en la segunda pro- bación. — 12-17. Experiencias en esta probación: ejercicios espirituales, hospitales, peregrinaciones, oficios humildes, enseñar el catecismo, confesar y predicar. — ¡8-19. Otras mortificaciones del noviciado ■•• 97 Plática 9.": i-s\ Continúa acerca de los novicios. De la pobreza y re- nuncia de los bienes y beneficios. — 6-7 •. De la pobreza pro- pia de los novicios, escolares y profesos o coadjutores for- mados. — 8-9. Del trato con los parientes. — 11-13. De la co- rrección fraterna. — 14-19. Amor a los oprobios y a la Cruz de Jesucristo ... I0 4 Plática lO": r. Más sobre los novicios. — 2-3. De la claridad de con- ciencia y su fundamento en los Ejercicios de S. Ignacio.— 4-10. Instrucción previa sobre algunas realas de discreción de espíritus, y morflo de halarse en las tentaciones.— 1 1-14- Ventajas que hay en descubrir al superior o confesor las tentaciones. — 15-^4. Sumario de las virtudes que han de ad r quirir los novicios: mortificación, humildad, simplicidad, pa- ciencia. obediencia, oración y devoción, alegría espiritual. 25-31. De las desolaciones de espíritu y inodo de llevarlas.— 32. La modestia y concierto exterior. — 33-34- l a liberali- dad con Dios en los votos anteriores al bienio. — 35-36. Dé- los votos del bienio y de la aprobación como escolares. 37. Comienza a hablar de los e-colares Plática 1-4. Necesidad de las letras y de los estudios en la Com- pañía. — 5. El fundamento de virtud. — 6-7. Cómo se debe estudiar.. La intensidad y perfección en el estudio. — 8-9. La devoción y oración en el tiempo de los estudios. — IO-T2. La humildad intelectual.— 13-14- El estudio de las lenguas. — 15-17. Mcdo religioso de estudiar 124 Plática 12.": 1-6. Del oficio de los Maestros y modo de ejercitarlo — 7-1 1. Del estudio de cada una de las disciplinas: Humani- dades. Filosofía. Teología. — 12. Huir novedades. — 13-14- Fo- mento de la virtud en los oyentes. — 15. Continuación so- bre los votos de los escolares y su aprobación como tales. — 16-17. Comienza a tratar de los votos en general. Votos sim- ples y votos solemnes. — 18-19. Número de votos que se hacen en la Compañía x 3° Plática 13.": 1-3. Ventajas de los votos en general. — 4-9. Sobre el voto de pobreza. La pobreza de los novicios, escolares, pro- fesos v coadjutores. — 10-12. Uso y práctica de la pobreza en la Compañía.— 13. El espíritu de pobreza. — 14. Del voto VIII ÍNDICE GENERAL Pág. de castidad. Ejemplos de Ignacio y Laínez. — 15. Castidad angélica. — 16-17. Modo de vencer las tentaciones [39 Píaüca 14. a : r. Más sobre la castidad. Esta se facilita con la unión con Dios. — 2-3. Del cuarto voto de los escolares. — 4-5. De! cuarto voto de los profesos y primer motivo del mismo : la devoción a la Santa Sede.— -6-14. Benevolencia de los Pa- jas para con la Compañía. — 15. Paulo IV y el coro en la Compañía. — 16-17. Otros motivos del cuarto voto. — 18-22. Los votos simples de los profesos. — 23-25. Del es- tado de los coadjutores temporales y de sus ventajas. — 26-27. El caso de Juan español. — 28. Otros casos nota- bles. — 29. Contento que todos del>en tener en su estado ... 147 Plática 15. a : 1-4. De la armonía y necesidad del estado de los profesos y coadjutores espirituales. — 5-9. De lo propio de cada uno tíle estos estados. — 10-12. Contento en el propio grado. — 13-15 De las casas de la Compañía. De las casas de pro- bación. — 16-18. De los colegios, su necesidad y clase de ellos. — 19. De las casas de profesos 157 Plática 16. a : 1-2. De la obediencia en general. — 3. De la obediencia religiosa. — 4. De la obediencia en la Compañía. — 5-8. Tres principios de la obediencia : la providencia idle Dios, la gra- cia de la vocación, la presencia de Cristo en la persona del superior. — 9. Modo perfecto en la obediencia. — 10-13. La obediencia de ejecución, voluntad y entendimiento. Cone- xión entre ellas. — 14-15. Comparación de la obediencia per- fecta con el estado de integridad y con la fe.— 16-17. De la obediencia ciega 164 Plática 17. a : 1-9. Consideraciones y medios para obedecer con perfec- ción. — 10. En qué cosas hay que obedecer. — 11-12. La obe- diencia si se mandaran cosas imposibles. — 13-15. La obe- diencia en los casos de pecado. — 16-19. Del oficio de supe- rior y modo de ejecutarlo. — 20-21. A quiénes hay que obe- decer. — 22-23,. Modos de mandar. — 24. Exhortación a la obediencia 171 Plática 18. a : 1. Consuelo recibido por el Visitador en la visita del co- legio. — 2. Comienza a tratar de la oración. Actos de la ora- ción que están en nuestra mano y otros que no lo están. — 3-5» La oración como elevación de mente y petición. — 6-9. Debe juntarse con la acción de gracias y con la obsecra- ción. — 10-16. Modos de elevar la mente al Señor y preparar la oración. — 17. De la contemplación. — 18-20. Otras pre- paraciones y disposiciones para la oración, tomadas de los Ejercicios, — 21, Exhortación a la oración • * 179 índice: general IX Plática 19. ■: i. i 'rosigue sobre la oración. — 2-5. I - ns at -' t,,s de caridad. alabanza y hablar con Dios en la oración.— 6. De la devo- ción. — -. La oración a Muestra Señora y a los santos. — 8-io. Oración mental y vocal. — IT-I2. ( )raciór. pública y particular. — 13-18. Oración ordinaria y extraordinaria. Kx- tasis v rapto. — 19-21. Xo hay (pie procurar estas cosas. — 22-26. Práctica de la oración. Finalidad y nudo práctico de hacer la oración.— 27-28. Las tres vías, purgativa, ilumi- nativa v unitiva.— 29. T-a actitud amplia y discreta dfel di- rector. — 30-34. Materia y modos de oración. — 3S"39- ^' a ~ ñeras de tener entrada en la oración l(Sr Platica 20. : ' : 1-2. Cae en el colegio una pared. Aprovecharse de lo que pasa en el mundo para la oración. — 3-5. Lo que ayuda para la oración : Insistir, sobre todo los débiles, más en los afec- tos que en los discursos. — 6. Entrega del corazón a Dios, particularmente en la misa— 7-8. La práctica de la presen- cia de Dios. — Q-17. La perfección en las obras ordinarias y comunes del día.— 18-21. Del uso de la corrección frater- na en la Compañía.— 22-26. Del despedir de la Compañía.— 27-35. 1:1 libertad <'c espíritu y del medio de la mortifi- cación para alcanzarla. Kn qué cosas se debe uno mortifi- car.- — 36. Del proceder con verdad ••• K >'' Indice de nombre.- y materias 2! 1 Siglas usuales AHSI Arckhum Historicum Socictatis Icsu. Periodicum semestre a. Col- legio Scriptorum de Historia S. I. in Urbe editum. Roma, 1932 sg^. GSEL Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum editum consilio ct impensis Academia-e Litterarum Cacsarcac Vindóbonensis. MHSI Monumento Histórica Socictatis Icsu. Matriti, 1894 sgs ; Romae, 1932 sgs. MG Patrología* cursus completas,... Series graeca... aecurante J.-P. M igne. ML Patrologiae cursus completáis... Series latina... aecurante J.-P. Migne. N Monumenta Histórica S. T. Epistolae P. Hicronymi Nadal Socic- tatis Icsu. ab anuo 1546 ad 1577. 4 tom. (Tom. TV: Selecta Nata- lis monumenta in eius epistolis commemorata). Matriti, 1898- 1905. Documentos manuscritos que mencionamos en este trabajo Referimos únicamente los que han sido objeto de consulta directa, y no los men- cionados por otros autores Castro, Cristóbal de, S. I. — Historia del Collcffio complutense de la Com- pañía de Jesús. Compuesta por el I'. Cristóbal de Castro, Lector de Escritura, en el mismo Collegw, y en i? libros repartiaa. Compltrti anuo MDC. Archivo S. 1. Prov. Tolet. ms. 1692. — Otra copia de la misma obra en el Archivo S. I. Lovola, secció.i 2,*, serie 2. a . 11. 45. Nadal, Jerónimo, S. I. — Ad dcelarationem Consytitutionum Societatis Je- su exhortationes quas habuit P. Xatalis in Hispania anuo 15^4. excepit vero P. Emmanuel de Sa eius socius. Archiv. S. I. Ro- mán., Instit. 98, fol. 102-135V. — Pláticas de 1557 en Roma. Archiv,. ,S. I. Gemían.. Canisian. 42, fol. 1-5. — Pláticas de 1561 en Coimbra. Biblioteca nacional de Madrid, ms. 6336 ("P- Gerónimo Nadal. Pláticas"), fol. 1-93V. — Exhortationes habitae a Patrc Xatali Com.pluti in Hispania ad fra- tres, in 2. a visitatiom inchoata. 26 Octobris 1561. Exceptac vero a P. Aegidio González, quac varié a variis vel excriptac hispanice vcl versac fuerunt latine, tándem anno 1576 ab eoéem Paire re- cognitae sunt et magna ex parte auctac. (Se contienen solamente las tres primeras pláticas). Archiv. S. í. Román., Instit. 98, fol. 200-244V. — Essortationi dil P. Nótale ¡atonto alie cose p-rincipali deU'instiLuto dclla Comp." di Gcsu. da conservarse ncll'archivio del Coll." di Brescia, o vero nella cassa de libri scritti a mano. (Son las 14 plá- ticas de Alcalá en 1561. a las qne aludimos en nuestro trabajo junto con las anteriores corregidas por el mismo P. Nadal. I.as hemos preferido a las mismas pláticas de Alcalá del Archivo S. I. Prov. Tolet., que citaremos inmediatamente). Archiv,. S. I. Ro- mán.. Instit. 98, fol. 136-193. — Pláticas del Padre Maestro Xadal primer Visitador de las Provin- cias de España en la Compañía, de Jesús. Archiv. S. I. Prov, To- let., ms. n. 392, p. 315-584. — Otro ejemplar de las pláticas de Alcalá en 1561. Archiv. S, I. Ro- mán.. Instit. 109, fol. 13-56, 58-79. — Essortationc Tcrza a di 29 d'Ottobre 1561. Archiv. S. I. Román., Instit. ni, fol. 83-90: Opp. N¡N. 68. fol. 76-79V.. — Exhortatio 14 (de Alcalá en /50/). Biblioteca nacional de Madrid, ms. 6336, fol. 94-ioov. XII bibi.iografí \ Hicronymi Xatalis Insf metiónos ct Mónita pro cóllcgÜs Hispanice ct Lusítaniac, 1561-1562. Archiv. S. I. Román., fnstit. 208. — Haré dicta sunl a R. P. Xatalí in suis crliortationibus in callento Colonial si auno i$6~. Menso Mortio. \rchiv. S I. Román.. Tiis- tit. 24 a, cuaderno 5." — Dialogi P. Hicronymi Xctalís. Archiv. S. I. Román.. Iiístit. <)8. fol. 247-420. Reglas. Biblioteca del Seminario metropolitano de Toledo, ms,. fío ("Reglas cíe casa"). Rosephius, P. Gregorios, S. [.—Dicta aliqitonim c Societate. Archiv. S. I. Román., Vitae 1 5. Obras impresas a las cuales nos referimos No incluímos las referidas en las notas por otros autores. AlCARDO. JOSÉ Manuel, S. L — Comentario a las Constituciones de la Compañía de Jesús. 6 tomos. Madrid, 1919-1932. Ama.w. K. — Arfie. "Márcellin (Saint)" Piction. de Tltcólogle Catholi- que IX, 1999-2001. Antonio; . Nicolaos. — Bibliotheca Hispana Nova. Matriti. ijfjS. Astrain. Antonio. S. [. — Historia, de la Compañía de Jesús en la Asis- tencia de España. 7 tomos. Madrid, 1902-1925. (Segunda edición dlel tom. I en 1912). Augustinus, S. — /// Joannis evangelium traetatus CXXIV. ML 35. 1379-T976. — De ck'itate Del. (Pars II: C'SEL tom. 40); ML 41. 13-804. Basilius. S. — S'ermo de reniintiatione sacculi. MG 31. <>25-(>j8. — Regulae f usías, tractatac. MG 31, 889-1052, — Constitutiones asecticae c.d eos qui simal aut solitario. vivtfHt fCotis- titutiones monasticae | . MG 31. 1321-1428. LJenedictus, S. — Sancti Benedicti regula uwnastcriorum. lülit. B. Linder- bauer, O. S.. B. (Florilegium Patristicum XVII). Bonnae, 1028. Peraza, Blasius, 'S. I. : — De Peo creante. Bilbao, 1921. — De grafía Christi. Altera editio. Bilbao, 1929. Bóhmer, H einrich.— Studicn sur Géschicitíc der Ccscllschaft Josu.,Yas- ter Band. Bonn, 191 4. Bolzano. 'Alberto de — I.izaso, Ricardo de, O. M. Gap. — Exposición de la Re¡/la. de los Frailes menores. 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Capitulorum omnium et Con- gragationum Generalium a primo eiusdem Ordinis exordio usque ad annum MDCXXXIII. .'. complectens. Neapoli, 1650. Chrysostomus, S. Joannes. — /// dimissionem Cbancncae. MG 52, 449-460. Coneilium Tridcntinuin. Diariorum. Actorum. Episfuhrrum. Tractatuum nova collectio. Edidit Sccietas Goerresiana. — Pars Sexta, tom. IX, Friburgi Brisgoviae, 1924. Corderius, Balthasar. — Annotationes in (Pscudo-Dionysii Areopagkae) "De ecclesiastica Hierarehia" . MG 3,378 sgs. Dalmases, Cáxdido de, S. L — Los estudios de S. Ignacio en Barcelona. AHSI 10 (1941) 283-293. Damascexus. S. Joannes. — De fide orthodoxa. MG 94, 789-1228. De Guibert. Joseph. S. I. — Mystique ignatienne. A propos, du "Journal spiritucl" de S. Ignace de Layóla. Revue d'Ascétique et de Mys- tique (Toulouse) 19 (1938) 3-22. 1 13-140. Dexzixger. H. — Umberg. Jo. B. — Enchiridion syinbolorum. definitionum ct declarationum de rebus fidei ct morum. Friburgi Brisgoviae, 1942. 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Jerónimo Nadal y su formación humanística y teológica. El P. Jerónimo Nadal ( 1 507- 1 580) es sobradamente cono- cido para cualquiera que haya saludado, aun ligeramente, las Historias de la Compañía de Jesús en sus tiempos heroicos y primeros '. En los Anales de la Orden no puede omitirse su nom- bre, por los cargos de gobierno y relieve singularísimo que los tres primeros Generales le encomendaron, seguros plenamente de su virtud eximia y bien probada, de su prudencia y doctrina acertadas y exquisitas, y de su capacidad e industria sagacísi- mas. La biografía de este varón insigne, que no ha sido todavía escrita cual corresponde a sus méritos y trabajos, corre a la par con la historia de los tres primeros generalatos de la Compañía \- en parte los cubre, desde S. Ignacio que deposita en él toda su confianza, le envía por Comisario e intérprete suyo para pro- mulgar las Constituciones recién escritas y le nombra su Vica- rio; hasta Laínez y S. Francisco de Borja, que de nuevo le co- misionan con facultades singulares, de excepción, para visitar las provincias todas de la Compañía europea. Tampoco para los bibliófilos es Jerónimo Nadal personaje de la Historia literaria que escapara a sus miradas investiga- 1 Véase, por ejemplo. A. Astrain, S. J. Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España I, 385-423, 578-581; II, 1-23, 128-164, 185-187, 371-377, 427-436, 467-468, 559-56i; III, 1-3. INTRODUCCIÓN doras. Le conocen, entre otros que sería ocioso enumerar, Nico- lás Antonio 1 y Carlos Sommervogel 3 ; y han sido publicados va no pocos de sus escritos. Además de sus . ¡notaciones y Medita- ciones sobre los cz'angelios del año litúrgico; además de las Imá- genes bellamente impresas, correspondientes a estas anotaciones; además de los Escolios a las Constituciones de la Compañía de Jesús: hace pocos decenios fueron publicadas sus cartas y otras obras manuscritas, no todas, que ocupan cuatro volúmenes de la sabia colección Monumento Histórica Societatis lesn \ y han prestado servicios inapreciables a la Hagiografía e Historia de la Iglesia moderna. Sobre las fechas principales biográficas de este jesuíta egre- gio y sobre su formación filológica y teológica hemos hablado en otra ocasión 5 , y sobre su personalidad moral esperamos en fe- cha próxima publicar de él una semblanza más completa. Jerónimo Nadal — decíamos — . nacido en Palma de Mallor- ca el ii de agosto de 1507 \ después de la primera educación re- cibida en la capital de la isla, prosiguió sus estudios en Alcalá de Henares, en la fundación universitaria del inmortal Cisneros, renombrada entre otras actividades por sus estudios lingüísticos, que dieron cima a la Políglota. En esta Universidad "oyó Artes junto con Diego Laínez del Doctor Alexandre" nos dice el Pa- dre Cristóbal de Castro en la historia manuscrita del colegio de Alcalá 7 . Y su estancia en esta ciudad coincidió, al menos en par- te, con la de otro estudiante entrado ya en años. Iñigo de Loyo- la, que alternaba sus estudios con las primeras escaramuzas apos- tólicas 8 . Iñigo estuvo en Alcalá desde la primavera de 1526 has- ta el verano de 1527: giraba pues Nadal al tiempo de sus estu- dios de Alcalá alrededor de los 19 años. Más adelante nos lo encontramos estudiando en París, a don- 2 Bibliotlicca Hispana Noz-a (Matriti. 17K8) I. 591. 3 fíibliotheque de la Compagnie de Jesús V, 1517-1120. 4 Epistolae P. Hieronymi Nadal, Matriti 1898-1905; t. IV: Selecta Nalolu monumento ¡11 eius eptstóns cOnivieinorata. Designamos ron la sigla .V estos cuatro vo- lúmenes de MomuiU Ilist. S. I., a la cual siguen las indicaciones del tomo y página correspondientes. 5 M. NiroLAf. S. I., Vn autor desconocido en la Historia de la .meditación: Jerónimo Nadal (/Í07-/5S0), Revista española (le Teología 2 (19+2) 103-106. 6 cí. n, i, p. Vi. 28. 7 Historia del Collcgio complutense de la Compañía de Jesús, compuesta por el P. Cristóbal de Castro de la misma Compañía (Archiv. S. I. .Loyola. me. sección 2. a , serie 2», n. 45), t. I, c. 9, íol. 13V. 8 Cf. N, I, 1. EL P. JERÓNIMO NADAL 3 de debió llegar lo más tarde en 1532. como se deduce de uno de sus recuerdos, la sedición popular contra los marrábaos, mencio- nada en su Cronicón 9 ; y consta además por las actas rectorales de aquella Universidad, en las cuales aparece que Jerónimo Na- dal prestó juramento en el curso 1 532-1533, antes de obtener los primeros grados académicos '°. También la Universidad de Pa- rís se señalaba por sus tendencias lingüísticas, favorecidas por Francisco I, y había contado representantes tan célebres como jacques Lefévre d'Étaples y Erasmo. Nadal, en compañía de buen número de españoles, estuvo en París cultivando los estu- dios sagrados hasta el año 1536, y alcanzó la cumbre de su pre- paración científica, cuando fué promovido en Aviñón al doctora- do en Teología el año 1537 Fruto de esta formación filológica y teoiógtea fueron el cono- cimiento y pericia alcanzados por Nadal en los libros sngrados; de lo cual podría dar testimonio el hecho de que el capítulo cate- dral de Palma le encomendara poco después (16 de Abril de 154°) el leer y comentar la Sagrada Escritura 12 . Nicolás Antonio con- firma esta opinión de su capacidad al hablar de Nadal en términos de encomio. Le llama "idiomatum Latini, Gracci Hebraiaqii£ pcritissimus" 13 ; y ésa es la fama que dejó, entre otras, en la Compañía: y aun hoy día, a través de sus escritos publicados y de sus manuscritos inéditos, se trasluce el fundamento sólido de aquel renombre alcanzado. Cristóbal de Castro, en la Historia inédita poco antes mencionada del colegio de Alcalá, escribe de e*ta manera: "Fué Nadal señalado en las lenguas latina, griega y hebrea, y muy gran disputador: preciábase en extremo de escolástico: sabía también mucho de Matemáticas" ' 4 . Más crédito merecen todavía sobre sus aptitudes y capaci- dad otros testimonios ce sus contemporáneos, del tiempo en que ya estaba en la Compañía. Porque, conocida en su patria ia aprobación apostólica de esta Compañía y reavivado el recuerdo de Ignacio y demás compañeros de París, cuyas invitaciones (> Ctyntfntttrio a las Constituciones de la Compañía de Jesús I. p. XII. ESCRITOS ESPIRITUALES DE NADAL 7 Y el P. Jerónimo Seisdedos. que estudia la doctrina formu- lada sobre la oración por algunas figuras esclarecidas de la Com- pañía; después de citar las enseñanzas de Relarmino, Suárez y Alvarez de Paz sobre la contemplación, escribe convencido y audaz : "Tengo por cierto que no hay maestro que enseñe y persuada con fuerza tan poderosa y con tan irresistible magisterio lo que es prácticamente la oración propia de la Compañía, como el gran P. Jerónimo Nadal" 27 . 3 Los escritos espirituales de Nadal. De ahí la importancia de sus escritos espirituales, cuyo catá- logo y contenido, en resumen, presentamos recientemente 2S ; es- critos que le colocan entre los grandes autores ascéticos, bien que desconocido, en parte por la índole peculiar de sus producciones, enderezadas en su mayoría al bien interno de la Compañía. Pe- ro la sola enumeración de estos escritos, inéditos muchos de ellos, nos permite calcular la magnitud de su imp< rtancia en el orden espiritual y ascético dentro de la Compañía. He aquí la lista por el orden cierto o probable de su composición: ínstruccii n "De oratíonc" en Mesina. — . tpologia Fxcrcitiorum. — Pláticas de T554 en España. — "Orden de oración. Intrucción que dió el P. Xadal la primera vez que visitó España". — . ímiptationes in Constitutioncs. — Annotationes in Examen. — Pláticas de renova- ción en Roma. 1557. — Scholia in Constitutioncs ct Declarationes S. P. I guatH. — Pláticas de Coimbra en 1561. — Pláticas de Alca- lá en 1561. — H. Xataüs Tntructioncs ct mónita pro coltegtis His- paniac ct Lusitaniac 1 561-1562. — "Breves avisos para el modo de hablar de cosas de Teología en estos tiempos". — "De la ora- ción especialmente para los de la Compañía". — Del modo de proceder de la Compañía. — " Rssortationc del Rdo. P. M. Xa- tale Thcologo dcWa Comf." di Gesn agli P. ct Pratclli di cssa Comp". — Dialogi P. Hieran yin i Xataüs. — Pláticas de 1567 en Colonia. — P. Hieran y mi Xatalis fnstructiones. — Orationis Obscrvat iones. — Adhortationes quinta, sexta, séptima. *7 Principios fundamentales Je la mística V (Barcelona nny). p. 143. 2 8 M. NicoLAr. Los escritos espirituales de Jerónimo Xada!. Archivo Teoló- gico Granadino 5 (1942) 29-62. 8 INTRODUCCIÓN Mayor celebridad externa le dieron dos de sus publicaciones postumas, que constituyen un verdadero jalón que marca una época en el arte de meditar y orar. Nos referimos a las Adnota- tiones et Mcditationcs in evangelio, quae in sacrosancto Missac sacrificio tolo anuo leguntur; cuín cvangcliorum concordantia historiac intcgritati sufficienti, obra publicada por vez primera en Amberes en 1594/5, y a la otra obra paralela a ésta, corres- pondiente a estas notas exegéticas y meditaciones, las EvangeU- cac Historiac Imagines ex ordinc Evangeliorum, qnae tota anuo ¡11 Missac sacrificio rccitantitr. ¡11 ordincm temporis 7Ítae Chris- ti digestae, honra preclarísima de la tipografía belga de la época que en 1593 imprimía la primera tirada de estas imágenes. Es ¡a e xpresión más bella del grabado al servicio de la meditación, que hemos podido hallar en aquel siglo XY1. De ambas obras nos hemos ocupado en la Revista española de Teología 2 " . Allí considerábamos las ediciones que alcanzaron estos libros, su contenido e índole peculiar, y exponíamos la his- toria de la composición y publicación de ios mismos y algunos elogios significativos a que dieron lugar. Sobre todo nos detenía- mos en lo que parece constituir el núcleo científico de un trabajo de Historia de la Espiritualidad, en el estudio de las causas y de los efectos, investigando el origen de este procedimiento intuiti- vo para la meditación y algunos influjos y derivaciones de estas imágenes de Nadal en Yivaldi, Ricci, Sucquet... y examinába- mos asimismo la antigüedad y los orígenes concretos, ignacia- nos, de este espíritu litúrgico que determinaba la materia de la meditación según los evangelios del año eclesiástico, y señalába- mos ciertas derivaciones, al menos probables, de este método. 4 — Las platicas de Coimbra. Hoy nuestro intento es presentar las pláticas pronunciadas en Coimbra, mencionadas hace poco en la lista de sus escritos. Ningunas de las exhortaciones que conservamos del célebre Vi- sitador les superan en número y extensión. Son pláticas que fue- ron ponderadas por el mismo Nadal y por otros en razón del fru- to producido y entusiasmo que despertaron, como diremos más 2< > M. NlCOI.AU, Un autor desconocido en le Historia de la meditación;: Jeró- nimo Nadal, Revista española de Teología 2 (1942) ior-159. LAS PLÁTICAS DE COIMBRA 9 abajo; reflejan además con tanta abundancia la materia común de sus exhortaciones en el transcurso de sus visitas, que serán, por consiguiente, muy adecuadas y a propósito para conocer las líneas generales de las pláticas de Nadal y la doctrina que predi- caba y se oia en aquella primera Compañía. Las pláticas de Alcalá se pueden considerar como un eco de éstas, en algunos puntos más pulidas tal vez en la forma y de mayor difusión si juzgamos por el número de copias que de ellas hemos visto Mas por lo mismo su preparación crítica para la imprenta requeriría más detención y tiempo del que ahora dis- ponemos: y en todo caso no superan en contenido general y ex- tensión a éstas de Coimbra. Por esto nos proponemos publicar las pláticas conimbricenses. en las cuales a los datos sobre S. Ig- nacio y vida del Fundador se agregan multitud de enseñanzas v documentos espirituales, que los mismos de Coimbra quisieron recoger ''como tesoros escondidos de nuestra religión" 31 . Pero será bien, antes de resumir su contenido y transcribir- las y anotarlas, que nos situemos en el ambiente y ocasión en que fueron pronunciadas, y digamos algo de la visita del colegio en (pie tuvieron lugar. i" En el Archn: S. I. Román, ms. Inslil. 9h cmcr'dcs: X. II. '14. 65. 3 5 X, II. 64. 36 X, II, 66. 67. 37 N. II. 67. 38 N, I, 364-366. 39 N, 11,67. 12 INTRODUCCIÓN El mismo Nadal nos refiere en sus Ephemerides el itinerario que siguió en España, sus estancias breves en Alcalá, Cuenca, ctra vez en Alcalá, Toledo, Avila, Salamanca; de donde se diri- gió a Portugal para comenzar por allí la visita 4 °. Para la visita de Portugal y para verificarla con todo sosie- go era Nadal muy requerido por el P. Luis González de Cáma- ra, antiguo conocido suyo de Roma, donde habían convivido juntos a la sombra del P. Ignacio, y ahora una de las figuras más principales de la Compañía en Portugal, maestro del joven monarca D. Sebastián. Lu.is González le instaba en una, dos y hasta tres cartas, a que demorara su estancia en aquel reino, le daba buenas razo- nes para ello, y amistosamente y por petición propia de Nadal le indicaba los puntos que convendría examinar o reformar. "Lo primero que me parece — decía — es que V. R. se de- bía de detener en esta provincia tanto cuanto bastase para cono- cer las necesidades particulares que hay en ella, y para poder dar a entender y plantar el modo de la Compañía, no sólo por palabra o por escrito, mas por ejecución de obra. Las causas que me mueven a desear esto (aunque veo ser dificultoso) son muchas. La primera, que tiene esta provincia más variedad de cosas que nenguna otra de la Compañía, así por las diversas e impoi- tantes misiones, como por los estudios que tiene a cargo, como por la variedad de rentas y modo dellas. La segunda causa es porque nunca en esta provincia hubo persona desocupada para entender las cosas y aplicarse a ellas, porque siempre los que tuvieron cuidado (excepto el P. Mirón) han sido ocupados en otras cosas de tanta importancia, que no es posible con ellas acudir a todas las necesidades de tan gran- de máquina. La tercera causa porque tiene esta provincia mucho apare- jo para crecer por muchas vías. La cuarta y principal porque della depende gran parte de la ayuda de tantas ánimas, cuantas hay en el Oriente, a las cua- les no falta más para se convertir, que enviársele de acá mucha gente bien enseñada y criada en el espíritu de la Compañía. La quinta razón porque V. R. se debe de detener aquí mu- 4° N, II, 67-70. S N, I, 498. 47 Fol. 84V ; ¡afra p. 198. 48 N, I, 801. 802. 49 Pueden leerse los paradigmas de estos exámenes en N. I. 789-795. 5° N, II, 71 ; I, 495. LA VISITA DE COIMBRA 15 trado Julio de algunos días. Breviter, yo tengo propósito de moderar mi correr, cuanto conviniere; sat será, si sat bene; rt lamen tendré siempre intento de no ocupar tiempo sino en cosas necesarias" 51 . La razón de esta prisa era la próxima reapertura del conci- lio de Trento, para el cual se pensaba que asistiera Nadal entie los teólogos de la Compañía 5 \ Aquella prisa, sin embargo, en la visita del colegio era fecunda en útiles determinaciones para la buena mareba de la casa, además de los trabajos ordinarios de toda visita. Nadal dejaba en Coimbra avisos sobre la cons- trucción de un templo provisional más capaz, a continuación de los dormitorios; din órdenes que los trabajadores y criados que- daran separados en su vivienda y quehaceres del resto de la co- munidad; determinó que el P. Pedro Fonseca escribiera sus comentarios filosóficos : y dejaba a aquellos estudiantes y Pa- dres un catálogo de mortificaciones para el verano estimulando así su fervor, lo que fué de singular utilidad y acicate para la piedad, como más tarde lo describiría elegante y largamente el autor de la carta cuadrimestre de Septiembre 53 . Pero oigamos al mismo P. Nadal que, escribiendo al P. Laí- nez en carta de 13 de Julio de 1 561 , al final de su estancia en Coimbra, refiere más en concreto lo que "con la gracia del Señor se ha hecho en este colegio de Coimbra. a idonde me he detenido — dice — un mes y veinte y dos días, y siempre con salud..." 1 hasta que al fin una indisposición le obligó a prolon- gar su permanencia dos o tres días más de lo que pensaba. "Aquí — continúa — se examinaron todos primeramente por un examen general, al cual respondía cada uno de su mano: después se examinaron todos por otro examen particular y secreto, el cual, aunque en los colegios que hasta aquí he visitado escribía yo de mi mano, previne al prinlcipio (por haber aquí tanta multitud y tantas otras cosas en qué entender) que lo hi- ciesen los confesores, no a manera de confesión, sino familiarmente, i» se- creto tantán. El tercero fué que confesé a todos generalmente sub com- pendio, para tomar razón de la conciencia de cada uno, y acabadas las con- fesiones, renovaron los votos, día San Pedro y San Pablo, con mucha con- solación de todos en el Señor. s> N, I. 492. 5-' N, I, 444. 477. 53 N, II, 76; I, 805. 806. 16 INTRODUCCIÓN I lause enmendado todos los libros oue desto tenían necesidad, y los prohibidos destinádose al í liega He visto v tomado razón de todos los escritos de devoción, etc. He visto leer a los maestros, y disputar en dispuu.cioncs privadas y públicas, que se tuvieron muy solemnes luego que aquí llegué; he también oido oraciones | discursos, sermones | que han tenido en púlJico. Todas las reglas que tenían he revisto, y acomodado algunas, y eso mismo he hecho de las órdenes que tenían del Dr. Torres. También he entendido y visto los negocios de los monasterios y del canal, etc., y ordenado en todos lo que me ha parecido convenir m Domino. He respondido a muchas preguntas cerca del gobierno destos dos cole- gios y ordenado todas las partes, asi del de abajo y de la casa de los cole- giales, como del de arriba y de la casa de probación a él coniuncta, etc. Tenían aquí una capilla muy abogada y estrecha i>or iglesia, que así para los ministerios de prédicas y sacramentos, como ]>or lo mal que puede l>arecer en un colegio donde hay tanta gente y tanta renta como todos ven y sal>en, era de grandísimo inconveniente y estoy muy maravillado que esto o no se echase de ver. o no se hubiese procurado remediar hasta ahora. He dado orden con la gracia del Señor, que entretanlto no se hace la igle- sia, donde y como ha de ser según la traza desta obra, se haga una conti- nuando la fábrica del dormitorio nuevo (que |>or ahora había cesado por falta de dinero) sin gastarse más del que será menester para pagar las ma- nos ; porque la cal, piedra y madera tenían en casa; y no haciendo cubícu- los en esta continuación, sino levantando las paredes y cubriéndolas con su tejado, servirá de iglesia en el ínterim que la de la traza se hace, y des- pués sin pérdida ninjguna seguirá la obra del dormitorio y acabarán de ha- cerse los cubículos. Será muy buen lugar y muy capaz, y donde con la di- vina gracia se podrá muy bien, sin comparación mejor, atender a los mi- nisterios y a la piscación, etc. ; y será de mucha satisfacción y con- solación del pueblo, que mucha |»rte de él deja de venir a los sermo- nes, etc., por no haber iglesia, apenas jxxro más que para poder estar los nuestros. Y así habrá quince días que se comenzó el interim de iglesia, y está muy adelante ; porque como va sobre peña toda la obra, no hay que abrir cimientos, ¡x>rquc la |xma sirve destos y de piedra para toda la obra, y ansí dentro de cuatro meses, poco más p menos, con la gracia del Señor estará acabada. Seguirse ha desto otra comodidad muy grande o, por mejor decir, re- medio a otra necesidad: y es que esta continuación que se hace de la obri nueva para que sirva de iglesia, llega quasi hasta las casas deste colegio an- LA visita pe coimrra l? tiguas. y con un poco de muro que se eche de lo nuevo a ellas queda el co- legio cerrado y con una portería, que ahora tiene dos; y quedan fuera ie la clasura pedreros y otros trahaj adores, que ahora entran y salen por ¡a portería ; que no será poca consolación. Y para que del todo queden exentos los Padres y Hermanos del ru- mor y concurso que hay, no sólo de estos seculares que trabajan, mas tam- bién, de todos los otros que hay en casa, mozos y esclavos, etc.. que es una flota dellos. he ordenado que se separen todos a una casa que está junto al colegio, la cual se ha comprado ahora y el rey ha dado no sé cuantas vec¿s el dinero para ella, y gastábase y no se compraba. Aquí se pasará también toda la jarcia de muías, bueyes, carros, etc. He ordenado que se cierren, que estaban abiertos, y que los muros se alcen donde fuere menester al derredor del colegio. También he dado orden a los estudios y cosas de casa, a la recreación del miércoles y a todos los particulares según el colegio de Roma. En es- te tiempo que aquí he estado he tomado cargo particular del gobierno, y re- gido como sobrestante del colegio, para imponerlos, que era bien menester. He hecho algunas pláticas (quasi altemis dichas) del instituto, etc.: pa- rece que por gracia del Señor se han mucho aprovechado: y hanse dividi- do los escolares aprobados. De tcxlo lo que habré acomodado, así en reglas como en órdenes, y l-\s que de nuevo habré dado, así en este colegio como en toda la provincia de Portugal, enviaré con la divina gracia copia a V. P. desde I.isl>oa. Aquí se han recibido buena cantidad de sujetos, nueve o diez, des- pués que estoy en este colegio : y muchos otros piden la Compañía, que a su tiempo, vista la perseverancia, se recibirán... También hice comprar veinte y tantas tinajas muy grandes para tener agua, porque se proveen del río. y es este colegio en lo más alto de la ciu- dad; y con haber ciento y setenta, o más personas con mozos, etc., esta- ban con tres tinajas solas. Hanse prohibido y quitádose los juicios y dispustus sobre las reglas, etc. Recibiéronse enitre los dichos algunos para coadjutores temporales, y especialmente dos que muchos años había servían a la Compañía. Han hecho todos los que no tenían votos las promesas de la distribi.!- ción de los bienes, que no las tenían hechas. Hase hecho un orden del modo de tratar los superiores con los infe- riores, i>or ayudar en esta parte, que era menester ; y dándose también orden del uso de los oficios de sobrestante, rector, ministro y sotoministro, y de la subordinación. i8 INTRODUCCIÓN Me visto cómo se hace la fiesta del colegio sobre el proponer y dar enig- mas y premios; y en indo se ha dado buen orden, con la gracia del Señor. liase respondido continuamente a muchas cartas de diversas partes \ especialmente desta provincia ; quedan otras muchas cosas designadas para decirse al Provincial y tratarlas con los Padres que están en Lisboa, y con la reina algunas. Hase ordenado muy especialmente cómo los escolares se puedan ayu- dar para si Dios nuestro Señor fuere servido llamar algunos a la Compa- pañía. * También se ha dado orden que se ayude a los mozos y esclavos de casa, y a los albañiles y carpinteros que trabajan ,:n la obra..." 54 .. Así hablaba Nadal describiendo en pormenor la multitud de sus ocupaciones. La carta cuadrimestre correspondiente, bien que oficiosa, in- forma con elogio de la labor realizada (i.° de Septiembre de 1561). "Al final de Mayo fia primera plática de Nadal es del día 23 de este mes] vino aquí el P. M° Jerónimo Nadal, para perma- necer con nosotros dos meses, como en efecto se quedó; y le reci- bieron los Padres y Hermanos con tanta alegría y gozo, según eran los muchos deseos con que por largo tiempo le habían de- seado. Y con razón: porque, además de los copiosos y grandes beneficios que la divina bondad nos iba a comunicar por su medio, la virtud singular de este hombre, su integridad de vida y su santidad, exigían no sólo lo que hicimos, pero todavía mucho más. Creo que no hubo nadie que, al verlo y después al recor- darlo, no admirara grandemente aquella su increíble humildad y sumisión, aquella afabilidad e igualdad admirable de rostro en medio de ocupaciones muy frecuentes y graves; y sobre todo aquella caridad ardentísima, aquel deseo vehementísimo de au- mentar la gloria divina y extender nuestra Compañía. Sin detenerse mucho tiempo, comenzó en seguida a realizar aquello para que había venido, pedir razón de las cosas, Verlo todo, aun lo mínimo, con sus propios ojos, para disponerlo según las normas de nuestro Instituto y el modelo del colegio romano. Y nos dejó por escrito muchos avisos y documentos, tanto para el provecho espiritual de este colegio, como para los usos tempo- 54 N, I, 495-499. LA VISITA DE COIMIiKA 19 rales; de todo lo cual, al experimentarlo, cada día conocemos con más evidencia la grande utilidad..." 35 . El cronista sigue hablando de las pláticas que les hizo el Pa- dre Nadal, de sus conversaciones en la recreación, de los sermo- nes y conferencias espirituales que ordenó para todos los viernes, fuera de otras más frecuentes para los novicios; de la enseñanza de la doctrina cristiana que ordenó se hiciera por las parroquias de*la ciudad; de una especie de lotería religiosa con que los en- tretuvo; de la renovación de votos el día de San Pedro y San Pablo, previo un triduo con letanías delante del Santísimo, etc.. Y no puede callar, como muestra de amabilidad y benevolencia del Visitador, lo que ya escribe Nadal en su diario: que, por el número de los Hermanos y para ganar tiempo y conocerlos, les invitaba a comer con él en particular; aquello mismo, sin embar- go, que a todos se había servido ib . Como se ve, el trabajo que se tomaba el Visitador y recaía sobre sus hombros era inmenso, atento a la abundante y fiel co- municación del espíritu con fervorosas exhortaciones y conver- saciones privadas, y solícito de los grandes problemas que toca- ban al colegio, a la provincia y a la Compañía entera ; y, en medio de tanta ocupación, vigilante en los problemas y pormenores ad- ministrativos y económicos, desde la construcción de la iglesia hasta la compra de tinajas en número suficiente... Si a esto se agrega el cuidado por la reglamentación de costumbres, en las prácticas religiosas y académicas, que pueden verse todavía en manuscritos o impresas ya algunas 57 , se comprenderá el alcan- ce de una visita como ésta, realizada con tanto fruto, tanta ra- pidez y tanta eficacia. Muchos eran los estudiantes y moradores de aquel colegio, y mucho el trabajo que su número demandaba. Tampoco falta- ron otros Padres y huési>edes de calidad que vivían en aquella 55 N, i, 803. 804. 56 n, II, 73; I, 804. 805. 57 En gran parte se encuentran en el ms. del Archiv. S. 1. Román. Instit. .?oS, H. Natalis Instrtictiones et mónita pro collegiis Hispaniac et Lusitaniac 1561-1502, descrito abundantemente en N, I, p. XXV1I-XX1X y en N, IV, 59-92; asimismo al- gunas pueden leerse en el ms. 60 de la Biblioteca del Seminario metropolitano de To- ledo, manuscrito que describimos últimamente: Un manuscrito concerniente a las re- reglas de la Compañía de Jcsi'is y al P. Jerónimo Nadal, Archiv. Teológ. Granadino 6 (1943) I4I-IS3- La parte impresa se encontrará principalmente en Monum. Paedayogica S. i., Matriti 1901. 20 INTRODUCCIÓN casa o vinieron a entrevistarse con el Visitador. Allí estaba el P. Diego Mirón, que había venido de Murcia para ser el super- intendente de aquel colegio portugués s8 . Rector del colegio era el P. Miguel de Sonsa 59 ; Maestro de novicios era el P. Gonza- lo Alvarez, que poco después iba a suceder al P. Sousa en el car- go de Rector del colegio de arriba Oo . San Francisco de Borja st encontró también allí, deliberando con Nadal (7 de Junio) sobie la conveniencia de emprender el viaje a Roma, a donde le llama- ba Su Santidad 61 ; y desde allí le escribió más adelante Nadal disuadiéndole de aquel viaje por los achaques y peligros de su salud 62 . También el P. Miguel de Torres, llamado por Nadal a Coimbra, fué hacia allá con el P. Gonzalo Vaz, para aprender el modo de gobierno y las normas del Visitador; aunque, por tener que confesar a la reina, "me detuve allí — dice — menos de lo que fuera mi consolación por la mucha luz y conocimiento de las cosas de nuestro instituto y modo de proceder que se al- canza en compañía del P. Nadal" 63 . 3 Las pláticas de Coimbra y sus frutos. De las pláticas pronunciadas entonces en aquel colegio escri- be el P. Nadal en sus apuntes privados: "Comencé a tener las pláticas, con las cuales se encendieron tanto, que se siguió gran mudanza y gran confirmación de los espíritus; siguiéronse les exámenes y las confesiones generales, no sólo desde la última, pero desde que habían venido a la Compañía. Y después de las pláticas tuve conferencias espirituales de todo aquello que se había tratado en ellas, las cuales excitaba! no poco a la piedad los ánimos de los Hermanos... Las pláticas las tenía frecuentes, como en ningún sitio tan- tas he tenido. Fueron veinte (si bien me acuerdo), pero no me fué pesado... Sí lo era el tener que responder a tantos y variados 58 N, I, 478; II, 73 . 5" N, I, 510. 511; II, 73. 60 N, I, 535. 563. 564. 6 ' N, I, 485-487; II. 75. 62 N, II, 75; cf. D. Fernándkz Zapko, Una carta del P. Jerónimo Nada! a francisco de Borja, extraviada, Archiv. Hist. S. 1 . 3 (1934) 265-267. LAS PLÁTICAS DE COIMBRA 21 negocios, eludas y dificultades, que a todos era preciso contestar... Se dieron aquí más respuestas que en los otros colegios" tj . "Y terminé la visita con gran renovación y fruto de los espí- ritus, gracias a Cristo" 6s . El P. Miguel Vanegas. humanista de elegante estilo, que re- dactó la cuadrimestre latina de Septiembre, nos suministra to- davía algunos datos sobre estas pláticas. "El tiempo que estuvo en Coimbra — dice — tuvo [Nadal] muy frecuentes exhortaciones, con gran con- curso de Padres y Hermanos, hasta llegar a 22 (según creo) | en realidad fueron sólo 20, a menos que algu- nas por su longitud las dividiera en dos] las pláticas que hizo sobre el instituto de la Compañía, sobre la gracia de su vocación y modo de proceder, sobre los trabajos y vejámenes que tuvo que pasar; sobre la con- versión, vida y costumbres de nuestro Padre Ignacio, cuyo recuerdo vivirá siempre muy agradable entre nos- otros; y además fué hablando de cada una de las cla- ses o grados de la Compañía, y de qué manera puede cada uno adelantar en su estado. Y en estas exhortaciones cuál fuera el ardor del que platicaba, cuánta la fuerza y empuje para inflamar los ánimos de los oyentes y para engendrar en ellos un co- mo nuevo amor del honor divino y de la Compañía y de nuestra perfección y la de los prójimos, V. P. lo podrá fácilmente conjeturar por sí, que bien conoce su virtud, y no ignora cuán entendido sea en nuestras cosas e in- térprete fiel y agudo. Xo hay duda — continúa el cronista — , para callar otras cosas, que con sus palabras se ha hecho luz ma- yor en las cosas de nuestra Compañía. Y se pensó en el modo de que estas pláticas las anotara y recogiera alguno de nosotros para quedarnos con ellas y repasar- las con frecuencia a sus tiempos cual descanso, como que son ciertos como tesoros escondidos de nuestra re- ligión \"tanquam reconditi quídam nostrae religionis thesauri"]. 64 N. TI, 72-75. «5 N, II, 76. 2 INTRODUCCIÓN Y no sólo trataba familiarmente con los Hermanos en esas públicas exhortaciones, pero todavia con mu- cha mayor familiaridad hablaba con ellos en el tiempo que después de la comida y de la cena se da para des- canso del cuer]x> y del espíritu ; porque entonces solía contar prudente y alegremente muchas cosas de la Compañia y sobre muchos Padres y Hermanos de la misma. Y apenas puede decirse cuánto provecho y gus- to sacábamos de estas conversaciones" 6f '. Esta es la impresión que dejaron aquellas pláticas que los ae casa recogieron y consideraban" como ciertos tesoros escondidos de nuestra religión", las cuales hoy tratamos de comunicar a los demás. Son las pláticas sobre el Instituto, a las cuales aludía Na- dal, y que tuvo quasi alternis dicbus; de las cuales escribía al Ge- neral "parece que por gracia del Señor se han mucho aprove- chado" 67 . La primera plática comenzó el día 23 de Mayo de 1561, co- mo hemos dicho y veremos más abajo; y se tenían en el colegio de Coimbra donde estaba el noviciado, el colegio de Jesús, en la parte alta de la ciudad; en contraposición al colegio de las Artes, en la parte baja de la misma 68 . En cuanto a los resultados y frutos obtenidos, ya las pala- bras de Nadal y del cronjsta nos han dejado traslucir el fruto ex- traordinario que debió producir la oratoria erudita y sencilla, clara, ardiente y fervorosa del Visitador. Concuerdan con estas impresiones las palabras del nuevo Provincial, Gonzalo Vaz, es- cribiendo al P. Salmerón, entonces Vicario general de la Com- pañía: "Dejónos al P. M.° Nadal muchos avisos particulares, allende de la luz que nos dio todo el tiempo que estuvo presente. Vanse ejecutando con suavidad y suceden mucho bien" 69 . Si en Coimbra se recordaba al P. Nadal con agrado, y como escribe sutilmente el P. Vanegas "se fué de aquí [Coimbra] no menos dejándonos el deseo de él, que llevándose él el nuestro, porque parece que estábamos tan metidos en su corazón, como él " N, I, 804. 6 7 N", I, 497. 68 Cf. F. Rodrigues, S. I., Historia da Companhia de Jesús na Assistencia de Portugal t. I, vol. II (Porto 193 1) p. 336 sgs, 69 N, I, 562, FRUTOS DE LA VISITA 23 en el nuestro" 70 ; también Nadal por su parte expresaba al Ge- neral la satisfacción recibida en la visita. "Voy, Padre, — decía — muy contento y consolado desta pro- vincia, gloria al Señor, así por la prontitud que he hallado en ios superiores, como por el deseo de caminar a la perfección con fervor y vivacidad de ánimo que en todos comúnmente se ve. Tía habido muchas mortificaciones y de muchas maneras estas va- cancias, especialmente en Coimbra, y también en Evora y I .is- boa" ». Y en las mismas pláticas, hacia el final de su visita en Coim- bra, notaba con agrado el buen espíritu que había hallado en el colegio : "Diré una palabra por significar la consolación que el Señor aquí me ha dado, que ya algunas veces he querido decir; y es que aquí me ha Dios N. Señor tan consolado, que en ninguna otra pane lo ha hecho más, con ver el deseo de todos en el apro- vechar y señalarse en el servicio de Dios N. Señor; que bien se muestra que fué aquí el principio de la Compañía por estas par- tes, y de donde procedieron las cosas de la India. Y pues el Se- ñor con tanta eficacia aquí ha dado tanto aumento, así espero que lo proseguirá, y especialmente agora con esta renovación" '". 7° "...discessit Pater non minus sui nobis relinquens desiderium, quam nostti ferens. in cuius animo sic nos haerere videbamur, ut ille m nostris haerebat visce- ribus". N, I, 805. " N, I, 537. 72 Exhort. 18, fol. 75r; cf. exhort. 20, fol. 86v. Infra p. 179. 200. III 1 Contenido de las pláticas de Coimbra. Pero ¿cuál es el contenido de estas pláticas, que tanto habían encendido el fervor? En parte ya lo hemos oido más arriba. También por el suma- rio que publicamos en el Índice y en el encabezamiento de las res- pectivas pláticas se podrá juzgar del contenido de estos docu- mentos. Mas, aunque en otra ocasión publicamos un resumen de estas exhortaciones n , no será fuera de propósito escribirlo tam- bién ahora en estos momentos. En la primera exhortación se acordaba con gusto Nadal de la visita anterior de aquel colegio verificada en 1553; se alegraba de tener que hablar de materias del Instituto de la Compañía, que es cosa que también le aprovecharía a él, y en lo cual siempre creía encontrar algo nuevo. Este era el exordio. Leyó asimismo la patente de Visitador que el General Laí- nez le había entregado, y propuso a continuación los motivos que incitaban a Laínez a visitar la Compañía; mas como éste no podía hacerlo, le envió a él, a Nadal, a pesar de sus rqnignancias e ineptitud, "miró él que no hay nadie por allá en que se pierda menos que en mí". Propone también el Visitador el plan de lo que va a tratar en las pláticas, en las cuales píense hablar de las personas, casas y ministerios de la Compañía, y de la obe- diencia, oración, mortificación, simplicidad y libertad de espíritu. La mane- ra general de tratar de estos argumentos, tanto él que habla, como los que escuchan, quiere que sea spiritn, corde, practico. La segunda exhortación comienza hablando de la cooperación a la gra- cia ; y descendiendo más al detalle, explica algunos conceptos sobre la gracia en general. Pero sobre todo es la gracia de la religión la que estudia el 73 M. Nicoi.AU, Los escritos espirituales de Jerónimo Nadal, Archiv. Tcológ. Granadino 5 (1942) 39-43. CONTENI DO DE LAS PLATICAS 35 Visitador, buscando las trazas de ella en el Antiguo Testamento, y en el Nuevo, y en la Iglesia. Habla del estado de los obispos, indicando la reve- rencia que se les debe; pero se ocupa más largamente, como era natural, del estado de los religiosos explicando lo que es una orden religiosa y ta historia de la institución de las religiones, con los bienes que acarrean, la paz para servir al Señor y un holocausto pleno en su servicio. De la gracia de la religión de la Compañía es de la que va a 'tratar, por- que "es necesario y sumo provecho al religioso de cualquier religión saber el principio della y la gracia que Dios Xuestro Señor le ha comunicado para procurar de conformarse más con ello..." En consonancia con estas ideas expone el origen de la Compañía y la historia pormenorizada de las diferentes aprobacioness apostólicas. La plática tercera nos refiere la vida de S.. Ignacio, y menciona su con- versión y deseos de servir a Dios, sus penitencias e ilustraciones, su deseo de servir a las almas, sus peregrinaciones, estudios, persecuciones... La cuarta plática comienza con algunos datos sobre S. Ignacio que había dejado de decir en la exhortación anterior. Se refieren a la vida de oí ación del santo, a sus consolaciones en el rezo del breviario, a sus ilus- traciones sobre la Stma. Trinidad, a la visión de la Storta en que Dios Padre le decía "Ego vobiscum ero..."; y habla también del nombre dz Compañía de Jesús, y del seguimiento de la Cruz de Cristo propio de la nueva orden. La exposición del fin de la Compañía constituye la segunda parte ce esta plática ; es el fin de la mayor gloria de Dios, la caridad de Dios y del prójimo, el mismo fin que tuvo Jesucristo Nuestro Señor, el que ejercitan los jesuítas en sus ministerios, cuyo número y naturaleza se describen. La exhortación quinta se ocupa de otro principio o medio para conocer la gracia de la vocaciórt a la Compañía, que son las meditaciones igna- cianas del Rey temporal y dos Banderas, para terminar incidentalmente hablando del amor a los superiores y haciendo un panegírico del P. Laíncz. La plática, sexta explica la vida propia de la Compañía, en una unión de la vida activa y contemplativa en otra vida que llama superior ; y ex- horta a conocer y poner en ejercicio la gracia de la vocación. Pasa luego a ocuparse de las personas de la Compañía, y de los colegios y diversos domicilios de la misma, insistiendo en la importancia de las misiones. De estas mismas personas, y de la jerarquía y régimen propio de la Compañía, se ocupa en la plática séptima; y en particular de la vida de los novicios, ponderando la necesidad de larga probación y el beneficio de esta vida ocupada cu aumento de virtudes. 26 INTRODUCCIÓN La octava plática estudia los impedimentos para la admisión en la Compañía, y explica el sentido de las experiencias o probaciones del no- viciado. La novew exhortación trata de virtudes que han de tener presentes los novicios; del amor a la pobreza y de la renuncia de los bienes; de la renuncia a los parientes, del descubrir las faltas al superior, mas sin ansie- dades. Cita también un bello dicho de S,. Ignacio que muestra la benevolaa- te caridad del santo : Cómo miraré yo los defectos de los demás —le decía a Nadal — si Dios no mira los míos, sino lo bueno, si lo hay, para darme su gracia. Esta exhortación se cierra hablándo del amor a las injurias y a la Cruz de Jesucristo. La exhortación décima continúa tratando de los novicios. Habla del de- seo de serlo, de la claridad en descubrir las cosas de ¡la conciencia, y de las virtudes que les son propias : la mortificación, la humildad teniendo im- presa nuestra nada en el juicio práctico; la simplicidad, que no les impe- dirá para alcanzar perfecto saber e inteligencia; la paciencia, la obediencia, canal por domde se comunica la gracia de la vocación ; la oración, remedio de todo y medio para alcanzarlo todo; el gozo y alegría espiritual sabien- do pasar las desolaciones ; la modestia exterior, y un concierto edificativo en sus cosas. Terminada esta exposición de las virtudes del novicio, se ocupa de los votos que pueden ofrecer privadamente a Dios, y de los que se hacen al terminar los dos años de noviciado, y de su aprobación como escolares. De estos tratará con más pormenor en la plática siguiente. La plática undécima versa sobre los estudios; expone las razones que hay para adquirir letras, pero hay que procurar — dice — que la cientia sea sapiencia, juntándola con la devoción y procediendo por obediencia; y que así se aumente la virtud, y no se trabaje por pura especulación, sino para la práctica eficaz de ayudar al prójimo. Explica la manera de estudiar sien- do de veras estudiante, yendo a la perfección de los estudios, cuidando que éstos no sean inquietados por la devoción, a no ser que el espíritu se en- friare; y procediendo en, los estudios sin juicio propio contrario al jui- cio común de los Doctores aprobados por la Iglesia, y sin arrogancia. La plática siguiente, la duodécima, comienza ocupándose del oficio de los Maestros y de las ventajas de serlo de niños, pues es como tener ofi- cio de ángeles que ilustran ; y continúa exhortando al estudio serio sin de- seos de novedades. Indica también algo sobre los votos de los escolares, y en general sobre los otros votos que se hacen en la Compañía, canales de la gracia de Dios. CONTENIDO DE LAS PLATICAS El mismo tema comenzado, de los votos religiosos, se prosigue en lo exhortación decimotercera. Estos votos son camino de perfección poique fuerzan a seguir los consejos evangélicos, y clan estabilidad en ello, al mis- mo tiempo que quitan los impedimentos que estorban la caridad y la a-- tuación de ésta. Trata más en particular sobre la pobreza, y la castidad, y exhorta a la pureza argélica y a la confianza en la lucha. Todavía se prosigue sobre la castidad en la plática decimocuarta, que trata además del cuarto voto de los escolares, y del cuarto voto solemne de los profesos, exponiendo los motivos de esa obediencia particular al P.i pa. v ocupándose también de los votos simples que añaden los profesos. Ta exhortación se termina hablando de los coadjutores temporales y de las ventajas de este estado. La plática decimoquinta comienza tratando de los profesos y coadju- tores espirituales : habla de la humildad y contento de parte de todos en querer el más bajo estado ; y pasa a exponer la diversidad de domicilios que tiene la Compañía : los noviciados, los colegios, la¿ casas de profesos. Sobre la obediencia se ocupa Xadal en la plática decimosexta. Ponde- ra esta virtud como medio para ser guiado por la Providencia, y para que el Señor administre la gracia de la vocación. La perfección de la obedien- cia está en la voluntad y en el entendimiento, no anteponiendo el juicio propio a lo que cree el superior, que es guiado — dice — por la Sede apos- tólica y por la providencia y presencia de Dios en él. El mismo tema de la obediencia se contintúa en la exhortación deenna- septima. Como soldados — onderado sobre su naturaleza jurídica, y sobre las virtudes peculiares que deben practicar los novicios y los escolares, los coadjutores y los profesos, los que se ocupan en el trato con los prójimos o ea las labores domésticas o formativas de los colegios. Las virtudes religiosas contenidas en los votos y la práctica de ellas y de la oración, amplia y profundamente considerada, es también objeto de interesantes elucubraciones. No nos detendremos en comparar estas pláticas con las otras tan numerosas de este autor, ni queremos indicar ahora el mo- mento, importancia y alcance que corresponde a cada uno de sus pensamientos en el conjunto de la espiritualidad de Nadal. Esto lo hemos reservado para otra publicación ya escrita, que esperamos no tardará en ver la luz pública; y allí con margen más amplio y horizonte más dilatado, hablaremos de la espiri- tualidad del P. Jerónimo Nadal, es decir, de sus pensamientos ascéticos y místicos más salientes, e intentaremos una semblan- za moral más completa de su persona... para lo cual estas plá- ticas han servido de parcial fundamento. Pero ya desde ahora se podrá admirar una espiritualidad bien fundamentada en su carácter teológico y, al mismo tiem- po, sencilla sin complicaciones eruditas ni dificultades recóndi- tas de espíritus difíciles. La sencillez (que recomienda y encare- ce como virtud) se compagina con una penetración exacta y, por 30 INTRODUCCIÓN lo regular, lindera da de las razones verdaderas de las cosas; el amor hondamente sentido a la propia vocación y a la' gracia par- ticular de ella, que conoce, comenta y explica con luz y ardor singulares, se armoniza con un amor sincerisimo a las otras reli- giones, que han recibido del Señor otras gracias semejantes; el espíritu y modo de oración, que aquí se propone, con ser tan ignaciano y tan conforme con los Ejercicios del santo, concuer- da con los deseos de alta oración y con una estima nada vulgar de la oración vocal y de la oración litúrgica. Se advertirá cómo pondera este autor las virtudes principales, cómo encarece la obediencia y cuán bien fundamenta la necesi- dad de la doctrina sólida exhortando a huir de novedades pel'- grosas. Y será bien recibida su atención a lo mínimo, hermana- da con una amplitud y libertad de espíritu bien marcadas y reco- mendadas. En estas pláticas no es el P. Nadal abundante en citas, como en las Adnoiationcs ct Mcditationes in evangelio, que su- ponían tener a mano una escogida biblioteca. Aquí se nota, jun- to con la erudición, sobre todo la espontaneidad, que da parti- cular encanto a sus palabras, como cuando se sirve de la caída de una pared en el. colegio para introducción de la plática vigé- sima; o cuando vuelve sobre asuntos ya tratados ("una otia cosa se me olvidaba de Paulo IV", fol. 6ov), aunque así padez- ca un poco el orden riguroso de los pensamientos. Notemos finalmente otro encanto en la ingenuidad del estiio, fervoroso y sencillo; y aunque a ve«_¿s queda sin pulir y aun tal vez incorrecto en su gramática, es sin embargo vibrante con frecuencia y fecundo en su sencillez, con una exposición nítida, clara, diáfana, que rehuye complicaciones innecesarias. 3 La presente edición. El manuscrito de donde transcribimos estas pláticas es el Ms. 6336 de la Biblioteca Nacional de Madrid. La signatura antigua del mismo es "R. 215" ' ; y lleva título exterior al dorso 11 P. Gerónimo Nadal. Pláticas". El códice, encuadernado (21 cm. X 16 cm.), consta de 8 folios en blanco sin numerar al principio y 12 folios, asimismo sin numerar y en blanco, al final; más los otros folios, en parte numerados y en parte sin nume- LA PRÉSENTE EDICIÓN 3' ración escrita, donde se encuentran las pláticas de que habla- mos. Ocupan estas exhortaciones de Coimbra desde el fol. i T ai fol. 9f ; y desde el fol. 9/ hasta el fol. roo"'' sigue en el có- dice la plática 14, sobre la oración, que pertenece al grupo de las pláticas de Alcalá pronunciadas por el P. Nadal el mismo año 74 . De este manuscrito se hizo ya mención por los editores de Monumento. Histórica S. I. en Epistolae P. Xadal, t. I, p. L. Advirtamos que este manuscrito es una copia, escrita por diferentes amanuenses, cuya letra corresponde, al parecer, al mismo siglo XVI en que se pronunciaron las pláticas. Hay tam- bién notas al margen, ninguna del mismo Nadal como ocurre en otros de sus escritos ; de ellas algunas son correcciones o adita- mentos olvidados, que parecen ser del mismo tiempo en que se escribieron las pláticas; otras son epígrafes o resúmenes mar- ginales, que parecen añadidos posteriormente y carecen de im- portancia. Los caracteres de la letra en este manuscrito son a veces fácilmente legibles; otras, con dificultad, en parte por la den- sidad de escritura que contienen. Pero la ortografía de los dife- rentes copistas es extremadamente irregular según la diversi- dad de los mismos, voluble, y a veces anárquica; el amanuen- se o copista divide también las palabras a su talante y escri- be mayúsculas donde le place, cortando en su medio las pa- labras y las frases, con una puntuación verdaderamente capri- chosa; todo lo cual retrasa y dificulta no pocas veces la lectura. Sería hacer la lectura difícilmente inteligible y muy pesada, ai tuviéramos que reproducirlo todo literalmente con sus excesos y abusos ortográficos ; o sería invadir en demasía el aparato cri- tico, si tuviéramos que registrar todas las veces que en porme- nores mínimos no debemos seguir la grafía del manuscrito. Bien vale aquí lo que se ha dicho de muchos escritos de aquel tiempo: que la norma estable y ortográfica de aquellos ama- nuenses parece ser no tener ortografía. Por eso nosotros, como no tratamos de investigaciones filo- lógicas, sino de facilitar la lectura de estas pláticas, pondremos nuestra puntuación y división de párrafos, de que con frecuen- cia carece el ms., conservando sin embargo la exactitud del pen- 74 Cf. M. Nicolau, Los escritos espirituales de J. Nadal, Archiv. Teológ. Gra- nadino 5 (1942) 39- 44- 45- 3^ INTRODUCCIÓN Sarniento; y en lugar de una grafía caprichosa y voluble, no tendremos inconveniente en corregir manifiestas faltas en e,i modo de escribir y en adoptar la ortografía moderna, remozan- do así algunas palabras cuanto lo permita la fidelidad al texto, pero dejando otras en su sabor antiguo y conservando el giro que les es propio y aquéllas que difieren mucho de las que hoy están en uso. Así escribiremos especies por "especias"; debe en lugar de "deve"; similitud por "semilitud"; tiempo por "tempo"; reci- ben por "resciben"; ejemplo por "exemplo" ; autoridad por '"authoridad" ; obedecer, parecer, por "obedescer" y "parescer"; puntos por "punctos"; traen por "trahen"; tañéndose por "tan- niendose"; Sicilia por "Cecilia" (tratándose de lugar geográfico); abajo por "abaixo"; meditan por "miditan"; privilegio por "previlegio" ; decir por "dizir"; tengo por "tiengo" ; presu- puesto en vez de "persupuésto" ; quizá en vez de "quica"; y copulativa en lugar de "e" ; etc. Recogidas estas pláticas en Portugal, nada tendrá de extra- ño que las palabras sean unas veces lusitanas, o tengan dejos de lusitanismo; otras veces son latinismos. Y, dado el estilo familiar del que hablaba, nada tendrá de particular que la frase, bien que vibrante y fecunda, como hemos dicho, adolezca a veces de algu- na incorrección estilística o de falta de sintaxis. Nosotros deja- remos esas faltas de estilo y sintaxis, que son fáciles de subsa- nar y no estorban la lectura; asi seremos también fieles al manus- crito. Y aun dejaremos las palabras más extrañas, para no qui- tarle al documento su sabor especial. Escribimos, pues, comungi- mos y no "juntamos"; presta y no "sirve"; Unos por "vamos"; contundas por "juntas"; puesto que por "aunque"; contenteza por "contento"; etc. Sólo pocas veces, indicándolo cuidadosamen- te en el aparato crítico, cambiamos o modernizamos lo qué pare- ce error de los diferentes copistas o amanuenses, cuya escritura podría fácilmente engendrar alguna confusión o dificultar hoy día la lectura. Añadimos al principio de cada exhortación, en tipo menor, un sumario de la misma (como hemos ya dicho) que facilite la percepción rápida y sintética de los pensamientos principales. La présente ediciÓx 33 Ojalá que estas exhortaciones conimbricenses, que reflejan el pensamiento espiritual de una de las primeras figuras de la Compañía, gran confidente del Fundador Ignacio, su ángel y su Vicario, y traslucen la educación ascética de los primeros tiem- pos de la Compañía : ojalá contribuyan al conocimiento más exac- to y profundo de aquella espiritualidad que tanto influjo alcanzó en la Iglesia de Cristo, y ha sido en los últimos tiempos, y es hoy día, estudiada con tanto ahinco en los tratados históricos de ía Teología espiritual. 3 Pláticas espirituales del P. Jerónimo Nadal, S. I., en el Colegio de Coimbra [1561] [Foi. n + Jesús Christus Prima exhortatio 23 a die Maü 1561 Conimbricae habita. [Sumario: i. Disposición de ánimo y consuelo con que habla el P. Visitador. — 2. Ora- ciones que pide para hacerlo con provecho. — 3. Patente que le dió el P. Lai- nez. — 4. Motivos por los que el P. Laínes no pudo hacer por si mismo la zt- sita. — 5. Por qué envió al P. Nadal. — 6-7. Racones para visitar. — 8-9.. Modo có- mo procederá el Padre en su visita y materia de sus exhortaciones.— 10-15. "Spi- ritu, corde, practice".] [ 1 ] Acuérdame, Padres y Hermanos, que otra vez he esta- do en estie Colegio, en la era de 53 ; y acuerdóme desto con conso- lación mía por el fruto que reporté aquí 1 ; y así, viniendo agora a estas partes, lo que realmente deseaba era ver este colegio y consolarme con los Padres y Hermanos en el Señor nuestro. Movíame a ello la gracia y favor de Dios nuestro Señor que hay y abunda -en él ; y con esto he determinado que sea el pri- mero en esta provincia en el cual empiece con el favor divino a hacer el ministerio a que vengo. Y tomo agora esperanza gran- ' Sobre la estancia He Nadal en Coimbra, la primera vez que visitó Portugal como Comisario, informa el mismo Nadal en carta a San Ignacio de 13 de Diciembre de 1553: "Hice hartas platicas en la publicación de las Constituciones y, como me decían, con provecho. Publiqué las reglas de casa, hablé con todos los Padres y Her- manos, ordenóse la casa de probación, y el oratorio se acrecentó, y ordenóse que se predicase las fiestas y domingos y se hiciese la doctrina, y ordenóse todo el colegio. Dejóse orden que se preparasen para hacer los votos. V! disputar los hermanos y ar- gumenté con los presidentes, y ordenáronse los estudios... Tornando a Coimbra ha- llé quasi todo lo que tenía ordenado en ejecución con mucha consolación mía y de todos, especialmente muy buen suceso de la casa de probación, bendito Dios...''. N, I, 200. 201. 202: cf. Ephemerides : N. II, 19. Sobre el resultado felicísimo de la visita de Nadal en Portugal están acordes los testimonios dados por entonces, v. gr. : N, III, 828-830. Cf . N, II, 31 y F. Rodri- gues, Historia da Companhia de Jesús na Assisténcia de Portugal I, vol. II, p. 226-228. 3« PLÁTICA PRIMERA fíe que, como aquí me ¡xMigo a hacer las cosas de propósito, así me aprovecharé mucho a mí ; porque poco vale que aprove- che uno a otros, y se quede él de fuera. Por lo cual querría en estas pláticas coger alguna cosa que no sólo os ayude a todos, pero a mí también y al ministerio en que tengo de tratar. [2¡ Lo que de vuestra parte es razón, para que pueda lle- var esto al cabo, es que me ayudéis con oraciones y sacrificios, sin que os ocupéis mucho en ello. Y para que entendáis cuánta se- rá mi necesidad de la ayuda del Señor en esto que pretendo, os certifico una cosa: que nunca hablo o digo alguna cosa de las que hay en la Compañía, que no me halle novicio y no me parezcan las cosas nuevas y que tienen necesidad de espíritu y especial ayu- da de Dios para las poder pronunciar; que es [Fol. /"] un argu- mento de la grande gracia que El ha puesto en esta nuestra vo- cación. [3] Y- primero que digamos alguna cosa, será bueno que veáis la patente de nuestro Padre General, en que me encarga deste ministerio 2 : Jesús Christns Jacobus Laynez, Societatis Jesu Praepositus Ge- neralis. Carissimo in Christo Fratri Doctori Hieronymo Natali, Sacerdoti Professo eiusdcm Societatis ac nobis deputato Assistenti, salutem in Domino sempiternam. Cum diu multumque probata nobis et perspecta sit vitae tuae integritas, doctrina et in rebus gereridis pru- dentia, quae est in Christo Jesu, cutnque multa et maq- ni a momenti negotia in Provinciis Hispaniae, GalHac, Germaniae et etiam Italiae sint confidencia, quae vel nostra praesentia, vel alterius cui plitrimum confidi- mus in Domino \ indigeant; qui plena potestatc a Sede ■"- Ms. magna. b En N, I, 360 se lee in Domino confidanms. 2 Esta patente del Comisario se publicó ya, juntamente con las cartas de reco- mendación del Sumo Pontífice y del P. Laíncz para el Rey Felipe, en N, I, 358-362, PATENTE DEL VISITADOR 39 Apostólica íiobis concessa. in iis quac ad Constitutio- nes. regidas, officia. domos professorum ac probatio- num °, collegia, personas resque alias Societatis perii- nent, fungi possit: visum cst uobis in Domino expe- diré ut tibi hoc oncris ad Dci gloriam et Societatis nos- trae spiritualcm utilitatem imponeremus. Te igitur in praedictis ómnibus provinciis et aliis, ubicumque aliqni de Societatc nostra versantur, vél ali- qitid qitod ad Socictatem nostram spectet agi possit, Commissarium Gcncralem cum omni nostra auctorita- te, quam per Sedis Apostolicae concessionem communi- care possitmus. constitncndo, do\¥o\. 2 T ]mibus ac col- legiis praedictis d ac ómnibus qui sub nostra et Societa- tis oboedientia vivunt, tibi ut pareant perinde atque uo- bis iniungimus. Et non solum ut Rectores ac particula- res Praepositos. sed etiain Provinciales, in quibusvis col- legiis. domibus et provinciis. constititerc et removeré, ac eorum facultatem restringerc vél augere possis, prout in Domino expediré indicabis. quasvis etiam re- gulas et consuetndines iuxta Constitutionum sensum ac mentem nostram íqua in re iuterprctationi tuac sit standum) accomnwdare. et demum omnia alia quae, si nos praesentes essemus. cfficcrc possemus. ut libere ef- ficere possis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sanc- ti conferimus et elargimur. ac Dei sapientiam et boni- tatem ut te in ómnibus illustrare ac dirigere Idignetur, precamur. Datum Romae. in aedibus Societatis Jesu. die sexta Ncroembris MDLX. Jacobus Laynez. [4I Han oído la patente, y podrá haber alguna duda de ía causa desta misión y por eso será bueno decir alguna cosa dello. Tanto [tan pronto] que Nuestro Padre fué electo al cargo en que Oíos le ha puesto de General desta su mínima Compañía, lue^o se inclinó a visitarla toda por sus provincias y casas, lo que los otros y yo especialmente se lo decíamos, y esto por verle, oirle y c N, T. 361 omite domos professorum ac probaúonitm . d N, I, 362 omite domibus oc coUcgiis praedictis. 4o PLÁTICA PRIMERA animarse todos en el Señor y hacerse eficaces para concurrir con su gracia y llevar adelante con celo y espíritu esta [Fol. ¿*] obra suya. Y, deseando él esto mucho, no pudo ejecutar su voluntad por no permitir Su Santidad que salga de allí, por lo que se si:- ve de él y por ser de mucha autoridad y doctrina y hacer ahí muy gran fruto 3 . [5] Por lo cual finalmente se determinó a enviar uno en su lugar, y quiso que fuese yo. Pero yo decía por qué me enviaba a mí, que era inepto y poco para tratar desto en que me ponía. Y él, con todo, se determinó que lo hiciese. La interpretación que yo daba a esta su voluntad y determi- nación, es que miro él que no hay nadie por allá en que se pierda menos que en mí (como veréis), y cuya pérdida menos falta ha- ga que la mía. Y por eso quiso tornase yo mismo a estas partes con el cargo que habéis oído. Para lo cual lo que yo tengo es só- lo buena voluntad y deseo de hacer perfectamente lo que la obe- diencia ordena. Dios nuestro Señor por su clemencia me ayude con su gracia para lo poder bien hacer. [6] La causa pues que dábamos que movía a Nuestro Pa- dre [a] querer visitar la Compañía en persona y que lo hiciese otro en su lugar, ya que él no podía hacerlo, era para la unión y renovación de la gracia especial y espíritu que Dios ha comuni- cado en esta vocación y instituto; que es una cosa no sólo nece- saria a nosotros, pero generalmente a toda la Religión cristiana y a sus partes lo es ser visitadas de sus legítimos prelados, pa- ra que cada una crezca en aumento de la gracia que Dios parti- cularmente le comunica. [7] De aqui vino la santa e costumbre que hay en la Iglesia que los obispos visiten sus obispados y diócesis, y hagan reno- var el espíritu a todos para caminar confor [Fol. J r ]me a él, a servicio del Señor. De manera que, puesto que [aunque] el Obispo tenga su Vicario y sus curas div : didos por las parrc- e Ms. el santo. 3 La elección del P. Diego Laínez para General de la Compañía tuvo lugai el 2 de Julio de 1558. De su aceptación y estimación en Roma es índice el testimonio del Cardenal Alejandrino después San Pío V que, al saber la muerte del Padre (19 de Enero 1565), dijo que "la santa Sede Apostólica había perdido la mejor lanza que tenía para su defensa". P. de R i padecí ra, Vid? del ^ía^stro Diego Lainee, 1. 3, c 14. RAZONES PARA VISITAR 41 quias y él resida en su sede episcopal ordenando a sus oficiales que hagan una cosa y otra por cumplir con su estado, con la gra- cia que a él más principalmente es comunicada que a los otro»; todavía, a cierto tiempo debe visitar a todas en particular, por- que si no se mueve de su sede a ver todo el obispado, uno se debilitará por una parte y otro por otra, y ansí se perderá el es- píritu y celo de la salud del ánima. Y de la misma manera en las religiones, y máxime en la Com- pañía, cumple se hagan visitaciones 4 , para que nadie se entibie o debilite en el propósito de cooperar con la gracia del Señor, que nunca le negará según el estado y grado en que le ha puesto. V aunque por la divina gracia va la cosa bien en nuestra Compañía por los Provinciales, Rectores y Ministros hacer f con diligencia y tiento sus oficios, dando todos por todas partes mucha edifica- ción, que es causa de estar tan aumentada ; y ansí no había nece- sidad alguna de visitarla, como decíamos a Nuestro Padre, pro- poniéndole que iba la cosa bien : todavía, a lo menos g pareció útil se hiciese, y que en nuestra Compañía haya a veces Visitadores para que. si la cosa va bien, la aumenten y hagan crecer a mayor gloria del Señor ; y si hubiese algún descuido o falta en observan- cia de reglas o Constituciones, o en el procurar aumentar la devo- ción y unión con el Señor, o cualquier otra cosa, haya luego refor- mación y se ataje al principio y torne- la cosa con aumento de gracia [a] ir adelante conforme a nuestro Instituto. Y también, como quiera que va mucho en todos los de la Compañía estar h unidos y coniunctos con \Fol. f ] su Prepósito General y que, cuanto sea posible, immcdiatc sean regidos y gobernados de él, y que a él manifiesten sus cosas y en todo procedan con su aprobación (y ansí pienso lo desean todos los que en ella están): por esto, ya que de otra manera no es posible, se ordenan visitaciones, como es és- ta; en las cuales se declara, cuanto ser puede, immediate la vo- f Ms. hazeren. b Al margen: a lo menos. h Ms. estaren. 4 Acerca del oficio de visitar propio del General y de los Provinciales hablan las Constituciones de la Compañía p. 8, c. 1. H. I. Sobre el "delegar esta autoridad a otros Visitadores o Comisarios cf. Constit. p. 9, c. 3. n. 20 y Gregorio XIV", Ecde- s'ae catholicae (28 de Junio 1591): Institutum S. I. (edic. Florent.) I, 121. Sobre su carácter y autoridad, cf. Congreg. gener. I, decret. 91; Congreg. gener. II. decret. 11; Congreg. gener. IV, decret. 3: Instit. S. I. II, 176. 196. 247. 248. 42 PLÁTICA PRIMERA hintad del Superior general, que es la de Dios N. Señor ; y con él se habla y de él se confirman las cosas y aprueban. Et liaec est visitationis ratio. [8] Lo que se ha de hacer, pues, en este nuestro ministe- rio, con la divina gracia, será atender a las partes deste colegio y todo lo que hay en él. Y lo que va 1 bien, ayudarlo; y si ser pue- de, aumentarlo; o si no, confirmarlo, procurando que todos se ac- túen en las sólidas y verdaderas virtudes, en la devoción y en la mortificación. Y en estas pláticas (en que yo me querría ayudar, como he dicho, y en que me siento muy nuevo) será nuestra trac- tación muy amplia ; porque será de los profesos y coadjutores es- pirituales y temporales, de los novicios, de los votos, de los supe- riores, de las casas y colegios, que son de diversas maneras; de las peregrinaciones o misiones, que es la mayor cosa que tiene la Compañía; sacándo[lo] todo de las Constituciones y reglas y de las tradiciones 5 del Padre M. Ignacio, y de las costumbres 6 por las 3 cuales habernos de interpretar algunas cosas: puesto que [aunque], cuanto a lo que se interpretará, será k con la gracia del Señor según la voluntad de Nuestro Padre y lo que él me ha sig- nificado y instruido. Será también nuestra tractación de algunas cosas particulares que, aunque se incluirán en lo dicho, todavía tratarlas hemos más al particular y de manera que nos podamos ayudar y aprovechar con ellas en el Señor. [9] Diremos pues de la obediencia, que es el nervio de la Compañía, [Fol. 4 r ] de oratione al modo nuestro, de mortifica- tione, de simplicitate y 'de libértate spiritus 7 que son cosas nece- sarias en la Compañía y que mucho nos convienen. Y con esta tractación, con el favor divino yo me esforzaré a huir la especu- lación, notando siempre algunos principios propios de nuestro instituto, para que se nos impriman en el corazón, porque ayudan '■ Al margen : va. i Ms. los. k Al margen : será. 5 "Traditio Societatis dici potest quod, praescriptum a P. Ignatio, quasi per manus acceptum, legitime est probatum; et tamen ex Constitutionibus vel ex regulis auctoritatem non habet". Nadal eii su Tractatus de traditiombus et consuetu-dinibus Societatis lesu: N, IV, 619. 620. 6 "Consuetudo quae, nullo certo auctore, obtinuit tamen usu legitimam aucto- ntatem". Ibid: N, IV, 620. 7 Compárese cómo conviene este propósito con los asuntos que solía tratar en los colegios: N, IV. 629, ■ ■ HABLAR "'SPIRITU' 43 para muchas cosas. Así, puesto que [aunque] de la obediencia, v. gr., diga lo común y lo que dicen los Doctores, vendré también al particular de la propiedad que Dios ha dado a la nuestra. cómo se debe tratar y usar, y cuál sea el modo nuestro en ello: v de la misma manera hablando de orationc y de lo demás. [10] Y la manera con que yo de mi parte con la gracia del Señor querría tratar esto, y querría que todos lo oyesen, depen- de de tres principios, que son spiritas, cor, practica. Querría pues tratar estas cosas spiritu, carde ct practice 8 , y que con esto oyesen. fu] Hablar spiritu quiere decir hablar espiritualmente, a la llana conforme a aquello: spiritu ambulate, etc. y a lo que dice N. P. Micer Ignacio, que todos caminen por la vía del espí- ritu 10 ; que no es otra cosa, sino conformar todo con el divino principio que es Dios nuestro Señor, hacer con que la habla y las obras. y todo se rija y gobierne según la gracia que Dios nuestro Señor ha comunicado, dependiendo en todo de la luz con que se quiso comunicar y aclarar las cosas a que el propio entendimien- to o estudio humano no podía llegar. Como veo en mí, que antes de entrar en la Compañía tenía una cierta aversión \Fol. 4 1 '] de no querer obligarme a votos n,i a religión, pensando que, pues me podía salvar en el mundo, no era menester más, ni había para qué obligarme. Pero quiso el Señor por su clemencia usar conmigo sus misericordias y allanarme las cosas y mostrarme la verdad ; lo que el estudio que tenía no podía acabar. De manera que el ve- nir yo a entender que consistía la vía para la perfección en la propia abnegación y resignación en votos y a sentirlo así en mí, no me lo dió mi estudio, sjno el mismo Dios, llamándome con su gracia ". De modo que el hacer las cosas spiritu es, refiriendo to- do a Dios nuestro Señor y guiándonos de su mano divina, pro- 8 Esta fórmula favorita del P. Nadal ocurre también, entre otros lugares, en las pláticas de Alcalá del mismo año; Archiv. S. I. Román, ms. Instit. 98, fol. 20iv- 203r. De Nadal la tom.0 el P. Baltasar Alvarez : Vida del P. B. Alvares por el Pa- dre Luis de la Puente (edic. La Torre) p. 228. 9 "Spiritu ambulate et desideria carnis non perficietis"; Gal. 5, ifi. 10 "...los que van en espíritu y siguen de veras a Cristo N. Señor..."; Examen, c 4, n. 44. 11 Sobre la vocación de Nadal y proceso de la misma informa el mismo P. Na- dal en el Chronicon... iam inde a principio vocationis suac, publicado en N, I, 1-25. Puede también leerse acerca de este asunto lo. Casanovas S. I., La vocació del Pa- dre Jeroni Nadal en Ies elcccions deis Hxcrcicis, Biblioteca aVExercicis VII (Barce- lona 1934) p. 199-282; M. Nicolau. S. I.. El P. Jerónimo Nadal y los Ejercicios es- jfirt 'fuales de S. Ignacio, Estudios Eclesiásticos id (1942) 103-113. 44 PLÁTICA PRIMERA curar de las conformar con El y con la gracia que ha comunica- do, y cooperar con ella; y esto hace cada uno de los nuestros cuando procura que sus obras y cuanto en él hay se rija de la gracia de su vocación en el Señor, y se conforma con ella coniun- gindo [juntando] el espíritu del Señor que lo movió y gracia a la ejecución de todo cuanto obrare ; y con la voluntad y con el en- tendimiento y con todas sus potencias, para que todas dependan de El, y [Fol. 5""] de manera que, si en el siglo fuese un hombre prudente y de buen juicio y de otras buenas partes, y tales que cum laude podría hacer cualquiera cosa y podría obrar bien, con- forme a los buenos hábitos que tenía, todavía, después que aquí se recoge, lo que hiciere no debe ser según que de fuera, para per- fectamente proceder, sino que debe moverse por su inspiración, por la vocación con que el Señor lo llamó, y conforme a ella se debe ayudar de lo que tiene. [12] Decir o oír corde no quiere decir que sea sólo del ór- gano natural, que es sólo carne y vale poco para lo que queremos, sino que proceda del de la caridad y afectuoso amor de Dios, que son el verdadero corazón. Querría yo que procediese todo lo que hablase, y todo lo que hiciese o pensase deste suavísimo corazón; y por ello querría que se moviesen y aparejasen todos para oir y se poder 1 aprovechar. Esto es el buen corazón que deseo que ten- gamos todos, haciendo de él muchos actos de amor del Señor, afectuándonos a El, y procurando de unirnos con El ; y desta unión venir a las cosas en que tratáremos, o sea estudio, o coci- na, o predicaciones, o confesiones, o cualquiera otra; porque, vi- niendo desta manera, el estudio, el leer, 'los oficios bajos y todo será con suavidad, con alegría, con aumento de gracia, con gran [Fol. 5"] deseo de servir y con mérito contentar en ello a la Di- vina Majestad, con quien se tiene unido el que lo hace. Y esto es hacer las cosas corde. [13] El decir practice significa que cualquiera cosa que di- gamos procuremos traer a la práctica m , que seamos inclinados a lo hacer. Y de la misma manera la meditación, la contemplación, debe hacerse practice; hoc est, de tal manera que ella se extien- da a la obra y se ponga el fruto que se alcanza en ejecución, no curando [cuidando] de especulaciones solamente, que en esto 1 Ms. poder en. m Ms. plática. Con frecuencia se escribe asi en el ms., en evidente sentido de práctica. "SPIRITU, COR DE, PRACTICE" 45 puede haber n error muy grande 12 ; y en estos tiempos es esto más necesario hacerse, porque está el mundo en muchas partes lleno de herejes, los cuales pretenden quitar las obras y que sola la fe sin ellas basta I3 . Por tanto nosotros, que Dios llamó para procurar la salud de las ánimas, debemos sumamente trabajar de traer todo a la práctica °, y que todo en obras se coniunga [jun- te] para más impugnar el error con que les pueden dañar; y ca- minar en servicio de Dios N. Señor con su gracia y operando pa- ra su mayor gloria. [14] Esto es lo que yo querría tener, y que todos lo tuvie- sen ; no sólo en esto, pero en todas las cosas, scilicet p , que nos ri- giésemos spiritu haciendo principio de Dios; y con él regulando todo corde, con verdadera caridad y amor -suyo; y practice diri- giendo todo a la práctica q , con el uso de la obediencia conforme a nuestra vocación y instituto. Y desta manera, entiendo que el que se quisiere ayudar, fácilmente lo podrá hacer. Por tanto mi- re cada uno en qué falta acerca de estas cosas y procure enmen- darse, que el Señor le ayudará. [15] Lo que resta para que me oigáis con provecho es que procuréis hacerlo con simplicidad, sin mirar a la persona que ha- bla; que, si miráis mis faltas y ineptitud, no aprovecharéis. Ha- ced cuenta que os habla un palo, pero que os dice verdades y 10 que os cumple, y a esto atended; que es la comparación de que Nuestro Padre M. Ignacio solía usar ' 4 . Hacedlo pues así, y es- pero que todo vaya bien y a mayor gloria de la divina Majestad. n haber lect. probable. 0 Ms. plática; cf. nota m. p scilicet lect. probable. 1 Ms. plática. 12 "...cuanto se ha de huir la curiosidad de entender muchas cosas en la oración, tanto se ha de abrazar el aprovechamiento del afecto a toda cosa de mayor servicio de Dios nuestro Señor; y así en toda oración se ha de sacar algún fruto e ilustra- ción de nuestra mente, práctica y conjunta con las virtudes y ejercicio dellas y espí- ritu de Jesucristo". Jerónimo Nadal, De la oración especialmente para los de la Compañía; N, IV, 673. '3 Es el conocido error de los luteranos, contra el cual se pronunció el Conci- lio de Trento en la sesión 6.*, decreto de iustificatione, principalmente en los capítu- los 15 y 16; Denzinger, Enchir. symbol. n. 808. 809. 836-838. '4 Sobre el obediente que se deja regir por el superior usa San Ignacio la com- paración del bastón de hombre viejo: "...haciendo cuenta que cada uno de los que viven en obediencia se debe dejar llevar y regir de la divina Providencia por medio del superior como si fuese... un bastón de hombre viejo, que en dondequiera y en cualquier cosa que de él ayudarse querrá el que le tiene en la mano, sirve..."; Constii. p. 6, c I. n. I. \Fol. 6 r ] Jesús Secunda exhortatio in die Pentecostés 25 Maii. [Sumario: 1-5. Introducción al estudio de la gracia de la Compañía y del principio de ella en los particulares. Se conoce usando de los recuerdos de las gracias y favores pasados. — 6-10. De la gracia en común. — 11. De la gracia particular de las religiones. — 12-15. Trazas de esta gracia en el Antiguo Testamento. — ió-ió. De la gracia del Nuevo Testamento. — 19-20. Del estado de los obispos y de los re- ligiosos. — 21-23. Antigüedad e institución por Jesucristo del estado religioso. — 24-28. De la gracia del estado religioso y bienes que acarrea. — 29-30. De la gia- cia de la Compañía y modo de conocerla. — 31-34. La aprobación apostólica de la Compañía por Paulo III. — 35-37. Oirás aprobaciones pontificias de la Com- pañía. — 38. Utilidad de la Compañía para el auxilio de la Iglesia.] [1] Habernos dicho con la divina gracia lo que era necesa- rio acerca de la preparación de ánimo con que debían oir, y yo de- cir, algo, para que todos pudiésemos aprovecharnos a mayor glo- ria del Señor. Lo que ahora a lo primero " se sigue para tratar es de la gracia de la Compañía, con que Dios N. Señor la favorece y ha querido llevarla adelante, y con que particularmente en ella se comunica ; porque cumple mucho que todos la entendamos, pa- ra que pódame is aprovecharnos della y cooperar cuanto es de nos para que no faltemos a lo que pudiéremos. [2] Cierto, pues, es que no hay ninguno entre nosotros que no tenga algiín principio y particular gusto della, y que no sienta algo della en sí, si se pone a pensar cuál era la vida que de antes tenía, siendo secular, tan subiecta a vicios y ofensas de Dios N. Señor; las veces que en ella ofendió a Dios N. Señor; los pe- ligros de su salvación en que andaba, y cómo el Señor le sacó de todo esto, y le trajo a esta su casa ; las inspiraciones y dones con Lect. probable; al principio? RECUERDO DE LAS GRACIAS PASADAS 47 que lo hizo ; los sentimientos o consolaciones con que lo visitó pa- ra moverlo; las ayudas que en ejercicios y noviciado le comuni- có, para caminar adelante sin volver la cabeza atrás ; las lágrimas [Fol. 6 V ] y deseos y verdadera luz y claridad en el entendimiento con que algunas veces le consoló, repitiendo las veces en que más fué consolado y en que se sintió con mayor disposición interior para el servicio divino, de manera que rcliquiae cogitationum 1 que le quedaron le podrán fácilmente traer a conocimiento desta gracia de la Compañía. [3] Y todos para este efecto debemos siempre de conser- varlas o coniungirlas [juntarlas] con todo lo que hiciéremos, para más poder aprovechar en el servicio del Señor, de la manera que el que quiere aprovecharse mucho desta fiesta del Pentecostés y de la plena infusión del Espíritu Santo, debe trabajar por coniun- gir [juntar] lo pasado en que ha tratado trayendo a la memoria la cuaresma y deseo grande de penitencia que tenía en ella, el cual a todos es necesario, pues todos tenemos de qué pesarnos y hacer conciencia delante el divino acatamiento. Después conside- rar el gozo y alegría que tuvo en la Resurrección de Cristo N. Se- ñor y cómo se resucitó con El, o a lo menos procuró y deseó mu- cho deponiendo b con la penitencia el viejo hombre del pecado 2 ; y luego repetir lo de la Ascensión, cómo en ella se alegró con ver a Cristo Señor nuestro subido al cielo, ubi sedet ad dexteram Pa- tris 3 } puesto en el trono divino sobre todas las criaturas, pose- yendo lo principal y lo más que hay allá, en más alto grado [Fol. y r ] que cuantos allí le acompañan, constituido etiam juez universal de vivos y de muertos con plenaria potestad, inxta il- lud: "Data cst mihi ommis potestas, etc.' 1 '' 4 ; y considerando, ul- tra destos que se subía también con El, pues a dó la cabeza va, lleva sus miembros, y es cierto que El es la Cabeza y nosotros so- mos sus miembros, unidos allí, alevantados y sublimados con El, de allí participando vida y fuerza espiritual. b Ms. dispiendo. 1 Cf. Ps. 75, 11: '"Quoniam cogitatio hominis confitebitur tibi et reliquiae cc- gitationis diem festum agent tibi". Es frecuente en el P. Nadal acomodar estas pa- labras del salmista, aplicándolas a los sentimientos precedentes tenidos en la oración y que perseveran como reliquias. Véase N, IV, 671. 673. 674; Exhort. Alcalá 1561 ms. (Archiv. S. I. Román.) Instit. 98, fol. I72r. 2 Cf. Ephes. 4, 22. 3 Symbol, apost. ; cf. Me. 16, 19; Colos. 3, 1; Hebr. I, 3. 4 Mt. 28, 18. 4 8 PLÁTICA SEGUNDA [4] Y después desto, como por grado, debe venir a la con- sideración del misterio presente de la venida del Espíritu Santo que el mismo Señor mandó [de] don f de] se subió; y procurar de aprovecharnos algo de lo 1 mucho con que se comunicó en es- te día este Espíritu glorioso, la manera con que apareció, el fer- vor de los apóstoles con que le recibieron, el aparejo que tenían cuando le esperaban, los efectos que con su venida obró, cómo hablaban todos todas lenguas, espantando d a los que presentes es- taban 5 ; cómo se fortificaron para no temer cuchillos, ni lanzas, ni la misma muerte para dejar de publicar a Cristo en una Cruz por verdadero Dios y Redentor del mundo. Y así trabajar de se actuar en semejantes deseos, y de los ayudar en esto según nues- tro instituto; y el que así procurare coniungir [juntar] lo que le queda de las meditaciones pasadas, para entrar en ésta de la fies- ta de hoy, no hay duda [Fol. 7"] sino que será gran aparejo pa- ra se aprovechar mucho en ella. [5] Y de la misma manera, como decíamos, sirve mucho que cada uno repita y procure coniungir [juntar] los sentimien- tos buenos y más particulares que ha tenido, porque así vendrá a conocer que hay gracia en la Compañía, y que él está incorpora- do a ella por la gracia particular que Dios N. Señor le ha hecho. [6] Pero será bueno que se desmenuce esto más para que todos lo entiendan, y por esto diremos primero de gratia en co- mún, después de gratia rcligionis y luego de gratia Societatis 6 . Cuanto a lo e primero, ninguno puede dudar que hay gracia, y que la hace Dios N. Señor a los hombres. Y más: si spiritu et conde, de la manera que hemos dicho, cualquiera lo considerare, hallará que es sumo beneficio de Dios que podemos recibir del Señor en esta vida; pues sin ella ninguna cosa podemos que bue- na sea para su servicio, ni el hablar bien de la gracia podemos ha- cer sin ella f . c Ms. del. d Ms. espantandos. e Ms. al. f Tachado a continuación: m la gracia podemos tmer sin gracia, hoc est, sin que graciosamente Dios quiera damos la gracia. 5 Cf. Ac. 2, 1 sg. 6 Es el mismo orden con que suele introducir en otras exhortaciones o escritos el mismo argumento, v. gr., en las Pláticas de 1554 en España y en el Diálogo I. Cf. M. Nicolau, Los escritos espirituales del P. J . Nadal, Archivo Teológ. Granadino 5 (1942) 34. 37. 46. 47. 56. r.A GRACIA EN COMÚN 49 [y] [Fot. 8'] Gracia se dice de dos maneras: in genere una es gracia por la cual somos gratos a Dios y mentamos [merece- mos] delante [de] Dios; otra es que se dice gratis data, la cual puede comprender todo auxilio de Dios especial y supernatural adiutorio y es muy grande beneficio 6 del Señor, y puede ser se- parada de la primera 1 . [8] De Adán no tenemos sino pecados, malas inclinaciones, pender [estar pendientes] a la tierra y a la sensualidad. En cualquiera parte que uno sea, lo que tiene, si es bueno, de Dios le vino, como de origen y fuente de dó mana todo bien ; y por es- to decía San Pablo: "quid habes quod non accepisti; et si accepis- ti, quid gloriaris qitasi non accepcrisl'''' 8 . De manera que si el Se- ñor, movido de su clemencia y benignidad infinita, no nos da su piadosa mano y ayuda, no prestamos [servimos] para más que para ofenderle y hacernos más indignos de su favor y gracia; y es purísima gracia suya que tengamos alguna, para que hagamos lo contrario; y como El no desea sino \Fol #'] que todos nos sal- vemos, nunca la niega, antes desea sumamente que todos nos dis- pongamos con su ayuda para recibirla. [9] Ser " estos sus deseos, claramente lo mostró, cuando abriendo las entrañas de su misericordia quiso venir al mundo con similitud de pecador, vestido tan bajamente, como era nues- tra humanidad para tan gran alteza como la suya; y por darnos vida, tomando a sus cuestas la cruz y muerte tan ignominiosa; y con esto, para que ninguno se perdiese, hacer una plenitud ge- neral de gracia, con que todos pudiesen quedar librados y redimi- dos, puestos en paz con el Padre eterno, cuya benignidad se mos- tró sumamente en esta maravillosa obra de nuestra reparación, pues para ella a su Hijo único que tenía quiso dar, y de tal ma- nera que en El descargase el rigor de su justicia por lo que nues- * Añadido al margen: del Señor..., etc. 11 Ms. seren. 7 Hoy día los teólogos siguen generalmente otra definición de la gracia gratis data y yratum faciens : Toda gracia es sí gratis data, pero así se liarían aquéllas que se conceden primariamente para utilidad de los prójimos, bien ordinarias (como el ca- rácter sacerdotal y la potestad de jurisdicción), bien extraordinarias, como los caris- mas de que habla S. Pablo en I Cor. 12, 7-10. La gracia gratum faciens se refiere no sólo a la gracia santificante, pero también a todas aquellas que tienden primariamen- te y de suyo a la justificación y santificación personal del que la recibe. Cf. B. Bera- za, S. I., De gratia Christi, altera editio (Bilbao 1929) p. 15. 8 1 Cor. 4, 7. 4 5° PLATICA SEGUNDA tros pecados merecían \Fol. o r ] y en nosotros se mostrasen los tesoros de su misericordia; en El descargasen los trabajos, afren- tas y tribulaciones, en nos el premio y merecimiento dellas. Y des- to nos debe a nosotros nacer gran confusión mirando lo mucho que Dios hizo de su parte, y cuán mal se lo merecíamos, pues éra- mos enemigos suyos, y que no hacíamos otra cosa sino ofender- le y quebrar su santísima voluntad. Y por otra parte debemos tener gran consolación y ocasión de mucha meditación suave y dulce, viendo el amor grande con que el Señor nos ha tratado, sufriendo tanto por nos; lo 1 mucho en que nos tuvo siendo total- mente indignos, dándose así por nos y muriendo con tanto vi- tuperio. [10] Pero esto de tal manera, que no atribuyamos a nues- tros merecimientos la caridad que con nosotros usó, mas a su inmensa benignidad de que se movió. Así que con humildad pro- funda trabajemos [en] mezclar nuestra consideración en tal mis- terio, y tanto más humillarnos y soiectarnos [sujetarnos] delan- te el divino acatamiento, cuanto la comunicación de sus dones y gracias es mayor: y pedjr al Señor que, pues El lo ha hecho to- do, quiera proseguirlo y llevar adelante con su favor y ayuda la infusión de gracia que tiene dada, para más y más crecer en su servicio y amor; y animarnos a concurrir J con la gracia que obia en nosotros y cooperar con ella para gloria de su divino nombro. De manera que, como consta claramente, Dios nuestro Señor comunica gracia en esta vida, y tiene ya comunicada aquella gran plenitud della en su Pasión sacratísima, con que nos hizo capaces a todos de su gloria abriéndonos el camino para poder ir a ella y salvarnos. [ 1 1 ] Pero todavía, por mostrar más su ferventísima can- dad, quiso hacer otra gracia más en particular, para que el efec- to de aquella grande y general [Fol. p v l se pudiese mejor seguir, y alcanzar lo que con su muerte había pretendido. Quiso pues el Señor que debajo de la gracia general de toda la Iglesia k hubie- se otras particulares gracias en cada estado de su Iglesia santa, y especialmente en las religiones que quiso se ordenasen; como también desde el principio del mundo, puesto que [aunque] po- ' Ms. el. i Al margen : concurrir. k Ms. Ecclesia. LA RELIGIÓN EN EL A. TESTAMENTO dían todos salvarse cumpliendo las obligaciones que tenían, toda- vía, siempre comunicó gracias particulares a algunos para me- jor lo hacer. [12] Y así, pecando Adán, antes del diluvio elige Dios una nación de él, que era como de personas religiosas. Y éstos eran todos los que descendían del propagine de Seth 9 y se decían hi- jos de Dios I0 , y los otros hijos de los hombres. Y, puesto que [aunque] tenemos escrito poco donde se pueda esto ver más en particular; todavía, esto consta, y que Enoch profeta era y Enós religioso 12 , y que éstos con los demás que por esta línea des- cendían tenían particular culto y reverencia a Dios, y particular ayuda y gracia para ello. Y, por el contrario, puesto que [aun- que] Caín y los de su linaje se podían también salvar, que era el otro tronco que nació de Adán ; todavía todos ellos eran quasi profanos y disolutos. [13] Y después del diluvio, teniendo Noé sus hijos, que con él habían escapado, permite el Señor que se divida uno de ellos llamado Cam y se haga profano y nigromántico ,' 3 ; y quie- re que Sem quede con gracia especial de religión, de donde vinie- ron aquellos antiguos patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, y les sacerdotes que con especial observancia y veneración daban el culto y honor a Dios nuestro Señor. [14] Vino después el tiempo de la Ley escrita y en él esco- ge [Fol. io r ] Dios un pueblo a quien la djese, el cual fué de los Hebreos, en los cuales quiso dar como un dibujo de los que ago- ra somos en Ley de gracia, haciéndolos entre todos los del mun- do más idóneos para recibir sus mercedes, dándoles el conoci- miento de sí mismo y gracia para vivir ' más perfectamente, y con más facilidad para salvarse. Y así, puesto que [aunque] los otros que no lo eran lo pudiesen también hacer, y no fuesen obli- 1 Ms. vhnrcn. 9 Hijo de Adán, nacido después del fratricidio de Abel; Gen. 4, 25. 10 Gen. 6, 2; cf. F. de Hummelauer, S. T., C onwicntarius in Gcnesim (Parisiis 1908) p. 211 sg. ; F. Vigouroux, Diction. de la Biblc, art. "Fils de Dieu". " Henoc, hijo de Jared, descendiente de Enós y Set (Gen. 4, 18); que por su buen proceder con Dios ("ambulavit cum Deo") fué llevado por El (Gen. 4, 24; Ec- cli. 49, 16). Sobre su carácter prof ético y religioso cf. Eccli. 44, 16; Hebr. 11, 5; Apoc. 11, 3 sg. 12 Enós, hijo de Set, que "comenzó a invocar el nombre del Señor"; Gen. 4, 26. '3 Cam, maldecido por Noé en su hijo Canaán, tuvo su descendencia principal- mente en Egipto, en parte de Arabia, península del Sinaí, Etiopía... (Cf. Gen. 10, 6- 20). A ellos se atribuyen las prácticas de nigromacia. 52 PLÁTICA SEÓUNDÁ gados a se hacer judíos; todavía, algunos aceptaban serlo por peder mejor alcanzar el último premio del cielo viendo la comu- nicación grande y influencia celestial con que el Señor favorecía aquéllos que tenía por su pueblo escogido. [15] Y aún entre los deste pueblo hubo algunos que con más abundancia de gracia eran visitados del Señor para le ser- vir y conversar "' con más familiaridad, como eran los sacerdo- tes y levitas y profetas ; los cuales, como tenían más alto y per- fecto estado, así con mayor favor del Señor eran tratados. Y al- gunos otros como nazareos ' 4 , y también reeabitas 15 y semejantes. [16] Y queriendo ya el Señor dar cabo y fin a las figuras, y abrir lo figurado, y dar la Ley nueva, la ley de gracia y Evan- gelio eterno, y poner la suma perfección y consumar esta obra, que en las figuras aún era imperfecta : toma nuestra humanidad, conversa con los hombres, enséñales su ley evangélica, confirma los divinos milagros; finalmente, padece, y muere y resucita, y hace la plerutud de gracia de que tratamos poco antes, instituye este Cuerpo místico de la Iglesia regido y animado de su Espíri- tu ; no quiere que fuera de él haya religión ni gracia alguna para salvarse, y ansí que fuera de él ninguno pueda salvarse: non est aliud nomen in quo oportcat nos \Fo¡. ro v ] safaos fieri, etc. 16 . [17] Esta quiere que sea una universal religión cristiana, a la cual a todos llama para que en ella sean salvos ; y que como es só- lo un Dios, un Cristo, una fides, unum baptisma 17 , así ella sea una, y uno el Pontífice, que en su lugar como Vicario le rija; y que sea schismático el que andaré en divisiones o en perturbar esta unidad, y hereje el que no la creyere católicamente. [18] En esta Iglesia, pues, quiere el Señor que le den el cul- to y reverencia debida, con mucha más perfeción que antes, dan- m Ms. le scrinren y conversaren. ■4 Nazareos, de la palabra hebrea nazar (separar) eran los que según Núm. 6, I-2I, separados de otros y de ciertas prácticas y bebidas comunes, se consagraban a Dios con ritos que se describen en el mismo capítulo 6 de los Núm. Nazareos fue- ron, entre otros, Sansón (ludia 13, 5), Samuel (■« Reg. 1, 11), etc. Sobre esta ins- titución puede verse Vigouroux, Diction. de la Bible, art. " Nazaréat" . •5 Los reeabitas constituían, a modo de congregación religiosa, una clase o agru- pación fundada por Jonadab, hijo de Recab, y tenían precepto de no beber vino, ni sembrar ni plantar viñas, ni construir casas. De ellos habla con elogio Jeremías en ei cap. 35 de su profecía. 16 Ac. 4, 12. '7 Ephes-. 4, 5. LA RELIGIÓN EN EL N. TESTAMENTO 53 do gracia y ayuda para ello; y así en ella con más clara luz y co- nocimiento suyo y de lo n mucho que nos ama se le hace el culto y veneración, y a los santos en su nombre y por su amor y glo- ria. Y, como decíamos, para que más cumplidamente se haga es- to y seamos más participantes de sus méritos y plenarja reden- ción considerando que se hizo hermano nuestro y atendiendo al piélago de su inmensa caridad con que siempre nos amó, deter- mina que aun en esta Iglesia haya gracias particulares de esta- dos diversos en que le puedan servir mejor. \u)] Y así ordena obispos en un estado alto y perfecto, que con su buena vida y odor de santidad rijan a los otros y edifiquen en el Señor y obren. Lembraré [recordaré] que todos nosotros nos debemos reconocer por ministros y siervos dellos y hablar dellos como de perfectos, sin murmurar de ninguno, pensando de los ayudar verbo ct opere cuanto sea posible; y especialmente hacer esto con el Papa, con suma veneración, pues es Vicario in- mediato de Jesucristo X. Señor, que en su lugar rige esta nave de la Iglesia santa en que todos navegamos. Y no haya quien se quiera meter a juzgar de lo que hace o no hace, pues no hay nin- guno en la tierra que pueda ser su juez; y así dijeron a Marceli- no: Indica te, Pater; nema te potest indicare "\ Abajemos la ca- beza a sus preceptos y lo que él mandare o hiciere, eso juzgue- mos por bueno, procurando siempre de defenderlo. [20] \Fol. Ti r ] Quiso también Nuestro Señor que hubiese otro estado de perfección, que es de religión, y que desde 0 el prin- cipio de la Iglesia lo hubiese. Al cual El llama a muchos para te- ner más particular cuenta con ellos y les dar más especiales fa- vores y ayudas y medios más abundantes y copiosos para tratar con El y servirle. ' [21] Que esto fuese desde 0 el principio de la Iglesia, [cons- ta] de San Dionisio Areopagita, discípulo de San Pablo, que io n Ms. del. 0 Ms. dende. '8 San Marcelino Papa gobernó la Iglesia entre los años 296-304. Según unas supuestas Actas del Concilio de Sinuesa. cuya falsedad hoy día se reconoce, Marce- lino fué forzado a justificarse por haber ofrecido incienso a los ídolos en un acto de debilidad, y él mismo reconoció su culpa y se impuso el castigo. Allí se recono- ció el principio de que Prima sedes a neminc indicatur: "Tu cris Índex: ex te euhii damnaberis, et ex te iu-stificaberis, tamen in nostra praesentía" ; Mansi, Colla tío concil. I (Florentiae 1759) col. 1253. Cf. ML 6, n-20; Dietion, de Théologie catlwl. ait, "Marcelltn (Saint)", 54 PLÁTICA SEGUNDA afirma y ha tenido esto fundamentado p en el Evangelio sagra- do, en el cual el Señor aconsejó que siguiésemos la obediencia y pobreza y castidad 20 : y esto no sólo sin votos, más aun y princi- palmente con votos como es la intención ,de la Iglesia santa y Doctores de ella lo que basta para ser obligados a lo creer, y puédese hacer esta razón : [22] Si Dios aconsejó pobreza, castidad y obediencia, o io aconsejó con j>erfección o con imperfección. Es error manifiesto decir que el Señor aconsejase algo y esto con sola imperfección. Sería luego etiain con perfección; y pues es cierto " que el seguir pobreza, castidad y obediencia con perfección consiste en se ha- cer con votos y con obligación de no poder tornar atrás sin peca- do, como el que no tiene voto puede; no hay duda sino que Cristo N. Señor aconsejó etiam y principalmente la pobreza, castidad y obediencia con votos. Y si se considera, se verá que proponien- do muchos de ser pobres y [Fol. 11"] castos, al otro día habien- p fundamentado lect. probable. 1 Al margen : cierto. '9 "Parte secunda [Dionysius ¡n libro: De Ecclcs. Hicrarchia] describit ritum monasticae consecrationis : unde patet iam inde a temporibus apostolorum, quorum discipulus et coaetaneus fuit Dionysius, statum illum in Ecclesia primitiva fuisse ce- lebratum". Corderii Adnotationes in librum "De Eccles. Hicrarchia" ; MG. 3, 539. 540. Pero hoy día se impugna la autenticidad tan remota de los escritos del Pseu-iO- Dionisio Areopagita, cuya personalidad, posterior, identifican algunos con la del Pa triarca de Antioquía Severo: J. Stiglmayr, Lexikon fiir Theologic und Kircha 111, 335 a; cf. M. Viller-K. Rahner, Aséese und Mystik in der V'áterzeit (Freiburg i. B. \ 1,939) P- 230. 231. Sin embargo, como los consejos de Cristo no podían permane- cer sin eficacia, siempre hubo, desde los primeros siglos de la Iglestfa, quienes los siguieran en voluntaria virginidad, pobreza y obediencia, como consta por la Historia. 20 " Si vis perf ectus esse, vade, vende quae habes et da paúperibus's, et habe- bis thesaurunn in coelo et veni sequere me" (Mt. 19, 21). — "...non expedit nubere. Qui dixit illis : Nos omnes capiunt verbum istud, sed quibus datum est. Sunt enim eunuchi, qui de matris útero sic nati sunt; et sunt eunuchi, qui facti sunt ab homi- nibus : et sunt eunuchi, qui seipsos castraverunt propter regnum coelorum. Qui potc»t capere capiat" (Mt. 19, 11. 12). — "Et omnis qui reliquerit domum, vel fratres, aut sórores, aut patretn, aut matrem, aut uxorem, aut filios, aut agros propter nomcu meum, centuplum accipiet et vitam aetemam possidebit" (Mt. 19, 29). 21 Jesucristo exhorta en el evangelio a un estado de vida irrevocable en el seguimiento de la perfección (Le. 9, 59-62; 18, 18 sg). Pero la manera connatural de asegurar el propósito concebido por la caridad divina es el voto perpetuo. Luego implícitamente Jesucristo exhorta a los votos perpetuos de religión. Cf. F. Wernz — P. Vidal, Ius canonicum. T. III, De religiosis (Romae 1933) c. 3. 22 Según Suárez "Status religiosus secundum se et quoad substantiam suam ab ipso Christo Domino immediate traditus et institutus fuit; atque ita dici po- test esse de iure divino non p)raecipiente, sed consulente ; haec est sententia omníum catholicorum recte sentientium". Y los cita en larga lista a continuación, De staftt religioso I, 1. 3, c. 2, n. 3 ; Opera omnia (Vives) t. 15, P- 231, LA RELIGIÓN EN EL N. TESTAMENTO do ocasión de lo r contrario, se descaecen de sus propósitos; lo que no hacen los que con votos son obligados, así por la gracia dellos que les ayuda, que es lo principal, como también viendo que no pueden hacerlo sin pecado. [23] De manera que hubo religiones desde el principio, que fueron muy conformes a la divina voluntad, y Ensebio en la His- toria eclesiástica 23 cuenta de una manera de religiosos que hubo, a la cual es semejante la nuestra, de hombres que andaban por ei mundo ganando cristianos al servicio de Dios, que es lo propio que nosotros pretendemos. Después hubo los ¡nanachos de Egipto; después los de San Basilio, de San Benito, de San Agustín, de San Hierónimo y üe San Bernardo; y finalmente, los cuatro órdenes mendicantes y entre ellos las s dos lumbres grandes de la Tglesia, de Santo Do- mingo y San Francisco. [24] Y así en diversos tiempos hizo Dios N. Señor divei- sas convocaciones dando gracia y ayuda particular para se ins- tituir 1 diversos estados de religiones 2 \ Das cuales todas, puerto que [aunque] diversas en el modo de proceder ; todavía, tocias convienen en una cosa, que es de servirse en ellas Dios con ver- dadera abnegación de la propia voluntad y renunciación de todo. Y si la gracia universal de la católica iglesia, de que todos los' cristianos comunican, es tan grande, ,;cuán grande será la gra- cia de religión, que es particular y peculiarmente añadida con aquélla? Grande es, lo " que bien experimentan los que la parti- cipan por la bondad del Señor. [25] [Pol. I2 r ] V v hablando de religión en particular, qué cosa sea, digo que no es otra sino un estado para adquirir la per- fección de la caridad y de su obrar en sus votos y aprobación de la Iglesia. Y esto quiso significar el Señor, cuando dijo: Si vis r Ms. del. 8 Ms. los. 1 Ms. instituyren. " Ms. el. T Epígrafe marginal, a la altura de este párrafo: Rc'ií/io quid. 2 3 Euseb. Hist. ecles. I. 3, c. 37; MG 20. 204. 2 4 Acerca de los orígenes y desarrollo de la vida religiosa y sobre la historia de las órdenes y congregaciones religiosas, cf. M. Heimbucher. Pie Orden wid Kon- gregationen der katholischen Kirche, 3 vol., Paderborn 1907, PLÁTICA SEGUNDA pcrfcctus cssc, vade, vende omnia quae habes, l da pauperibus et sequero me 2S , declarando que la vía para la perfección consistía en el seguirle dejando todo lo temporal y cuanto hay en el mun- do, etc. x [26] Y como esto sea lo que pretenden las religiones., y a esto se obligan, claro está que ellas no son sino estado de perfec- ción. Por tanto el que en el mundo tiene alguna imperfección, o cualquiera otra, que se siente flaco en la virtud y buenos propó- sitos, por las ocasiones que le impide[n] y desea llegarse a la per- fección, busque este estado, porque en él se ejecuta la respuesia que el Señor ha dado en tal caso, diciendo: Si quieres ser perfec- to," deja lo que tienes, dalo a pobres, y ven y sígneme 2é . Aquí se sigue al Señor, aquí se procura el modo de ser perfecto en esto y de dar el culto a Dios con verdadero amor y voluntad, suelto de los impedimentos conforme a la gracia general de tal estado, y particular que comunica el Señor a aquél que en él procura de seguirle con todo su corazón. [27] Y 7 ultra de otras cosas, en la religión hay dos de mu- cha consolación. La una es suma quietud y descanso interior del ánimo, con una perpetua paz, tratando y conversando con Dios, poniéndose todo en El, resoluto de todas sus cosas y desocu- pado de negocios y tratos del mundo que perturban y inquie- tan el ánimo sin nunca tener alivio verdadero, como sienten ios que andan en el siglo. [28] La otra cosa es que en la religión hace uno plenario holocausto al Señor, y un sacrificio de todo cuanto en [Fol. i¿*\ él es, diciendo: Señor, yo malo era y soy siempre por lo que es do mi parte; pero ahora con vuestra gracia yo me ofrezco todo a Vos ; todo lo que está en mi libertad quiero dejar, Vos me lo ha- béis dado, yo os lo quiero tornar 27 . Si tenía libertad para casar- me, no la quiero más tener, por vuestro amor. Podía poseer bie- nes temporales : pues que tenéis respondido que es más perfec- ción dejarlos, yo los dejo y doy a pobres y suelto, sin poder ya más tenerlos. Y, lo que es más, la libertad grande que me habéis etc. lect. probable. Epígrafe marginal, a la altura de este párrafo: Dito bona religiotwm. 2 5 Mt. 19, 21. 26 Mt. ig, 21. 2 7 Cf, Ejercicios de S. Ignacio, n. 234; Monutn. Hist. S. I., Ex ere . p. 430, LA GRACIA DE LA RELIGIÓN 57 dado, de mi propia voluntad con el libre arbitrio de querer o no querer una cosa, yo os la doy y digo que ya no quiero tener propia voluntad, sino que la del Superior quiero que sea la mía ; lo qut él quisiere, esto quiero ; y lo que él no quisiere, eso no quiero yo también, por vuestro divino amor. Este es el sacrificio grande que en la religión se hace, y que su- mamente agrada al Señor; y el que lo tiene hecho, y está firme en esto, es religioso de verdad. [29] Y de aquí se podrá ya entender la gracia de la Com- pañía y cómo es religión, pues en ella se cumple todo lo que tenc mos dicho que hay en las religiones, y así es un verdadero esta- do de adquirir la perfección; para lo cual tiene sus votos, sus medios, su fin, sus ejercicios y ministerios y, finalmente, ía con- firmación apostólica, sin la cual no puede haber religión. Y así lo eran todas las antiguas, o por recepción de la Sede [Fol. if] Apostólica, o de otra manera; puesto que [aunque] no fuesen por bulas, como se usa ahora. [30] Y porque es necesario y sumo provecho al religioso de cualquier religión saber el principio della y la gracia auí- Dios N. Señor le ha comunicado para procurar de conformarse más con ello, y de coniungir [juntar] más la gracia particular con que Dios N. Señor quiso moverlo a se obligar a la gracia común de la tal religión, y así más se aprovechar in Domino : j)or tan- to diremos de la nuestra, todo de raíz. Y primero de la con- firmación y aprobación apostólica. [31] Fué z pues nuestra religión aprobada por la Sede Apostólica. Y el principio fué desta manera, que nuestro Padre M. Ignacio con los compañeros que en aquel tiempo tenía trata- ron entre sí lo que más cumplía al servicio de Dios N. Señor acerca de procurar que hubiese personas que les quisiesen ayu dar al intento que tenían, y así hacer congregación; o si sena mejor dejarse deso y que con ellos se acabase su deseo de ayu- dar a las ánimas y el trabajar por eso. Y pidiendo a Dios N. Se- ñor con muchas oraciones y misas les diese en aquello luz y co- nocimiento de lo que sería más conforme a su divina voluntad, Nuestro Padre con los otros se determinaron, que es mejor pro- curar que haya quien los siga en sus propósitos, y que sea en reli- 7 - Epígrafe al margen ; Oriyo Soc'ietatis, 58 PLÁTICA SEGUNDA gión y con votos 2& , teniendo nuestro Padre M. Ignacio muchas significaciones interiores para esto. I32] Determinados en este parecer, hacen la suplicación en la fórmula que está escrita en la primera bula de nuestra confir- mación, y hácenla proponer al Papa Paulo III por uno de los Cardenales 29 . \Fol. if] Y, a la primera palabra que dijo el Pa- pa entonces fué: Spiritus Dci cst hic - ,0 , de la cual tenemos nos- otros tomado mucha consolación y devoción en el Señor. Poi- que en cosas de tanta importancia como aquélla, y de costumbres cristianas, no puede errar el Papa y especialmente le guía y alum- bra Dios para que no yerre, ni diga sino lo que es más conforme a su divina voluntad 3 '. Tomen, como Paulo III era prudenttsi mo, etiam in naturalibus de gran valor y para mucho, consideran- do lo que se le proponía, parecióle la cosa muy dificultosa ; y así no habría ninguno a quien b no le pareciese difícil y peligroso en tal tiempo levantarse religión nueva cuando las religiones eran tan contradecidas. Y claramente se mostraba ser necesaria gracia en muy gran abundancia para se instituir; y por tanto, antes de dar a Epígrafe al margen : Spiritus Dci cst hic. b Ms. que. *8 El proceso de las deliberaciones de los primeros Padres de la Compañía pa- ra ver si convenía dar la obediencia a uno de ellos y confirmar asi la unión y con- gregación que había entre ellos, la resolución de hacer el voto de obediencia, y las conclusiones a que llegaron en 1539 en orden a la fundación de la Compañía, pueden leerse en MHSI, series 3. a , t I {Monumento Constitutionum praczna), p. 1-14; véari- sse también los Prolegómeno, del editor, ibid. p. XXXIV-LI. Tratan asimismo este asunto P. Tacchi Venturi, Storia delta Compagia di Gcsii 111 Italia, t. II (Roma 1922) p. 187-199; A. Asthain, Historia de ta Compañía de Jesús en ¡a Asistencia de España I (2. a edic.) p. 93-96. 2 9 Primeramente se propusieron al Papa los llamados "cinco capítulos", resu- men del nuevo Instituto que comenzaba, que fueron presentados y leídos al Sumo Pontífice por el Cardenal Gaspar Contarini, y aprobados verbalmente, con orden que se redactara la correspondiente bula o breve. Puede leerse este primer esbozo del Ins- tituto de la Compañía en MHSI, Coiistit. I, p. 14-22. De ello tratan A. Astrain. His- toria de la Compañía... I, p. 91; Tacchi Venturi, Storia dclla Compagnia... II, p. 293-301. 3° Esta fcirrrula es la que refieren también Maffei (De vita ef moyibus I(jnatii Loyolac , Roma 1585, lib. 2, c. 12), Orlanehni (Historian Societatis lesu prima pars, Roma 1615, lib. 2, n. 82) y Rivadeneirí en la i.« edición de la Vida de San Ignacio, 1572, y en la edic. latina de 1587 (c. II, n. 137); pero en la edic. castellana de 1583 usa el célebre Digitus Dci cst hic (Exod. 8, 19). Rivadeneira lo aplica a la apro- bación del Papa, vencida la resistencia del Cardenal Guidiccioni. Cf. Tacchi, Storia della Compagnia II, p. 301. 302. 3> Es sabido que el Sumo Pontífice es infalible en la aprobación definitiva o so- lemne de las órdenes religiosas. Cf., v. gr., H. Dieck.mann, De Ecclcsia tractatus his- torico-dogmatici, t, II (Friburgi Brisgoviae 1925) p, 165, 166, APROBACIÓN DE LA COMPAÑÍA 59 su aprobación, determina c de examinar muy bien este espíritu, para saber si es verdadero y de Dios : y encarga desto al Larde- nal Guidachon 3 \ el cual era contrario de haber pluralidad de reli- giones : v en esto estaba tan asentado, que de propósito había es- crito un libro contra pluralitatcm reügiomtm 33 . [33] Cometiéndole [encargándole] el Pai>a este negocio, que era cosa fortísima para poder con él al cabo, pero de gran gracia que el Señor quiso hacer para más prueba desta su Com- pañía. Nuestro Padre y los demás se van al Cardenal y signifi- canle la cosa. Pero él. como hombre poco arícionadu a tales natos, no los quiere ver ni oír : de lo que se vinieron de él con- fusos, quedando con todo muy entero y constante Nuestro Pa- dre v con diligencia procurando todos los mejores medios que ]X)día para efectuar sus propósitos, pues era[n] de tanto {tal. //] servicio del Señor, y que El había dado tanto cono- cimiento, claridad y certitud [certidumbre]. A cuya imitación habernos nosotros [de] procurar también que. aunque a veces nos suceda algo contra lo que pretendemos por gloria de Dios, no caigamos de ánimo, mas esforzándonos de nuevo, aplique- mos todos los remedios y medios posibles según la cosa que se trata. [34] Dice pues el Padre a sus compañeros que cumpl:a ayudarse y encomendarse la cosa a Dios, y así ordenó por este efecto se digan tres mil misas 3i a la Santísima Trinidad, de que era muy devoto 35 . Y para esto escribió a algunos conocidos que e Ms. determinar. i- 2 El Cardenal Bartolomé Guidiccioni. célebre canonista muy consultado por Paulo III. poco antes (19 de Diciembre de 1939 > promovido a la sagrada Púrpura. Ante los inconvenientes propuestos por el Cardenal Ghinucci. encargado de hacer el breve o bula de aprobación, que dificultaba la aprobación de dos puntos particu- lares de los cinco capítulos, fué llamado el Cardenal Guidiccioni a intervenir en el asunto. Acerca de esto y sobre la figura de este purpurado, cf. Tacchi, Storia... II, P 303-314. 33 Más que un libro, que la voz de algunos historiadores le atribuye (v. gr. J. A. de PoLANco. MHSI. l'ila I anata Loiolac I. p. 72). había escrito exposiciones iné- ditas sobre el asunto, en sus tratados también inéditos De eonciliv universali y De Ecclesia et emendatione ministrorum (Bibliot. Yatic. Barber. lat. 1 165). La parte de ambos tratados que expone las razones del Cardenal contra la pluralidad de religio- nes ha sido publicada por Tacchi. Storia della Compagnia... I (Roma 1910). Apén- dice de documentos n. 58. 59 (p. 579-585'). 3¿ Véase la carta del P. Lai.iez sobre S. Ignacio: MHSI. Ignat.. Fontes nana- íññ I. p. 130. 35 Véase el diario de sus consolaciones e ilustraciones al escribir las Constitu- ciones: MHSI. Constit. I. 86 sg. Cf. Epist. Lainii n. 12: MHSI. Ignat., Fontes narra- 6o PLÁTICA SEGUNDA tenía, para que dijesen algunas dellas, y poco a poco se dijeron; y tornando una vez a hablar al Cardenal, cuando no se catan, ie hallan totalmente mudado de lo pasado diciendo que había teni- do dificultad en le parecer bien que esta religión se empezase, j)ero que ya tenía entendido que era bueno y santo que se hiciese y efectuase, y que él era contento; y de propósito se puso a decir palabras de aprobación della y aun más dello que los Padres querían. Y refiriendo esto el Cardenal Guidachon [Guidiccioní J al Papa, por le tener del negocio encargado, dice el Papa que es contento y que quería que se haga esta religión. Pero restrin- ge d la licencia para que no haya en ella más de hasta 6o prole- sos, y esto por tomar otra probación deste espíritu y gracia y no ser fácil en confirmar cosa de tanta calidad y en tales tiem- pos 3é . [35 1 Con esta confirmación así restricta se acabó el año de 40, pasó el de 41 y 42, y al de 43 c el Padre se anima [Fol. 14*] para hablar de nuevo a Su Santidad, y así lo hizo, dándole cuen- ta de todo lo que hacían, de sus ejercicios, predicar y confesar, y los más y aumento de la Compañía, y pídele quiera tomar dello información y abrir el número. Y él se lo concedió. Y abrió el número 37 , mas en el resto no hubo tanta plenitud como después. [36] Después ', en el año de 45, faltando coadjutores, como deseaba nuestro Padre, siendo ya la Compañía en muchas partes aumentada, torna a suplicar por esto a Paulo III, y con- cedió esto 38 y muchas gracias en el de 49 3 ". [37] Finalmente s , en el de 50, se suplicó a[l] Papa Ju- lio [III] y dió la plenaria y perfecta confirmación de la Compa- d Epígrafe al margen, a la altura de este párrafo : Prima approbatio ad certum numerum. e Ms. 40 y j. f Al margen, a modo de epígrafe : coadjutores. s Epígrafe marginal : Plena approbatio. livi I, 82; Nadal, In examen antwtationes : N, IV, 651; H. Rahnebl, Die Mystik des M. Ignatius und der Inhalt der Vision von La Storta : Zeitschrift für Aszese und Mystik 10 (1935)202-220. 36 Cf. Polanco, Vita Ignatii I, 80; Tacchi, Storia II, 318-323. Paulo III el 27 de Septiembre de 1540 firmó la Bula de aprobación " Regimini militantis Eccle- siae" ; MHSI, Constit. I, 24-32; Instit. S. 1. I, 3-7. 37 Véase la bula tercera de Paulo III en favor de la Compañía " Iniunctum nobis'' (14 de Marzo 1544); MHSI, Constit. I, 81-86; Instit. S. /., I, 7-10. 38 Breve "Exponi nobis" (5 de Junio 1546); MHSI, Constit. I, 170-173; Instit, S. I. I, 12-13. .19 Bula "Licet debitum" (18 de Octubre 1549); MHSI, Constit. I, 357-371 '• Instit, S. I. I, 13-21, APROBACIÓN DE LA COMPAÑÍA (A ñia, como agora tenemos 4 °. Y no se puede alterar esto sin que la Congregación general así lo ordene *'. De manera que en estas probaciones fué nuestra religión aprobada : y pues ella así lo fué, no es mucho que los que han de vi- vir en ella lo sean también con las muchas probaciones de que usa- mos 42 . [38] Queda junto con esto ver si esta religión es necesaria o útil, en lo cual [hay que atender] a dos cosas: la primera que nosotros no somos necesarios m útiles, antes inútilísimos y in- dignos, de nuestra parte, desta vocación ; la otra es que la reli- gión en sí es muy útil y aun necesaria, según la Providencia di- vina, la cual quiere que, puestos etiam todos los otros auxilios en su Iglesia y Religión, sea bien que supla a lo que siempre hay mucho que hacer para que las almas sean ayudadas ; como en Va- lladoljd yo decía a unos religiosos de mucha cuenta, haciéndose una profesión 4 \ afirmando lo que se ve en ella y lo que pretende, puesto \Fol. ij r ] que [aunque] nosotros no correspondamos con su fin de la manera que ella requiere. Y por tanto les encargaba nos ayudasen con sus oraciones a que Dios N. Señor enviase a ella los que más cómodos y propios fuesen para le servir en este ministerio, pues nosotros éramos tan flacos y ruines instrumen- tos. Y así todos tengan lembranga [recuerdo] siempre de pedir' esto al Señor, y tenerse por indignos de tanto bien, para que to- do se haga a mayor gloria de la divina Majestad. Laus Deo. [Fo!. if, 16, 17 (numerados) en blanco] 40 Bula "Exposcit debitum" (21 de Julio 1550); MHSI, Constit. I. 373-383; Instít. S. I. I, 22-28. Cf. Astrain, Historia de la Compañía... I, c. 8, p. 126-134. 4" Ya se deja entender que en las disposiciones de derecho pontificio, como son las contenidas en la Fórmula del Instituto, aprobada en la Bula mencionada, no po- dría ser decisivo para alterarlas el fallo de una Congregación general. Esta tiene sí autoridad para interpretar esta Fórmula; cf. Julio III, Exposcit debitum; MHSI. Constit. I, 376. 4 2 " ...opportunum iudicavimus etiam statuere. ne quis ad professionem in hac Societate emittendam. nisi diuturnis et diligentissimis probationibus (prout in Cons- titutionibus declarabitur) eius vita et doctrina explorata fuerit, recipiatur". Expos- cit debitum; MHSI, Constit. I, 381. 43 Sin duda se refiere a la profesión del P. Bautista de Barma, celebrada en Va- lladolid en 1556; después de la cual, durante la comida, cediendo a las indicaciones de S. Francisco de Borja, habló ex tempore casi una hora, y con gran aceptación, so- bre el Instituto de la Compañía ante los religiosos y personajes invitados. Natalis cphemeridts: N, II, 43; Astrain, Historia... II, 4. \Fol. i8 T ] Tertia exhortatio [Sumario: 1-3. Elección divina de S. Ignacio para fundador de la Compañía. — 4-^. Conversión del santo y determinación de scri'ir a Dios. — 7-9. Sus penitencias, vida de oración y escrúpulos. — 10-12. Ilustraciones extraordinarias que tuvo. — 13-15. Sus deseos de ayudar al prójimo y peregrinaciones. — 16-22. Sus estudios y persecuciones. — 23-25. Misión apostólica específica de la Compañía] [1] Comenzábamos ayer a tratar particularmente de nues- tras cosas de la Compañía, y tocábamos solamente la confirma- ción; y, como os acordáis, fué modo mucho particular con que Nuestro Señor movió a Paulo tertio a se examinar tanto la Com- pañía en las confirmaciones hasta Julio tertio, que la confirmo plenariamente. De manera que diez años ha tomado la Sede Apostólica para aprobar este instituto '. [2] Tornemos un jxjco sobre este punto al particular. Re- ligión es esta; mas, como yo entiendo, desta manera: Las reli- giones Dios las hace con dones particulares que El les da, y El es el primero. Digo, pues, si Dios quiere, ¿quién le podrá estoi- bar? Si dice: quiero hacer esto, y elegir para esto uno, y quiero que sea ministro, y que sea Ignacio de Loyola; ¿quién le podrá contradecir? [3] Elígelo; no que lo merezca él, o que se eligiese [a] quien tenía la gracia: que era pecador y andaba en guerra para la honra. Y él lo decía de sí, que anidaba en vanidades [a] hacer 1 La bula Rcgimini militantis Hcclesiae de Paulo III es del 27 de Septiembre de 1540 y la Exposcit debitum de Julio III es de 21 de Julio de 1550. CONVERSIÓN DE S. IGNACIO 63 esto y estotro 2 . Mas eligió su naturaleza por ser hombre para mucho, y era tan magnánimo que en la guerra nunquam se vió persona vencida 3 . Queriendo pues Dios hacer esto, para que no había gracia ni mérito; ni la naturaleza, ni naturales perfecciones de nuestro Padre (puesto que [aunque] grandes) bastaban, aunque eran gran ayuda, coniuncta la voluntad y gracia de Dios: como le eli- gió, comunícale gracia para esto por los mismos medios y más por donide se comenzó en él la Compañía y ha de proceder. Los cuales Dios andaba poniendo en él poco a poco, y de donde des- pués se había [de] poner en práctica en la Compañía. [4] Y fué ansí. Comienza el Padre Ignacio a convertirse a Dios estando enfermo, siendo desahuciado de los médicos, y a la media noche del día de San Pedro y San Pablo, de la era de 22 a , a los cuales tenía devoción, se empezó a hallar mejor en la dolencia 4 . Quiere leer y pasar el tiempo, pide libros profanos de historias perjudiciales y malas, de Amadís de Gaula o otros, y no se hallan. Había Flos sanctorum y Vita Christi; lee por ellos 5 , y en ello tenía dos espíritus: uno de servir al mundo y hacer grandes co- sas profanas en su servicio; también otro de hacer cosas gran- des como los fundadores de las religiones, San Francisco, Santo Domingo. Ansí fué que los pensamientos de cosas vanas dejá- [Fol. /¿súbanle triste y desabrido, y los otros bien y contento; V de aquí entendió que éstos eran buenos, con que se determinó a servir a Dios. Y con esto ansí dice: quiéroslos seguir, los otros no; y esto fué su propósito 6 . [5] Así nosotros, a su imitación, de aquí tomamos princi- pio para las elecciones que se dan en la Compañía, para que cada a Escrito al margen : Del era de 22. 2 Cf. Acta Patris Ignatii (Autobiografía) c. 1; MHSI, Ignat., Fontcs narrat¡- vi I, 364; Epist. P. Lainii n. 5, Fontcs narrat. I, 76. 3 Cf. Acta P. Ignatii c. 1. n. 1, Fontes narrat. I, 364; Epist. Lainii ri. 2, Fontes narrat. I, 72. 4 Cf. Acta P. Ignatii c. 1. n. 3 ; Fontes narrat. I, 368. 5 Cf. Acta P. Ignatii c. 1. n. 5, Fontes narrat. I, 370; Epist. Lainii n: 3, Fontes narrat. l t 74. 6 Cf. Acta P. Ignatii c. 1. rt. 6-8; Fontes narrat. I, 370- 374. Sobre todo este pe- ríodo de San Ignacio en Loyola cf. P. Leturia, El gentilhombre Iñigo Lopes de Lo- yola, Barcelona 1941, c. 4, p. 135 sg. 6 4 PLATICA TERCERA uno al principio considere la devoción que le mueve y vea: esto me da luz, esto confianza ; sigo esto, estotro no. Porque si yo co- nozco lo que Dios me inspira y no lo sigo, peco, si es de pecado la cosa; y soy imperfecto, si la cosa es de perfección. [6] Y después que así se determinó servir a Dios, tenien- do aquella naturaleza noble y perfección de potencias, dale Dios gracia con que todo esto actuase suavitcr y a sus tiempos ; y ansí comenzó con ánimo de hacer en todo lo mejor b . Ansí nosotros debemos conocer lo que podemos, y con la mejor gracia efectuar todo a mayor servicio del Señor, y ser a su ejemplo magnánimos, desconfiando primero de nos y entendiendo que todo con la gra- cia tíe Dios podremos. Y ansí el que tiene facultad para predicar lo pondrá en obra, otro en leer, o cualquiera otra cosa, lo mismo. [7] Dice pues: quiero servir a Dios, y lo mejor que pudie- re y supiere. Busca lo mejor, y lo que primero se le representa es "quiero hacer penitencia". Deja su casa y parientes y hace voto de castidad, porque se sentía con peligro della, y quasi toda la in- clinación se le quitó 7 . Va a Nuestra Señora de Montserrat. Allí se confiesa generalmente. Vistióse de un saco, sin bonete, sin za- patos. Ayunaba cada día a pan y agua, sino al domingo 8 . Hacía 3 veces cada día disciplina. Hacía oración siete horas cada día de rodillas, levantábase a la media noche, oía cada día misa can- tada, vísperas y completas, confesábase y comulgaba cada do- mingo, y hacía otras penitencias 9 . Quiere ir a Hierusalém y está en esto. Y ansí con su buena mente se guiaba. [8] Y antes que tuviese mayor gracia y claridad, tuvo gran- des turbaciones de espíritu, puesto que [aunque] también conso- laciones. Tuvo una ilusión que el [Fol. ig'] demonio con espíritu de cosa que mucho le alegraba le quería engañar 10 ; lo que él des- pués conoció con la gracia del Señor, y venció. Fué otra ilusión, que tuvo grandes escrúpulos con grandes extremos. Mas libróle b Al margen: y o>wí comenzó... lo mejor. 7 Acta P. Ignatii c. 1, n. g. 10; Fontcs narrat. I, 374. 8 Todo esto y lo siguiente tuvo ya lugar en Manresa, como se colige de la Auto- biografía o Acta P. Ignatii c. 2, n. 18; Fontcs narrat. I, 388. Véase también M. Que- ra, S. I., El origen sobrenatural de los Ejercicios espirituales de S. Ignacio , Barce- celona 1941, p. 49 sg. 9 Acta P. Ignatii c. 3; Fontes narrat. I, 388-400. 10 Acta P. Ignatii c. 3, n. 19; Fontes narrat. I, 390. < ILUSTRACIONES DE S. IGNACIO Dios, puesto que (aunque] tenía poca inteligencia de cosas espi- rituales, desta manera: Había leído de un santo que hablando con Dios decía que ni comería ni bebería si no le hacía cierta gracia, y en esto determinó seguirle; y así lo hace él para quitar los escrúpulos, que una semana se tuvo sin comer ni beber. Con- fesóse, vase, [confesábase?] y de todo daba razón al confesor, de lo c malo y de lo '' bueno; y mandándole él que comiese, hízoio y después fué librado de los escrúpulos ". Y asi él quitó después a uno los escrúpulos, con le decir que no fuese escrupuloso y di- ciéndoie él la historia de sus escrúpulos. [9] A imitación desto nosotros en la primera semana [de ejercicios J, empezamos luego también por penitencias. V como él vino después a tener ilustración de la mente, conociendo los ma- les, ni tiene ilusión ni quiere tanta penitencia, que se echaba a perder, y se persuadió que se debía moderar : así quiere que nin- guno haga penitencia sin que lo sepa su confesor o su superior ''; y así va a la vía iluminativa que es junta con la unitiva. [10J Empieza después el Señor [aj enseñarle como un maestro de escuela enseña a un niño ' 3 ; y fué esta ilustración del Señor creciendo en tanto grado, que vino a tener muy grau conocimiento de todos los misterios " de la fe católica y especial- mente de la Santísima Trinidad. Y le parecía que, aunque no hubiese libros que tratasen desto, que él se determinaría a morir por ello, por aquello que había entendido. [nj Y especialmente tuvo una ilustración tan grande v extraordinaria un día cabe un río, que él solía decir que desde entonces, que [Fol. 19 ' J era el año de 22, hasta el de 55 v que de- cía esto ' 4 , le había Dios dado mucha claridad, mas que aquello solo excedía a todas las otras juntas. Entendió todas las cosas <• Ms. del. d Ms. ministerios. e En el ms. |>arece leerse 35. i*to es más conforme con la historia leer ¿.i. " Acta P. Ignotii c. 3, 11. 22-25; Fontes narrat. I, 3y.2-31.1S. 12 L onstitutiones S. i. p. 3, c. 1, n. 12; c. 2, n. 5. >¡ Acta P. ¡gnatii c. 3, n, 27; Fontes nanat. [, 400. ■4 Las declaraciones autobiográficas de S. Ignacio a instancias del P. Xadal, he- días a Luis González de Cámara tuvieron lugar principalmente después de la muerte de Julio III (23 de Marzo 1555); véase la Introducción a la Autobiografía: Fontes narrat. I. 360-362. Antes, en Septiembre de 1553. el santo bahía dictado al mismo González de Cámara "hasta estar en Manresa algunos días *. Fontes narrat. I, 35-'; ct. ibid. p. 327-329. 5 r/. PLÁTICA TERCERA en una claridad y luz muy subida, a lo cual se solía él referii después declarando f razón de las cosas que acontecían de man- darse, así de la Compañía como otras espirituales ,s . Y ansí ie quedó una actuación de contemplación y unión con Dios, que sentía devoción en todas cosas y en todas partes muy fácilmente "\ [12] Pues, a su imitación, hagamos nosotros penitencia pa- ra nos preparar a la contemplación y devoción y a unión de nues- tras voluntades con Dios nuestro Señor. Y ansí conviene que va- vamos por grados y nos mortifiquemos, para que Dios se nos co- munique. Ninguno se desconfíe, que Dios le dará gracia si ansí lo hace; y mayor [a] aquél que más se humillare y obedeciere si- guiendo la vía que Dios nuestro Señor nos mostró. [13] Teniendo pues penitencia y oración Nuestro Padre, en pos desto luego s se aplica y (no sabiendo nada, sino teniendo leído Fias sanctoriini y hecho de él un extracto muy bien escrito y concertado) inclinase fa] ayudar al prójimo. Y así colegimos que nuestra oración luego debe ser inclinada a la práctica, como a fin de nuestro instituto, para ayuda de las ánimas que se pier- den, por las cuales Dios dió su vida, como el Padre se movió coii- mngindo [juntando] las virtudes teologales y todas, para ayu- dar al prójimo, no se queriendo él quedar con sus consolaciones. Y hasta aquí han comprendido los ejercicios [Fol. 20 r ] de la Compañía, y después sígnense las probaciones que tenemos. [14] Y la primera viene la de peregrinar a Jerusalén, por ser la mejor, y con suma pobreza, immo en Barcelona se quería ir sin compañero y sin bizcocho; pero fuese con solo bizcocho porque no quiso recibir el patrón de la nave sin él " '. Y el dinero que le dieron en Roma diólo a los pobres 18 (los cuales corrían a él hasta que se le acabó). Y en Venecia, después de ido, váse al Duque diciéndole que quería ir a Hierusalém. Quiso el Señor que sin paga le hace poner en una nao 19 . Va por hospitales con f Lect. probable; dando? k Ms. repite luego. '5 Acta P. Ignatii c. 3, n. 30; Fontes narrat. I, 404. Cf. Nadal, In examen an- notationes; N, IV, 652. ,6 Cf. Nadal, ibid. ■7 Acta P. Ignaiii c. 3, n. 35; Fontes narrat. I, 410. 18 Acta P. Ignatii c. 4, n. 40; Fontes narrat. I, 416. •9 Acta P. Ignatii c. 4, n. 42. 43; Fontes narrat. I, 418-420. ESTUDIOS DE S. IGNACIO 6/ mucha consolación y regalos del Señor y de su bendita Madre. Siente grandes devociones en los Lugares santos. Quiere que- darse allá a ayudar aquellas ánimas que ahí había de infieles y de- más; y váse al Guardián de San Francisco que estaba en Monte Sión, y dícele que le admita y que sólo a los domingos y fiestas le confesasen y comulgasen, y ni le diese de comer ni beber. [15] El Guardián dícele que quiere esperar por el Provin- cial que estaba en Belén. El cual, venido, dícele que no quede; si no, que le excomulgaba, como puede por una bula del Papa. Pe- ro él no le repugna y determina volverse 2 °. [16] Viene, pues, y por el camino dice: "tengo de ayudar al prójimo, mas ¿cómo?, que no tengo letras...". Y de aquí nos- otros venimos a tener los estudios para tener el adiutorio que Dios ha puesto en la Iglesia, porque relleva [importa] guardar el principio divino y el eclesiástico y moral 21 . Estudios, pues, son necesarios por no hacer o decir herejías y relleva [importa] callar no sabiendo. Taceant 111 ccclcsia (S. Pa- [Foi 20 r \ blo) " los que no saben interpretar ". [17] Y en esto se determina estudiar por musa, ae en Bar- celona; y era tan pobre, que andaba a limosna, y el maestro con que andaba se llama Ardévolo 2J , que aún vive. V comenzando a decorar tenía tanta devoción y consolación, que no podía valer- se '. Y otra vez en París tuvo lo mismo, cuando comenzó a es- tudiar Artes. Pero conoció que era ilusión del demonio. Porque decía: "si cuando me confieso y comulgo, no tengo esto: ¿qué es esto?, ¿Dios confunde los tiempos? No". Pues para remediarse toma [a] su maestro y llévale a un iglesia, y prométele de estu- diar por dos años en Barcelona si tiene ahí pan y agua; y [díce- le] que le pudiese azotar como a un muchacho. 2 \ h Al margen: los que no saben interpretar. 1 Nota o epígrafe marginal: üevotio quomodo cuín litteris coniungenda. 20 Acta P. lynatii c 4, n. 43-48; Fontes narrat. I, 420-426. 21 El acudir a estos tres principios de nuestras acciones, las cuales deben confor- marse con Dios, con el legislador eclesiático y con la razón natural, no es raro en los escritos del P. Nadal; y de él lo recibió el P. Baltasar Alcarez. Cf. Vida del P. B.Al- z>arez (edic. La Torre) c. 21, § I, p. 229. 22 Cf. 1 Cor. 14, 34: "Mulieres in ecclesia taceant". 2 3 Jerónimo Ardévol, "que enseñaba gramática". Cf. Acta P. Ignatii c. 6, n. 54; Fontes narrat. I, 434- 436; C. de Dalmases, J^os estudios de S. Ignacio en Barcelona, Archiv. Historicum S. I. 10 (1941) 283-293. 2 4 Acta P. Ignatii c. 6, n. 55; Fontes narrat. I, 436. 68 PLÁTICA TERCERA fi8] Y así lo hizo, y se le fueron las ilusiones; hasta que le dice el maestro que podía oír Artes. Y dijéronle lo mismo al- gunos sus amigos. Con esto fuese a Alcalá a ello y comenzó J [a] estudiar términos 25 y Alberto de Sajonia 26 y el Maestro de sen- tencias 27 . Mas entendió ser ilusión y dejólo. [19] Y trabajando al servicio de las ánimas, tiene luego ahí contradicción z8 . Mas della diremos después y de otras. Des- pués tuvo otra en Salamanca 2 ", y entrambas le prendieron; mas nunca ni en éstas, ni [en | París, ni en Venecia, ni en Roma, le hallaron cosa en que le notasen, antes fueron ellas para confir- mación de lo k que Dios nuestro Señor había puesto en él. Es- pecialmente en Salamanca, examinándole, respondía a todo muy bien, puesto que [aunque] aún no tenía deprendido [aprendi- do] ; y aun preguntándole un canonista un caso de conciencia, di- ciendo él que no sabía todavía [Fol. 2f \ quiso Dios que le acertó. [20] Pero mandándole que hasta que hubiese estudiado no predicase, y pensando que en España tenía impedimento para el estudio, por eso se fué a París, y estudia un año Humanidad. Pero tuvo dos estorbos : de gran necesidad y enfermedad. Con li- mosnas se sustentaba, y a veces iba por algo a Flandes, y de Bar- celona también le enviaban algo 3 °. [21] Desto se determinaron en la Compañía los estudios, de manera que haya oración en ellos, pero ordenada con los estu- dios; y para que la necesidad no impida, tengan los colegios renta 3 ', y que para [que la] enfermedad no impida 1 luego todos avisen de ello al superior 32 . i Al margen : comentó. k Ms. del. 1 Ms. impedir. 2 5 "Términos de Soto": Acta P. Ignatii c. 6, n. 57. Domingo Soto, O. P. (1494/5-1560) publicó en 1529 las Sumnmlae en Brujas, que en 1526 pudieron muy bien estar como manucristo para el uso de los estudiantes de Alcalá. Cf. Fontes nar- rat. I, 440. En las pláticas de Alcalá de 1561 dice Nadal "términos de Encinas"; ms. Instituí. <¿8, fol. 14IV. Cf. Fontes narrat. I, 326. 26 "Física de Alberto": Acta P. Ignatii c. 6, n. 57; San Alberto Magno, autor de " Physicorum libri VIH". Cf. Fontes narrat. I, 440-441 . 2 7 " Sententiarwn libri IV", exposición sistemática de toda la teología escolás- tica, que hasta el siglo XVT estuvo en grande uso en las aulas de Teología. Cf. M. Grabmann, Geschichte der katholischen Teologic, Freiburg i. B. 1933, p. 40-42. 28 Cf. Acta P. Ignatii c. 6, n. 58 sg. ; Fontes narrat. I, 444 sg. *9 Cf. Acta P. Ignatii c. 7, n. 64 sg. ; Fontes narrat. I, 452 sg. 3° Cf. Acta P. Ignatii c. 7, 8, n. 71-77; Fontes narrat. I, 462-468. 31 Cf. Regimini tnilitantis Ecdesiac : MHSI, Constit. I, 29, etc. 3 2 Constit. S. I. p. 3, c. 2, n. 1 . MISIÓN APOSTÓLICA DE LA COMPAÑÍA [22] Después estudia [Ignacio] Teología; pero, porque no se acabase con él todo m lo que Dios le había comunicado, deter- mina de buscar compañeros que le sigan. Busca pues nueve, los cuales se determinan como él ir a Hierusalém; y dejan de ir por la guerra de venecianos y turcos 33 . [23] Y ansí se determinan ir al Papa para darle cuenta de su instituto, y que querían ayudar al prójimo: según su princi- pio, que hiciese lo que fuese mayor servicio de Dios; y para esto sea instituido que el monacato 34 se ajumase también con el sa- cerdocio, para poder así obrar. Mas ¿para qué Compañía, si hay tantas religiones y tan buenas? n . Y si ahora hay estas dos lum- bres de la de Santo Domingo y San Francisco (y todas las tengo en mucho, porque al contrario es señal que no entiendes bien ía tuya), es verdad que bastaban aquéllas; pero nosotros ayudare- mos a lo que restare, porque todos los que ayudan a la Iglesia de Dios, de obispos, \Fol. 2i*\ curatos y religiosos, siempre les que- da algo por no le poder acudir y por estar 0 apartados, o por otra causa suficiente. Y a esto nos deputamos nos [otros] universal- mente, y especialmente [a] aquellas ánimas y infieles p que más lo han menester, como a los herejes, y a una ciudad estragada si la hay, y a los demás. Porque somos últimos, lo último y postre- ro tomamos, para ayudar. [24] Y de aquí se sigue que a monjas no irnos [vamos] por- que tienen quien las ayude 35 : ni irnos [vamos] a monjes, por io mismo. No buscamos sino lo dejado, y ansí el Padre Ignacio ins- tituyó misiones, como en el cuarto voto que se hace al Papa está claro 36 ; y por eso el aumento de la Compañía y su ministerio en buena parte q se debe a los de la India. Y ansí es que de con ver - m Al margen : todo. n EpígTafe marginal : Quorsvm addita Societas ceteris ccclesiasticis? 0 Ms. estaren. ' Al margen : y -infieles. ' Al margen : en buena parte. 33 Acta P. Iqnatii n. 77 sg. ; Fontes nan at. I, 468 sg. Para esto y lo siguiente además de la Epistola P. Lainii ya indicada, véase Astrain, Historia de la Compa- ñía... I. c. 5. 6; Tacchi, Storia... II, c. 2. 3. 34 Es decir, el estado religioso. No es raro en Nadal emplear la denominación de vida monacal en un sentido genérico de vida religiosa, v. gr., en Exhort. de 1557: ms. (Archiv. S. I. Germán. Sup.) Canisian. 42. fol . ir . 35 Constit. S. I. p. 6, c . 3, n . 5 . 3« Cf. v. gr. la bula Regimmi militontis Ecclesiae; MHSI, Constit. I, 27. 28. 7o PLÁTICA TERCERA ti r nos r , lo que se edifican todos, como el Papa sabiendo agora que nuestro Padre Canisio en Augusta ha convertido un here- siarca 37 . Y con esto que hacemos nos coniungimos [juntamos] más con el Papa, porque como universal superior cárganle to- das R las faltas 'de los particulares. Y quedamos por aquí minis- tros universales y ' inmediatos a él. Y de aquí viene el cuarto voto especial hecho a Su Santidad. [25] Tenemos pues agora alguna noticia de la Compañk. Recopilémoslo agora: ¿qué es la Compañía? Yo veo que Dios N. Señor veía lo que yo ahora veo y lo que yo no veo ; que es : grande edificación de muchos, grande recogimiento de mucho:;, y lo que está por venir, que será mucho más, como lo decía Nues- tro Padre, porque comenzamos agora y los que vendrán nos lle- varán la ventaja. Pues si viendo Dios tanto quiso que esto se ins- tituyese, gran gracia debe tener dado para ello [a] la Compañía, pues es la comunicación desta [Fol. 22 r ] gracia, concediendo el Papa el ejercicio de todos los ministerios a los della 38 , para poder más cooperar a esto que Dios quiere para su mayor gloria. r Lect. probable. 8 Ms. todos. * Al margen : universales y. 37 En 1560, con ocasión de los sermones de S. Pedro Canisio en Augusta, fué grande en tiempo pascual el movimiento de conversiones. Y entre las más célebres llevadas a cabo por el santo en los comienzos de 1561 en Augusta, hay que mencio- nar la de la Condesa de Eberstein, luterana, mujer de Marcos Fugger, que tuvo lu- gar en Enero; además las conversiones de Isabel de Weissenstein, mujer de Juan Fugger, y de Jacobo conde de Montfort... entre Enero y Mayo. Cf. Canisii epist. II, 626. 653; III, 20. 72. 594 sg. ; B. Duhr. Geschichte dór Jcsuiten in den Landcrn deui- scher Zunge i-m XVI Jahrhundcrt, Freiburg im B. 1007, p. 82. j8 Véanse en la bula de Julio III Exposcit debitum; MHSI, Constit. I, 376. Quarta exhortatio [Sumario: 1-2. Algo más sobre las consolaciones de S. Ignacio. — 3-4. La visión de 1- Storta y el nombre de la Compañía de Jesús. — 5-7- El fin de Compañía apro- bado por la Sede apostólica. — 8-9. El deseo de la perfección propia. — 10-22. Los trabajos en provecho del prójimo y los medios y ministerios para lograrlo]. [1] Lo que ahora se ocurre consiguiente a lo de ayer es entender aún esto de la Compañía ; y quería decir de su fin y sus partes, pero primero me ocurren dos otras rosas que sirven a lo " mismo. Pero obiter diré lo que se me olvidó ayer del Padre Ignacio: que él se hizo sacerdote, y así fué obligado a rezar. Y en comen- zando un salmo estaba un día sin peder acabar por las muchas consolaciones y alegrías de espíritu que tenía. Por lo cual los nuestros se fueron al Papa a se lo decir, y él le quiso atajár que- riendo que no rezase sino ciertos Pater noster 1 ; y con esto aún no acababa. [2] Y tenía gran deseo de decir misa y en ella tanto se con- solaba que era cosa tan extraordinaria que luego de lo b mucho que se actuaba se hallaba mal del estómago 2 y quince días estu- vo malo por decir tres misas a petición de una hija de Juan de Vega 3 . Elevábase en cualquiera cosa, como en un jardin, sobre una hoja de naranjo estando yo presente le aconteció tener grandes consideraciones y elevaciones sobre la Trinidad. a Ms. al. b Ms. del. ' Cf. N, IV, 620. J Cf. Memorial del P. Luis González n. 183. 194; Fontcs narrat. I, 638. 639 643. 644- 3 Juan de Vega, legado del Emperador Carlos V ante el Sumo Pontífice Paulo III. y después Virrey de Sicilia. 72 PLÁTICA CUARTA [3] Tornando al propósito, nosotros hallamos que en la bula nuestra se dice que somos llamados ut militcmus sub vexillo Crucis y con nombre de la Compañía de Jesús 4 . Y este nombre se nos ha comunicado; que, yendo nuestro P. Ignacio con el Padre Fabro y el Padre Laínez a Roma para hablar al Papa, en el camino se sintió muy consolado, y le apareció Dios Padre con le mostrar su Hijo con la Cruz a cuestas, con el cual se [le] puso como dándoselo por amo; y le dijo: ego vobiscum ero 5 . Y esto es lo que yo tenía oído al P. Laínez, y también él me lo dijo pre- guntándoselo. Y ansí quedó en ciertos apuntamientos de él al tiempo que hizo las Constituciones que se refería a esta [ Fol. 22°\ aparición 6 ; pues cierto es que no decía él más de lo que era, como al cabo de lo del P. Luis Goncalvez [González de Cá- mara] concluyo 7 . [4] Consolación pues grande para mí y cada uno, que lo mismo a mí en su persona [de Ignacio] me hace Dios, y por eso cada uno esto debe imprimir en su corazón aumentando aque- lla gracia con su cooperación, tomando parte de la Cruz de Cris- to con la cual nos apareció en él. Y ansí como el Señor quiso ser obediente, ansí nosotros; así como quiso ser pobre, nos [otros] también; y como quiso buscar las ánimas perdidas, así nos [otros]. 4 "Quicumque in Societate nostra, quam Iesu nomine insigniri cupimus, vult sub Crucis vexillo Deo militare..." Fórmula del Instituto de la Compañía, contenida en ¡as bulas Regimini militantis Ecclcsiae (Paulo III) y Exposcit debitum (Julio III) ; MHSI, Constituí. I, 26. 375. 5 Estas palabras son las que cita Nadal en las Pláticas de 1554 en España (ms. Archiv. S. I. Román, Instit. 98, fol. 109V; Fontes narrat. I, 313). Y en las Annota- tiones in examen dice: Ego i'obis ero propitius (N, IV, 649); lo mismo en las Exhort. de 1557 (ms. Archiv. S. I. Germ. Canis. 42, fol . 4v-5r) . En el Diálogo II escribe : Ego vobiscum ero (ms. Archiv. S. I. Román, Instit. 98, fol. 316). Otros que tratan de lo mismo son Laínez en una plática de 1559 (MHSI, Ignat., series 4. a , t. II, 74. 75); Rivadeneira, Vida de S. Ignacio II, c. 11; y San Pedro Canisio, que alude al lo saró con voi, prefiriéndolo a la fórmula de Rivadeneira (MHSI, Ignat, series 4. a . t. I, 715). Nadal, menos en las pláticas de 1554 (de lectura no fácil) las atribuye siempre a Dios Padre. Lo mismo Laínez. Rivadeneira las pone en boca de Jesucristo añadien- do, con Laínez. la adición propicio en Roma. 6 Véase el diario de S. Ignacio al escribir las Constituciones (MHSI, Constit. I, 104) y Nadal, Exhort. de 1557 (mis. Archiv. S. I. Germ., Canis. 42, fol. 4V. $r) . 7 El sentido parece ser éste: que Ignacio con esa frase de su Diario, a que se alu- de, "viniendo en memoria cuando el Padre me puso con su Hijo" (MHSI, Constit. I, 104). lo cual corresponde a lo mismo que habia declarado a Luis González, quería significar toda la visión de La Storta ; refiriéndose para los detalles de los cuales él no se acordaba, a lo dicho por Laínez a quien Ignacio había manifestado la verdad (Acta P. Ignatii. c. 10, n. 06. 97; Fontes narrat. I, 496. 498). La narración entusias- ta de esta visión de S. Ignacio en La Storta es frecuente en Nadal, como puede ver- se en los lugares citados más arriba, en la nota 5. FIN DE LA COMPAÑÍA 73 Y para esta milicia somos llamados; y por ser tan conforme al mismo Jesús, se llama de su nombre especial, porque el Padre Eterno le ajuntó al mismo Hijo Jesús. Y puesto que [aunque] algunos quieren obstar al nombre, N. Padre nunca en esto con- sintió. Llámase así como otros se llaman de Sancto Jacobo, etc. ; y esto por consolación nuestra. [5] Lo c otro que quiero tratar es sobre aquello de la bula de Paulo III, que al principio dice: Spiritu Sancto inspirQti, ut pie creditur 8 . Y después añade: Spiritu Sancto inspirati, simpli- citer et assertive d . y aun Julio III así lo dice sin más añadir ; ; y con esto confirman simpliciter la Compañía; de modo que al principio puso ut pie creditur, pero al cabo no dice esto; mas sim- pliciter aprueba el espíritu de la Compañía después de la prueba tomada della. [6] Cuanto al fin de la Compañía, primeramente de las Constituciones se podrá bien colegir en muchas partes; y es que se hizo a mayor gloria de Dios nuestro Señor. Y de la bula que se hizo: ad defensionem e et ad propagationem fidei, haciendo intento a nuestra salvación y perfección, y intensamente a salva- ción y perfección del prójimo con la diviña gracia; y esto por predicaciones, públicas lecciones y cualquier ministerio de la pa- labra de Dios, por enseñar [a] muchachos y rudes personas la doctrina cristiana, ejercicios espirituales y administración de sa- cramentos, y visitar los hospitales y cárceles, y ejercicio de todas las obras de caridad 10 ; lo cual todo es lo sumo que puede ser, por por cuanto está en el amor de Dios y del prójimo. [7] [Fol. 2f \. El f uno y otro fin tenemos con procurar to- do a mayor gloria de Dios y aun todas las ánimas, ayudándole en todo. Así consta que nos es aplicado el mismo fin que Cristo N. Señor tuvo viniendo al mundo a morir porque no se perdie- se. Así, fue conculcetur sanguis Christi, nadie haya de nosotros c Ms. El. d Añadido al margen: ut pie creditur... assertive. R Al margen : ad defensionem. f Ms. lo. 8 El Papa enumera al principio de la Bula los primeros Padres de la Compañía, cum] | añeros de S. Ignacio que "Spiritu Sancto, ut pie creditur, afflati. iamdudum e di- versis mundi regionibus discedentes, in uiium convenerunt..." MHSI, Constit. I, 25. 9 Bula Exposcit debitum (1550); MHSI. Constit. I 374. >° Cf. Bula Exposcit debitum; MHSI. Constit. I. 376. 74 PLÁTICA CUARTA que^ no sea pronto para ir [a] morir a los Indios o [a] Alema- nia, por alcanzar este fin g . A lo menos, a esto somos llamados. [8] Es de advertir que aun en esta vida en que el Señor nos ha puesto, aunque tenemos estado, no por eso dejamos [de] as- pirar a mayor perfección. Porque, puesto que [aunque] no se pueda tornar atrás en cosa, puédese todavía hacer ultra del mo- do que hasta aquí fué, siempre en mejor y mejor, y conforme al fin nuestro, de todo hacer al mayor servicio de Dios y su gloria. [9] Está cierto [sic] que debemos siempre en todo aspi- rar a la perfección y aumento, y esto ha de ser nuestro institu- to h ; y aquí tenemos de anhelar siempre sin parar, caminando de continuo, pues caminar a lo 1 mejor, no hay estado que lo im- pida. No que andemos anxios y afligidos, porque todo esto de- be ser en espíritu de Dios, suave, benigno, eficaz; el cual nos da- rá aumento y quitará los escrúpulos y ansiedades. Que. aunque haya contrariedad en ello, conviene pero [sin embargo] ejerci- tarse bien para lo hacer. [10] Y cuanto a lo del prójimo, que le debemos procurar salud a mayor gloria de Dios, dos cosas hay: la primera, def eli- sio fidei " contra los herejes, pues, a esto somos llamados. Y al mismo tiempo que Lutero se desvergonzó y comenzó más su mal error, que fué cuando se casó, según me acuerdo, empezó nues- tro Padre [11] Lo segundo ad propagationem fidei ' 3 . Y esto lo más se entiende de los infieles y mahometanos que no son herejes; y con éstos debemos mucho procurar de salvarlos. Y ansi en ello Dios nuestro Señor mucho en las indias nos ha favorecido, y en Alemania con los herejes. [12] ' También conviene trabajar ad profectum animarum * Al margen : por alcanzar este fin. h Hay al margen una palabra añadida, rjue parece ser instincto. • Ms. al. " Cf. Exposcit debitum; MHSI, Constit. I, 376. 12 Lutero, en un año interiormente tormentoso, se casó el 13 de Junio de 1525 con la antigua monja Catalina de Bora, que con otras había abandonado el claustro por efecto de las propagandas luteranas. Cf. H. Grisar, Martin Luthers Leben und sein Werk, Freiburg im B. 1926. c. u, p 264. (Traduc. Víctor Espinós, Madrid 1934, p. 221). En el mismo año S. Ignacio, vuelto de su peregrinación a Jerusalén, se en- tregaba al estudio y al auxilio de los prójimos en Barcelona, '3 Exposcit debitum; MHSI, Constit. I, 376. -n APOSTOLADO COX EL PROJIMO 7.3 ni vita et nwribus l \ haciéndolo primero en nos [otros], traba jando por la perfección, no sólo en no pecar, que esto sería ver- güenza de religioso si sólo lo pretendiese. Y de tal suerte se de- be tratar de la perfección de la propia ánima con la gracia que Dios tiene comunicada, que en ella debe tener confianza que el Señor le esforzará, si se esfuerza y concurre y coopera con ella. Y pues Dios nuestro Señor quiso que intensamente, como nues- tro Padre dice ' 5 . [Foi 2?] atendiésemos para el prójimo en 10 mismo que para nos [otros] ; ansí debemos de pretender que ellos no pequen mortalmente. exhortándolos, haciéndolos participar los sacramentos, y aun trabajemos para que procuren perfección. No que luego les hagamos frailes y que tengan perfección evan- gélica, sino que hagan opus supercrogationis, como que se con- fiesen generalmente y a menudo, o que hagan tanta o tanta ora- ción, y denique hagan algo de lo que [aquello] a que no son obli- gados; y al casado, que ad tempus abstincat ut vacet orationi . [13] Y para inducir el prójimo a la supererogación o per- fección de que es capaz, débele buscar medios convenientes. V todos, confesor confesando, lector leyendo, y coadjutores y to- dos, deben procurar esto; y aun venjr en particular a uno si es para religión y procurárselo y intensamente. Y esta intensión J en todo se debe atender, porque para ayudar al prójimo Dios N. Señor quiso que fuésemos religiosos ; y que no basta que en mi cámara le ayude, sino que se lo procure en obras: porque Jse puede sufrir contemplar que Dios vino al mundo a morir por las ánimas, y que yo no las ayude con intensión? No es cosa, no: que debo morir en ello, e ir de una parte en otra a confesar, co- mo los nuestros iban muchas leguas. [14] Y de aquí resulta aumento de nuestra perfección, porque no es aumento k orar, sin más hacer ni aprovechar al pró- jimo y ganar las ánimas que se pierden. Porque nuestra perfec- ción anda en círculo: y es con tener perfección de oración y ejer- J Epígrafe marginal a la altura de este párrafo: linéense, ut habemus in Cons- iitutionibus [Examen c. 1, n. 2], quomodo intclligcnJum. k Al margen: de nuestra perfección... aumento. •4 Exposcil debitum; MHSI Cnnstii. I. 376. '5 Examen c. ,1, n. 2.. 16 "Nolite fraudare, ad invicem. nísj forte ex consensu ad tempus, ut vacetis ora- tioni " ; I Cor. 7, 5. 7 6 PLÁTICA CUARTA cirios espirituales y ayudar al prójimo, y luego con ello adqui- rir más perfección en la oración para más ayudar al prójimo. [15] Y cuanto a los medios para nuestro fin, donde se co- lige cuál él es, es de advertir el catálogo de los encima [arriba] dichos, que son todos los medios eclesiásticos, exceptos dos de obispos, de confirmar y ordenar, y tener jurisdicción eclesiásti- ca; pero no es eso necesario. Gran merced de Dios y privilegio que nos da a nosotros por instituto lo que es in ecclcsiastica hie- rarchia de los obispos y sacerdotes. De manera que lo que es a otros religiosos privilegio que lo puedan hacer, a nosotros nos lo da Dios por instituto religioso, dándonos gracia para que lo hagamos, ultra de la común gracia, como en religión y vía de perfección. [16] Podemos pues predicar, lo 1 que es propio y en ma- yor grado de los obispos, que son perfectos perfectione acquisita; nosotros en [FqI. 24'] grado mínimo, pero ex instituto 17 . Y [a] esto de la predicación ayuda mucho la devoción, porque tiene por particular mover 18 ; y por esto quiso el Padre ejercicio de los tonos. [17] Podemos también leer, porque ayuda sumamente; y puédenlo hacer los qtie a veces, no tienen talento para predicar. Podemos también ayudar en cualquier otro ministerio de pala- bra 19 , lo que se entiende en la buena conversación; en lo que era grande el Padre Fabro, aunque no prestaba [servía] para pre- dicar. Y de él decía Nuestro Padre que de petra sacaría agua. [18] Podemos ultra con el prójimo ex instituto darle cual- quier ejercicios espirituales, con que le podamos aprovechar, co- mo los nuestros que tenemos 20 . De suerte que los podemos dar conforme a la concesión del Papa Paulo III 21 . 1 Ms. el. >7 Sobre este particular y cuestiones afines se consultará con provecho Si;arez, De statu religioso I (Opera omnia, Vives, t. 15) lib. I, c. 15. 16. ■ 8 Véase de la Exhortatio 6. a de Nadal (cf. Los escritos espirituales de Jeróni- mo Nadal, Archiv. Teológ. Granad. 5 [1942] 61. 62) lo relativo a "De ministerio vtr- hi Dei"; N, IV, 653 sg. 19 Cf. N, IV, 661 sg. ™ Cf. N. IV, 666 sg. 21 Bula Regimini militantis Ecclesiae; MHSI, Cónstit. I, 26; Instit. S. I. I, 4. Y del mismo Papa la aprobación del libro de los Ejercicios, en el breve Pastoralis officii (31 de Julio 1548); MHSI, Exerc. p. 216-218; Instit, S. I, III, 443-445- MINISTERIOS CON LOS PROJIMOS 77 [19] Podemos ultra enseñar la doctrina cristiana, no pre- dicándola, sino en conversación, que todos la puedan aprender. I20] Podemos también comunicar los sacramentos (soios [sic] usamos dos) que Dios ha instituido a la salud del prójimo; los otros no usamos, porque hay quien los haga; y aun donde hay necesidad lo podemos. [21] Podemos también servir y ayudar en hospitales y cárceles, y en todo; para lo que nos debemos esforzar, que Dios nos ayudará, porque es la vida factuarnos nos [otros] con el fin. [22] Y esto hacemos en cualquier estado que seamos, pues todos somos uno m . Y que uno lo haga depende del otro, que si el Padre hubiese de venir a la cocina, mal podría él confesar. Trabajemos todos y esforcémonos, que todo podremos a gloria de Dios N. Señor con su santa gracia. ■ unos. Quinta exhortatio [Sumario: i -6. La meditación del Rey temporal, otro medno para conocer la graita. de la vocación a la Compama.— 7 -9. Comparación entre la vocación de los aptis- toles y la de los miembros de la Compañía. — 10-11. La meditación de Dos pan- deras imagen del instituto jesuítico. — 12-13. Amor al Instituto como medio pa- ra conocerlo.— 14. Amor a los superiores. — ig- 17. Datos y referencias sobre el P. Lames, General de la Compañía. — 18. La afición a las cosas de la Com- pañía.] [ 1 | Para conocer la gracia y vocación nuestra últimamente decíamos del fin de la Compañía, del cual la podíamos venir a co- nocer. Agora, con la gracia de Cristo, haremos lo mismo de al- gunos otros principios, hasta que vengamos a lo demás en par- ticular. Llamó pues Dios N. Señor al Padre Ignacio, dándole gra- cia conforme a lo que pretendía; como San Pablo dice: gratiam et apostolatitm, etc. '. Y quiso, no que él solo se quedase con ella, pero que nos presidiese a nos [otros] ; cerno lo hizo, y llevó nuestra Compañía adelante. Y aun agora creo lo [Fol. 24*] hace, como de San P[edro] aun ahora dice S. León que ruega [a] Dios N. Señor por toda la Iglesia, como quien fué pastor suyo \ Y pa- ra esto le instruyó Dios no sólo en la guía que tuvo, de que ya dijimos, pero aun en otra manera, conforme a la meditación del Rey temporal y la otra de las Banderas, las cuales tenemos en los Ejercicios 3 . [2] Es pues ansí la primera. Imaginamos un Rey tempo- ral, que procura tener soldados con que pueda destruir y asolar todos los enemigos de Dios. Llama todos los suyos y habíales di- 1 "Per quem [Iesum] accepimus gratiam et apostolatum... " ; Rom. i, 5. 2 Cf. Sermo de Natali ipsius IV. in anniversario die eiusdem assumptionis (ML 54, 152); in Natali Sti. Petri (ML 54, 432). 3 F.xcrc. spirit. n. 91-100, 136-147. LA MEDITACIÓN DEL REY TEMPORAL riendo que en todo se quiere hallar con ellos: que quiere pelear, trabajar, etc., y que al cabo a todos galardona. [3] Cristo N. Señor así, teniendo mandato u del Padre Eterno, quiere hacer guerra a los enemigos nuestros, mundo, carne, demonio. Y para esto llama [a] todos. Unos le ofrecen todo, otros así como pueden. Viene Cristo a la batalla, y al cabo a cada uno da conforme al mérito. Esta guerra espiritual aún hoy se hace; en lo que yo «bien me querría certificar conforme a la luz de la fe, que nos da en esto la claridad de -lo que no se pue- de ver con los ojos que es lo esencial. [4] Hácese, como digo, aun hoy esta guerra, y cruelísima de muertes de ánimas, cosa que todas las guerras mundanas b y temporales no harán. Es la muerte espiritual, de pena eterna. O también se da vida eterna a las ánimas, que es lo principal que en ella pretende Dios N. Señor. Pero lo otro los demonios. [5] En esta batalla venció Cristo con su muerte, con su Cruz, con humildad (al contrario de lo que hizo el demonio), y en la virtud divina, como era Dios y hombre. Lo que resta es se- guir la victoria, haciéndonos compañeros suyos; y para esto nos llama una y otra y muchas veces, puesto que [aunque] no llamó para que con nosotros alcanzase la victoria, pues que la ganó so- lo. Torcular calcazñt solus, etc. 4 . [6] A este llamamiento de Cristo N. Señor obedecieron los Apóstoles al principio con tanto efecto, los Evangelistas, los dis- cípulos y continuamente los santos y siervos de Dios, cada uno según la gracia comunicada de Dios N. Señor. En nuestros tiem- pos lo hace nuestra mínima Compañía, como escuadrón llamado familiarmente, y quiere el Señor [Fol. 2f] que le ayudemos a proseguir la victoria. V llama primero al Padre M. Ignacio, y por él nos llama a nosotros ,dános gracia que le prometamos, y la aumenta para que cumplamos lo que prometemos. [7] No quiere Dios que en esta Compañía, en que nos po- ne, que tengamos el estado de obispos: ellos perfectos, ellos sin obediencia, sino al Papa, etc. ; nosotros, llamados a la obediencia. Ellos con hacienda, con dignidades; nos [otros], pobres siervos a Ms. mandado. b Al margen: mundanas. 4 Cf. Isa. 63, 3. 8o PLÁTICA QUINTA comunes, sin honra, sin dignidad; porque a ellos, como a perfec- tos que son, conforme a su estado, todo aquello se debe [y] ad- ministrar los sacramentos de órdenes y confirmación; nosotros no. [8] Pero a proporción como Dios llamó a los Apóstoles, a los cuales ellos sucedieron, primero cuando ellos le conocieron, después con familiaridad, y [por] ultimo con dejar las redes y todo v le siguieron: ansí en semejante nos llamó a nos [otros] io primero con conocer el modo de vivir, lo ' que se hace en la pri- mera probación; después con familiaridad, lo que se hace en la segunda probación en la cual se conocen unos a otros, y determi- nándonos ahí escogemos servir en la Compañía y seguir en ella a Cristo. En esta | probación] se siguen los ejercicios de oración, como también ellos lo hacían, por lo que pedían : Doce nos orare 5 . Hacemos peregrinación, ellos también. Andamos en hospitales, ellos también, sanando y presentando a Cristo los que sanaban. Servimos en cosas bajas, ellos también. Enseñamos la doctrina y lo demás ; ellos eran enviados por Cristo a predicar, y todo es- to antes de ser d sacerdotes ni obispos. Conforme a esto hace- mos nosotros en la segunda probación 6 . [9] Y ansí como ellos eran [los] unos, apóstoles; así les asimilian [áseme jan] * nuestros profesos. Y como otros, discí- pulos; así otros de los nuestros, coadjutores espirituales. Y co- mo fueron escogidos otros que ministraban a las mesas 7 , a los cuales [a lo cual | procedían los diáconos; ansí son entre nos- [ otros| coadjutores temporales. Y como después, antes de la As- censión, Cristo los hizo sacerdotes, haciendo a San Pedro Pas- tor universal de la Iglesia 8 , dandó a todos el Espíritu Santo, \hol 25*] enviándoles, pero subiectos a San Pedro, confirman- do todo con la gracia del Espíritu Santo 9 ; ansí nosotros por se- mejante vía andamos, a proporción, sucediendo a los Apóstoles y [a| los discípulos, como ministros de todos ellos ex officio. o Ms. el. a Ms. sercm. e Ms. /c asfimiliam. 5 Le 11, 1. 6 Cf. Examen, c. 4. y Ac. 6, 2 sg. 8 Jo. 21, 15-18. » Jo. 20, 21-23; Mt. 28. 18-20; Me. 16. 15-20: Ac. 2. 1 ° La meditación de Dos Banderas; Exerc. n. 136-147. 11 Cf. Apoc. 20, 3. 7; II, 2. 3; S. Aucust., De chítate Dei, lib. 20. c. 8 (De alligatione et solutione diaboli) ; CSEL 40, 445; ML 41,670 12 En la meditación de Dos Banderas y del Rey temporal es donde — según Na- dal — comunicó Dios a Ignacio la traza general del Instituto de la Compañía: "Aquí [en Manresa] le comunicó N. Señor los ejercicios, guiándole de esta manera, para que todo se emplease en el servicio suyo y salud de las almas. Lo cual le mostró con devoción especialmente en dos ejercicios, sdlicct, del Rey y de las Banderas. Aquí entendió su fin y aquello a que todo se det^a aplicar y tener por escopo en todas sus obras, que es el que tiene ahora la Compañía". Pláticas de 1554 en España, ms. Ar : chiv. S. I. Román., Instit. 98, fol. 104 v; Fontes narrat. I, 307. Cf . M . Quera, S\ J . , Los Ejercicios espirituales y el origen de la Compañía de Jesús, Barcelona 1941, p. A 45-60; P. Leturia. Génesis de los Ejercicios de S. Ignacio y su influjo en la funda- ción de ¡a Compañía de Jesús, Oña ^941, p: 14 sg. 6 82 PLÁTICA QUINTA [12] Lo que agora se ofrece adelante para saber, es el mo- do con que conoceré la Compañía. Lo [ aquello | en que se conoce esto es en el amor ; y, cuanto a Dios, en esto se conoce uno como está con él, si le ama " y si con esto procura 1 aumentar las obras del entendimiento. Y más le ama cuanto [Fol. 26' ] más conócele obrando conforme a su voluntad; que de otra suerte no ama, como lo dice San Juan " 3 . [13] Pues el que quiere conocer la Compañía y si está bien en ella, vea que ame su ñn, no se turbando en cosa de la obedien- cia, trabajando por las ánimas, con quietud y devoción en el Se- ñor, de la interior virtud de Dios y gracia tomando fuerzas pa- ra la exterior operación, y del mérito, aumentando lo interior; y si [se] debilitan las fuerzas, manifestando al Superior que le ayude. De suerte que en el amor del fin' de la Compañía consiste to- do, y en amar también todo el instituto, reglas ; en amar las Cons- tituciones, tradiciones, costumbres ; que en todo Dios nos ayuda- rá para bien entenderlo. [14] Amemos también la gracia deste instituto, y en elio sumamente a Dios, que fué el autor de todo esto por sí mismo, sin méritos nuestros; y con esto se debe coniungir [juntar] el amor a los Superiores, y primo al General, tomando la afección desde j el primero con los demás, pues que gobierna toda la Com- pañía con suma i>otestad, sin que le pueda obstar ninguno parti- cular, puesto que [aunque] le pueda proponer; pero no de suer- te que sea obligado a seguir lo que proponen, núes, solo, puede poner y deponer Provinciales, hacer reglas " y interpretar Cons- tituciones ' 4 . Y lo principal que nos debe mover a este amor debe ser lo dicho y por ser él por quien inmediatamente nos gobierna ei Papa. Así que al principio, al Padre Ignacio, como primero; y luego nuestro Padre Laynez. [15] Del cual, porque sepáis, vos diré algo IS . Y es que deo- h Ms. llama. ' Ms. procuran, i Ms. dendel. k Al margen : hacer reglas. 13 1 Jo. 2, 3-5; cf. Jo. 14, 21. ■4 Cf. Constit. S. I. p. 9, c. 3; y las Bulas Regimini militantis Ecchsiae y Ex- poscit debitum; MHSI, Constit. I, 27. 376. ■5 Para las noticias relativas al P. Laínez pueden verse también, además de su epistolario publicado en Monum. Histor. S. I. (sobre todo en Lainii Monumento vol. I- VIII) y de la l'ida del P. Laínez escrita por Rivadeneira, aquéllos que últimamen- EL PADRE LAINEZ «3 de niño fué muy bien inclinado, y de muy buena habilidad; tan- to, que espantaba en el Alcalá. En París estudió Teología: y ahí, después de tener nuestra Padre Ignacio al Padre Fabro, le dio los ejercicios. Así quedó con su rara erudición y suma lectura. ¡Pol. 26 1 ] Tiene todos los extractos de todo cuanto tiene leído, aun de todo el 1 Tostado "\ lo que hizo en cuatro años, estando aun ocupado en predicar y confesar. Tenía y tiene suma gracia en predicar, y en cierta parte le aconteció querer hacer una ad- monición a un obispo para le tirar [sacarl de ciertas cosas; y al cabo él, después de oírle, le dió una bofetada. V una cuaresma le aconteció predicar cada día sin tener libro alguno "' que leyese, y ahí andaba mal vestido y roto. f 16] Y en este tiempo no teníamos aún colegios. Fué el pri- mero que hizo colegio en Yenecia y Padua; y que fué en Italia primer Provincial y primer Comisario " en 0 Sicilia. Después le envió el Papa a él con nuestro Padre Salmerón a[l] Concilio de Trento, donde dió tantas muestras de sí. que le fueron causa de grandes persecuciones por hacerle obispo, primero de Florencia, después de Pisa ; y aun después Paulo IV le trabajó hacer Car- denal junto con uno de los suyos, Teatinos, que ahora lo es. Pero escapó él con oraciones de los Hermanos, como él sumamente deseaba. Y aun familiarmente decían los Cardenales, algunos a lo menos, que a él debían hacer papa en esta elección pasada, aunque nadie ha votado actualmente en él Es verdad que sospe- chaba el Maestro de ceremonias en el conclave le elegirían, cuan- 1 Ms. lo. m Al margen : alguno. n Ms. P" Comisario. 0 Ms. a. f Al margen : en él. te han escrito sobre él: A. Astrain, Historia de la Compañía... I, c. 15-17; II, lib. 2; A. Martínez de Azagra, /;/ P. Diego Laínes. Madrid 1933. En estos libros se hallará la referencia pormenorizada de muchas afirmaciones de Nadal. En particu- lar, sobre el ingenio asombroso de Laínez y su capacidad de lectura, véase Astrain, Historia... II, 212. 213. 16 Alonso de Madrigal, el Tostado (c. 1400-1455). Maestro de Teología en Sala- manca, celebrado por sus numerosos y copiosos escritos, en gran parte . comentarios al Antiguo y Nuevo Testamento, tenido en su tiempo como prodigio de erudición. Sobre los trabajos de Laínez en este particular, cf. Rivadeneira. ¡'ida del P. La'xnez, lib. 3, c. 16; Astrain. Historia... II, 213. 84 PLATICA QUINTA do le vió en conclave, porque le llamaron a él para cierto ne- gocio " '. [17] Pero ni por todo esto ha dejado su espíritu, ni de ser como los otros en trabajar, por su parte continuando sus predi- caciones aun después de ser General, con sumo concurso de Car- denales y Obispos. Grandes partes son éstas, que nos deben mo- ver a le amar ; mas, principalmente, ser elegido con tanta unión y concordia, con haber precedido tantas misas, oraciones, peniten- cias en toda la Compañía para ello, y con tanto suceso y aumen- to en la Compañía por su gobernación. [18] Y después habernos de amar a q nuestros Provincia- les y Rectores y todos los [de] más Superiores, que como [Foi. 2j r \ ministros de Dios nos rigen y gobiernan. Lo que nos re- leva [importa] también para conformarnos en la Compañía es que todo [lo] que no sea conforme al modo de proceder en la Compañía, y lo que teníamos en el século, lo dejemos, y lo bueno, malo, que hubiere en él; conformando todo con la leche della, sin querernos regir por nuestro juicio, subiectándonos en todo con suavidad. De suerte que lo hagamos spiritu, corde ct practico, como ya es dicho ,s , a mayor gloria de Dios que en ello nos ayudará. ' Al margen: habernos de amar a. '7 El P. Rivadeneira en la vida que escribió del segunda General de la Compa- ñía cuenta más en particular las incidencias de este suceso, y aun que doce de los más señalados le habían dado sus votos con este objeto. Vida del P. Maestro Diego Laínes, lib. 2°, c. 8. De creer es que todo esto lo dijeran familiarmente y que los votos de que habla fueran proyecto de darlos, sin que votaran actualmente en él, como dice Nadal. 18 Supra p. 43-45. Sexta exhortatio ¡Sumario: 1-2. La vida de la Compañía. Unión de la vida actiiv y contemplativa.— 3-9. De la gracia de la vocación y medios para fomentarla. — 1012. Clases de personas y superiores en la Compañía. — 13-15- De las casas de la Compañía — 16-17. De las misiones fuera de las casas de la Compañía.— 18. Exhortación final.] [ 1 ] Diremos hoy con la gracia de Cristo lo que restaba tra- tar acerca de entender nuestra gracia. Lo que ahora se ofrece e-. entender de este instituto si contiene vida contemplativa o acti- va; y decimos que, cuanto al fin que propone, contiene una supe- rior vida. [2] Así supone la activa con mortificar nuestras pasiones y andar en hospitales; y también contemplativa de oración, me- ditación y procurar la caridad y unión con Dios. Y así, puesto que [aunque] ayuda para la Compañía ser bueno en la vida ac- tiva, pero no basta para el fin ; ni tampoco basta la vida contem- plativa, pues nuestro fin es ayudar al prójimo. De suerte que re- leva [importa] tener la una y la otra vida, y paz en las cosas ac- tivas, y coniungir [juntar] el fervor de la oración; y con esto se añade aún una virtud y facultad con que puedan deducir [trasla- dar] una y otra vida a la práctica, instruyendo en la una y en la otra a uno y a otro; de manera que en ello imitemos [a] los obis- pos, en nuestra humildad y bajeza a , cuyo propio es tener pre- eminencia en una vida y otra con que puedan inducir todos a ellas conforme a mayor gloria de Dios. [3] [Fol 2f\ Pero es de advertir que en todo lo que es di- cho acerca del conocimiento de la gracia a que Dios N. Señor nos llamó, puede haber un error; y es que no atendamos al fin [por] ■ Al margen: bajeza. 86 PLÁTICA SEXTA que Dios N. Señor nos concede esta gracia y conocimiento, lis ansí, pues que quiere Dios todo lo que dicho tenemos por medio, pero el principal es que lo traigamos a la práctica para nos ayu- dar en la obediencia y en todo lo demás en que nos sentimos fal- tos. Porque poco aprovecha saber mucho de la Compañía y de- ducir [trasladar] poco de ella en ejercicio. [4] Lo que queda de todo lo dicho para advertir, y cada día, es lo primero que cada uno piense que Dios le ha dado esta gracia y conocerla; segundo, que le ha Dios dado gracia [de ¡ aceptarla y obedecer a la vocación ; tercero, que tiene dello hecho votos y aprobados por la Iglesia ; y destas 3 cosas hacer gracias a Dios. Cuarto, que cada día pida a Dios N. Señor gracia para el mayor b conocimiento desta gracia y que la ponga en ejecución; quinto, que se ayude de las virtudes grandes, scilicet, teólogas | teologales] para ello. [5] Y cuanto a lo 0 primero cierto es ser inestimable y in- creíble este beneficio de Dios atenta la vida nuestra en el siglo, nuestros pecados, peligros, desorden, incertitud, tinieblas y la mu- cha quietud que ahí tenemos; principalmente considerando que, siendo malos, Dios nos quiso mirar y mover a esto, y nos. hizo ca- paces desta gracia con darnos gracia para que merezcamos de- lante de El. Y de aquí nos debemos mover mucho a le amar, pues ansí se nos quiso comunicar, reconociendo sumamente su can- dad y comunicación, dándole sumas gracias, deseando que todos las hagan con holgamos de nos tenernos a El obligados, y andar con estos propósitos de le servir en todo, de hacer su voluntad con perfección con su divina gracia. [6] Cuanto a lo d segundo, pluguiese a Dios que nunca se apartase de lo primero; porque a muchos llama Dios que no le oyen, de suerte que es la gran gracia que le oigamos y obedezca- mos a su vocación. Es esto dar Dios [Pol. ?8 r ] e oídos espirituales para que oigan sus cosas, porque carnalis homo non percipit quae Dei sunt, etc. '. Es pues consolación particular el considerar b Al margen : mayor. c Ms. al. d Ms. al. e Los folios siguientes, excepto el 50 y el 100, están numerados a lápiz en el ms. 1 "Animalis autem homo non percipit ea quae sunt spiritus Dei"; I Cor. 2, 14. LA GRACIA DE LA VOCACION 87 cómo Dios en ello particularmente nos ayuda queriendo le obe- dezcamos y sigamos. Y desto rursum hagamos gracias al Señor e puro cor de. [7] En lo ' tercero es gran consolación con que Dios nos conforta queriendo que de tal suerte lo sigamos, que no pode- mos tornar atrás; en lo que no caen muchos, ni yo quasi po;" mucho tiempo, hasta que estuve en la Compañía. Es esto mucho, porque con esto se hace quasi una confirmación de nuestra part'.- de la inmovilidad del camino para la vida perfecta en que Dios :ios ha puesto; y cierto es que, de la suya, Dios nunca f ai tara en ayudarnos para ello; y desta gracia debemos grandemente dar gracias al Señor y tenerla impresa en nuestro corazón. [8] Cuanto a lo g cuarto, pues ya estamos en esta gracia, lo que releva [importa] es que todo el conocimiento della tenga- mos en el corazón, para más la amar y ser más obedientes y mejor le seguir. Y para esto se debía pedir siempre a Dios y mayor h el verdadero conocimiento della que es necesario para más nos conformar con ella, y en todo nos reducir a deperíder de Dios, de la obediencia. Y por los medios que por su miseri- cordia ha dado a la Compañía caminaremos en su santo servicio con facilidad, que el Señor en todas las cosas da con virtud y suavidad. [9] A lo 1 quinto es de advertir que, pues nos queremos ayudar desta gracia, está claro que debemos procurar los meio- res medios que hay para ello. Pues para esto se debe coniungir [juntar], como muy principal, la fe, teniéndola firme en Dios, que es su propio objeto; que pues nos ha dado esta gracia, nos llevará adelante con los medios que tiene puesto[s], si de nues- tra parte no faltamos J . Y la esperanza confiando sumamente que nos [Fo\. 28 v ] ayudará para que vayamos creciendo, que cierto es que El no mancará [faltará] por su parte. Y juntamente si- guiendo la caridad y amor de Dios, amándole cada vez más. Y con ello creciendo en la gracia y con la confesión y principal- mente con la comunión del Santísimo Sacramento, donde Dios f Ms> el. * Ms. al. h Sic. Al margen: y mayor, ■ Ms. al. i Ms. faltemos. 88 PLÁTICA SEXTA se comunica muy especialmente] k con gracia y favores parti- culares copiosamente. Y esto baste cuanto a lo que habíamos de tratar como en co- mún de la Compañía. [10] Vengamos ahora al particular de la Compañía. Cuan- to a las personas de la Compañía, es la división : novicios, escola- res, coadjutores temporales y coadjutores 1 espirituales, y estos tres 2 o con votos símplices o con tres solemnes ; y ultra, profesos con cuatro votos solemnes. [ 1 1 ] La autoridad de la Compañía suma está en la Congre- gación, la cual es sobre el General, in tempofle que hay Congre- gación actual 3 ; y cuando no, la suprema es del General, que na- die le puede obligar sino el Papa y Dios. [12] Hay también Comisarios, que es oficio no ordinario, sino dependiente de la voluntad del General y con el poder que él le da 4 . Hay también Provincial, que [es] inmediato al Comi- sario, si lo hay 5 . Hay Prepósito local, que es superior de las Ca- sas profesas, salvo en Roma, que lo es el General ; y éstos deben ser profesos y de cuatro votos. Hay Rectores en colegios; hay Maestros de novicios; y hay también otros superiores, como Mi- nistros y sotoministros ; pero éstos no se entienden en las Cons- tituciones y reglas por Superiores, sino el Rector y supriores a él, como el Sobrestante 6 en los colegios y más los que ya dijimos. k Al margen : muy especial. 1 Ms. coadjutores (al margen) y. 2 En la bula de Julio III Exposcit debitum se mencionan como miembros Je la Compañía (además de los profesos) los coadjutores espirituales y temporales, y los escolares; de ellos ("quorum utrique") se dice que no harán votos solemnes, "¡>rac- ter aliquos, qui de licentia Praepositi generalis, propter ipsorum devotionemi et per- sonarum qualitatem, tria vota huiusmodi solemnia faceré poterunt"; MHSI, Constit. I, 381. Las Constituciones S. I. (p. 5, c. 2, n. 3. C; c. 3, n. í. 6) declavun más en con- creto las condiciones que para ello deben reunirse. Véase también sobre este punto, como más reciente, la bula de Gregorio XIII Ascendente Domino (25 de mayo 15S4); Instit. S. I. I, 92. 3 Cf. Constit. p. 10, n. 8; Congreg. gener. I, decret. 145; Instit. S. I . II, 187. 4 Cf. Constit. p. 9., c. 3, 11. 7; Congreg. gener. I, decret. 0,1; Instit. S. I. II, 176. 5 Cf. Constit. p. 9, c. 6, n. 2, etc. 6 Sobrestante o superintendente en los colegios era como un comisario del Pro- vincial o General cerca del Rector, no subdito de éste. Nadal tiene una instrucción sobre el oficio : N, IV, 425-432. La Congregación general 2.*, decret. 86, fué de parecer que no se usara este oficio o nombre, a no ser en los casos en que la nece- DOMICILIOS DE LA COMPAÑÍA 89 Y no son más los Superiores ordinarios, pero hay muchos otros oficios. [13] Hay en la Compañía casa de probación. Mas la pro- bación se puede hacer o en colegios o en las casas profesas ; pero lo m propio de casa de probación, es que sea por sí, pero junta al colegio más cerca de casa, como se dijo en la Congregación 1 . [14] Hay colegios [Fol. 2Q r en blanco; Fol. 29 o ], que son de dos o tres maneras. Lo primero fué para que estudien los nues- tros, sin leer. Después fué para que leyésemos; y esto o en par- te o en todo, scilicet n , con leer latín y Artes y Teología, etc. Hay también otros con estudio general como en Gandía 8 , que es co- legio coniuncto con universidad y privilegio della, y como en Evora 9 . [15] Hay también casas de profesos, donde están los que atienden a lo último de la Compañía. [16] Hay también una casa que mucho nos ha de consolar a todos, y es peregrinación o misión a diversas partes para ayu- dar a las almas. De suerte que, por ello, todo el mundo habernos de tener por casa; y estas misiones nos son a nos [otrosí muy conformes, especialmente según el deseo del Padre Ignacio, que de continuo se ve en sus cosas que quiere fuésemos dispuestos i>a- ra ir por todo el mundo, de católicos o de herejes, o en Alemania o en la India ; y ansí espero que vayamos la Compañía por todo el mundo. Y desta parte se hace gran mención en las Bulas y Cons- tituciones io . [17] De suerte que en cada obispado con la ayuda de Dios vengamos a tener casa, de la cual salgan unos y otros para ayu- m Ms. el. n Al margen: o en parte... scilicet. Sidad o magnitud del colegio lo exigiera; litstit. S. I. II, 210. Cf. Aicardo, Comen- tario a las Constituciones VI, 838. 839. Las Constituciones p. 8, c. 1. n. 3. D , hablan del colateral ; A. Coemans, S. L, distingue entre colateral de que hablan las Constitu- ciones y superintendente: Collatcral et surintendant , Archiv. Hist S I s (iQló) 203-205- y Congreg. gener. I, decret. 127; Instit. S. I. II, 185. 8 Sobre esta fundación de Gandía cf. MHSI, Iqnat., Epist.. I, 697. 698. 419. 420. 9 Poco después marcharía Nadal a tratar de los estatutos de la Universidad con el Cardenal Infante en Lisboa; cf. Ephcmerides : N, II, 77. ™ Reginum militantis Ecclesiae, Exposcit debitum; MHSI, Constit I 27 28 377-37*. Esammc. 4, n. 27; Constit. p. 7, c. 1, 2 . Cf . Aicardo, Comentario a las Cons- tituciones III, hb. 2, c. 1-4. go PLÁTICA SEXTA dar las ánimas, no sólo del derredor, [pero] de donde mayor nece- sidad hubiere. Y así creceremos con el favor divino, de manera que dé cuando en ° cuando se pueda tañer el atambor en la Com- pañía para ir a la India o otras partes, y cumplidamente se haga dando de cada casa algunos, como pareciere. Y así vendremos con la ayuda de Dios a tener disposición para que en estas misio- nes de parte a parte vayan aun profesos con un coadjutor espi- ritual y aun un temporal; aunque agora releva [importa] aten- der primero a extender primero la Compañía para que se pueda después hacer, de manera que se ayuden muchas más ánimas y no se gloríe el demonio ni los malos contra Dios y contra la Igle- sia y buenos. [18] Lo [Fol. jo r ] que pues releva [importa] ahora es que cada uno ahora vea el estado que tiene en la Compañía, y que en él se procure en particular ayudar y cooperar con la voluntad de Dios ; porque El en todo nos ayudará, especialmente si a ello nos disponemos con su gracia, o' los novicios, o los estudiantes, o maestros, o en cualquier otro oficio a mayor gloria de Dios. ° Ms. a. Séptima exhortatio [Sumario: 1-4. Fin de los noviciados, colegios y de las casas profesas.— 5-10. De ios superiores y de la subordinación en la Compañía. — 11. Del noviciado. — 12-14. Tiempo que debe durar y necesidad de larga probación en la Compañía. — 15-10. Deseo de ¡a vida propia del noviciado, para adquirir perfección.] [1] Decíamos las partes de la Compañía, dividiendo las personas, oficios y lugares. Ahora discurriremos por cada parto con la gracia de Dios, haciendo primero una suma. Hay novicios, escolares, coadjutores, profesos; item General, Comisario, Rector, etc. Casa de profesos, de novicios, colegios, peregrinación. Para nuestro fin son necesarios todos los que decimos. [2] Primero, [el] novicio, que se ayuda en devoción y só- lidas virtudes, según el modo de la . Compañía. Y porque esto solo no basta, releva [importa] que se alleguen las letras, lo que compete al escolar, coniuncto con lo que debe tener como novi- cio. Y estas dos cosas se deben aprobar, como parecerá a la Com- pañía, con. diversas experiencias ', para que a lo último venga a ser capaz de servir en profeso o coadjutor, y para poder pe- regrinar. [3] Y así según esto van las casas; que en la He probación no se tratan letras, sino virtud y oración y devoción; Colegios en que haya letras, pero coniunctas con la virtud; que de otra ar- te, tórnese uno a probación; que, puesto que [aunque] las letras sean buenas, subserviant tamen spiritui, que es [Fol ?o*] lo prin- cipal, como decía N. Padre Ignacio, queriendo que siempre ajun- tásemos en ellos devoción 2 . 1 Cf. Examen c. 1, n. 12; c. 4; Constit. p. 4, c. 3; p. 5, c. 4, n. 3 . * Constit. p. 4, c. 4, n. 2; c. 6, n. 1. 2; p. 10, n. 2. 92 PLÁTICA SÉPTIMA [4] En las casas de profesos se hace ya el a propio fin de la Compañía en confesar y predicar; y así en ellas no se debe leer como en las escuelas, mas ejercitar lo estudi[ado] b en los colegios. Y Dios muestra que en esto se aumentan las letras, co- mo se vió claro en nuestro Padre General y en el Padre Maestro Salmerón que, con el ejercicio y ministerios 0 de profesos han d alcanzado gran doctrina 3 . En las peregrinaciones se hace lo mis- mo, pero requiérese en ellas más fortaleza; como la falta de re- glas y superiores y multitud de adversarios le necesitan. [5| Y antes que pasemos más adelante, digamos algo de la dependencia y subordinación que tenemos en la Compañía. Pri- mero [la dependencia] es de Dios que nos trujo e [trajo a] esta religión moviéndonos interiormente; y luego del Papa, no sólo como los otros religiosos y demás, mas aún más particularmente con le hacer un voto inmediato especial para misiones, que es gran privilegio y gracia que Dios N. Señor nos ha hecho 4 [6] Después del Papa es la Congregación general, de la cual dependen las Constituciones s , que nadie, ni General, las pue- de tirar [quitar], pues le es inferior; puesto que [aunque] las reglas pueda mudar conforme al tiempo y lugares y varias co- sas f ; y así siendo la Congregación junta [estando reunida] pue- de hacer lo que quisiere. Pero si no la hay, él solo puede todo, co- mo quien tiene jurisdicción, sólo debajo del [Fol. J7 r ] Papa; y de él dependen los otros, aunque debe de consultar algunas veces los Provinciales *. Y ordinariamente debe consultar en cosas gra- ves y de peso los Asistentes, puesto que [aunque] no es obliga- do a los seguir 6 . Y de la misma manera son los demás a quien dan a Ms. lo. b Ms. lo studio. 0 Al margen: General... ministerios. d Ms. haber. e Ms. truxo. ' Al margen : y lugares y varias cosas. K Al margen : los Proiñnciales. 3 Cf. Rivadeneira, Vida del P. Laines, lib. 3, c. 16; Aserain, Historia... II, 212. 213. 4 Véanse las bulas Regimini militanlis Ecdcsiae y Exposcit debitum; MHSI. Constit. I, 27.377. 5 Cf. Congreg. gener. I, decret. 15; Instit. S. I. II, 161. 6 Constit. p. 9, c. 5, n. 1-3; c. 6, n. 11. LOS SUPERIORES EN LA COMPAÑÍA 9 ¿ los consultores; como los Provinciales y otros Superiores 7 . Y pues así es que solo puede hacer todo el General, es claro que Dios N. Señor mucho le ayudará y le dará la luz conforme al grado en que le ha puesto. [y] A pos [d]el General, gobierna el Comisario, el cual no es ordinario, como se ha dicho h 8 , y sólo tiene lo que particular- mente el superior le comete [encarga] : y, conforme a ello, debe también proceder conformándose a su comisión y a io que viva zoce acceperit a superiori l . [8] Luego se sigue el Provincial, el cual es sub Commissa- rio. si lo hay j . Y conforme a él se ha de gobernar, a sí y a los suyos, según su comisión. Y si no le hay [Comisario], es así que, hecho por el General que sólo le puede hacer 9 , debe atender de quien depende y a lo que puede ex offiáo o ex commissione par- iiculan. Porque hay cosas que sin ella no las podría. Así que de- be conformarse con el General, pues de él se comunica, como por medio, la gracia de Dios para poder gobernar, teniendo cuidado particular de los Rectores y Ministros, que tiene [a] cargo, dán- dole los mejores modos que pudiere para regir y gobernar los suyos, guardando su regia y instituciones. [9] Luego hay Rectores o Sobrestantes en colegios, aun- que en ellos hay diferencia '°, como abajo decimos. Estos deben atender a su inmediato Superior, que es el Provincial, y por él al General; el cual sabe todo cómo pasa [Fol. ji v ] en cada casa y colegio, porque de todo se le debe hacer relación. Y así si el Rector o cualquier otro superior cayere en cosa k , que parece bastante para le deponer, se hará por quien tuviere autoridad l ; como también el mismo General en ciertos casos puede ser de- puesto por la Compañía. Uno es por el pecado de la carne, o si h Al margen: como se ha dicho. 1 Al margen : a superiori. i Al margen : si lo hay. k Al margen : cayere en cosa. 1 Al margen: hará... autoridad. 7 Constit. p. 9, c. 6, n. 14. Cf. Gregorio XIV, Ecclesiae catholicac (1591); /futir, i". /. I, 120. 8 Supra p. 88. "» Constit. p. 9, c 3, n. 14.15. 10 Sobre el colateral y superintendente véase más arriba p. 88, nota 6. PLÁTICA SKPTIMA tuviere doctrina mala o herejías "'. o si distribuyere mal las rentas ". [10] Y con esto nos debemos mucho consolar, pues de los colegios nadie puede ser malo entre nos | otros], habiendo tantos que nos miren; y así no es mucho que cualquiera apruebe el Ins- tituto de la Compañía, pues en ella el Padre Ignacio tomó para la poder bien ordenar y regir tales tres principios 12 : uno de Dios, con la gracia que le movió; y otro de la Iglesia y eclesiás- tico, teniendo confirmación y aplicándose a todas las cosas de la Iglesia y sacramentos; y aun [principio] moral, con procurar juicio humano, cuanto es necesario y útil a la buena gobernación desta Congregación en todas sus partes y ministerios. [11] Tornemos pues a las personas en particular, como lo prometimos; y primero [acerca] de novicios. Y si hablamos de ello " en general, todos lo son hasta que sean profesos o coadjutores; porque aun el escolar est iu ma pa- ra poder ser profeso o coadjutor, y es en noviciado de letras, y ha de hacer probaciones después de los estudios ' 3 . Pero propio novicio es aquél qui probatur in moribus [en] tanto que viene del sáculo, por dos años; y éste considerando de dónde viene y a dónde viene queda claro [ Pol. 32*] y lo que debe hacer, y es que cxuat lo que de allá malo trae, y aun lo bueno no conforme al Instituto. Exi de térra, etc. M . Y quitando todo, procurando po- ner a las virtudes contrarias, se vista de nuestra religión y de ia vía de la perfección della y guiándose por la propiedad de gracia de su vocación. [12] El tiempo del noviciado, por privilegio nuestro propio, no 0 es de un año, como que a pos de él, o tacite o cxprcsse, quede alguno por profeso como en otras religiones ; mas es otro, con- forme a nuestras Constituciones. Y puesto que [aunque] los vo- tos en otras religiones, hechos en manos de superiores propios, m Al margen : o hewes'xas. " Ms. del. ° Ms. nos. " Cf. Constit. p. 9, c. 3, n. 14.15. 12 Sobre estos tres principios de las acciones, pensamiento que recurre no raras veces en Nadal, véase más arriba p. 67, nota 21. '3 Cf. Examen c. 1, n. 12; c. 4, n. 16; c. 6, n. 8; Constit . p. 5, c ; I, n. 3; c. 2, n. 1. m Cf. Gen. 12, 1. j ÉL NOVICIADO EN LA COMPAÑÍA 9a son solemnes; pero afntd nos no es así. Porque lo tenemos así con aprobación del Papa, que in fide et moribus constituendis no se puede decir que puede errar. Así que no es el tiempo de novicio de un año, ni aun de dos años, porque éstos son ad mínimum, para que uno sea escolar aprobado, coadjutor formado ó profe- so; y el contrario no se puede hacer sin expresa dispensación del General ,5 . [13] Pero si se quisiere per el Superior prolongar el tiem- po, se puede; y si no. también puede admitir a uno juzgándole " por obediente, modesto, virtuoso, etc. Y en esto no se " debe na- die desconsolar, pues cada uno debe pensar que es de la Compa- ñía, aunque no sea profeso, ni coadjutor, ni escolar; de suerte que en cualquiera estado que sea, debe estar contento y alegre, con humildad y simplicidad, sin inquirir por qué está así ; y pen- sar que no faltan cosas por qué se haga una cosa o otra como en muchos se ha hecho, y así es que son muy pocos los profesos; y y más quietándose en la voluntad del [Pol. ? está, pues sin duda lo sería, si hubiese aquí herejes, esclavos, frailes, casados, locos, etc. [5] Pero viniendo al particular, no admitimos quien haya 0 Ms. todo. 3 Cf. Constit. p. 6, c. 1, n. i. 4 Cf. Examen c. i, n. 13, H; Constit. p. I, c. 4, n . 1 . 4 . s Examen c. 2. n. 1 ; Constit. p. I, c. 3, n. 3, B. 6 Examen c. 2, n. 2; Constit. p. I, c.,3, n. 4, C. 7 Examen c. 2, n. 4; c. 3, C; Constit. p. 1, c. 3, n. 6. 8 Cf. Codex Inris canonici c. 1119; Constit. p. 1, c. 3, F; MHSI, Constit. II, 24, nota 4; lgnat., Epist. IX, 86. 9 Examen c. 2, n. 3; Constit. 'p. 1, c. 3, n. 5, E. 'o Examen c. 2, n. 5; Constit. p. 1, c. 3, n, 7. n Examen c. 2. n. 6. iMPÉDIMENTOS PARA LA ADMISION 99 sido hereje o sospechoso de herejía, pues nuestro fin y instituto es verbis et doctrina instruir a todos: y es cierto que si ha sido hereje o sospechoso de herejía, aunque sea librado, todavía apro- vechará uno poco, pues muchos se recelarán de él; y por la mis- ma causa no se admite schismático. [6] Del homicida es la razón, allende la irregularidad, por- que nadie le pueda 1 oponer dello; y asimismo de todos los otros vicios de infamia Porque procuramos que en nuestros minis- terios nadie nos extrañe; que fué también una causa porque no tenemos hábitos, según la imperfección [de los que los repug- nan] ' 3 . [7] Frailes no admitimos también, pues ya tuvieron su vo- cación, que debo interpretar por de Dios, o a lo menos no dar jui- cio en ello. Y ultra que, si son profesos, tienen allá obligación; y si quieren venir por escoger mejor vía, no es razón que nos juz- guemos por mejores y que admitamos aquél a nuestro instituto que se quiere salir e del suyo. Y por esta misma causa, aunque no tenga hecho votos en su religión, también no les podemos admitir ; pues que para ía otra no han sido buenos, no lo serán para la nuestra. Del ermita- ño, que sea excluido de la Compañía, se debe entender como qfuiere] nuestro Padre: dnmmodo traiga hábitos y [Fol. 34*] dependa de alguna religión 14 ; pues con esto concurre claramen- te vocación de Dios ; y pues le ha elegido, no le debemos apartar, como luego en los ejercicios damos para elegir tiempo a cada uno '\ y conforme a su elección le ayudamos. [8] De los esclavos no hay que dudar, pues están obligados a sus señores. Y lo f mismo del matrimonio consumado, pero no <• Ms. puede. ' Ms. saief f Ms. el. 11 Cí. Codex Iuris canonici c. 985, 4.*; MHSI, Constit. II, 22, nota 2. '3 Véase también e! Memorial del P. Luis González, n. 136; Fontes narrot. I, 609. U Cf. Examen c. 2. 11. '3; Constit. p. 1, c. 3. n. 5, E; Congreg . gener . I, decret. 129; Congreg. gener. 13, decret. 7 (Instit. S. I. II. 185.406). Una declaración dada por S. Ignacio la transmite el P. Nadal con estas palabras: "No entiende el Padre que los religiosos de S. Juan y S. Tiago y semejantes caballeros que aunque tengan votos, tamen viven en hábito secular, sean exclusos de la Compañía por el impedi- mento esencial". MHSI, Constit. II, 24. nota 3. »5 Ex ere. n. 175 sg. IOO PLATICA OCTAVA del rato solamente, pues en esto se hace favor a la religión, imi- tando a San Juan Evangelista, que ex nuptíis fuit vocatus ,6 . Es verdad que en ello procurarnos seguir cuanto sea posible nuestro Instituto, aunque a las veces se dispensa para que uno en un año haga votos solemnes por causa de la mujer. [9] Del último [ impedimento | , de males de la cabeza, no hay que dar razón, pues está clara. Y si acontece que el Papa dis- pensase en algunos de los dichos, débesele de hablar y represen- tarle lo que conviene, cuanto con obediencia es posible; y si quie- re, con todo débenle de padecer. [10] Admitido L ', una confesión general en la probación primera, ultra lo dicho de [describir] su vida y de su conciencia al superior ", sería bueno tomando los ejercicios de la primera semana 17 . [11] Y hecho esto entra en la segunda probación, en la cual se ejercitan seis probaciones ,H . La primera, ejercicios esni- rituales por un mes; la segunda, hospitales; tercera, hace peregri- naciones; cuarta, sirve en oficios bajos de casa; quinta, en ense- ñar la doctrina a los niños; sexta, confesar, predicar, etc.; y ul- tra un general de todo aquello que el superior, para le probar, ordenare. Estas probaciones hizo nuestro Padre porque se ha- lló bien en ellas. Y a la verdad, en todas se ejercitó él muy de propósito, como ya dijimos en la tercera exhortación, cuando ha- blamos de su vocación y principio ' 9 . [12] Cuanto a la primera, de ejercicios, debemos todos to- marles juntamente o, si uno es malo de cabeza, que los haga po- co (a poco). Y ser bueno que se hagan es claro, pues es menester gran industria y modo en que uno deje las malas costumbres con que viene del século. Y para esto grandemente aprovecha la ora- e Esta palabra puede también juntarse y. referirse a la frase anterior. h Al margen: de su conciencia al superior. 16 "Petrus apostolus est ; et Joannes apostolus, maritus ct virgo...". S. Hiero- nymus. Adversas Jovinianum lib. i, 26; ML 23, 250. Suárrz defiende con sólidas ra- zones que S. Juan 110 era el esposo de las rxxlas de Cana; De statu religioso I,, lib. y, c. 24, n. 3 : Joannes evangelista non fuit a nuptiis ad Apostolatum vocatus (Opera om- nia, edic. Vives, t. 15, 846). Sobre la disolución del matrimonio ralo, no consumado, por el voto solemne de castidad religiosa, cf. ibid. c. 23. 24. >7 Examen c. 4, n. 36. 41; Constit. p. 1, c. 4, n 6. 18 Examen, c. 4, n. o. sg. ■9 Supra p. 64 sg. PROBACIONES DEL NOVICIADO 101 ción para la cual en ellos toma principios ; y de esto diremos aba- jo 2 °. Hácense también los ejercicios al principio, para que se tome de cada uno probación, si puede algo en las cosas espirituales y si es apto para la oración, pues tanto [Fol. 35'] releva [imperta] a nuestro instituto " ; que si uno nada ¡ prestase [sirviese] para ello, no sería de parecer que se admitiese. Releva [importa] tam- bién para que sepa el superior que le debe de ayudar atendiendo a la semana en que más se aprovechaba, si en la primera, si en ta segunda, etc.. ejercitándole en las cosas dellas. [13] Sigúese probación de hospitales, para que aquella de- voción que uno tiene alcanzado en los ejercicios se aumente lue- go con la acción de las obras; porque acontece, de otra manera, aflojarse la devoción, y puesta en la práctica no prestar [servir]. Es pues necesario ajuntar la devoción a la práctica y a los actos de humildad y de trabajo, porque a nosotros nos cumple andar en esto sirviendo a todos por una y otra parte. Y por esta causa Nuestro Padre dubitó mucho de admitir uno que no se podía ha- llar entre llagas: aunque este mismo, ayudándose poco a poco, sa- lió muy bueno. Y por la misma [causa] nuestro Padre M. Fran- cisco [Javier] procuraba ayudarse mucho en esto, en frecuentar el ejercicio destas cosas 22 ; como también el bienaventurado Sa:i Francisco, según él lo dice en su Testamento, añadiendo que Dios N. Señor con servir a los leprosos le había comunicado mu- cha gracia 23 . [14] Después también tenemos probación de peregrinacio- nes sin dineros y sin cosa, con la confianza sólo en Dios, por ser 1 Ms. nadie. 2 ° Pág. 184 sg., 193 sg. 21 Pensamientos semejantes en las Pláticas de 1554 en España (ms. Archiv. S. I. Román., Instit. 98, fol. I20v) y en N, IV, 670. Asimismo en las Pláticas d-e Alcalá 1561, ms. Instit. 98, fol. 159. Cf. M. Nicolau, El P. Jerónimo Nadal y los Ejercicios espirituales de S. Ignacio, Estudios Eclesiásticos 16 (1942) 115-119. 22 Cf. Alexandro Valicnani, S. I., Historia del principio y progreso de la Com- pañia de Jesús en las Indias orientales, c. MHSI, Xaver, I, 5. Asimismo las car- tas del santo, ibid. p. 251. 256; y Manuel Teixeira, Vida del Bienaventurado P. Fran- cisco Xavier, ibid. II, 815-918. 2 3 Véase el principio del Testamento de San Francisco, que suele imprimirse des- pués de su Regla-. "Dominus dedit mihi Fratri Francisco ita incipere faceré pacni- tentiam ; quia cum essem in peccatis, nimis mihi videbatur amarum videre leprosos : et ipse Dominus conduxit me inter illos, et feci misericordiam cum illis. Et receden- te me ab ipsis, id quod mihi videbatur amarum, conversum fuit mihi in dulcedinem animae et corporis. Et postea parum steti, et exivi de saeculo", 102 PLÁTICA OCTAVA conforme a nuestro instituto, que somos llamados para ayudar a todos en una y otra parte, entre católicos o infieles, o solos o 1 con otro, como lo mandaren. Y por esto releva [importa] hacei- se uno desde agora k a las armas. Y aun antes de entrar en la Compañía se acostumbra esta peregrinación, y la de hospitales, más especialmente cuando de alguno se duda 2 *. [15] La cuarta se sigue después de las pasadas, si el supe- rior no juzga lo 1 contrario, que se han [de] conmutar las unas con otras. En ésta [cuarta experiencia] se prueba la primera de los ejercicios, y hospitales, y peregrinación, haciendo con humil- dad los oficios a que se ponen, con la mortificación y deseo de se aprovechar; y ansí en esta probación muestra uno fácilmente cuál fué en lo pasado, porque le observan muchos m y con juicio ; y ansí se confirma todo lo pasado y sabe lo que es con la gracia del Señor. [16] La quinta, de enseñar la doctrina cristiana, en empe- zar de dar uno prueba de cómo podrá ayudar a los prójimos en la Compañía conforme a \Fo!. 35"] nuestro instituto, viendo có- mo se conforma con los niños, y con qué caridad le[s] enseña. [17] Y después la sexta, que el confesor se ejercite en con- fesar, el predicador en predicar, dándole algunos avisos de lo que le deben hacer en esto y en las misas el superior, o otro por él, de- clarándole cómo ha de hacer en todo 25 , qué penitencias dará en las confesiones observando su sigilo; solamente que cada uno procure andar adelante y andar de veras el camino sin errar y procurando para ello los remedios. [18] La general probación es de todos los que sirven a h mortificación o probación, y por esto custumava [acostumbraba] a las veces nuestro Padre enviar algunos a tratar con personas principales por la mortificación que en ello se siente; como a mi hizo mandándome hablar con el Cardenal de Carpi, a do yo que- dé turbadísimo, hasta que el mismo Cardenal, entendiendo U c^- J Al margen: solos o. k Ms. dende hazerse uno aguara. 1 Ms. el. m Al margen: muchos. 2 4 Cf. v. gr. Memorial del P. Luis Gomóles, n. 384. 398; Fontes narrat. I, 733. 737. *S Cf. Expíen c. 5, n. 7. PROBACIONES DEL NOVICIADO sa me tomó por la mano ; y lo más, que a veces nuestro Padre pe- dia relación por obra y palabra de todo lo que uno fuera trataba con alguno, que puesto que [aunque] turbaba mucho, tamb'én aprovechaba in Domino. [19] Otra también hacía, de enviar a probación alguno que fué superior, no más que por mortificarle y tomar tal experien- cia en ello. Es también otra de ]K>ner a leer musa, ac, y otras cla- ses con incerteza del tiempo que le tendrán en ello, si dos, si tres años, si toda la vida. Finalmente cualquiera otra cosa que el su- perior juzgara prueba de mortificación y para crecer uno en hu- mildad y desprecio de sí; lo que todos deben desear a mayor glo- ria de Dios nuestro Señor. Laus Deo. [Pol. 3 6'] t Jesús Christus. Nona exhortatio [Sumario: 1-5. Continúa acerca de los novicios. De la pobreza y renuncia de los bie- nes y beneficios. — 6-7. De la pobreza propia de los novicios, escolares y profe- sos o coadjutores formados. — 8-0. Del trato con los parientes. — 11-13. De la co- rrección fraterna. — 14-19. Amor a los oprobios y a la Cruz de Jesucristo.] [1] Lo que se ofrece, continuando con lo de los novicios, es decir algo de algunas reglas que pertenecen a ellos. La una, pues, es de la pobreza, acerca [de] la cual nuestro Padre M. Ignacio quiso que los que entran en la Compañía hagan cuenta de dejar todo lo que pertenece al mundo cuanto es de su parte; que es propio de religión y que es mucho loado de San Dionisio y de los santos, que dicen áno-ay^v, hoc est, renunciación 2 . • [2] Y ultra quiere Nuestro Padre que si alguno posee al - guna cosa: o la deje luego o que, si lo deja de hacer por hones- tas causas que debe decir el superior, prometa que pasado un año todas las veces que el superior le mandare la dejará 3 ; y el man- dato será que no le haya de decir que lo dé a esto o a estotro, por- 1 Cf. Examen c. 4, n. 7. 1. 2. 2 Cf. Pseudo-Dionysius, De e eclesiástica hierar. c. (>; MG 3, 533. Semejantes pensamientos sobre estas recomendaciones de renuncia en el supuesto Areopagita ocurren también en otros escritos de Nadal, v. gr., Exlwrt. de Alcalá 1561, ms. Archiv. S. I. Román. Instit. 98, f ol . I57r; Exhort . de 1567 (ci :M . Nicolau, Los escritos espirituales de J. Nadal, Archiv. Teolog. • Granad. 5 [1942] 57-58), ms. Archiv. S. I. Román. Instit. 24 a,. fcJ . Ii6v, 3 Examen c. 4, n. 2, RENUNCIA DE LOS BIENES que es liberal la Compañía en ello y muy limpia; sino que lo dé. según el consejo de Cristo N. Señor, a pobres. Así que al prime" año no tiene uno obligación a dejar lo que posee. [3] Todavía, es obligado a hacer en ello lo que la Compañía le determinare conforme a su vocación, que pues fué a seguir a Cristo y dar todo a pobres, así lo debe hacer : y esto es lo que la Compañía le debe aconsejar. Y si él así lo hiciese, nadie le podría contradecir, aun después de los dos años. [4] Es ver'dad que, si determina de elegir por pobres a sus parientes, debe, porque no se engañe en su iuicio, escoger dos o tres cuales quisiere con aprobación del superior, 4 y todo esto pa- ra que no haya error en nadie. \Fol. ?6 V ] De manera que a po- bres se debe distribuir la hacienda: ni puede la Compañía hacer que se aplique a sí, puesto que [aunque] pueda proponerle sus ne- cesidades, porque partes hay en que es muy pobre. [5] Y lo mismo que se dice de dejar y hacer la promesa pa- ra después del año dejar todo se entiende ctiam para dejar be- neficios 5 y oficios y todo lo que uno tuviere, como juzgare el su- perior. El cual en tal juicio no 'debe ser fácil para que a uno ha- ga dar luego su hacienda, porque debe atender a la persona a quien lo manda. Si es tal. que se perturbará con lo dejar, débese detener: y si es bueno, y entiende que le aumentará desposeerse de tddo y estar perfectamente desalagado de las cosas tempora- les, puédelo hacer. 6 . [6] \ adviértase que con nuestro voto de pobreza, si es de novicio, y aun de escolar, si no es coadjutor formado o profese, admítese tener todo lo que poseía en el siglo, con propiedad de- 11o: pero de tal manera que. así de los frutos como de lo demás, está en mano del Superior para cuando le diga que lo deje, y no para otros sino para pobres. Y la razón desta ordenación es que la Compañía quiere probar sólo a uno y no quiere que reciba da- no in omnem crentum: y pues para su provecho le basta no poder hacer cosa de lo que tiene, instituye que tenga la pro- 4 Examen c. 4. n. 3. s Examen c. 4, n. 5. . 6 Examen c. 4, n. 2; Constit. p. 3. c. 1. n. 7. 25. F; o. 6. c. 2. H; Cnncüiwn Tridcntlmim. sess. 25, c. 16, de regularibus ; t. 9 (edic. Gorres). 1083. Gregorio XIII. Ascendente Dom ino (25 Maü 1584); Instit. S. I. I. 03. — Cf. Codex lucís cano- 1 nici c. 568, cuyas prescripciones no revocan el privilegio triderttino en favor de la Compañía; Wernz-Vidal, Ius Canonicum. T, III (De religiosis), Roma 1933, p. 255, io6 PLÁTICA NOVENA piedad de sus cosas todas, y ansí hace que no vayan a manos de otro y se perturbe él y lo pierda si no [Pol. ?7' ] persevera 7 . [/] Pero sería lo * contrario, si uno hiciese voto de coadju- tor formado o profeso; porque, si no tiene dispuesto antes de su hacienda, ya queda sin ella, ni puede disponer de nada, ni él ni la Compañía, y vendrá a los herederos ab ¡ntcstato b 8 . Así que a los novicios en el noviciado, o después de admitidos a escolares, co- mo aún están in via, se les acude con este remedio tan bueno y tan provechoso. [8] La otra regla es que el que entra en la Compañía hago, cuenta de dejar el padre y la madre, etc. 9 . Y esto [lo dispuso Nuestro Padre] como persona que lo tenía ejecutado en si . que a su casa de Loyola, puesto que [aunque] tenía necesidades, nun- ca se comunicaba I0 . [9] Y ansí Cristo N. Señor por San Lucas nos dice: nui non odit patrem suum, etc., matrem, etc., non potosí meas esse discipulus "; no que le queramos mal simpliciter, sino cuando nos dañan y quitan [a] Dios de nuestra ánima, que es nuestro Padre espiritual, entonces tengamos aversión dellos como tales. Quiere pues nuestro Padre, por se quitar c los hábitos pasados del mundo, que no tengan los novicios comunicación con los pa- rientes, que les podrán traer a la memoria lenbrancas [recuerdos] que les dañen. Y así, cuando se hubiese de hacer, debe ser con una persona de casa que vea lo que hablarán ; y lo mismo se debe también observar para los amigos y personas semejantes, cuan- do le quisieren hablar 12 . [10] Pero después que es uno ya probado y no le podrá da- ñar esta plática, [Pol. j/*] aunque lo haga con su padre, se ie * Ms. el. b Ms. ab Instituto. c Ms. quitaren. 7 Cf. Codex Iuris canonici c. 580, § I; Gregorio XIII. (Juanto fructuosius (i Februarii 1583), Ascettdente Domino (1584); Instit. S. /., I, 88. 93. 94. 8 Constit. p. 6, c. 2, n. 12; Gregorio XIII, Quanto fructuosius, Ascendente Domino: Instit. S. I. I, 88.89.92.93; Codex Iuris canonici c.579. 9 Examen c . 4 , n . 9 ., 10 Cf. N, I, 23; Rivadeneira, Dichos y hechos de N. P. Ignacio, MHSI, Scripta de S. Igtuxtio I, 402; Aicardo, Comentario a las constituciows I, 617-623, " Le. 14, 16. Constit. p. 3, c. i,n. 2, B. CORRECCIÓN FRATERNA puede dar licencia para que le aproveche y ayude en el Señot. pues a él es más obligado que a los otros. [u] La otra regla que quiere Nuestro Padre que todos ob- serven entrando es que, como cada uno procure hallar en todo per- fección, en la humildad y esperanza y fe y dones y todo, de suer- te que no debe uno contentarse de adquirir las virtudes como un seglar o un otro que no entra a seguir vida perfecta ; así para conseguir lo que con sumo cuidado y celo espiritual debe procu- rar es de ser contento de ser denunciado, o denunciar al superior los defectos y faltas que sabrá fuera de confesión IJ . Y esto se debe tomar como todas las otras cosas de la Compañía, pues es- ta regla está en las Constituciones aprobadas por la Sede Apos- tólica, como lo son ipso fado todas nuestras Constituciones u . Y si alguno tiene duda en esto, vea lo que va en ello, y que es por no querer entenderlo siendo cosa clara d , la cual ha tenido por bue- na, como todas las otras cosas de la Compañía y obligádo[se] a ella como a las otras; y juntamente es conforme a la doctrina de los Doctores y uso de las religiones ' 3 . aunque bastaría la aproba- ción de la Sede apostólica y de la Compañía, sin demandar otra razón: y de esto se escribirá más largo para pcxler dar razón a los de fuera. [12] \Fol. j8 r ] Y en esto quiso de nos nuestro Padre M. Ignacio lo que también pretendió en otra regla para los enfer- mos, en que les amonesta procuren dar edificación a todos, etcé- tera ' 6 ; en la cual no quiere obligarlos a pecado y iniieere eis la- queum ,; ; pues a nadie obliga la Compañía a pecado, si la cosa no es contra voto, o no le mandan in virtute oboedientiae o in no- min-e Donuni Quiere pues que en la sanidad procure la modes- d Siguen en el ms. 15 líneas tachadas. En su lugar se escriben en el margen las palabras transcritas a continuación: la cual ha tenido... de fuera, hasta el final del párrafo. '3 Examen c. 4, n. 8. '+ Cf. Pallo III, Regimini núlitantis Ecclesiac (1540), Iniunctum iwbis (1544): Julio III. Exposcit debitum (1550); MHSI. Consiit. I, 27. 83. 84. 376. J 5 Cf. F. Slárez. De religione Societatis Iesu lib. 10, c. 7. 8 (edk. Vives, t. 19, 1089-1103); Alonso Rodríguez. Ejercicio de perfección v virtudes cristianas parte 3.*, tratado 8.°, c 6; MHSI. Consiit. II, 52. nota. 16 Examen c. 4, n. 32; Constit . p. 3, c 1, n 17 •> Cf. 1 Cor. 7, 35- 18 Consiit . p . 6 , c . 5 . io8 PLÁTICA NOVENA tia y edificación, y mansedumbre, para que al tiempo de la do- lencia lo pueda hacer, y ansí acontece por la bondad de Dios, que lo son todos así. [13] Pues en esta regia del descubrir, no quiere ni preten- de que uno sea puesto en dificultades ni trabajos, sino que suavi- fer omnia fiant; que éste es el modo que tiene de proceder en el mandar, conforme a la mansedumbre de Cristo ' 9 , y no quiere obligar [a] alguno sub peccato a que descubra, cuando especial- mente, como es 'dicho, no le obliga el Superior. Pero lo que quie- re es lo que a cada uno liga la perfección en todo y que haga lo que más conviene a la salud de su ánimia y de su hermano, es- tando aparejado que le descubran para que se enmiende, y para descubrir para que se enmienden. El que descubre no haya difi- cultades ni ansiedades, que no es éste nuestro intento; ni piense ninguno que atendemos a los defectos por más que por sacarlos [arrancarlos] y hacer que crezcan todos en el espíritu del Señor; y lo principal a que [Fol. j8 v ] lanzamos el ojo es en los bienes, en las virtudes y perfecciones que cada uno tiene. Lo que nues- ti o Padre Ignacio me decía platicando conmigo una vez. ¿ Por qué (decía él) si Dios N. Señor no atiende a mis defectos y faltas, antes mira' lo bueno, si alguno en mi hay, para comunicarme su gracia y hacerme tantas mercedes; cómo miraré yo en los her- manos las imperfecciones dejando aparte las virtudes y dones que Dios N. Señor les ha hecho? [14] Otra cosa, que es de mucha consolación, se contiene también en otra regla, que dice que cada uno desee pasar injurias, mortificaciones y oprobios por amor de Cristo, y por vestirse cíe su librea y imitarle, con tal que a nadie dé ocasión dello 20 ; y si bien mirásemos en esto, no hay duda sino que fácilmente crece- ríamos en la perfección. [15] Lémbrame [acuérdaseme] que paseando una vez con Nuestro Padre en un corredor, le pedí que me dijese alguna co- sa con que me aprovechase, y él me dijo que me bastaba lo que sabía : que lo hiciese. Pero tornándole yo a decir que por amor de Nuestro Señor me dijese algo con que me ayudase, respondióme con palabras muy graves y sentenciosas: "Maestro Nadal, de- "> Paulo III, Regítnmi militantis Eccksiae; Julio III, Exposcit debitum; MHSI, Constit. I, 28. 378. 379. 2° Examen c- 4, n, 44. . , , AMOR A LOS OPROBIOS 109 sead sufrir injurias, trabajos, ofensas, vituperios, ser tenido por loco, ser despreciado de todos, tener cruz en todo por amor de Cristo N. Señor, y por vos vestir de su librea; porque en esto es- tá la vía de la perfección, la sanidad, la alegría y consolación es- piritual". Y con estas palabras, o semejantes, mostró mucha de- voción. [16] Y si miramos a nuestra vocación, luego conoceremos cuán obligados estamos a hacer esto y poner en ejecución esta regla y aviso tan santo; porque, como ya os [Fol. 39''] dije Dios N. Señor nos llamó para seguir nos [otros J a su Hijo con la Cruz. De manera que el seguir nuestra vocación consiste en llevar cruz; y. si esto no hacemos, no irnos [vamos] por el ca- mino y al fin a que fuimos llamados. [17] Pues la Cruz dos partes tiene: la una es de trabajos, cualesquiera que sean, como leer, estudiar, predicar, confesar, ser cocinero y los demás ; la otra es de ser todo esto con oprobio, con vituperio, con injurias, con ser tenido por poco. Porque si miramos, no sólo Cristo N. Señor sufrió trabajos de predicar, ayudar, caminar y dcniquc de morir; sino también fué todo es- to con le hacer en vituperios, afrentas y injurias. Morte turpissi- ma condemnemus cuw decían de El. [18] \ por tanto, ya que tenemos la una parte de la Cruz, que son los trabajos, unos en leer, otros en predicar, otros en pe- regrinar, y en los hospitales, o en cualquier otros; en ellos de- ben nrocurar la otra para llevar perfectamente la Cruz. [19] ^ como los vituperios y injurias y menosprecios no se nos ofrecen, antes crédito de unos y otros, especialmente en Ro- ma, de los cardenales, obispos y embajadores, que son muy fre- cuentes en nuestra casa : y aun por todas partes (bendito el Se- ñor) vemos la aceptación grande que tienen los de la Compañía y en cuánto crédito están sus cosas 2 \ de suerte que quasi el tra- bajo que uno tiene queda nada, con la mezcla del aplauso de tc- dos; por eso es necesario que con gran celo y de veras desee ca- da uno enteramente de hacer todo con oprobio, con ignominia y a t renta, sin que él dé ocasión dello, por imitar perfectamente a Cristo N. Señor y llevar cuanto es posible la Cruz toda a cues- 2 ' Supra p. 72. *' Cf. Sap. 2, 20. *l Cf. Astrain, Historia de la Compañía... l\ c. 22. PLATICA NOVfetfA tas; de suerte que en este ejercicio debemos mucho trabajar [Pol. 3p*] y procurar de tener grandes afectos en esto, por ve- nir a alcanzar hábito en esta virtud; y tal que cuando se ofrecie- se actualmente la injuria o afrenta, se viese claro el fruto de los deseos, con padecer con suavidad y alegría. Imitando al Señor, trabajemos pues en esto, que el Señor nos ayudará a mayor gloria suya, y tengámonos e por indignos de tener tales deseos. • Ms. tengamos. Décima exhortatio [Sumario: i. Más sobre los novicios.— 2-3. De la claridad de conciencia y su fun- damento en los Ejercicios de S. 1 anació.— 4-10. Instrucción prn-ia sobre al- gunas reglas de discreción de espíritus, y modo de liabcrse en las tentacio- nes. — 11-14. Ventajas que hay cu descubrir al superior o confesor /fl.í tenta- ciones. — 15-24. Sumario de las virtudes que han de adquirir los novicios: mor- tificación, humildad, simplicidad, paciencia, obediencia, oración y devoción, alegría espiritual. — 25-31. De las desolaciones de espíritu y modo de llevar- las. — 32. La modestia y concierto exterior. — 34-35. La liberalidad con Dios en los votos anteriores al bienio. — 35-36. De los votos del bienio y de la aproba- ción como escolares. — 37. Comienza a hablar de los escolares.] ¡ 1 ] Diremos aún agora con la divina gracia algo de los novi- cios, y pondremos aqui fin en lo que toca a ellos. Y puesto que [aunque] nos hayamos mucho detenido en esta parte, no pienso sea perdido nada; porque querría yo, como decía ', que cada uno toda la vida se tuviese por novicio. Y ansí como él. viniendo del século, trae deseos grandes de se aprovechar en la virtud, y en- tiende el peligro de dó sale y la necesidad que tiene del remedio que busca, y de veras se determina a seguirlo; así de cada uno de la Compañía, o escolar o coadjutor o profeso, éstos deben ser sus pensamientos, en esto debe estar muy asentado y con firmeza, en esto como en fundamento caminar adelante. [2] Es pues una cosa "sumamente importante a los novicios, y no sólo a ellos, pero a todos los de la Compañía y creedme que va mucho en ello, y es que uno tenga de [Fol. 40' ] todo su con- ciencia descubierta al superior o a quien él ordenare. Esto es re- gla nuestra, y por el uso della se acostumbra que de seis a seis meses se haga confesión general y se descubra toda la conciencia. Y es esto común a los novicios y escolares, porque los profesos o • Supra p. 95-97. 112 PLÁTICA DÉCIMA coadjutores no tienen obligación de lo hacer sino de año a año, excepto si les ordenase el superior que lo hiciesen más a menudo [3] Tiene esta regla principio y fundamento en los Ejerci- cios que nuestro Padre Ignacio instituyó y experimentó todos en sí; y como cosa importante para la salud de las ánimas y aumento de la devoción y conocimiento propio procuró que nos quedasen con la aprobación de la .Sede Apostólica 3 , que es cosa rara y que hace claro el provecho dellos y cuánto podrá cada uno crecer con ellos en virtud ; y siendo cosa rara en la Iglesia de Dios ser un modo de meditación particular o oración aprobado y con- firmado por Su Santidad, como lo son ellos; lo que es señal ma- nifiesta de se servir Dios mucho con el uso dellos y se remediar * las ánimas que los experimentan, como lo hizo nuestro Padre 4 . [4] En ellos pues está el fundamento de la regla que decía- mos 5 . Pero por ocasión della [Fo\. 40 o ] diremos primero de dos o tres que sirven a todos, y que del mismo lugar se sacan, y to- can al conocimiento de los buenos espíritus y de los malos, y apuntan el medio para destruir el enemigo nuestro, que de con- tinuo procura de nos dañar. [5] La una es que se conoce claramente qué sea el demonio, y qué modo tenga con nosotros, por comparación de una mujer 6 ; la cual, si tocada de la ira, riñe con algún hombre fuerte y vale- roso y él, no mostrando quién es, deja aparte su ánimo, se afloja y acobarda en el responderle y tratarla, con esto más se enciende y se hace más brava y insufrible ; y, por el contrario, queda aba- tidísima, flaca y para poco, sin hablar cosa ninguna, puesta de parte, si se le muestra fuerte y recio en las respuestas, y con su varonil esfuerzo la amansa; así el demonio, si uno le muestra rostro al tiempo que con él riñe, al tiempo de la pelea y tentación, u Ms. remediaren. 2 Examen c. 4, n. 36-41; Consf\it . p. 4, c. 10 , n. 5. 3 Esta era una de las tres cosas que S . Ignacio más deseaba para antes de mo- rir : Cf . Introducto P . Nadal in Acta P. Ii/iiatii, Fotites narrat . I, 355. S. Fran- cisco de Borja también deseó y propuso al Pontífice esta aprobación; MHSI, Burja II, 514. 515; cf. Ignat., Epist. I, 420. 421. Paulo III los aprobó mediante el Breve Pas- torales officii (31 de Julio 1548); Instit. S. I. III, 443-445; MHSI, fixere . p. 215-218. 4 Cf. N, IV, 666 sg. Cf. M. Nicolau, El P. Jerónimo Nadal y los Ejercicios espirituales de S. Ignacio, Estudios Eclesiásticos 16 (1942) 116.121-125. 5 Regla 13 para discernir espíritus (i. a semana); Excrc. n. 326. 6 Regla 12 para discernir espíritus (l. a semana); Exerc. n. 325. MODO DE SUPERAR LAS TENTACIONES si no deja vencer y se procura hacer fuerte contra él no confian- do en sus fuerzas, que es flaco y para poco y tal, que con poco le vencería, pero puesta la esperanza y fiducia b toda en el Señor, \Fol. 41'] en su virtud y favor divino creyendo que no le des- amparará ni dejará caer, si él procura cuanto es en sí detenerse y resiste con ánimo deliberado y fuerte : es cierto que, como mu- jer vencida y para poco, se pone de parte, sin poder llevar al cabo la batalla como al principio pretendía. Y si acontece que uno se afloja y no le hace cara, dále fuerzas y las armas con que le pue- da más dañar y poner por tierra. No se puede imaginar bestia tan cruel y violenta como nuestro enemigo contra nosotros. [6] Relleva [importa] pues, y mucho, que el que se ve ten- tado acuda luego a humillarse en sí y ha::er unión con la divina gracia, procurando del Señor favor y ayuda para, con ánimo fuerte y constanter, resistir al enemigo, no se aflojando en ñachi, pero en sí con suavidad y quietación del espíritu, la cual con la humildad y simplicidad fácilmente será de hallar. [7] Para la segunda regla es de advertir que toda la vida es tentación, y que nadie pasa sin ella, unos de una manera y otros de otra; en lo cual el Señor que lo permite, no es sino por- que crezcamos en virtud, y que resistiendo alcancemos mayor gracia y nos fortifiquemos en los buenos hábitos, adquiriendo nuevas fuerzas die él en la pelea para que podamos vencer al ene- migo en todo cuanto [Fol. 41"] trujere. Y como es su intento las tentaciones no las dar, sino conformándose con la flaqueza y po- sibilidad de cada uno; siendo así que todos somos tentados, po- ne nuestro Padre M. Ignacio una cosa, puesto que [ aunque j breve, provechosísima y que todos, así como experimentan con- sejos humanos y seglares, debían poner en sí en ejecución, pues es consejo espiritual c y del bien y provecho de sus ánimas. \' gran remedio para esta adversidad y trabajo sentimos, y ansí lo procurad, hermanos, y no vos distraigáis a muchas cosas hacien- do flojamente unos y otros remedios, mas ixmed efio.cia con la gracia del Señor en lo que es mejor, y experimentadlo esto de Nuestro Padre, que os diré: es poco y muy necesario; si le expe- rimentáis, hallaréis el provecho que yo querría. b Ms. fiusa. c Al margen : espiritual; tachado : divino. 8 li 4 PLATICA DECIMA [8] Es pues que si os querréis tener fuerte contra el enemigo y atajar las fuerzas de las tentaciones con que os combate, procuréis imitar [a] un sabio capitán en la defensión de la fortaleza que tiene a cargo; que ansi como él corre de una en otra parte, por ver lo más flaco y por do le podrán más dañar los enemigos, y allí acude con todo lo necesario, allí pone gente más fuerte, allí mira más de conti- nuo por que no sea entrado 7 ; así también discurráis ]>or vos mismos, pues sois una fortaleza que tenéis a vuestro cargo, y miréis vuestras malas inclinaciones a qué os llevan, qué os piden las malas costumbres que | Pol. 42' } tenéis, los )>ecados en que tenéis ya caído, porque todo es lo más flaco que en vos hay y por donde el demonio vos podrá más fácilmente vencer y poner de su parte. Y no penséis que le jxxlréis tener esto encubierto, por- que sed ciertos que todo lo exterior sabe muy bien, y aun mejor que no vos; y el interior, puesto que f aunque J no lo sabe, todavía fir mí si mámente lo coniectura, tanto que dudaron algunos si lo sabía 8 . [9] Y ansí, andando con este tiento y aviso sobre vos co- nociendo vuestras faltas, allí sin os descuidar acudid luego con la munición d y ayudas necesarias, fortificándoos con las virtudes contrarias, procurando por adquirirlas con la gracia del Señor. [io] El que se siente soberbio acuda a la humildal; el in- devoto y disoluto empéñese | imprégnese?] en la oración; y tam- bién procurad todo lo que hacéis aplicarlo en el Señor para echar el tal y tal e vicio fuera, ora sea el leer, ora el oír, ora el confesar o predicar, o la cocina, o cualquiera otro oficio o obra buena y obediencia en que andéis o ministerio que tratéis, y sed continuos en pedir gracia y favor divino para (pie os podáis enmendar, recurriendo vos al Señor, que nunca falta. Demandad también al Superior remedio y ejecutad lo que os dice f ; que, haciéndolo, con aquella obediencia que el verdadero subdito debe a Dios y al que en su lugar le rige, no hay duda sino que podréis vencer ai d Ms. monición. e Al margen: y tal. f Ms. os diré. 7 Cf. Regla 14 para discernir espíritus (i. a semana); Exerc. n. 327. 8 Cf. F. Suárez, De angelis, lib. 2, c. 23-25 (edic. Vives, t. 2, 218 sg.); B. Be- raza, De Deo creante, Bilbao 1921, n. 491. 513-517. CLARIDAD DE CONCIENCIA enemigo y os huirá como victo [vencido] y que contra vos no puede nada, por los buenos medios a que os alagasteis. Ya os acontecería esto algunas veces, porque es muy común que tienta el demonio fortisimamente a uno inquietándole sobre una cosa viniendo una y otra vez y muchas veces con lo mismo ; pero si él no se desmaya, antes procura buscar los remedios y atajar a sus tentaciones [Fol. 42"], como vencido se le aparta no insistien- do más. f i 1 ] Vengamos pues a la regla que proponíamos al prin- cipio, del descubrirse uno i>er rectamente de toda su conciencia al Superior o a quien él ordenare. Decía nuestro Padre M. Ignacio acerca desto, que era un gran remedio a todo el que está en peli- gro de pecar y j>erder a Dios N. Señor. V está la causa en las manos, porque el demonio lo que sumamente desea, cuando nos quiere dañar con alguna tentación, no es otra cosa sino que sea- mos solos, y para esto quiere que no nos aconsejemos ni descu- bramos a ninguno; porque contra uno, y ése perturbado y inquie- to, como él le tiene con la tentación, muy fácil tiene la victoria. [12] Y ansí lo que hace luego al principio es inquietar a uno y perturbarle porque no piense en Dios ni le pida ayuda, ni a los santos, porque así le halle más solo y dispuesto para le per- suadir lo que quiere ; y, por la misma causa, que tenga secreto todo lo que le trae, que no se manifieste a nadie, porque entien- de que el que es consultado, como está fuera de la tentación y sin ninguna perturbación en aquello, fácilmente descubre sus ce- ladas y la ponzoña de sus flechas ; y ansí es gran ayuda para que el tentado pueda entender sus falsedades y engaños y no consen- tii en ellos y ayudarse con la gracia del Señor. Y por eso el que es tentado luego, luego [sic], se vaya al Superior o confesor [a] descubrir la tentación, para que le dé la ayuda eme el enemigo procura quitarle *. [13] Y es tal remedio éste, que acontece muchas veces, y yo tengo dello experiencia, que sólo con ponerse uno a camino, a descubrir la tentación, ella se va 10 : como que el demonio, de co- rrido y confuso, no puede pasar [a] delante. V por esto el ¡Pol. 4J r ] bienaventurado San Basilio aconseja esto para remedio 9 Cf. Constit. p. 3, c. 1, n. 12 ; p. 6. c . I, n . 2 . 10 Cf. A. Rodríguez. Ejercido de perfección y virtudes cristianas, parte 3.*, tratado ~.° c. 3. lió PLÁTICA DÉCIMA grande contra las tentaciones del demonio ". Cada uno que es tentado, abra su conciencia y manifieste todo. [14] Y con este remedio tan santo concuerda también el otro de que decíamos en la plática pasada: que pues vinimos a buscar perfección de veras, no como los seglares, mas como los religiosos, y que pretenden en todo seguir y imitar a Cristo, de- bemos estar prontos para se descubrir R al superior nuestras faltas por el que fuera de confesión las supiere, para que él pueda acu- dir con la medicina necesaria a nuestra enfermedad. [15] Lo que resta acerca de los novicios diré como en ca- tálogo; y piensen todos, aunque profesos o escolares, que lo mis- mo le[s] toca a ellos para lo procurar si no lo h tienen. Porque o lo tenemos o no: si no lo ' tenemos, re ipsa somos novicios, y ansí tenemos la misma necesidad que ellos tienen ; y si lo tenemos relleva [importa] que nos aumentemos más y que crezcamos más en ello. [16] Los novicios, pues, y todos, de la manera que es dicho, deben ser amadores de la mortificación, únicamente para poder '' obrar y trabajar en todo a mayor gloria del Señor ; porque si me dais uno que en algunas cosas no sea mortificado, es cierto que aquello siempre le estorbará poder bien perseverar en la virtud y obrar conforme a ella y caminar a la perfección. Siempre aque- lla pasión, que aún tiene por domar y abatir con la mortificación, se le pone delante para le impedir. Por eso cumple mucho extir- par todo lo que queda por domar, mortificándonos en ello; y más, cuanto mayor repugnancia tuviéremos. Y la mortificación (que e(s cosa para advertir y tener devoción en ello) no penséis [Fol. 4j v ] que es decir que con vuestras palabras o oraciones, como de vos y de tal principio, podéis algo y extirpar vuestras pasiones y vicios; sino que con la muerte de Cristo, que con la mortificación se aplica, y en virtud de su Pasión, con * Ms. descubrir en, h Ms. lo no. 1 Ms. lo no. i Ms. poderen. « S. Basilius, Regulac fusius tractatae, interrogatio 26 (MG 31, 985. 987); Ser- mo de renuntíatione saeculi n. 3, 4 (MG 31, 632. 633). VIRTUDES DEL NOVICIO "7 la cual venció al demonio y al infierno y con que desterró el pe- cado, extirpáis y ponéis por tierra el vuestro y las faltas de pa- siones inmoderadas que en vos hay. [17] La segunda virtud que deben los novicios y todos ge- neralmente procurar de adquirir es la humildad, trabajando poi la tener en la oración, en los oficios, en los estudios, en la con ver- sación con los seglares y en todas las operaciones. Y entended que humildad de que hablo no es entender cada uno con sola la especulación quién es, sino que en el gusto interior sienta bien la verdad de sí, que es de sí nada, malo, perdido, merecedor Je ser desterrado a perpetuas penas del infierno. Esto es lo que de- bíamos trabajar todos de tener de veras impreso en el juicio práctico y en el efecto k para echar de nos todo lo que es en esto contrario, de propia estimación, etc. Y el que esto alcanza, con todo se alegra, nada le inquieta ni ]>erturha. El que le injuria o desprecia, sin que él le dé ocasión, le consuela, pues le ayuda a certificarlo que conoce de sí que es nada, y merecedor de todas las afrentas y vituperios. Pidamos tan buena pieza, como es ésta, al Señor y deprendámosla de El, pues siendo Maestro nuestro en todo, dándonos en sí ejemplo, esto quiso especialmente que deprendiésemos de El : Discite — in- quit — a me, quia mitis sum ct humilis cor de 12 . [18] La tercera virtud que deben procurar es simplicidad, teniéndose cada uno como niño, no se saliendo de sí ; sin doblez, no teniendo diversas intenciones, hablando [Fol. 44'] con puri- dad y rectitud. Es ésta una virtud que contenta mucho al Señor, y de la cual loa él al paciente Job, cuando de él dice que era sim- plex et timens Dominum ' 3 . No penséis que el que esto alcanza, queda sin la inteligencia que le cumple en las cosas ; antes es an- sí que el que no se cura de andar curiando desto y dlestotro, an- tes procura vivir en simplicidad de corazón, trabajando por so- lo tener a Dios, en El alcanza perfecto saber y inteligencia sufi- ciente y necesaria para en todo se haber bien y como le conviene. [19] Deben también mucho de procurar de adquirir la vir- Sic; ms. effecto. IJ Mt. 11, 29. '3 Job. 1, 8; 2, 3. n8 PLÁTICA DÉCIMA tud de la paciencia sufriendo los trabajos, que se les ofrecieren, bien y con fuerte ánimo, tomando a Cristo N. Señor por 1 espejo delante de sus ojos, para en ello le imitar, pues hasta la muerte sufrió, como dice San Pedro: cum malediccrctur, non maledice- bat; cum pateretur, non comtninabatur ; tradcbat auteni iudicanti se iniustc 14 cum dkñna paticntia: estaba callado a las bofetadas, a los azotes, a las espinas, a los clavos, a la extrema y mortal pe- na. Y por tanto, el que le viene a seguir, dejado el século y lo de fuera, en esto se debe ejercitar, haciéndolo por sus pecados en penitencia dellos ; pero no pare aquí, sino que lo principal sea su- frir con paciencia y con ánimo: que no se canse, más perseveran- te y fuerte sufra los trabajos hasta la muerte, por honra y gloria de Dios N. Señor y provecho del prójimo, conformándose con el fin de nuestra vocación. [20] Otra virtud en que los novicios, como todos [Fol. 44'] los otros, se deben mucho señalar es la obediencia, con tener ver- dadera resignación de su propio parecer y juicio en el [de] su superior I5 , pues le es puesto en lugar de Dios. Procurar de no te- ner voluntad sino la del Superior, sin querer, sino querer indife- rente para uno, para lo otro, como más quisiere el Señor median- te el que le han puesto en su lugar para que le rija y gobierne. [21] Y para venir uno a tener perfección en esto ayuda mu- cho la humildad y simplicidad; porque el que de verdajd tuviere entero conocimiento de sí, lo que terná [tendrá] con la humildad, y no hiciere en esto ninguna doblez m , ni quisiere ser curioso en una cosa ni otra, sino proceder a la llana, lo que alcanza con la simplicidad, no hay duda sino que estará capaz de le imprimir una y otra cosa no habiendo en él obstáculo de juicio o voluntad pro- pia que le impida. Y con esto será comunicante de la gracia de nuestra vocación, pues ésta [la obediencia] es la canal por don- de ella entra. [22] La verdadera obediencia procura esto. Hermanos, no apliquéis vuestro ánimo más a esto que a estotro; tened una in- diferencia en todo; aparejad el ánimo para recibir el estudio, o la 1 Ms. para. m Ms. dobla. •4 1 Pet. 2, 23. »S Cf. Constit. p. 3, c. i, n. 23. VIRTUDES DEL NOVICIO it 9 cocina, o las peregrinaciones [Pol. 4f] como lo ordenare el Se- ñor; asentad en vuestro corazón que os basta ser de la Compa- ñía en cualquiera cosa que os pongan : y que, si obedecéis en ella, «e os comunicará su gracia y favor divino. [23] Deben trabajar los novicios también de tener oración y devoción, porque no hay virtud que con ella no puedan alcan- zar; la humildad, la paciencia y las demás con ella se alcanzan. Y tanto que, aunque la fe y caridaid y esperanza sean mayores virtudes que la oración, pero aun éstas, por su modo, por la ora- ción se alcanzan ". Es la oración impetrativa ; ¡>or ella uno, de malo, viene a la gracia y ser bueno. Y el bueno se acrecienta. En ella ha puesto el Señor el remedio de todo; ésta quiso que fuese un medio de que usamos de continuo en nuestras necesidades. Pe- ro cómo ha de ser la oración, después lo diremos con la gracia [Fol. 43'] del Señor ,6 . [24] Otra perfección es gozo y alegría espiritual. Porque si el que halla un tesoro, con alegría todo lo demás da por lo ad- quirir, como dice el Evangelio 17 , el que viene del mundo en que vivía en miserias y pecados, y se halla en la religión fuera de pe- cados mortales en que se pierde f a ] Dios y se gana el fuego eter- no, fuera de tantas ocasiones en que anidaba de perder a su Dios y Señor, con tantas ayudas para le poder servir y amar, y al úl- timo gozar de El, ¡cuánta contenteza [contento] y alegría debe tener en el Señor ! [25] Es verdad que algunos no la tienen, sintiendo descon- solación y aflicción del espíritu; pero ni por esto deben los tales ser juzgados por tentados, antes sería gran temeridad; que es cierto que el Señor por dos vías acostumbra llevar [a] los suyos, o con consolaciones o con desconsolaciones y trabajos. Si alguno pues se siente que le lleva Dios por esta vía, no torne atrás, no se perturbe ni inquiete. Entienda que es costumbre del Señor, y se- pa que en ello consiste mayor acto de virtud y mérito, y que en ello más se le aumenta la gracia, como el trabajo que tiene es ma- yor, y mayor el acto de su libero arbitrio con la gracia. No se fa- n Ms. anlancan. '« Platicas ig y 20 ; asimismo en la plática 14 de Alcalá del mismo año 1561: Bi- iot. nac. Madrid, ms. 6336. fol. o-ir-ioov, etc. 17 Mt. 13, 44- 120 PLÁTICA DÉCIMA tigue si ni en la oración o confesión, ni en todo lo demás, puede hallar consolación, antes anda desabrido y desgustoso; mire al Señor en el huerto, ponga los ojos en El en la Cruz, \Fol. 46'] verle ha decir: quare dereliquisti me? ,8 , dejado del Padre Eter- no sin consolación, fuera de la gloria de su alma. [ 26] Pues si ansí lo hace Dios con su amantísimo Hijo, pr.r nuestras ofensas y delitos; ¿cómo se podrá enojar ninguno que use esto conmigo?; que si se juzgare como debe, no piesta [sir- ve] sino para le tragar vivo el infierno. [27] Pase más adelante, verá la Virgen nuestra Señora cuán afligida fué en esta vida. Et tuam ipsius animam pertran- sibit gladius I9 , se dijo de ella; y bien se le mostró puesta al pie de [la] Cruz. [28] Vaya más y hallará que nadie hay en la vida que a veces no tenga desconsolaciones y disgustos " del espíritu. Pero los perfectos, y que andan sobre aviso, en esto suelen crecer; co- mo significa el Eclesiástico] cuando dice: ubi consummaverit homo, ibi incipiet 20 ; cuando uno viene a perfecta tribulación y aflicción, con el auxilio de la gracia torna a empezar de nuevo a aumentarla con la prueba de la desconsolación. [29] Importa pues mucho que nadie pierda el ánimo, y atienda que si perseverare, por más que le perturbe y inquiete el demonio y el Señor lo permita, todavía alcanzará mucha gracia y consolación del cielo. [30] Otra cosa también, ultra de lo dicho, que el que así se ve afligido lo que (debe hacer es tener reflexión sobre sí y ver bien lo que le trae el demonio, las cosas con que le tienta, y discer- nir lo que no es pecado ni imperfección, como muchas veces es todo lo que trae sólo por hacer a uno que desguste y torne atrás. Y con esto entienda que aún tiene remedio, por más que le tra- baje persuadir el enemigo; y sea fuerte y determinado a no con- sentir con El, antes padecer hoy y mañana y toda la vida por Cristo; que a esto se [Fol. 46"] seguirá contenteza [contento] y alegría espiritual, como se sigue a todos los otros que pasan lo 0 Ms. desgustus. '8 Mt. 27, 46; Ps. 21, 2. •9 Le. 2, 35. 20 Cf. Eccli. 18, 6. LAS DESOLACIONES DE ESPÍRITU 121 mismo, que, como dije, son todos. Y de nuestro Padre M. Igna- cio lo sé yo, porque me dijo que a veces estaba tan afligido y des- consolado, que parecía no se porfía valer; pero con aquello se hol- gaba él por se conformar con la divina voluntad. [31] Nadie pues se desconsuele ni desguste por no tener consolación y gozo espiritual, mas confíe en el Señor que se lo dará haciendo lo que tenemos dicho 21 . Sea todavía cauto el que lo tuviere, que no ponga en él su fin, pues sólo debe tomar [lo] por medio; y, al contrario, del gozo sacará disolución. Y es ex- periencia que, porque se suele haber uno mal en el gozo y alegría, más imperfecciones hace cuando le tiene que cuando se siente des- consolado; y esto sélo yo bien. [32] Otra virtud que hace mucho al caso es ser edificativo en todo, de suerte que se pueda leer en cada uno lo que va dentro de su ánima por lo que muestra de fuera. Por esta causa quiso nuestro Padre M. Ignacio que cada uno p procurase tener con- certado el cubículo, hacienklo ía cama y barriéndolo 22 ; y en sí mismo ándase limpio y ordenado, ¡jorque de la limpieza y orden de dentro parece que resulta la de fuera 23 . Por esto puso reglas de modestia y quiso que uno no se tocase a otro 24 ; porque según el amor que los hermanos se tienen, vendrían a mucha disolución, haciéndose por el contrario de lo que está ordenado. [33] I-o " último que acerca de los novicios queda [es] que mientras está entre los dos años no es obligado a hacer voto al- guno, excepto la promesa que ya dijimos 2S de dejar lo que \Fol. 4/ r ] tiene a pobres después de un año, cuando le mandare el su- perior. Pero, como nuestro Padre quiso en la tercera parte de las Constituciones 26 , cualquiera dentro de los dos años puede hacer los votos sin se lo poder r impedir, puesto que [aunque] le puedan aconsejar, que es mozo, que espere tiempo, etc. Y puesto qut P Al margen : que cada uno. 1 Ms. el. T Ms. poderen. 21 Cf. Regla 8. a para discernir espíritus 0 a semana); Excrc. n. 321. 22 Regla 16 (18) Comunes; Instit. S. 1. III, 11. 2 3 Regla 17 do) Comunes; Instit. S. I. III, 11. 2 4 Regla 32 (34) Comunes; htstit. S. I. III, 12. 2 5 Supra p. 104. 26 P. 3, c. 1, n. 22, T. Cf. Nadal, Scholia in Constitutiones , Prati 1883, p. 119 ' 122 PLÁTICA DÉCIMA [aunquej sea bueno que él siga el consejo, pues le conviene; pe- ro no le puede [n] obligar. Y esto quiso Nuestro Padre diciendo que cuanto más se ligare con Dios N. Señor y más liberal se mos- tare con su divina Majestad, tanto le hallará más liberal consigo y él será más dispuesto para recibir in ifies mayores gracias y do- nes espirituales ; y el ligarse más con El es por los votos, como lo pone en la declaración de aquella constitución. [34] Y a mí. acerca desto, me aconteció que, queriendo ha- cer los votos, me fui a nuestro Padre M. Tgnacio y se lo dije; v él me resjwndió que lo dejase, que tenía dos méritos : uno de es- tar pronto para hacerlos, otro de lo dejar por me aconsejar . y con esto me fui yo, pero después hizo \sic] cuenta conmigo que los votos no los hacía al Padre, sino a Dios, y con esto los hice. Y después, diciéndoselo, me dijo: "Bien está, eso es bueno" 27 . [35] Pasados los dos años, como se dice en las Constitu ciones, quinta parte, capítulo último 28 ; o sea uno aún entre los novicios, o sea fuera, luego deben hacer los votos que son de es- colares, y tacitc ccnsentur que los han hecho pasados los dos años, o débense forzar a hacerlos ; y pues entre los segundos años s a las preguntas responden que [Fol. 4/ v ] quieren observar nuestro Instituto 29 , claro es que consiente [n] en esto que es [jarte de él: excepto si protestan lo ' contrario. Pero cuando esto fuere, el su- perior verá in Domino lo que conviene, acerca de lo dejar estar en ia Compañía o no. [36] Es también de advertir que puesto que [aunque] des- pués de dos años tengan hecho fs] los votos, no dejan por ende ,' cíe { ser novicios hasta que el superior le admita por escolar apro- bado, o por coadjutor formado, o por profeso, para lo que no hay tiempo determinado, como es dicho 30 ; puesto que [aunque j no pueda ser antes de dos años. 137] Sigúese hablar de los escolares. Nuestro escolar no ts otra cosa sino uno de los nuestros que, teniendo ya perfecciu.i « Al margen: o débense forzar... años. * Ms. el. >7 Cf. N, I, 20. 21. J 8 Constit. p. 5, c. 4, n. 3. 6. 2I > Cf. Examen c. i, n. 13, .)» Snpra p. 94, 95, . . i LOS ESCOLARES DE LA COMPAÑÍA Í23 alguna en las virtudes, procura aumentarla y llevarla adelante, coniungiendo [juntando] el estudio a la virtud que ya tiene al- canzado, para más la " perfeccionar. Como hizo Nuestro Padre que, teniendo gran fundamento en la virtud, lo que des- pués hizo en el estudio no fué otra cosa sino perfeccionarla, y trat-ar cómo pudiese deducir [llevar] todo a mayor gloria de Dios y bien del prójimo. Deben pues los nuestros escolares, ora lo sean en novicios ora después, retener la devoción y facilidad de hallar a Dios en todas las cosas cuanto se pueda, y procurar que el distraimiento del estudio no les dañe el espíritu; porque con esto podrán crecer en eb estudio y en todo a mayor gloria divina. 0 Ms. U, Undécima exhortatio [Sumario: 1-4. Necesidad de las letras y de los estudios en la Compañía. — 5. Ll fun- damento de virtud. — 6-7. Cómo se debe estudiar. La intensidad y perfección en el estudio. — 8-9. La devoción y oración en el tiempo de los estudios. — 10-1.2. La humildad intelectual. — 13-14. El estudio de las lenguas. — 15-17- Modo re- ligioso de estudiar.] [1] Comenzamos a decir de los escolares de nuestra Com- pañía, y prosiguiendo la cosa es de advertir que esta parte es sumamente necesaria a la Compañía, y que sin ella no podría proceder; porque, demos que todos somos [Fol. 48'] aficiona- dos a la oración y confesión, comunión, misas y a las virtuides, y con nuestros votos: seríamos con esto religiosos; pero si fué- semos sin letras, no podríamos ayudar al prójimo. Y así de la simplicidad dice San Hierónimo que es loable, pero tal que no puede acudir a las necesidades que ocurren 1 ; y es la razón, por- que no sabríamos con ella hablar de las cosas de la fe, ni predi- car ni tratar con los herejes, y seríamos fácilmente reprendidos aunque tuviésemos buena intención y entendiésemos bien las cosas, por no sabernos explicar al uso de los doctores, y podrían irnos a la miaño como a nuestro Padre M. Ignacio; lo que fué causa de instituir que hubiese estudios, como dijimos en la ter- cera plática 2 . [2] Y así fué gran privilegio Ide Dios dar esta vocación a la Compañía, de los estudios, y especialmente porque los que se han de ayudar, ultra de los buenos, [son] los malos, máxime los herejes; y para esto es necesario, como digo, tener letras, porque les tiene puesto el demonio tal persuasión, que no se mueven sino con espíritu vero junto con razón eficaz de letras. Porque para ■ Cf. Epist. 53 (ad Rufinum), n. 3; CSEL 54, 447; ML 22, 542. 2 Supra p. 67, 68. NECESIDAD DE LAS LETRAS í*5 ellos solo el espíritu no basta, ni la razón sola sin espíritu> nías con uno y con otro fácilmente se debilitan. [3] Y acuerdóme que, etiatn entre hombres doctos en Ita- lia, lo que hace tener en reputación los nuestros son en gran par- te las letras (sunt viri docti — dicen — ); y aun los herejes: éstos son buenos y doctos, mas muy afectados al Papa a . Y esto que es io mejor que nos [otros] tenemos, ser perfectamente unidos y obedientes al Sumo Pontífice, es el mal que nos imponen, y dicen muchas veces que totas mundus est plenus iesuitis, y táñennos sumamente [Fol. 48"] ; y por eso hacen contra nos libelos famo- sos, por quebrar nuestra opinión, que mucho les daña a ellos 3 . [4] Sirven también las letras para la Iridia, contra falsas persuasiones de filosofía y de la fe y de toda cosa, y etiam sir- ven mucho en la Iglesia por estas partes, como se ve, máxime en Roma, para las cosas graves, pues siempre llaman [a] los nues- tros para ellas. [5] Pero, hermanos, advertid que no procuréis (aunque es- to sea) scientia ninguna que no os sea sapientia, procurando que en todo el estudio coniunguéis [juntéis] la devoción, aun en la gramática; porque scientia inflat, caritas vero aedificat 4 et qai a'ddit scientianh, addit laborem 5 . Y por tanto releva [importa] hacer buen fundamento en la virtud y no procurar en el saber so- lo lo especulativo de las ciencias, sino la práctica b para ayudar a !as ánimas conforme a nuestro instituto, yendo a ellas con tener adquirido o, a lo menos, procurado de adquirir, como juzgara el superior, la humildad, la paciencia, la mortificación, la oración y uso della; de suerte que tome los estudios como probación y co- mo ejercicio que, hecho por la obediencia, dirigido al fin, no sólo no debilitará, pero aumentará todas las virtudes; que, a la ver- dad, este ejercicio todo attingit finenu. . [6] Del cómo se ha de estudiar diremos primo, in genere; después, en particular de cada ciencia. Cuanto a lo c primero, el estudiante debe procurar ser muy ■ Al margen : mas muy afectados al Papa. b Ms. plática. c Ms. al. 3 Cf. N, II, 510. 4 1 Cor. 8, 1. s Eccles. 1, 18, 126 Plática undécima. bueno estudiante y muy de [Fol 49'] veras darse al estudio per- suadiéndose que en el tiempo de los estudios su perfección y mé- rito está en mejor estudiar con la gracia del Señor para el fin de la Compañía 6 ; y en la oración pidan d a menudo gracia a Dios para esto 1 , y trabaje cada uno tener mucha doctrina y sapiencia en cada facultad que estudia. [7] Y la razón es que somos llamados a perfección y esto en todo; y pues tomamos el estudio y para tan gran ñn, debe- mos procurar su perfección, y especialmente, pues [las letras] nos han de servir para pelear contra tal sabio como es el demo- nio y sus secuaces, que son los herejes y malos; y debemos per- suadirnos que Dios nuestro Señor, como nos ha dado la común gracia y favor de la vocación, así también la particular deste miembro que quiso que hubiese en ella. Y ansí en la Compañía vemos que hay ya muchos doctos, irnos en Filosofía, otros en Teología, otros en Retórica y Humanidad y Gramática, griego y hebreo, etc. Y será con la divina gracia mucho más. Y no es otra la causa sino que ayuda Dios particularmente para cosa que quiso hubiese en la Compañía, tan necesaria como es ésta. [8] La segunda cosa es que adviertan todos los estudiantes que los estudios no los inquieten, y no les hagan tener propósitos y particulares juicios; no los hagan arrogantes y escaecer [des- caecer] e de la virtud y devoción 8 . Mas diréis: ¿cómo es posible que en los estudios la haya? Yo os lo diré; pero primero sabe que el que es muy devoto tiene quizá muy mucho más trabajo en el poder estudiar [Fol. ¿p v ] con retraerse la devoción, como al Pa- dre M. Ignacio aconteció, por las ilusiones que el demonio le traía con las imaginaciones de devoción Y así los que son muy devo- tos, si con eHo se sienten flojos en el estudio, guárdense desto y procuren deshacer extinción [extensión] de la devoción a la prác- tica, para bien estudiar conforme a la obediencia ; que lo demás es persuasión falsa del demonio o de sus propios hábitos de ora- ción, y no son del espíritu que no confunde sus operaciones. d Ms. frideii. e M¿ esquecer. 6 Cf. Constit. p. 4, c. 6, n. 2. 7 Reg. Scholasticorwn I ; Instít. S. I. III, 23. 8 Cf. Constit. p. 4, c. 4, n. 2; Reg¿ Scholasticorum 2: ¡nstit . S. I. III, 24. * Acta P. ¡gnatii c. 6, n. 54. 55; Fontes narrat. I, 436. 'm6D0 DE ESTUDIA** [9] Y tornando a lo otro, si uno era poco devoto y con los estudios tiene más poco tiempo para la devoción, o con ellos se siente enfriar en ella, debe trabajar de actuarse en el poco de oración que pudiere tener y procurar que el Señor la ayude: y estudiando con fervor de hacer la voluntad de Dios, torne un po- co después a la oración y de ahí al estudio, y con esto procure cre- cer andando como en círculo del uno para el otro '°: que, puesto que [aunque] sea poco el tiempo en que puede meditar y puesto que los estudios (fe sí suelen enfriar; todavía teniendo en esto buena orden y actuándose bien uno en el poco que tuviere de ora- ción, tomándola con fervor y los estudios como practica della, ha- ciendo della para ellos extracción, irá adelante y Dios X. Señor le ayudará. [10] Y guárdense los estudiantes, como decíamos, de venir a tener propios juicios y tener propias opiniones conforme a sus estudios y juzgar por alguna cosa contra la común doctrina de la Iglesia y de los Doctores, y contra las cosas de la Compañía o alguna otra religión. Y así acontecióme a mí con uno que me de- cía acerca de la obediencia cierta cosa que Silvestro \Fnl. decía, creyendo por ello que una otra [cosa] que teníamos en ía obediencia no se podía decir; pero yo me reía diciendo que Silves- tro decía bien, pero de otra obediencia, no desta de la Compañía, que tiene su modo de proceder y confirmado; así que nadie procu- re tener juicio ni contra ni praeter Instituí mu. [11] Y si [a] alguno le parece que algo es contra los Docto- res, manifestad vuestra duda y entended puesto que [aunque] los Doctores puedan decir bien conforme a sus razones, así tam- bién todo lo que tenemos también va bien con la divina gracia, pues la Iglesia ya lo aprobó, que en esto no podía errar. Y debe uno cohibirse de tal juicio stante nuestra aprobación y tenerlo por sospechoso. Y por esto sea regla a los nuestros, porque no cai- gan, que nadie dispute del Instituto ni de cosa de él, sino que le f Ms. ented. 10 Este pensamiento del círculo, de la oración al trabajo, y del trabajo a la ora- ción, es característico de Nadal y frecuente en sus escritos. Cf. Pláticas de 1554 en España y Exhort. Alcalá 1561; ms. Archiv. S. I. Román.. Instit. 98. fol . I30r. 243V-244V; asimismo en el dicho del P. Natal que se recoge en el ms. Archiv. S. I. Román. Vitae 15, fol. i8v. 128 PLÁTICA UNDÉCIMA deben aprobar ", y ansi quedará aquí. Y si alguno dudare, con- sulte al Superior y se quiete e sin curiosidad. [12] La arrogancia de que también decíamos es muy peli- grosa en los estudios. Por tanto cumple apegar [ se J con la humil- dad, etiam los maestros, que son estudiantes en mayor [Fol. 50' \ grado, y piensen que todo lo que saben es nada ; y si no lo piensan, entiendan que se engañan; pues el resto que les queda por saber es el más y todo. Humíllense, pues, y estudien con simplicidad y abnegación de sí procurando el " fin y gracia ide los estudios. Co- mo los seglares por honras y otras cosas, trabaje en sus estudios con mucho fervor y deseo; y así no desearán que les tengan en cuenta por las letras, ni querrán tener juicios ni presunciones, abatiéndose en todo, deseando sólo el poder aprovechar a las ánimas. * [13] Viniendo al particular de las ciencias, en la Compa- ñía, o se estudian lenguas, o Filosofía, o Teología 12 . En esto lo que debemos procurar es trabajar por imitar [a] los apóstoles, cuyos ministros somos, pues lo somos del Papa y de los obispos, sucesores de los Apóstoles; pues dió Dios donum linguariim IJ , pero fué esto por milagros, que eran en aquel tiem/po necesarios en fundamento de la Iglesia, y agora, puesto que [aunque] no los haya de la manera que los había, hay aún la realidad dellos y gracia particular que le sucede para lo poder adquirir. [14] Imitando pues [a] los \Fol. $i r ] Apóstoles, a los cua- les dió el Señor donum linguarwm y la profecía y el doctorado en la Iglesia, y esto por don y milagros, esperemos en el Señor que nos dará gracia para ello, que seremos profetas, hoc est, inter- pretes Scripturarum 14 , y sabremos las lenguas para lo poder nos bien hacer ; y ele tal suerte aprovechar en la Filosofía y Teología, que podranes enseñar a los otros y sacarle[s] de tinieblas a ma- yor gloria del Señor. * Ms. quite. h Ms. la. 11 Cf. Gregorio XIII, Quanto fntetuosius (1583), Ascendente Domino (1584); Itutit. S. I. i, 00. 97; etc. ,a Cf. Constit. p. 4, c 5, n. 1. '3 Cf. Ac. 2„ 1 sg, •4 Profeta es, en sentido etimológico, el que habla en lugar de otro ; y, en el sen- tido general de la Escritura, el que habla por instinto y. moción divina sobre las cosas! de Dios. Cf. ExodL 7, 1 ; 1 Cor. 14, 22; etc. MODO DE ESTUDIAR 129 [ 15J El modo del estudiar sea que cada uno, poniéndose al estudio, pida al Señor con devoción que el estudio sea para glo- ria de su divina Majestad, fin de la Compañía, contra el demo- nio y sus secuaces. Y siempre tenga esta oración preparatoria de la mañana, que para los ejercicios se acostumbra encomendar 1 16] Y guardaos de tomar principios humanos en él, y si le tenéis de ingenio, de erudición, de juicio y cualquier otro, re- nunciadlo 1 y tenedlo por sospechoso, pidiendo al Señor que lo principal con (pie procedáis sea tra[Fo/. 5/ 1 '] bajando por su virtud. Y con su gracia crezcáis en el saber, cooperando a su vir- tud, gracia y operación divina con vuestras potencias, cum timo- re ct tremare '": y esto haciendo al principio del estudio, en esta preparación del ánimo actualmente. Que. aunque baste virtual, co- davía, no está en la virtual la perfección que os deseo: pero no entendiendo que os hayáis de recoger para lo hacer después en breve tiempo: y a donde quiera podéis elevar la mente al Señor, y hacer cuenta que lo que tenéis de buen natural es poco y tengáis en poco, y lo 1 principal pongáis en Dios, que El os ayudará con las partes que tenéis. [t~] Y para que rengáis facilidad en hacer esto, procurad de hacer algún acto, y breve, de las tres virtudes, fe, esperanza y caridad: y de la humildnifl y simplicidad. Y éstas, que son cinco, meted en las cinco llagas de Cristi» X. Señor 71 amándole con la caridad, teniendo fe y esperanza en El, que os ayudará a conse- guir las letras que os cumplen, mortifícamelo lo que hacéis con la humildad y simplicidad: y creedme que con esto creceréis en Lo- do a gloria del Señor. 1 Ms. renuncíalo, i Ms. el. "5 Ex ere. n. 46. 55. 65... '6 Cf. Phil. 2, 12. •7 Sobre la devoción de Xadal a las Sagradas Llagas y al Corazón de Jesús, puede verse M. Nicolau, Para la historia de la devoción al Lo-razón de Jesús : Jeró- nimo Nadal, Manresa 55 (1943) 134-147. 9 \Foi. 5 ¡r\ Duodécima exhortatio [Sumario: i-6. Del oficio de los Maestros y modo de ejercitarlo 7-11 . Del estudw de cada una de las disciplinas: Humanidades, Filosofía, Teología. — 12. Huir novedades. — 13-14. Fomento de la virtud en los oyentes. — 15. Continuación sobre los votos de los escolares y stt aprobación como tales. — 16-17. Comienza a tratar de los votos en general. Votos simples y votos solemnes: — 18-19. Número de votos que se hacen en la Compañía- .] [1] Acabaremos hoy con la divina gracia io que tratába- mos de los escolares, dejando muchas cosas en ello, como en lo de- más, porque no hay tiempo. Y lo que digo agora servirá como de principios. V lo primero de hoy sea acerca de los Maestros, los cuales en nuestra Compañía comenzaron habrá 15 años ', antes de las Constituciones. Y una razón de se instituir, entre las otras, fué porque los nuestros se hiciesen consumados en letras, y tam- bién porque pudiésemos haber escolares idóneos y suficientes pa- ra el servicio del Señor \ [2] Los maestros de que tratamos son reputados como es- colares, pero en grado superior. Y hablando del que lee Teología 4 H | . _ 1 En 1546 determinaba el P. Andrés de Oviedo abrir en el colegio de Gandía 1111 curso de Artes, que frecuentaran no sólo los escolares de la Compañía, sino tam- bién todos los seglares que quisieran oir las lecciones. Se encargó del curso e¡ II. Francisco Onfroy, muy versado cu Filosofía. Cf. MHSI, F.pist. mi.rtac I. 315; Astraix. Historia de la Compañía I, 275. 2 En una instrucción de I.J> de Diciembre de 1551 se decía sobre la utilidad de los colegios, para la misma Compañía : " Primeramente los que leen se ayudan y aprenden mucho enseñando a los otros, y quedan más resolutos y señores de lo que saben... — 4. 0 Aunque no pueda ninguno persuadir a los escolares, especialmente mu- chachos, que entren en la Compañía, todavía con el buen ejemplo y conversación, y con tas declamaciones latinas que se hacen los domingos tratando de las virtudes, ellos de suyo se aficionan, v se pueden ganar muchos operarios para la viña de Cristo Nues- tro Señor". MHSI, Ignat., Epist., IV, 7. DEL OFICIO DF. LOS MAESTROS y Filosofía y Latinidad dícese es en grado superior escolar; por- que, teniendo ya erudición en lo que enseña, va con gran prove- cho y superioridad en el estudio con el leer y debe procurar api o- vechar a muchos, y rcligiosc con el hn que pretendemos : no que ande escrupulando. sino que proceda con intención recta y qu; con buen juicio entremeta a veces algún ejemplo bueno, lo quá mejor pueden hacer los que leen Teología; de suerte que junta- mente con letras hagan a los discípulos crecer en virtud y bue- nas costumbres, y muy de propósito atienda cada maestro a su aprovechamiento y perfección en las letras que trata, porque es éste uno de los principales riñes que tiene la Compañía en tener Maestros *. [3] Item el Maestro tiene un oficio muy semejante al ofi- cio de profeso. Porque, ansí como el profeso anda ya último ai provecho del prójimo: ansí ellos, máxime pues tratan con los mozos y >de poca edad, de do depende el bien común según las bue ñas costumbres que embeben. Piensen también los maestros que todas [Fol 5-?' | las disposiciones que decíamos ser necesarias pa- ra los estudiantes, lo son también para ellos: pues lo son, puesto que [ aunque 1 en mayor grado. [4] V deben máxime procurar de no ser débiles de ánimo, pero tener mucha confianza que el Señor les ayudará para poder enseñar a los otros; que tienen oficio de ángel en esto; que. como es propio dellos alumbrar nuestros entendimientos, ansí el suyo es iluminar nuestro intellecto para bien entender las cosas. V procuren de hacer todo por cumplir puramente la obediet.cia. y de vestirse [sic] de los principios de la ciencia en que' tratan, con tal que no se desordenen de la religión. [5] Y con esto crecerán para poder bien leer, aunque les falte el tiempo o estudio. V si h acontece que realmente tiene de- bilidad natural, dígalo al Superior, y él le proveerá; y nunca de- be de pensar lo r contrario. Y si por imposible no proveyese, la necesidad por sí proveerá: como la enfermedad por si se mani- fiesta. [6] Y adviertan también los .Maestros que tienen muchj mérito, máxime los que están en clases bajas, y mayor cuanto 1 Al margen : Maestros b Ms. ansí. « Ms. el. 132 PLÁTICA DUOBECIMA más bajas, de los cuales yo siempre deseo ser uno; y la causa e= porque no tienen gusto como el teólogo, ni aprenden en lo que en- señan, como los otros; pero consuélense ésos con mirar que tie- nen muchachos por oyentes y que están, inocentes y puros y capa- ces para tomar la doctrina de verdad y de manera que puedan po- blar la tierra de virtud y santidad. Por eso los que lo hacen con- suélense mucho en esto, y piensen que Dios nuestro Señor mucho les ayudará, como yo sé que lo hace mucho a los tales y que siem- pre son muy virtuosos, como diremos de los coadjutores tempo- rales a su tiempo, a los cuales yo también soy muy aficionado \ [7] Cuanto al modo de estudiar ya habernos dicho \Fol 5? r j algunas cosas; pero aun ahora me ocurre esto, que el estudio nuestro debe ser de veras, puesto que [aunque] será de cosas que de si distraen, como es la Humanidad con tantas historias de Pi- rre y Aníbal, etc. 4 [8] En esto hago yo esta similitud: Voy yo a confesar a uno, que ha 30 años que no se ha confesado, y oígole cosas tur- písimas que ha hecho; si me perturban y incitan, pero ni por eso debo de dejar de lo hacer, porque en el resistir a lo que viene, no sólo no hay demérito, pero gran mérito, y con el trabajo mucha consolación: ansí también digo al que con los estudios trata en cosas que le esfrían. Trabaje de resistir y que no le traspase el corazón [aquel] lo en que anda puesto; que lo trate con la lengua por razón de su oficio, y confíe en el Señor que nada le dañará : non quod intrat per os coinquinat homincm, etc. 5 . [9] Los artistas y filósofos no tienen este trabajo, excepto cuando fuese contra la fe católica, por | que] en esto están obli- gados a declarar la verdad, como está mandado en el concilio La- teranense sub Leone X ". Y ansí lo acostumbramos en Roma, co- 3 Infra p. 154-156. 4 Pirro, hijo de Aquiles, fundador de un reino en el Epiro, muerto después por Orestes en Del f os. 5 Mt, 15, 11. 6 El Concilio Lateranensc V (1512-1517) en la sesión 8. a , bajo el pontificado de León X (15113-1521), por la bula de este Papa Apostolici regiminis (19 Diciembre 1513), después de repetir las definiciones del Concilio Vienense tocantes al alma hu- mana, mandó a los lectores de Filosofía declarar la verdad de los dogmas cristianos cuando se exponen los principios contrarios de los filósofos gentiles: "Insuper ómni- bus et singulis philosophis in universitatibus studiorum generalium, et alibi pu- blice legentibus, districte praecipiendo mandamus, ut cum philosophorum principia aut conclusiones in quibus a recta fide deviare noscuntur, auditoribus suis legerint, seu MODO DE ESTUDIAR 133 mo en lo de Aristóteles, de aeternitatc mundi y otras cosas, que son erróneas y malas 7 . [10] Todavía un trabajo tienen los filósofos, y es de venir a tener nuevas opiniones, y principalmente de se meter en cien- cias ajenas, con la facilidad que tienen en dialéctica y otras par- tes de su ciencia. Y en esto caen también mucho los humanistas, que con su latín y griego quieren meterse en la Teología, y de ahí en yerros manifiestos. Deben pues unos y otros estarse en su cam- po, no querer nada del ajeno; 11c sutor ultra crepidam, dice el proverbio 8 . [11] El teólogo tiene también peligro, porque piensa que puede declarar por razón de su oficio el derecho divino y la Es- critura; y por esto, que se puede entremeter. Entienda, pues, que debe ir siempre fundado en la fe y pensar [Fol. 5J W ] que [el] ye- rro no es de solecismo sino de herejía, o muy peligroso por las cosas en que trata. Procure pues de ir con humildad, y trabaje de no seguir nuevas opiniones, no sólo las que son heréticas cua- les son todas [las] de los herejes [en cuanto tales], como apun- ta bien Vicentino en su áureo libro contra los herejes 9 ; pero aun explanaverint, quale hoc est (te aniniae mortalitate aut unitatc, <'t muiidi aeternila- tc, ac alia huiusmudi, teneantur cisdem veritatcm religionis Christianae omni córla- la manifestam faceré, ct persuadendo pro posse docere, ac omni studio huiusmodi phi- losophorum argumenta, cuín omnia solubilia exsistant, pro viribus excludere atque re- solvere". Acta Conriliorum el Epistolar decretales ac Constitutioncs Summorum Pon- tificum (J. Harduin) t. IX. Parisiis 1714, col. 1720, A. Cf. Charles J. Hefele-H. Leclerq, Histoirr des concites, t. VIH, premiére partie (Paris 1917) p. 419. 7 Sobre la creación del mundo "ab initio temporis" cf. Concilium Lateranense IV, caput Firnviter ; Denzinger, Enchirídion symbolorum n. 428. Asimismo cf. Valic. Constit. dogmática de fide catholica, c. 1 : Denzinger, Enchir. synibol. n. 1783; B. Be- raza. De Deo creante 1 , Bilbao 1921, n. 133 sg. Son muchos los que creen que Aristó- teles propuso la sentencia de aeternitatc mundi. 8 "Sutor ne supra crepidam" (Plin. nat. 35. 85), que podría traducirse "zapatero a tus zapatos". Cf. Thesavrns Linguete Latinac editus auctoritatc ct consilio Acade- m'xartim quinqué germanicarum, vol. IV (Lipsiae 1906-1909), 1167. 9 S. Vicente de Lerins, muerto antes del año 450, monje y sacerdote del monas- terio de Lerins, autor del célebre Commonitorium en que expone la norma para dis- cernir la verdadera doctrina católica contra los herejes que propalan novedades, aten- diendo a la universalidad, antigüedad y consentimiento de la doctrina. Muy citado por los autores en contra de los herejes, lo fué sobre todo contra los protestantes en el siglo XVI, y Mabillon (Tract. de studiis monast. I, p. 2, c. 4) dice de este libro, que es^ sí de pequeño tamaño, pero "aureolum et ad verbum ediscendum". Cf. Huk- ter. Theologiae caiholicac actas prima (Nomenclátor I), Oeniponte 1903, col. 379. El título del libro de que se trata es "Vincentii J.crincnsis Commonitoria. — Inci- pit tractatus pcregr'mi... pro catholicae fidei antiquitatc et universitate adversus profa- nas omnium haereticorum novitates". Edit. Gerardus Rauschen (Flonlegium Patris- licnm V), Bonnae 1906; ML 50, 638-686, 134 PLÁTICA DUODÉCIMA las que no son heréticas d ; puesto que | aunque] sean buenas, bas- ta que no son comunes para las dejar. No queráis nunca sino lo que es común y tiene autoridad, porque aquello quiso ansí nues- tro Padre Ignacio I0 , y usa nuestro Padre Laínez, y con mucha razón; y pues lo de la Teología depende de autoridad divina y eclesiástica, y conforme a ellas son las razones de que usa. [12] Y así no se debe nunca seguir sino lo que otros tienen comúnmente, ni debe uno querer ser el que haga que esta o aque- lla particular opinión sea común; espere a que lo sea, y después que lo fuere la siga. Cúmplenos también a nos esto, ]>orque somos ahora tanquam signum ad sagktam 11 , en quien ponen los ojos to- dos, pensando que como nuevos en religión, lo somos también en todo, no siendo así ; pues todo lo que hay en nuestro instituto es antiquísimo, ansí de los estados como en lo demás. De manera que, porque no tengan razón en lo que nos dicen, cumple huir no- vedad de opiniones. [13] Lo que leeremos primeramente en Humanidad sean los libros que no induzcan los ánimos de los oyentes a cosas que les dañen; y ansí no leemos Terencio ni Marcial, sino purgado; y ansí de otros. Y en cada facultad se deben leer los autores de más segura y aprobalda doctrina 12 ; y de cristianos, si el autor es notado de herejía, ningún libro de él se lea; y en leer los gentiles, siempre saquen los nuestros los buenos ejemplos, doctrinas y vir- tudes 13 ; y lo aprueben con la norma de la fe, porque ellos, como eran étnicos, siempre pretendían la dignidad y soberbia, como veréis leyéndolos. No ataco e la magnanimidad que es virtud, si- no la de Alejandro f , la de César y otros de que ésos tratan y en- grandecen, que se fueron con su magnanimidad al infierno ' 4 . La d Al margen: heréticas. e Lect. probable. f Ms. Alendre [Alexandre], 10 Cf. Constit. p. 3, c. 1, n. 18, O ; p. 4, c. 5 , n . 4 • Sobre el modo común de hablar en materias teológicas que dice Nadal ser propio de la Compañía, véase del mismo autor Exhort. Alcalá 1561, ms. Archiv. S. I. Ro- mán., Instit. 98, fol. 2o6v-207r; Diálogo II, ibid. fol. 3Qir. " Cf. Tliren. 3, 12. 12 Constit. p. 4, c. 5, n. 4. "3 Cf. Constit. p. 4, c. 5, n. 4, E; MUSI, lynat., Epist., IX, 122. '4 Aunque, como es sabido, no todas las obras de los gentiles y pecadores son pecado; pero son insuficientes para merecer la eterna recorrtpensa sobrenatural, si no van acompañadas de la gracia santificante. LOS VOTOS DE LA COMPAÑÍA 135 magnanimidad que es virtud 15 [Pol. 5/] consiste en el traba- jar con el inéfito de Cristo y su Cruz, como el bienaventurado Paulo, que decía que no era él el que trabajaba, sino Cristo, que estaba en él '". De suerte que no se deben leer las cosas malas : y las buenas, de manera que ayuden a las virtudes morales; y principalmente con esto enseñen a ser elocuentes y todo lo demás a los oyentes con toda la diligencia. [14] Ansimismo los teólogos y filósofos procuren de lo que leen sacar cosas de gloria y honra del Señor, de que se puedan aprovechar. Lo que pueden hacer mejor los teólogos, por andar más metidos en materia propia para lo poder hacer. Y ansí, sí tratan de la Encarnación, procuren de aficionarse mucho a la Encarnación de Cristo N. Señor; y de la misma manera en las otras materias de que trataren. [15] Resta decir agora de los votos de los escolares'. Es de advertir en esto que hay escolares aprobados, y otros que no lo son. Los aprobados deben tener dos años, a lo menos, de probación; y sin ellos no pueden serlo sin dispensación ; y deben tener cua- tro votos ' 7 , y tándem ser aprobados y admitidos por el superior para ello. Los dos años de probación son necesarios, como ya lo habernos dicho; los votos también, porque, como también es di- cho, después de dos años son todos [obligados | a hacer votos; pero también porque los tales escolares dejan de ser novicios, lo que no ha de ser sin votos. Lo tercero es necesario porque cumple que el superior declare que están |a|probados por tales. [16] Mas nuestros votos (para que tratemos dellos, que es una iucunda tractación) ¿cuáles son? Digamos en común. Los votos in Eeclesia Dei son o simples o solemnes ,8 , y en la Compañía unos y otros hay. Los simples son de los escolares y de los coadjutores espirituales y temporales ; '5 Virtud sobrenatural y meritoria para el cielo, como se deja entender. 16 Cf. 1 Cor. 15, 10. '7 Además de los tres votos de religión, el cuarto voto es en ellos la promesa áf entrar en la Compañía como profeso o coadjutor espiritual de ella. CoMtk. p. 5, c, 4, n. 4, E. ,s CodfAi Ittris cemonici c. 13*8, § 2. PLÁTICA DUODÉCIMA los profesos tienen los que llamamos solemnes en la quinta parte de las Constituciones. Es también constituido que algunos escola- res y coadjutores espirituales y temporales puddan hacer 3 votos so\em[Fol. 54*]nes, como lo quiso Julio Papa, por especial fa- vor y gracia dellos ' 9 . [17] La diferencia de los votos simples y solemnes en la Com- pañía, ultra de lo de derecho común 20 , es que, puesto que [aun- que] los que tuvieren unos y otros puedan ser despedidos della 21 ; todavía el que tiene los simples, si lo despiden, queda libre dellos sin tener necesidad de dispensación ; pero el que es echado siendo profeso en cualfquier] grado que lo sea, no queda sin los vo- tos 22 y queda como con similitud de descomulgado, que ni ruega la Compañía por él como miembro suyo, ni le admiten, y pierde la gracia que tenía por ser de la Compañía 23 ; pero él es obli- gado a enmendarse y obedecer y pedir siempre que le reciban 24 ; y con él se guardará suma austeridad en todo, lo que no se hará con los otros, aunque sea común a todos los despedidos que todo lo que tenían como de la Compañía pierden, oración por ellos, par- ticipación de gracias y facultades, etc. Y esto porque está obli- gado a mucha más perfección y a ser muy más aprovechado en virtud. [18] Los votos que tenemos en la Compañía son trece, y entiéndolo a lo menos comequenter. La primera promesa o voto 25 es de dejar todo después de un año; y tres de castidad, 19 Véase la que decimos más arriba, p. 88, nota 2. 20 El voto simple, como es sabido, hace ilícitos, pero no inválidos, los actos con- trarios al voto, a menos que por autoridad competente se haya determinado lo cor. trario; el voto solemne los hace además inválidos, si son actos irritables. Cf. Codex Inris canonici c. 579. Sobre las diferentes sentencias acerca cié la solemnidad del vo- to y su naturaleza, véase Wernz-Vidal, Ihs canonicum t. III (De religiosis) Romae 1933. P- 296-308. 21 Sobre la legislación canónica actual en este respecto, cf. Codex Inris canonici c. 646, 647 § 2. 0 (por este último canon y párrafo se rige la dimisión de profesos de votos simples condicionados por parte de la religión, aunque perpetuos por parte del votante), 654-668. 22 Codex Inris canonici c. 669. A no ser que obtuviera de la Santa Sede indul- to de secularización; cf. ce. 638, 640. § i.° 2 3 Cf. Codex Inris canonici c. 639. 2 4 Cf. ibid. c. 672, § i.° 2 5 La Congregación general III declaró posteriormente (1573), dticret. 19, no tratarse aquí de un voto propiamente tal, ni de un mero propósito, sino de una sim- ple promesa, unida a la condición de que perseverare el que la hace y el superior se lo mandare; Instit. S, I. II, 223. El miismo P. Nadal escribía desde Coimbra (13 le Julio 1561) : "Han hecho todos los que no tenían votos las promesas de la distribu- ción de los bienes, que no las tenían hechas". N, I, 490, LOS VOTOS DE LA COMPAÑÍA pobreza y obediencia; y otro de entrar en la Comi>añía 26 ; y cua- tro solemnes que, puesto que [aunque] los tres dellos sean de po- breza, castidad y obediencia, todavía con mayor obligación 37 , Item los profesos tienen [ade]más, cuatro votos simples: pri- mero, de no ser en se relajar la pobreza de la Compañía 28 ; se- gundo, de no pretender dignidad en la Compañía 29 y de descu- brir el ambicioso, si alguno supiere en ella 30 ; tercero, que no debe aceptar ¡dignidad fuera de la Compañía, si no le fuere man- dado por persona que le puede obligar a pecado 31 ; y cuarto, que ordenó nuestro Padre Ignacio dos años antes de su muerte al prepósito de los que fueron a Etiopía 32 , y es que el que aceptare alguna dignidad, de persona que le pueda obligar, será obligado a oír los consejos de la Compañía \Fol. 55"] le diere, y seguir- los si le parecieren mejores 3 \ [19] Y estos que hemos dicho, si los contáis, son trece. Y con esta multitud de votos me consuelo yo mucho, porque son más caños por donde el Señor nos favorece en este instituto, pues para cada uno cellos Dios N. Señor particularmente ayuda 26 La promesa de entrar en la Compañía, que se contiene en la fórmula de los votos de los escolares (Coiistit. p. 5, c. 4, n. 4) y que hacen también los coadjutores temporales, tiene carácter de verdadero voto, por el que se comprometen a fracer los votos de coadjutor espiritual o de profeso los escolares, o los de coadjutor temporal formado los otros, en el tiempo y forma que pareciere al Prepósito general. Cf. Cons- tit. p. s, c. 4, n. 4, E; Congreg. gener. V, decret. 4, 5, 7, 50. n. 1 ; Instit. S. I. II, 263-265. 276. 277. 2 7 El cuarto voto solemne se refiere a la obediencia al Sumo Pontífice en lo to- cante a las misiones de Su Santidad. Paulo III, Rcgimini tnilit antis Ecclcsiae; Ju- lio III, Exposcit debitum : MHSI, Constit. I, 27. 28. 377. 378; Gregorio XIII, As- cendente Domino : InsHt. S. I . I, 93. J 8 Constit. p. 6, c. 2, n. 1 ; Gre<;orio XIII. Ascendente Domino : Instit. S. I . I, 93. Un ejemplo de S. Ignacio y de los Padres de Roma en no permitir que se re- lajara su pobreza aceptando beneficios, puede leerse en MHSI, Ignat., Epist., I, 355- 356. — Cf. Suárez, De religione S. I. lib. 6, c . 6, n . 3 sg . (Opera omnia, edic . Vives, t. 16, 871-876). -9 Constit. p. 10, n. 6; Gregorio XIII, Ascendente Domino: Instit. S. I. I, 93. — Cf . Suárez, De religione S. H. lib. 6. c. 7 (Opera edic. Vives, t . 16. 876-883) . 30 Constit. p. 10, n. 6; Gregorio XIII, Ascendente Domino: Instit. S. I. I, 93. — Como se ve, esta obligación de descubrir a los ambiciosos, aunque relacionada con ia materia anterior, tiene objeto distinto y puede considerarse como un voló inás dis- tinto de los otros que considera Nadal. — Sobre este voto cf. Suárez. De religione S. I. lib. 6, c. 10 (Opera, edic. Vives, t. 16, 898-909). 31 Constit. p. 10, n. 6; Gregorio XIII. Ascendente Domino: Instit. S. I. I, 93. — Cf. Suárez, De religione S. I. lib. 6, c. 7. 8 (Opera, Vives, t. 16, 876-891). 32 MHSI, Eontes narrat. I, 625. 626; Monmn. Ignat., Epist., VIII, 452. 33 Constit. p. 10, n. 6, A. El resultado de una consulta tenida en Roma, sobre la licitud y conveniencia de este voto, puede verse en MHSI, Constit. I, 404-408. — Ct, Suárez, De religione S. I, lib, 6, c. 9 (Opera, Vives; t. 16, 891-898). PLÁTICA DUODÉCIMA y aumenta la gracia que ha dado a esta su Compañía, ocurriendo [saliendo al paso] por cada uno a la necesidad que movió a se or- denar, o dándonos deseo de la pobreza, o de castidad, o de perse- verar en la Compañía, o de la verdadera obediencia en ella, o de evitar las ambiciones de honras y dignidades, ansí en la Compa- ñía como fuera. Décima tertia exhortatto [Sumario: 1-3. Ventajas de los votos en general. — 4-9. Sobre el voto de Pobreza. La probresa de los novicios, escolares, profesos y coadfutoies. — 10-12. Uso y práctica de la pobreza en la Compañía. — 13. El espíritu de pobreza. —14. Del voto de castidad. Ejemplos de Ignacio y Laines. — 15. Castidad angélica. — 16-17. Modo de vencer las tentaciones.] [1] Resta ahora decir, ultra de lo que dijimos, de los vo- tos en particular. Advirtamos pues con la divina gracia que el medio que Dios N. Señor ha puesto en la Iglesia para alcanzar perfección son a los votos, siguiendo con ellos a Cristo, pues por ellos más nos obligamos a sus consejos, en los cuales consiste [la [ vía de la perfección. Y puesto que [aunque] ellos se puedan se- guir de otra manera ; todavía, seguirse con esta impotencia de no . poder hacer el contrario sin pecado es lo sumo y perfectísimo, pues con esto se da todo a Dios y se hace perfecto holocausto, obligándonos no sólo a no tener riquezas, pero a no poderlas te- ner ; y de la misma manera en la castidad y obediencia. Lo que no tiene el que determina de seguir esto, pero sin voto y sin obliga- ción ' ; como acerca la obediencia es alguno que toma vida ere- mítica. [2] Y por esto adviertan todos, así los que tienen hecho[s] ya los votos, como los que están para los hacer, que Dios N. Se- ñor por cada uno dellos da i>eculiar gracia y favor para nos va- ler contra la tentación que le sea opuesta. Y por tanto el que tie- ne voto de castidad, si es afligido contra ella, apegúese a la gra- cia del voto y haga actos de la castidad y actúese con ellos ; y de la misma manera en la obediencia v pobreza. * Ms. con. 1 Cf. S. Thoíias, 2. 2, q. 88, a. 6: A. Romúgvk* Ejercicio de perfección y vr- Imies cristianas, parte 3.», tratado 2.". c 3. 140 PLÁTICA DÉCIMATF.RCERA [3] Miremos también, para más desear estar obligados con los votos, que la [Fol. 55*] perfección consiste en la suma vii- tud, que es la caridad y amor de Dios \ la cual es una unión que aun, como lo afirma San Pablo 3 , en el paraíso queda, con aumen- to y crecimiento y perfección (que de la fe y esperanza será de otra manera, hoc cst, no quedarán b ); puesto que f aunque 1 los herejes no lo entienden, miremos esto, como digo, que en ello ha- llaremos que son los votos estado de perfección, pues son medios para atajar lo que nos impide el espíritu a se unir con Dios y se elevar y conocerlo, y ansí amarlo. Porque con éstos se ataja la sensualidad y propio parecer y juicio y deseo de bienes tempora- les, que impiden la caridad y actuación della. [4] Viniendo al particular de los votos, y prirmim de la po- breza, atiendan todos que cuanto al servar [guardar] la pobre- za actualmente, no hay en la Compañía diferencia ninguna de personas, puesto que [aunque] la haya cuanto a la necesidad y obligación de lo hacer ; y de la mjisma manera de la castidad. De suerte que, o sean profesos o novicios, y los demás, todos deben sólo tener el uso de las cosas sin propiedad de ninguna 4 , y pen- sar que lo que tienen es limosna, puesto que | aunque] general li- mosna y cierta que se admite en los colegios, como diremos abajo 5 . [5] Cuanto a la obligación que cada uno tiene della, acer- ca de los novicios que no tienen votos sólo se ha de observar lo [que] tenemos ya dicho acerca "del voto 6 que deben hacer de de- jar todo después del año, y lo demás que ya tratamos 7 . Pero acerca de los demás, si tiene hechos votos — no de profeso o de co- adjutor, y éstos van por otra vía — tienen en sí la propiedad de los bienes, y esto para los poder dar a pobres como es dicho 8 ; y si h Al margen : hoc cst, no quedarán. 2 Cf. S. Thomas, 2. 2, 4 184. a. t; Si AREZ, De statu religioso 1, li!>. i '; c. 3 (Opera, Vives, t. 15, 14. 15). 3 1 Cor. 13. 8-10. 4 Es decir, como si no fueran propietarios, aunque conserven la propiedad de sus bienes quienes no lian hecho la renuncia de ellos. 5 Infra p. 142 Las casas de formación de la Compañía pueden tener rentas fijas para sustento de los escolares. Cf. Ji;lio III, Bxposcit debitum; MHSI, Constit. 1, 380. 6 Ya dijimos, p. 136. nota 25 que no se trata de un voto propiamente dicho, sino de una simple promesa, 7 Supra p. 104 sg. f Supra p. 105. LA PÓBREZA EN r-A COMPAÑÍA por agora dejan de lo hacer es porque no conviene cum sint ad- huc in via para ser coadjutores o profesos, máxime pues les bas- ta para la perfección ¡Pol. 5<5 r ] de pobreza que de tal suerte ten- gan lo que tienen que de nada pueden disponer sin orden del su- perior, como dijimos ; y cuando con orden lo hayan de hacer, ha de ser a pobres iuxta consilium. [6] Cuanto al coadjutor y profeso es esto: que si no tienen dispuesto de [aqujello que tenían antes de los votos, quedan in- capaces para retener sus bienes, ni a la Compañía vendrá por ellos cosa, sed successoribus ab intestato. Y en esto, como digo, los profesos y coadjutores van por la misma vía 9 como en lo de- más, y sólo difieren que no tienen el cuarto voto ni los tres solem- nes, y 0 que los coadjutores no pueden tener voto activo o pasivo — que no tienen — para General "'. ni ser Prepósitos en casas de profesos; que en los otros votos que se dan en congregaciones o en otras cosas no tienen diferencia ninguna. De manera que profesos y coadjutores no pueden tener propiedad, ni aun en común, ni ]>or sí, ni por otro; y ansí las casas de profesos no pueden poseer cesa ninguna estable : y si alguna le diesen, la de- ben luego vender y distribuir a los pobres en la Compañía o fue- ra ". Su mantenimiento ha de ser de limosna. Y puesto que | aunque] puedan los otros por estipendio eclesiástico y orden de Cristo haber algo en misas o predicaciones iuxta illud: qui altaría desenñmú, cum alta-rio participant, etc. 12 ; y aun | que j ciertamente los otros religiosos puedan tomar limosnas que se refieran a los ministerios suyos: todavía a los nuestros es pro- hibido una cosa y otra IJ . De modo que ni estipendio eclesiásti- co podemos recibir ; ni cualquier limosna d que se dé a la Com- pañía por algún ministerio nuestro se puede recibir, si se dice Al margen: que no tienen... solemnes, y. Al margen ; cualquier limosna. 9 Constit. p. <>. c. 2, n. 12; Gregorio XIII. Quanta friictuosius (1583), Ascen- dente Domino (1584): Instit. S. I. I, 88. 89. 92. 93. 10 Constit. p. 10, c. 3, n, 1, A. " Cf. Jruo III, Expasctt debitum: MHSI, Constit. I, 370; Constit. p. 6, c. 2. ». 5, E. 12 1 Cor. 9, 13. '3 Cf. Julio III, Exposcit debitum: MHSI, Constit. I, 376; Examen c. 1, n. 3; ( onstit. p. (1. c. 2, n. 7: que establecen la norma general ele la Compañía, 'a menos que intervenga dispensa de la Santa Sedei >42 Pf. ATICA DÉClMATBRCfekA o ve que se da por nuestro ministerio, ut sit oinnino hecho por amor de Dios nuestro Señor '* [17] Puede empero el que predica aceptar el comer del Vi- cario de la iglesia en que predica, o de otro que le convida; pe- ro, si nadie lo hiciese, puede pedir limosna con que se sustente, con tal [Fol. 5Ó*] que no sea por el mirusterio que hace. En lo cual seguimos a San Pablo, que ninguna cosa tomaba para él. por edificación y mayor libertad de la predicación 13 : y ansí nos- otros, por no tener cosa que nos impida 5 Cf. 1 Cor. 9, 7-18; 1 Tessal. 2, 9; 2 Tessal. 3, 8-10... >6 Julu, III. Exposcit debitum-; MHSI, Constit. I, 379. '7 Julio III, E.xposcit debitum: MHSI. Constit. 1, 379. 380; Constit. p. 6, c. 2. n. 3. 4, C. D. 18 Como sujeto inmediato de dominio. '9 Julio III, Exposcit debitum; MHSI, Constit. I, 379. 380. LA "POBREZA ÉN "tA COMPAÑÍA la Compañía de jacto ni de ture aplicar a sí nada, sino la propie- dad conservarla para que el uso sea aplicado al colegio. fio] El uso de la pobreza en la Compañía está en el modo que veis, que no debemos andar buscando el peor paño o el peor comer. Porque para nuestro fin es conveniente que se proceda en vestir y comer y dormir con la mediocridad que tenemos *°: [Fol. 57 r ] porque, a no ser ansí, no tendríamos a dos días sub- iectos para los trabajos que tenemos y que nos esperan en nues- tro instituto, conforme a lo que haría cada uno si le dejasen. Como el Padre Ignacio de sí decía que. si fuese por lo suyo y para le tener en la cuenta que merecía, andaría con una cinta de cuernos [sic] sobre sí desnudo de la cinta [cintura] arriba y untado de miel y cubierto con plumas: pero que para la voca- ción del Señor cumplía hacer otra cosa. Y es experimento cla- ro, pues con toda la mediocridad que se tiene, y cura de la sa- nidad, aun la m¡itad de los que tenemos son mal dispuestos y fla- cos. V la razón no la sé. si no es de tres cosas que observamos que repugnan mucho a la salud y son: vivir espiritualmente y con mucho tiento en esto, procurar mortificación y tener suma prontitud en la obediencia, el estudio y ministerios de la Compa- ñía con fervor b . fu] , \ por la misma causa que decíamos, de jxxler servir en nuestro instituto, se ordenó que después de comer se tuviese algún descanso, como ctiam Cristo X. Señor a los suyos acon- sejaba por San Marcos, cuando decía a los discípulos : recedite in desertum et quiescite 22 . [12] Cada uno, pues, piense que, puesto que [aunque] va de la manera que le ponen, y sin hábito y sin coro, no 'deja por eso de. seguir la perfección, conforme a la vocación a que el Se- ñor le llamó especialmente; porque se ve que, si no procediése- mos ansí, no seríamos tan fácilmente admitidos. De suerte que. b Al margen: el csfttdw... con feri'or. 20 Jtxio III, Exposcit debihtm: MHSI, ConsUt. I. 380: Examen c. 1. 11. 6; Constit. p. 3. c. 2. n. 3; p. 6, c. 2, n. 15. 16. " "Es de verdad tontemptor mundi; y si fuese según su apetito, como me ha dicho, lo mostraría no curando de ser tenido por loco, y andando, como decía,» descal- co y con su pierna mala de fuera, y con cuernos al cuello; pero por ganar las alma? no muestra nada desto". Laínez. Epist. de Sto. lanatio n. 6o: MHSI, Fontes norrat. I. ,14o. " Ci. Me, 6, 31. PLÁTICA DÉCIM ATERCERA puesto que [aunque] algunas cusas sirven, y santamente, a otros religiosos, pero no a nos, como también el coro; y basta que otros lo. [tengan] ; y que por causa de él no dejemos nosotros de acu- dir a las ánimas; como fué la razón de la bula donde esto se con- eede 23 . [13] [Fol. 57' J No tengamos pues, T Iermanos, cosa algu- na (para que tornemos a la pobreza). Seamos sin arca y sin lla- ve y sin tener afición a cosa alguna, y procuremos sólo tener a Dios, y tener ansias 1 con que unirnos a El ; y así cada uno use de las cosas no como propias, y con mediocridad como pobre, pues agora lo es. Y a esto muévanos la virtud y gracia del ins- tituto, y conforme a ella se haga la distribución de las cosas, y no se mire que abundan las cosas, mas que son de i>obres. Y espe- cialmente los superiores observen esto, guardando en el dispen- sar las cosas el espíritu de pobreza verdadero; no alarguen la mano por ser mío el colegio, mas con lo necesario se contenten. [14] Sígnese el voto de la castidad, en la cual por la bon- dad de Dios N. Señor mucho se esmeró N. Padre Ignacio y el Padre Laínez 24 , del cual no digo por ser vivo; y, como habernos dicho 25 , porque se recelaba della el Padre Ignacio hizo voto lue- go al principio que se convirtió, antes de empezar su penitencia ; y después le oí que Dios N. Señor le aquietó sumamente en ella. [ T 5] Quiso pues Nuestro Padre que en la castidad procu- rásemos imitar y tener similitud a les ángeles, como lo dice en la sexta parte 2( \ De manera que, como ellos son espíritus y pu- ros, sin comunicación de cuerpo ni unión, la cual no pueden te- ner; ansí por la castidad vengamos todos a tener tal hábito y tan domado el apetito, y a ser tan fáciles a resistir, que ni las hablas de las cesas contrarias, ni vistas exteriores, ni represen- taciones interiores, ni el aire malo que en ciertas tierras corre de corrupciones acerca de la carne, le perturbe en las cosas de 1 Ms. ansas. ¿ i Paulo II l, Rcyimini miUtantis licdesiac; Iri.io III. E.v¡>oscil debitum: MHSI, Constit. I, 30. 380. -4 "Conservó toda la vida la flor de la virginidad". Cf. Astrain, Historia de la Compañía... II, 211; Rivadf.xeira; Vida del P. Laínea, lib. 3.", c. 17. -'5 Supra p. 64. Sobre la castidad de San Ignacio, véase también el testimonio de Hpist. Lainii n. 60; MHSI, Fonlcs ndrrat. I, 140. í6 Constit. p. 6, c. 1, n. 1. La castidad 145 su instituto ni le inquieten él espíritu; antes, con libertad de él, pueda caminar en todo. [16] Y ansí lo primero que el que viene del século debe hacer es confiar [Fol ¿cf] en el Señor que con la gracia que le comu- nicará pues de su parte el concurso le hará casto, trabajando con penitencias especialmente y con consejo del superior y con- fesor, y con oración [en] resistir a las malas inclinaciones que tenía in saecnlo, ayudándose también de se encomendar a la Ma- dre de Dios siempre Virgen María, y a las vírgenes y al bien- aventurado San Juan Bautista; y con esto vendrá a ser puro y como inocente; y si le vienen tentaciones, no se ponga luego a la pelea, sino que con industria se descuide más dellas, recurriendo luego a las llagas y azotes del Señor y a alguna devoción que ha- ya tenido. Y después que estuviere fuerte, si ya no hallare la ten- taqión, dé gracias al Señor ; y si aún la tentación le halla, como Dios por más favorecernos permite, no pelee luego, sino ya qu? se ha armado váyase a la oración; y si aún dura la tentación y le perturba, como el Señor quiere a veces por confiar de nos que tenemos espaldas para sustentar el trabajo, — como decía Nues- tro Padre, cuando a los buenos daba muchas penitencias 27 — vá- yase al confesor y descúbrase ;y si no tiene copia de él, tome una disciplina o alguna cosa fuerte; y sea también cierto que, mien- tras é! no consiente, no hay pecado mortal, aunque haya alguna imperfección o pecado venial. [i/] Va veces acontece que, si legitime certamus 2i al cabo de la victoria, todo va fuera, digo los pecados veniales que ha- bía, y esto por el fervor de la gracia con que se venció la batalla, que era dificultosa. Consuélese, pues, que no peca, si no consien- te; y, siendo ansí, puede decir y en ello confortarse in humi- litate coráis sui in Domino; spiritualis omnia iudicat et a nemi- ne iudicatur 29 , y también aquello: si Deus 1 pro nobis, quis con- i Ms. Dios. 2 ? Cf. Memorial del P. Luis González, n. 102. 105: "Y es una cosa extraña la circunspección que tiene en tratar cualquiera persona que sea,, si 110 es a un Nadal y a un Polanco, que a estos trata sin ningún respecto, antes duriter y con rigurosos ca- pelos"... "a los ya recios les da [Ignacio] pan duro y pasto de varones a comer". MHSI, Fontes narrat. I, 587. 588. Cf. Ibid., n. 250, p. 673; Santiago Jiménez, Com- ment. de iñta et virtutibus P. Nadal: N, I, 34. 35. Cf. 2 Tim, 2, 5. 3 » 1 Cor. 2, 15. IO Í46 PLÁTICA DKCIMATERCF.RÁ ira nos? 30 ', y añadir: non quod [Fol. 5c?"] intrat in os coinquinat hominem, sed quod proccdit ex ore hoc coinquinat hominem 3 '. Y ansí puesto que [aunque] tenga tentaciones, ni por eso. si no consiente, ha pecado; y especialmente nos ayudará Dios para ellas, si no falta por nosotros o 3° Rom. 8, 31. s» Mt 15, 11, Décima quarta exhortatio [Sumario: i. Más sobre la castidad. Hsla se facilita con la unión con Dios. — 2-3. Del cuarto voto de los escolares. — 4-5. Del cuarto roto de los profesos y primer motivo del misino: la devoción a la Santa Sede. — 6-14.. Benevolencia de los Pa- pas para con la Compañía. — 15. Paulo IV y el coro en la Compañía. — '16-17. Otros motivos del cuarto voto. — 18-22. Los "rotos simples de los profesos. — 23- 25. Del estado de los coadjutores temporales y de sus ventajas. — 26-27. El ca- so de Juan español. — 28. Otros casos notables. — 29. Contento que todos deben tener en su estado.] |i¡ Decíamos de los votos y particularmente del de la po- breza y de la castidad, en la cual quedamos • y sobre ella diré aún una cosa, la cual parece que es experiencia espiritual. Y es quu la castidad es una virtud que toma fuerza de pender la persona con Dios y unirse con El, y de ahí viene a refrenar todo el cuer po. Y la causa es porque cierto es que |de| cada una de las vir- tudes o de cada gracia se colige facilidad para otra gracia y oüa virtud, y es buen consejo cuando uno se quiere ayudar y pasar adelante las virtudes, apegar f se] de aquélla en que es fácil, por- que della irá a la que es difícil y trabajosa; y como el mal que en nos tenemos son los sensos [sentidos] y que más nos perturban por sus especies, emociones, de manera que nos impiden a tratar \ conversar con Dios; para los quietar y traerlos fundientes ¡ del espíritu, que es superior, y reprimirlos, conviene apegar f se j a lo espiritual de la devoción de la oración y demás: y de aqui vendrá a ser fácil la castidad, con la cual los inferiores sentido- se abaten y debilitan para que no turben al espíritu y se pueda elevar a su Dios y unir con El. Y esto baste de la castidad. Dejemos el voto de obediencia para delante, puesto que [aun- que] se siga aquí. Y esto porque su tractación requiere nos de- tengamos más en ella. 148 PLÁTICA DÉCIMACUARTA [2] Sigue pues el cuarto voto de los escolares, que es de entrar en la Compañía, y que al principio (como consta de [Fol. 5p r ] una declaración que es difícil de entender en la terce- ra parte ') Nuestro Padre Ignacio sólo quería que se luciese es- te voto por los escolares, queriendo que en él se incluyese la po- breza, castidad y obediencia, porque desto no había voto parti- cular; pero 'después ordenó la cosa más claramente 2 y quiso eme se hiciesen los otros tres votos, y que por este cuarto sólo se obli- gase a entrar en la Compañía para ser profeso o coadjutor, que es el estado ya conforme al fin de la Compañía para ayudar a las ánimas; lo que no es tan propio de los escolares y novicios, pues- to que [aunque] a veces obiter lo hagan los novicios en proba- ción, y los escolares también por enseñarse y prepararse bien para el fin que pretenden 3 . De suerte que un escolar no puede decir que es escolar y que en ello quiere quedar, puesto que [aun- que], como dice Santo Tomás, para esto solo se pueden hacer religiosos 4 ; sino que está obligado a, cuando le llamaren, ser profeso o coadjutor y en ello ayudar al fin de la Compañía. ' [3] Y para que con mayor mérito y promesa espiritual * se hiciese esta obligación y resignación de libertad, se ordeno que fuese esto con voto, como preparación para entrar al cam- po en el escuadrón de profesos y coadjutores de la Compañía contra h todo lo que repugna a Dios. [4] Ultra de los votos dichos, hay aún otro, que es el cuar- to; del cual diremos agora pues de los otros (excepto la obedien- cia) ya tratamos. Este cuarto voto es especialmente para las misiones, hecho ai Papa, con el cual se obligan los profesos para hacer todos los ministerios de la Compañía donde el Papa quisiere ; lo cual nues- tro Padre trabajó mucho que se le admitiesen, puesto que hubo " Al margen : y promesa espiritual. b Lcct. probable. 1 ConsM. p. 3, c. 1, n. 22, T; "...y si de su devoción espontáneamente se movie- sen líos novicios] a anticipar el voto...". 2 Cf. Cotustit. p. 5, c. 4, n. 4. E y la fórmula de los votos enviada a Adriano Adriani el 8 de octubre 1549; MHSI, Ignat., Epist., II, 553. 554. 3 Cf. Examen c. 4, n. 22; Consttit. p. 4,» c. 8, n. 1 sg. 4 Es decir, sin pretender las órdenes sagradas y los oficios de la vida apostólica del sacerdote. EL CUARTO VOTO DE LOS PROFESOS 149 dificultad en se conceder, por no ser de ninguna otra religión 1 Y la causa que movió a nuestro Padre a trabajar tanto por ello fué por ser conforme a nuestro instituto, pues somos inmediatos del Papa ministros [Fol. ¿p r ] y siervos especiales para ayudar las necesidades que le cargan por el mundo, según nuestra voca- ción; y para esto se hacer con mayor perfección y religiose, qui- so que fuese no sólo con la obligación que tienen todos, sino que fuese con voto solemne. Y fué gran gracia del Señor que se con- cediese hacer esto, por la ayúda particular que con el voto nos comunicará para lo poder bien hacer. [5] Los motivos de la Bula, por que se concedió, fueron tres: el uno fué cid maiorem dei'otionem Scdis Apostolicae et Summi Pontificis 6 ; y la razón es grande, porque, como él repre- sentla a Cristo, todos le debemos gran devoción, y especial los de la Compañía, pues que a nos especialmente nos guarda y go- bierna ; como nuestro instituto es especial a le servir también. f6] Y de aquí es que el Señor a todos los Papas infunde gracia para favorecernos. Y del Papa Paulo tertio no se mara- villará nadie cuanto a esto, pues fué quasi obra suya ésta nues- tra, siendo él el primero que la admitió y confirmó, con se lo dar el Señor a entender, como tenemos ya dicho 7 . Ij] Pero de Julio III también es cierto que nos era muy favorable y muchas veces decía sumos loores de la Compañía y 5 Al principio pareció supc-flne evte voto, como si fuera de materia común a todos los cristianos o. al menos, a todos los clérigos. El Cardenal Ghinucci, que exa- minaba los cinco capítulos presentados a Paulo III, afirmaba que habia dado lugar a muchas deliberaciones. Cf. T.whil. Storiu... II. 304. 305. 6 Estas palabras se encuentran en la bula de Julio III ExposcU debitum (1550). en que se aprueba la Fórmula o Regla del nuevo Instituto, más precisada en algunos l>ormeiiores con relación a la aprobada en 1040 por Paulo III: "Et quamvis Evange- lio doceamur et fide orthodoxa cognoscamus ac firmiter tineamus. omnes Christi fi- deles Romano Pontificí, '.anquam rapiti ac Iesu Christi Vicario, subesse : ob devo- tionem tamen maiorem ad obedientiam Sedis Apostolicae, et maiorem voluntatum nostrarum abnegationem, et certiorem Sancti Spiritus directionem. summopere con- ducere íudicavimus, singulos nos et quicumque eamdem in po&terum professionem •-rmserint, ultra illud commune trium vor^rum vinculum. si>eciali ad ri»añía. de donde salieran los escolares para servir a la Iglesia universal. 9 Cf. Memorial de Luis González n. 330; Pautes twrat. I. 714. En la consulta doméstica para señalar dos Padres con este objeto, fueron elegidos' Laínez y Nadal; pero plugo a San Ignacio tener a éste cabe sí : ihid. Cf. MUSI, Ignat., Epist.. IX, 181. 10 El 9 de Abril fué elegido Papa el Cardenal Marcelo Cervini, que tomó el nombre de Marcelo II; pero murió poco después el i.° de Mayo del mismo año. Cf. L. von Pastor. Geschichte der Pafisie seit dem Ausganji des .1/ il lelolters VI 323 sg. 11 Cf. Astrain, Historia de la Compañía... II, 10-22; X, II. 58. 59. 12 Cf. Astrain, Ibid. II, 20-32; Polanco. Vita tyitatii Lcyolae I, 56. EL CUARTO VOTO DE LOS PROFESOS por algunas destas vias solamente podrían durar 13 ; y lo que pa- rece que no le contentó por él llevar otro camino. [12] Pudo también ser causa de su disgusto lo que le acon- teció una vez con Nuestro Padre, por causa de uno que entró en la Compañía contra voluntad de sus padres, tomándolo a él por valedor para le sacar; en lo que él se metió, y alcanzó del Papa, que era Julio tertio, que fuese él mismo juez del caso \ y con es- ta comisión mandó luego a nuestro Padre sub censura excomimt- uicationis que le diese el hermano: pero nuestro Padre viendo la cosa, siéndole esto nuevo, fuese [a] aconsejar con el Cardenal Puteo, el cual le dijo que fuese al Papa y le relatase la cosa. Y el Papa llamó su camarero y mandó que nuestro Padre nominase otros jueces, y él lo hizo, y fueron dos favorables, el Cardenal Morón y Pigino '\ los cuales juzgaron [Pol. óo v ] que el hermano estaba bien y quedase. Y de esto se sintió mucho el Cardenal de Ñapóles. Mas, como digo, el Señor con el papado le mudó el ánimo y nos amó mucho. [13] Y del Papa Pío IV, que ahora es. no hay que decir, porque [lo que] él solo hasta agora ha hecho es más que todo lo que los otros: puesto que [ aunque | antes que fuese Papa no nos conocía quasi. Y agora dice que itsque ad sangidnem nos tiene de ayudar, y ha dado las casas a nuestro colegio en Roma que valen 20 mil ducados, y de su renta nos da 600 ducados para ayu- da de costa, 15 y ha hecho una especial gracia para este colegio de Coimbra sobre la iglesia de San Juan, que estaba ya perdida. [14] Y todo esto que he dicho es para que viérais cómo el Señor hace que los papas nos favorezcan, porque nosotros espe- cialmente nos obligamos a él. Y ansí algunos decían que nuestro cuarto voto, de que hablamos, es causa para que los papas espe- cialmente nos conserven. b Ms. del causo. '3 Cf. MHSI, Ignat.. Epist.. I, 114-118. ■4 Juan Morón y Sebastián Pighini. Cf. MHSI, Ignat., Epist., VIII, 44. 85. Pa ra toda esta historia de Octavio Ccsari pueden leerse todos los documentos concer nientes recogidos por Aicakdo en su Cotncntm-io a las Constituciones II, 694-716. '5 Acerca de las relaciones de Pió IV con la Compañía y sus esfuerzos en pro del Colegio Romano, cf. Pastor, Geschichte der Piipste VII. 348-35" PLATTCA DECIMACUARTA [15 ] Y una otra cosa se me olvidaba de Paulo IV, en la cual Nuestro Señor mostró cómo no le permitía nos hiciese mal alguno, al menos c cuanto como hombre podía desear: y fué que apretando mucho con nosotros a que tuviésemos coro y que quería ver todo lo que teníamos, mandó que lo tuviésemos, peí o esto no permitió el Señor que fuese más que con mandato simple, sin derogar ni mudar nuestras confirmaciones de los papas pasa- dos y instituto. Que si lo hiciera, como le éramos subiectos, fué- ramos compelidos a lo hacer aun después de su muerte; pero siendo de la manera que fué con simple mandato, sólo en su vida éramos obligados. Y ansí, cantábamos en Roma y comenzába- mos a deprender para lo poder hacer; pero muerto él, cesó la obligación como nos dijo el Cardenal de Puteo y los principales letrados d de Roma con quien nos aconsejamos; imrno, pues ya podíamos dejar de lo hacer, estábamos obligados [Fol. 6i r ] a no consentir en coro, pues era contra nuestro instituto, que debemos siempre procurar llevar adelante sin poder hacer el contrario, y si consentíamos nos obligábamos de nuevo. Así que fué gran merced de Dios que Paulo IV sólo con simple mandato nos obli- gase a que tuviésemos horas y cantásemos en coro l6 . [16] Fué otra causa, puesta en la Bula para este cuarto voto, ad maiorem abnegationem nostrarum voluntatum; y así es, porque la voluntad de uno mucho se aprieta viendo que sin viático y sin réplica es obligado a obedecer a Su Santidad, no sólo con la obligación común, mas con obligación de voto solemne, lo que se hace con este cuarto voto. [17] La última causa, que fué de mucha consolación, es ])ara que especialmente seamos ligados al que tiene universal cargo de todas las ánimas, para que no sólo con la común provi- dencia nos rija para el mismo fin que él tiene de salvar las áni- mas; pero aun especialmente viendo cómo cumple y cómo mejor cumple que lo hagamos, porque así seamos perfectamente dirigi- dos a nuestro fin. Y puesto que [aunque] este cuarto voto sólo lo c Ms. alemos. d Al margen : letrados. 16 Sobre Paulo IV y el coro en la Compañía, cf. Astrain, Historia de la Com- pañía... II, 32-36. Véase también Nadal, Scholia in Constitutiones, p. 269-275. VOTOS SIMPLES DE LOS PROFESOS 153 hagan los profesos, los coadjutores espirituales también tienen a elío obligación, a lo menos tácita, desto. porque su estado es ayu- dar a los profesos en los mismos cargos y misiones en que los po- nen, y ansí el General los manda ; y ultra desto, por la obediencia que deben a la Compañía 17 . [18] Los cuatro votos más. simples, que hay para los pro- fesos, son instituidos, como habernos dicho l8 , nara que se guar- dasen perfectamente de aquellas " [cosas] que les podrían impe- dir: la una, es ambición dentro y fuera de la Compañía; la otra, el no tener gran tiento en la pobreza. fio] Cuanto a lo primero, por esa causa se ordenó que den- tro en la Compañía nadie sea admitido superior si fuere ambi- cioso, y este tal es incapaz; y si fué así [Fol. 6r v ] electo — pues- to que [aunque ] General nunca lo fué cuanto a la verdad — y por ser la cosa tan perjudicial, porque no nos rigiese un malo: por obligación de voto también son obligados a descubrir los que su- pieren que lo fueron; entiéndese con tal que sea cosa cierta y que se pueda probar en juicio, y no de imaginaciones [20] Y cuanto a la ambición de fuera también se atajó con el voto que ninguno pueda consentir en dignidad, sino a perso- na que le pueda obligar a pecado: y ansí ni el f General pue'de a esto consentir, ni mandar que se consienta, si el Papa no lo man- da so pena de pecado 20 . [21] Cuanto a la pobreza se ordenó también aquel voto por- que nadie pudiese con sofismas y malas persuasiones alterar la pobreza de la Compañía, lo que no es posible cuanto en el dismi- nuirla, puesto que [aunque] se pueda aumentar [22] El cuarto voto [simple] se hace, como también es di- cho, para que cuando uno por el Papa fuere mandado aceptar dig- nidad obligándole a pecado, ya que deja de estar en la obedien- cia, puesto que [aunque] tiene los otros votos, todavía aun en la e Ms. aquellos. f Ms. al. '7 Cf Conslit. p. 6, c. 2, n. 13. ,8 Supra p. 137, 138. '9 Constit. p. 8, c. 6, n. 2, A; p. 10, n. 6. xa Constit. p. io, n. 6. " Constit. p. 6. c. 2, p, \, A, 154 PLÁTICA DÉCIMACVARTA obediencia quede cuanto es posible; y será con oír los consejos de la Compañía y tomarlos si le parecen mejor 22 . Y esto por- que, como fué su hijo y le trató mucho tiempo y conoce meior sus condiciones y cómo se 'deben curar [más] que ninguno otro: razón es que a ella acuda y que tome sus consejos y saludables remedios, que por largo uso y experiencia tendrá ya hallado le serán como antes provechosos. | -¿3 1 Resta decir de coadjutores temporales y espirituales y de la obediencia y de la oración y de lo demás, si hubiere tiempo. [ 24 1 Cuanto a lo g primero ya habernos dicho que los coad- jutores o son con votos simples o con solemnes 23 . Y cuanto a los temporales es de advertir que éstos han de ser hermanos y sin órdenes, a lo menos sacros. [Fol. Ó2 r ] No deben estudiar letras más de las que tienen, si algunas saben; y éstos tienen por pro- pio ayudar en lo temporal, y en lo espiritual no ex pvoprio officio. Deben pues ser contentos y alegres en su estado, y pensar que en él se pueden ayudar mucho, y que participan de la gracia de la Compañía y de todos los méritos y buenas obras, y de todas las facultades y privilegios que pueden en ella desear. 24 . [25] Y este estado es una gran riqueza y que, a lo menos yo y todos los de la Compañía, desearíamos si nos lo diesen, pues es tal que en él con cosas bajas y humildes y de suma facilidad se va al cielo; lo que no tienen ios otros [estados] . que con estu- dios y confesiones, y con tratar con el demonio a manos, mucho distraen, a lo menos dan ocasión dello : la cual en éste 110 hay. De manera que pueden ser santos fácilmente si se quieren aprove- char en su estado los que lo tienen, y crecer sumamente en devo- ción y humildad y desprecio verdadero de sí mismo y de las cosas mundanas 25 ; y con esto acontece que muchos dellos sean insignes en virtud y de gran perfección y santidad, como fué en la reli- gión de Santo Francisco y en las otras religiones. Porque no so- is Ms. al. 22 Constit. ]). 10. n. 6. -'.1 Véase más arriba p. 88. y ta nota correspondiente núm 2. 2 A Cf. Exanun c. 6, n. 3. 4. 6. a 5 El mismo pensamiento en el íháhgo 11 de Nadal, ms. Arhiv. S. I. Román.. />/.rf/>. oí, fol. 404X. EOS COADJUTORES TEMPORALES 155 lo en nuestra Compañía y religión es estado usado, pero aun en las otras; y llámanse en ellas los laicos. Y quiere Dios N. Señor muchas veces que ellos con lo poco que hablan con la ícente y con lo común que le dicen de se confesar y comulgar, no predicando, más en buena plática h , obren más que muchos otros que por propio oficio tienen ¡inducir las ánimas a esto. [26] Y desto hubo un raro ejemplo en nuestra casa de Ro- ma de un hermano llamado Juan español, el cual se apandó \sic \ en la guerra de Argel; perdiendo sus armas, salió con un Flos sanctorum por |el] que [Fol. Ó2 e \ leía. Yendo a Roma, pidió le admitiesen, diciendo que, puesto que [aunque] no sabía cosa, to- davía traía buena voluntad de hacer lo que le mandasen; y des- pués de estar en casa algunos días, fué tentado para se salir [a] hacer penitencia y ser ermitaño, ]X)rque no hacía nada en el esta- do que tenía y que (pieria hacer penitencia. Y diciendo fio] a N. P. Ignacio, él le di jo que mirase que era tentación y ilusión del demonio; pero él, vencido della. se fué, y luego que lo hizo, le trajo el demonio un espíritu, que pues se iba a ser ermitaño eia necesario tener con qué comprar un hábito y con qué en una cue- va se recogiese conforme a tal estado; y que pues no tenía dine- ros para lo poder efectuar, cumplía ir a la guerra y ganarlos y ansí proseguir su instituto. Y continuando con esto caminó has- ta 20 millas de Roma a un lugar llamado Monterroso. y ahí ca- yó en la cuenta de su mal propósito y del falso engaño y conse- jo ruin del demonio que le había hecho en salir de la religión en que estaba; y que debía tornarse para Roma y pedir lo recibie- sen. Y hízolo ansí; y llegando a la puerta manda decir a nues- tro Padre que estaba allí Juan español y (pie ya venía cierto - to con sólo decir comunes palabras una y muchas veces, que lo hiciesen. Y después que con una casa acabada esto, íbase a otra y ansí aprovechaba a muchos. Y a veces se iba a la plaza donde se juntaban personas de muchas naciones y miraba por alguno de buena manera y llegábase a él ; y. si era flamenco o francés, ha- cíalo ir a casa para ir [a] hablar con alguno de su nación, y con- fesarse con él, y con esto ganaba muchos, de los cuales ahora hay uno de gran habilidad y gran humanista. [28] Así que en este estado Dios N. Señor mucho se co- munica; y tanto que, puesto que [aunque] son simples los que comúnmente andan en este estado y no saben hablar lo que con- ciben, y ansí no lo deben hacer sin lo preguntar a los teólogos; todavía, tienen conceptos admirables y de puntos altísimos y que no alcanzan los que los estudian. Como veía en un hermano lla- mado Jacobo español en Roma, que hablaba cosas tan altas y de tanta verdad, que nos espantaba a todos no teniendo letras al- gunas. Y otro llamado Bernardo, que andaba con el Padre Fran- cisco [d e Borja], con el cual me aconteció en Valladolid una co- sa notable, que preguntándole algo de los ángeles dijo cosas que me pasmaban, de manera que le dije que bastaba 2b . [29 1 Conténtense pues mucho los que están en este esta- do, y piensen también que estando en él trabajan en confesiones y predicaciones y en los [de] más ministerios nuestros. Pues si ellos no atendiesen al refectorio y cocina y otros oficios bajos, se- ría necesario que los Padres y los [de] más que son ocupados en otros cargos los dejasen por acudir a los que ellos tienen, ¡Pol. 6f] si no los hiciesen. Y | sigan contentos] con se persua- dir en esto y en lo demás que es dicho, y los otros también que están en otros estados mirando que en el suyo deben también pro- ceder con el mismo contentamiento que ellos, pues están por obe- diencia y van adelante en la virtud y aumento della a mayor glo- ria de su divina Majestad. 26 "Bernardus. iussu;, dicere de Angelis, adeo profunde et spiritualiter disseruit magnam ^adm>rationem nobis afferrent quae audjebamus". Nadal, Ephcmcrides- , II, 47. Peí mismo Bernardo, ibid. p. 18, 21, Décima quinta exhortatio [Sumario: 1-4. De la armonía y necesidad del estado de los profesos v coadjutores espirituales. — 5-9. De lo propio de cada uno de estos estados. — 10-12. Contento en el propio grado. — 13-15. De las casas de la Compañía. De las casas de pro- bación. — 16-18. De los colegios, su necesidad y clase de ellos. — 19. De las ca- sas de profesos.] [1] Decíamos ayer de los coadjutores temporales; y es de advertir que, conio en cada manera y estado de la 0>mi>añía hay especial favor y ayuda para proceder en el Señor, también en éste es lo mismo, y la tal gracia será para que los que lo tienen sean contentos con él y devotos, y procedan en la oración, y para que ayuden en su ministerio a los otros. Y esta su gracia se au- mentará, cuanto fuere su concurso con ella. [2] Sígnese ahora decir de los coadjutores espirituales y profesos. Y primero de la unión y armonía y necesidad de un es- tado destos para otro. Y es que el último ministerio para nuestro fin es ministerium verbi '. y esto es propio de los profesos ; y por esto han de ser muy adelante en el espíritu y letras, y caminar muy adelante a la perfección. Y puesto que [aunque] haya mu- chos los cuales tienen estas partes y ro son profesos, ni ]x»r eso haya curiosidad en saber por qué no los hacen o profesos o coadjutores, y piense [n| que Dios lo hace todo y que hay cau- sa particular para esto, y aun [piensen] que sin causa está muy bien todo. Y en esto ' mucha más estrecheza hubo en tiempo del Padre Ignacio, que, como consta, hizo muy pocos profesos *, porque procedía in simplicitate y no atendía tanto a esto. ■ Al margen: y aun... esto. ' Cf. Ac. 6, 4. 2 El número (38) y nombre de los profesos que hicieron su profesión solemne de cuatro votos en tiempo de San Ignacio, además de los primeros Padres fundadores, puede verse en MHSI. Fontes narrat. I, 64*. 65*. 'PLÁTICA décimaoujnta [3] Como, pues, sea éste el principal ministerio de los pro- fesos verbo ayudar a las ánimas, y esto conforme a la similitud que procuramos tener con humiUtate tomen a los apóstoles, los cuales se ayudaban también | Fol. ó/) de los discípulos, que eran sacerdotes; y también como en la Iglesia hay supremos ordina- rios que son obispos, y otros inferiores que son curas; así tam- bién tenemos estos dos estados para les imitar y suplir lo que queda. [4] De manera que los profesos son como los superiores, y los coadjutores como los discípulos y curas. Y como había necesidad de discípulos que ayudasen los apóstoles, y. de curas que ayuden a los obispos ; así de coadjutores espirituales para que ayuden a los profesos. Y como por su estado a los obispos perte- nece saber más que los curas, así nuestros profesos requiérese que tengan más letras y partes que no los coadjutores espiri- tuales. [5] Digamos agora de los coadjutores espirituales, y tam- bién de los profesos más en participar. Y cuanto a los coadjuto- res éstos son en dos maneras : o de tres votos simples, o de tres votos solemnes 3 ; en los cuales hay la diferencia que entre los votos simples y solemnes. El propio destos es que deben adminis- trar en cosas espirituales a la Compañía 4 , y particularmente en to[do] lo que les pusieren los profesos, y máxime en confesio- nes, en visitar hospitales y cárceles, y ayudar con pláticas y ex- hortaciones y doctrina cristiana y dar ejercicios espirituales ; puesto que [aunque] todo esto sea también del profeso, el cual debe ser muy aprovechado en letras 5 . [6] Difieren empero de los profesos, que no tienen el cuar- to voto como ellos y que no tienen voto activo o pasivo en la elec- ción del General. Y así se hizo ahora en Roma. Y también no pueden ser Prepósitos en casa de profesos. En todo lo demás van por la misma vía y ansí tienen voto en las Congregaciones 6 , pues- to que [aunque] se trate en ellas de añadir o inmutar. Y la cau- sa por qué lo de la elección [Fol. 64' } se les quitó, fué por ser la 3 Véase más arriba p. 88, y la nota correspondiente núm. 2. 4 Cf. Examen c. 6. n. 2. 8. 5 Cf. Formula Instituti en las bulas Rcgimini milhantis Ecclesiae y Exposcit dc- Inium. MHSI, Constit. I, 30. 381; Constit. p. 5, c. 2 , n. 2 . 6 Constit. p. 8, c. 3, n. 1. A. pfeOFÉSOS Y COADJUTORES cosa de suma importancia, en la cual se confian más de los pro- fesos como de mayor estado y que están obligados a más. [7] Y ordinariamente los rectores de los colegios deben ser coadjutores espirituales \ puesto que [aunque] propter necessi- tatem collegii se admite ser profesos: y lo ordinario es que ¡o? profesos en colegios grandes sólo sean sobrestantes 8 . [8] De manera que si miramos a los coadjutores espiritua- les, puesto que [aunque] la Compañía requiera mucho en ellos, pero mucho más en los profesos, y ansí se tiene más rigor con los profesos. [9] El modo que se debe tener en su ejercicio es que van con el profeso, el cual a veces también llevará algún coadjutor temporal; y que sean ellos los que cojan los peces, que no se va- yan, y que cojan la mies que tiene movida el profeso con sus pre- dicaciones; que, si se mira, ellos son los que con su plática más familiar de confesiones llevan al cabo lo comenzado por el pro- feso; y por esto deben estar unidos y juntos unos con otros, co- mo el obispo con sus curas, y ansí con la divina gracia esperamos se haga esto de tal manera que en las villas resida b algún coad- jutor, y en las ciudades algún profeso. Plega al Señor que en Alemania se pueda hacer agora por la mucha falta que hay dello. y que no sean curas hombres inficionados de herejías, [curas] de las ánimas de aquellas partes, que las dañen y pierdan. Y de 10 dicho [con lo dicho] queda también tratado lo que pertenece a los profesos. [10] Pero cuanto a los estados de que hasta aquí hemos hablado, para que cada uno sea contento con el suyo, es de ad- vertir a este principio, del cual depende mucho; que yo y cual- quier que entra en la Compañía, lo que confesamos en aquel tiempo es que Dios [Fol. 6$ r ] nos ha hecho merced muy grande en nos llamar para ella, y así que la gran gracia que tenemos es ser del la y pender de su gracia y comunicación ; y desto nos con- tentamos y en esta gracia nos consolamos in Domino. Y pues así es, no debe ninguno querer más que regirse por ella; y pen- sar que lo que ]x>r ella le fuere mandado, será lo mejor. De ma- b Ms. resciba? 7 Constit. p. 4, c. 10, n. 3; cf. MHSI, Constit. I, 274, n. 27; II, 193. 8 Cf. MHSI, Constil. I, 274. n. 27; II, 193; Constit. p. 8 , c. I , n. 3, D ; supra p. 88, nota 6. i6o PLÁTICA DKCIMAOl'INTA ñera que no quiera salir de sí y decir: quiero que esto sea pan esto o para estotro; porque esto es tener juicio que no le per- tenece. [n] Y a la verdad ninguno hay que entienda practico ct carde la gracia que Dios le ha dado, que desee que le pongan más en un estado que en otro ; porque ve que con esto se sale de su gracia y de su principio, especialmente que debe cada uno por su voluntad sólo pedir el más bajo, como es ser coadjutor temporal, como lo dice el Señor: cum invitütu misiones y del Papa y de nuestros superiores, [de] andar a buscar siempre en todas partes a que las almas no se pierdan. Confiamos en [Fol. 66 v \ el Señor que., pues nos ha dado los medios de colegios y demás para este fin. nos dará gracia abun- dante para llegar a él, y hará de manera que haya siempre en las casas ejércitos para esto; y se hará todo conforme a la vocación y instituto nuestro, a mayur gloria de su divina Majestad. Décima sexta exhortatio [Sumario: 1-2. De la obediencia en general— 3. Ve la obediencia religiosa. — 4. De la obediencia en la Compañía. — 5-8. Tres principios de la obediencia : la pí o- videncia de Dios, la gracia de la vocación, la presencia de Cristo en la perso- na del superior. — 9. Modo perfecto en la obediencia. — 10-13. La obediencia de ejecución, voluntad y entendimiento. Conexión entre ellas. — 14.-15- Comparación de la obediencia perfecta con el estado de integridad y con la fe. — 16-17. De la obediencia ciega.] [1] Trataremos hoy, con la divina gracia, de la obediencia, la cual es una vía para mucho se aprovechar uno en nuestra Com- pañía; de la cual depende aprovecharse en todo lo demás. Y la razón es de un principio que hay en ella para esto, como diremos. Pero antes que vengamos a la nuestra en particular, desme- nuzando lo que es propio della, primero diremos en común de la obediencia, en cuanto virtud común de obedecer a los preceptos de los superiores ; y con esto diremos poco a poco lo que toca a la nuestra. [2] La obediencia pues en común compete a todo hombre y principalmente a los cristianos acerca de los que los rigen; y entre ellos son más obligados los eclesiásticos, como los sacerdo- tes b , y aun los verdaderos ermitaños, y los otros que lo son pe- ro sin estado de religión; porque éstos van más con ella en par- ticular. Y en aquella común, que habernos dicho, hay perfección más y menos, conforme a su grado. [3] Pero la obediencia religiosa es ya mayor, por cuanto requiere todo lo de la otra y [arfe] más lo que particularmente es suyo y de la vocación; a la cual no sólo están obligados los que tienen votos, pero aun los novicios, porque éstos deben tener a Ms. a todo el hombre. b Al margen : como los sacerdotes. LA OBEDIENCIA RELIGIOSA I6 5 prontitud de ánimo para la tener con voto, y entretanto quieren obedecer como los otros. Y aun en esta manera de obediencia \Fol. 6f\ hay más o menos perfección conforme a la estreche- za della. Porque hay algunas religiones que sólo obligan a obe- decer conforme a sus Reglas; otros (y. como pienso, son los de San Francisco, según creo agora lo ordenaron) a obedecer a todo lo que no fuere pecado '. [4] En nuestra Compañia. abstrayendo de las otras reli- giones, la obediencia débese juzgar no conforme a lo de las otras, sino a lo que es propio della sacándolo de la autoridad apostólica en nuestras bulas, y de las Constituciones y reglas y todo lo demás que hay particularmente en ella, no queriendo ninguno conforme a su parecer y juicio determinar cuál sea o cuál nj nuestra obediencia; o cómo, o cómo no, se deben entender las du'das que acerca della hubiere : porque esto es particular de nuestro General que tiene autoridad apostólica para declarar todas nuestras constituciones y bulas y todas las dudas que hubie- • 1 El cap. X de la Regla de San Francisco dice asi : " Fratres vero qui sunt stib- diti recordentur quod propter Deum abnegaverunt proprias vollHltates. Unde firmilcr praecipio eis ut obediant suis Ministris in ómnibus quae promiserunt Domino obser- vare, et non sunt contraria animac et Regulae nostrae". I.a mayor parte de los ex- positores, explicando la regla, "sostiene que los Frailes Menores están obligados a obedecer no sólo en todo lo que prometieron guardar, sino también en todo aquello que no es contrario al alma y a la Regla". Alberto df, Bolzano - Ricardo de Lizaso, O. M. Cap.. Exposición de la Regla de los Frailes Menores. Pamplona 1039, p. 2l|i. Cf. S. BonavenTura. Exposilio su per regulam FF. Minorum. c. 1; Opera (Quaracchi) VIII. 394. 395. n. 6. En los " Statuta et ordinationes generales Ordinis Fratrum minorum de obstr- -antia nuncuf>atorttw..." redactados por encargo del Capítulo general 56. celebrado en Salamanca el año 1553. y promulgados por el Ministro General Clemente de Mo- nilia el 28 de Enero de 1554. se lee lo siguiente: "(Cap. I}... Monachorum obedieníu úuobns constringitur. primo ner obedientiam vovent loci stabilitatem. secundo quia ad nihil ohedire tenentur. quod Regulam suam transcenderé demonstratur. Sed alticr est obedientia nostra. qua nvllum habet i:i hoc mundo locum aut Mis proprium quo nos- tra obedientia restringatur ; similiter et altior est nostra Regula, per nuam tenemur nibil respuere nisi sit Regulae vel saluti contrarium". Chronoloqia historico-leoalis Serapliici Ordinis Fratrum Minorum Sancti Patris Francisci. Tonnis primus. Capi- iulnrum otnnium et Conareoationum Gcneralium a primo ciusdem oraUnis exordio íísque ad annum MDCXXXIII ... com^lecteiis. (Neapoli, 1650). p. 28a a. Y más ade- lante (Capit. 12): "...Yolumus ac stricte praecipimus universis et singulis Fratribus ciusdem Ordinis. ubicumque fuerint. cuiuscumque gradus seu conditionis existant : quod in his ómnibus suprádidis suis Praelatis teneantur firmiter obeidire. scilicet Ge- •;erali Ministro in toto ordine: Ministris Provincialibus in suis Provinciís : Custo- dibus in suis Custodiis : Guardianis in suis Guardianatibus : ceterisque Praelatis in his et aliis licitis et honestis. quae non sunt contra animam et Regulam nostram". ]hid, p 318a, 1 66 PLÁTICA DÉCIMASEXTA re en nuestro Instituto 2 . De manera que de las cosas de nuestra obediencia debemos hablar sólo conforme a nuestro instituto y conforme al juicio del General que lo declara. [5] Y lo que deben todos advertir para ir adelante en esto y en todas las cosas de la obediencia son tres puntos, de los cua- les puesto que [aunque] cada uno basta, pero los tres juntos mucho más aprovecharán. El uno es Providcntia Dci \ el otro (/rafia vocationis \ el tercero presencia de Cristo en la persona del superior \ [6] Y cuanto a lo primero, decid: ¿no es cierto que todas las cosas se gobiernan por Dios y se enderezan por Dios y cami- nan con sus medios a su fin? Pues si nuestra Compañía va de la misma manera y toda obedece al Señor, como la hizo y gobier- na Dios por la Sede Apostólica y nuestro Padre Ig[Fol <57*]ru ció. y agora por nuestro Padre Laínez, y por todos los demás superiores, los cuales cooperan a la Providencia divina; nosotros, si somos de la Compañía, pues estos son los medios para andar adelante, y esto con la Providencia de Dios que la rige a elta, ¿por qué no consentiremos con ella, confiados que con esto alcan- zaremos el fin que pretendemos? En todo lo que se ordena, o de gusto o de disgusto, consolación o desconsolación, o repugne el propio sentir o no repugne, obsérvese siempre perfecta obedien- cia y seremos guiados suavemente por la Providencia de Dios N. Señor en nuestra religión y instituto. [7] El otro principio, de la gracia de la vocación, que es la gracia con que Dios llama a cada uno, la cual depende de la otra común del instituto de toda la Compañía, es también sumamente importante, eficaz, espiritual y de Dios y no nuestra ; para en- tender que el Señor es el que le rige y [a] El a quien obedece. 2 Cf. Julio III, Éxposcit debitum : MHSI, Constit. I, 376; Congreg. genek. IV. decrei. 19: "Declaravit autem Congregado: Pracpositum generalem auctoritate sua ordinaria Constitutiones et decreta generalia declarare posse; eas tainen declaratiu- nes non habere vim legis universalis. sed valere tantum ad praxim bonae guberna- tionis"; Instit. S. I. II. 251. 3 Cf. Constit. p. 6, c. i„ 11. 1. 4 Este pensamiento, niuy común 111 los escritos del P. Nadal. =e puede ver ex- presamente desarrollado en lo que dijo al P. Rosefio, según leemos en el ms. (Archiv. S. I. Román.), V'tae 15, fol. i8v-ig,r: "...Certe seis Dcum vclle tuam perfectioncm. praefecit tibi Superiorem qui te dirigat, est igitur ut minister Dci. Nam Genera- lis maiorem gratiam habet, quam ullus alius in rebus Societatis. Sic Provincialis ómnibus Rectoribus, Rector ómnibus sibi subiectis". 5 Examen c. -(. n. 29; ConsHt. p. 3, c. 1. n. 24. PRINCIPIOS PARA LA OBEDIENCIA 167 considerando que los superiores que nos rigen son ministros de la misma gracia particular y común en la Compañía. Y si uno se desordena deste principio, va perdido, y fácilmente aflojará el ánimo en la obediencia y en todo el resto. Y, por el contrario, si perfectamente procura obedecer estará y crecerá en la gracia del Señor y caminará de una virtud en otra, adquiriendo en to- das aumento y influjo mayor del cielo, pues coopera de su parte con la gracia que le fué comunicada cuanto puede poniendo su juicio y voluntad con pura resignación en la del superior, que es lo que pide la perfecta obediencia |8| \i\ otro principio, que es considerar la presencia del Se- ñor en el superior, es Tortísimo y suavísimo para obedecer, con- siderando el superior no como a éste o estotro, sino como [aqu]él por quien provee [Ful. 6S r \ el Señor en la Compañia y ministra la gracia que quiere comunicar. Así que debe cada uno en el su- perior imaginar a Dios, y que todo lo que hace, hace por su or- den del Señor, y por ser el Señor en él. Y persuádase que manda Cristo en el superior, y con esto se animará a ser fácil en la obe- diencia y tomar todo con toda prontitud y suavidad. \\)\ (£1 modo que habernos de seguir en la obediencia es perfecto y con suavidad, como he dicho muchas veces, ]x>rque no andamos a fortezas c y disgustos, sino a la clara; y en esta vir- tud, como en las otras, procuramos perfección. Porque nuestro fin, como decíamos, requiere suma perfección, que fué la causa de tantas probaciones, cuantas tenemos, y de tantos medios de que usamos, y máxime en la obediencia que es quasi giiía de to- do el resto y que encamina fa | la unión con Cristo; de modo que no habernos de dejar punto de perfección, que con su divina gra- cia podamos alcanzar en la obediencia, que no tomemos, como se dice en la sexta parte [de las Constituciones] 6 . Y yo creo que vosotros lo teméis [tendréis] experimentado, que Dios nuestro Señor ayuda espiritualmente para lo poder hacer. | 10 1 Nuestra obediencia, pues, debe ser en tres cosas, que son: con la ejecución y su j>erfección, con la voluntad y su per- Ital. fortezza, lect. |>rol«ble; tristezas? 6 Constit. p. 6, c. 1, n. 1. i68 PLÁTICA DÉCIMASEXTA fección en ella, y denique con el entendimiento y los actos de el para se perficionar 7 . De manera que. puesto que [aunque] la obediencia de la ejecución sea buena, pero no basta, porque ésta tienen también los que andan en las galeras, y aun los demonios también. La de la voluntad, aunque sea grande, pero no es la su- ma, pues queda otra cosa que obedecer que es el entendimiento. Y JFoI. 68 v ] así, la voluntad, ya que ella es de sí persuasible, de- be moverse a atraer al entendimiento a que consienta con lo que le mandan. [n] Y para que entendáis que la conexión de él 8 está en tres partes advertid: Porque si la voluntad quiere el contrario de lo que se hace, de manera que no consiente en lo que con la obra ejecuta, no tiene mérito del trabajo. Y si falta también el entendimiento, puesto que | aunque] haya voluntad, de manera que uno hace lo que le mandan y quiere lo hacer, pero juzga que no es aquélla la vía que le cumple y por donde debe caminar, que- da él mismo contradiciendo y repugnando a la Providencia de Dios y quasi vendrá a decir una blasfemia, que poco se manca dello; y también con esto es manca la voluntad, la cual se rige del juicio del entendimiento; y así está puesta la principal par- te de su religión a los vientos de las tempestades y tentaciones, y va también a parar a una gran soberbia obedeciéndose a sí mismo, juzgando que lo que él dice es la verdad y no lo que J superior entiende, y lo que es guiado por la Sede Apostólica y por la Providencia y presencia de Dios no es lo mejor. [12] Y de aquí queda que es necesaria la obediencia, no sólo de voluntad, pero del entendimiento. Y lo que ayudará al entendimiento para ello, ultra de los principios ya dichos, son humildad, simplicidad, paciencia, deseo de mortificación; por- que si es humilde, no juzgará más Vle sí que del superior; si l.í simple y tiene el juicio recto y inclinado a la verdad, luego se in- clinará a esto; y creed que, si no lo hiciere, no es simple sino do- blado; si es [Fol. 6g r ] paciente, querrá que le manden todas la¿ cosas difíciles, porque todo esto le aumentará su virtud de pa- ciencia; y si desea mortificaciones, holgarse ha con lo que man- 7 Constit. p. 3, c. 1, n. 23; p, (>, c. 1, n. i: Carta de San lor cuya participación son todos los hombres racionales. Aparte de cierto sabor de un panteísmo imanatista que hay en su teoría, tiene qi:e negar consiguientemente la potencia inék iduai intelectiva de Cristo y la multiplicación individual del alma intelectiva, definida en el Concilio Lateranense V (1512-1517). bajo el pontificado de León X: "...hoc sacro approbante Concilio damiiarmus et re- probamus omnes asserentes, aniniam inleUectjvam mortalem esse, aut unicam in cunc- tis hominibus. et haec in dubium vertentcs. cum illa non íSplum veré per se et essen- tialitcr humani corporis forma exsistat, sicut in canone felicis recordationis Ciernen- lis Papae V praedecessorís nostri in (gcneralO Vienncnsi Concilio edito continetur [Denzinger, n. 481], verum et immortalis, et pro corporum, quibus infunditur, mul- titudine singulariter multiplicatilis, ct multiplicata. et multiplicando sit, " Denzin- gf.r. Evchir sytitbot. n. 738. Cf. Ibid. n. 216. 48r. 172 PLÁTICA DÉCIMASKPTIMA debe procurar de no ejecutar ni actuar su voluntad, sino por 1a voluntad del superior, estando de la suya indiferente. De mane- ra que así haga, como si por su voluntad quisiese cualquier cosa o no la quisiese; y de la misma manera a su entendimiento indi- vidual así lo debe regir por el del superior, como si por aquél só- lo entendiese; y lo que él juzga por bueno, él también, atendien- do que le rige Dios. [3] Ni debe pensar que en esto hace mucho, porque el que- rer y entender por la voluntad y entendimiento de Dios no es mu- cho que lo quiera cada uno, pues esto es gran gracia que Dios X. Señor comunica. Y si miramos a la línea recta, no hay duda sino que la voluntad y entendimiento del superior son de Dios nuestro Señor, pues a Dios en él debemos obedecer. [4] Y también nos ayudará a ser obedientes con perfección el considerar que, pues somos llamados para hacer esta guerra que Dios hace contra los demonios y sus adherentes, y lleva de vencida; como quiera que somos inferiores, lo que debemos ha- cer es pelear bien sin mirar cómo o cómo no se hará una cosa c la otra, siguiendo a! capitán, que es el superior, por una \Fol. 7 r r \ o otra parte. Como respondió uno de los que se hallaron con nuestro Padre Tgnacio al tiempo que se trataba de responder 'i ciertos que contradecían a la Compañía. Porque diciendo el Pa- dre que atentasen lo que hacían, él respondió (pie su Reverencia ordenase y viese lo que convenía y guiase, que a ellos cumplía co- mo soldados en la guerra pelear cuanto pudiesen, y que así debía de trabajar de responder plenísimamente y con toda eficacia, y no mirar más, sino tener este ánimo y voluntad, y que. el considerar si es bien o no, no era dellos sino de su Reverencia. [5] Así que, pues tenemos el cargo de soldados y gracia pa- ra ello con que Dios nos ayuda, debemos hacer nuestro oficio en pelear y en armarnos, como se hace en el noviciado o en los es- tudios para adelante pelear andando a la ayuda de las ánimas. Y de la manera que Dios para esto nos da su gracia y los superiores que son llamados para tal cargo son también regidos de El y ayu- dados de su especial gracia; pues que él tiene obligación del go- bernar para cumplir con su cargo, lo que de nuestra parte cum- ple es que obedezcamos sin juzgar, teniendo por bueno todo lo que él ordena. Y si no lo hacemos, descendemos de la gracia que nos es comunicada en esta parte, PERFECCIÓN EN LA OBEDIENCIA i/3 [6] Ultra de lo dicho, para que podamos adquirir perfecta obediencia y con ella alcanzar lo que por ella Dios da, debemos atender al fin de nuestra vocación, procurando de lo amar, y con- siderando que no se puede sufrir que tenga Dios dada su san- gre y vida para salvar las ánimas, y que nosotros, que somos con tanta gracia llamados para esto, no trabajemos en ello esforzán- donos a tener perfecta obediencia. [Fol. //*] pues está coniunc- ta con el fin rigiendo y gobernando ella los medios para él, así como el ir a las Indias o a Germania, o a predicar a cualquier otra parte. [7] Debemos también considerar que tenemos Constitucio- nes, Bulas, Reglas, costumbres aprobadas y tradiciones que mu- cho me consuelan, que son cosas de nuestro Padre M. Ignacio ■; del principio de la Compañía y de los Padres antiguos 2 ; que, nuesto que | aunque | no son escritas ni tiene autoridad como es- critas, todavía tiénenla por ser de mano en mano dadas : como las tradiciones de Dios, que también no son escritas, pero de ma- no a mano vinieron de El a nos quedando la Sede Apostólica por juez que les dé aprobación para que las tengamos por tales. [8] Considerando pues en todas estas cosas debemos pro- curar de las amar y desear de nos conformar con ellas; que de aquí nacerá obedecer en todo, pensando que por ellas van y ri- gen los superiores ; y que haciendo lo que ellos mandan, hacemos lo de las Constituciones, de las Rulas y de todo el Instituto que habernos aceptado. [9] Procuremos también de tener muy buen afecto a los superiores, no considerando en ellos pecados o defectos, ni otra cosa, sino a Dios, como es dicho; y así no consentir en cosa que sea tener agravio o disgusto dellos: de manera que la voluntad se aplique a los amar con verdadero amor y reverencia, porque, no haciendo esto, debilitaría luego el entendimiento y haría que tenga propio juicio, y así venga a no obedecerles. | 10] Lo en qué tenemos de obedecer, y en qué debemos ha- cernos como un bastón que se mueve [Fot. j/\ a donde quiera y una cera en que todo se imprima, sin juicio y negando nuestio parecer y con esto alcanzando la verdadera luz como se dice en 2 Cf. supra p. 42, notas 5 y 6. '74 PLÁTICA DF-CIMASÉPT r\tA las Constituciones. 3." y 6.' parte, es en todo lo que no sea peen- do 3 ; y puesto que [aunque] San Pablo habla sin excepción y di- go que obedezcan per omnia los hijos y esclavos a sus padres ✓ señores 4 , esto dijo porque la obediencia, siendo virtud, se entien- de que ha de ser sólo y ejecutarse en cosas que no sean malas. Es- ta nuestra manera de hablar por excepción es exprimir [expre sar] lo que necesariamente se había de entender. Y desta mane- ra habla Santo Tomás \ y también S. Basilio, diciendo: oboe- dientia perfecta est i 11 ómnibus quae licita sunt, Y S. Basilio también, añadiendo que como las ovejas del pastor se dejan lle- var, sin juicio, así los religiosos en cosas que no son pecados de- ben hacer lo mismo r '. Y esto cumple que lo entendamos bien pa- ra la práctica, de manera que no nos abra \sic] el juicio propio Y perdamos la perfección de la obediencia. |u| Digo, pues, que es posible acontecer que el superior alguna vez mande una cosa imposible, o una cosa eme sea peca- do, que es imposible moralmente; pero cuantos vivimos en La Compañía debemos observar que nunca pensemos que superior mandará tal cosa; y neguemos que tal será. Y así, puesto que | aunque] puede ser que lo sea, pues él puede ser un malo y, co- mo no es confirmado en gracia, puédelo mandar, advirtamos que no tengamos juicio de tal cosa. El cual puede venir de dos mane- ras: o sólo pensando que en ello puede errar el superior, aunque [bol. 72"] juzgue que no será así ni le debilite en la obediencia; o también que él piense que puede errar, y que esto le debilite en la obediencia. El primer juicio, aunque no es tan malo, todavía es principio de tentación, y que prepara para el segundo, que es malo. Así que el primero empieza a aflojar el entendimiento y la voluntad y ejecución con astucia, y a que sea uno o imperfecto o puramente inobediente. Débese pues echar tal especulación como enemiga, estando en la ceguedad pura del entendimiento, sin que- rer especular. Pues el segundo, como dijimos, es malo, como consta. [uj Lo que, pues, se debe hacer cuando mandase el supe- rior alguna cosa imposible, v. gr., que pase el mar a pie, la per- fección es ir a hacerlo itsquc ad impussibUitatem exclusive, de 3 Constit. p. 3, c. 1. n. 23: p. 6. c. I, n. 1. 4 Colos. 3, 20. 22. 5 2. 2, q. 104, a. 5, ad 3. 6 S. Basilios, Constit. moicsticac c. 22. n. 5; MG 3, 1410. \tf)DO DE OBEDECE* •75 manera que procurando de [lo] hacer, y no pudiéndolo] ejecu- tar, tornar al superior in simplicitate , no pensando la imposibili- dad hasta topar con ella, y decirle : Padre, yo quise caminar so- bre el mar y no pude ". Y tal puede ser la resignación y simplici- dad, de tanta perfección y santidad, que provea Dios que la im- posibilidad se venza s ; como se ve de algunos santos que hicie- ron tornarse verdes leños secos 9 , y venir á sus manos leonas lla- mándolas porque lo mandaban los Abades ,0 . 1 13] Cuanto al otro mandamiento de pecado, no debe tam- bién tenerse ninguno de los juicios que dijimos; y dado que asi sea que lo mande, como que mate [a] un hombre o otro claro id- eado, luego le moverá la obediencia sin [Fol. ?f] mirar lo que se manda y queriendo obedecer ; pensando de qué es lo que le man- dan, luego le ocurrirá la imposibilidad moral, y irse ha al confe- sor y preguntarle ha si es pecado: y si es, no lo haga. Y torna, al superior cum humilkatc, diciendo: Padre, esto es pecado cia- ro, como me dice el confesor. De manera que en cosas de obe- diencia no quiera tener juicio ni parecer alguno. 1 14] Pero advertid que en las cosas dubias si son buenas o son malas, debéis de obedecer; y aun los seglares, como los sol- dados a sus capitanes aunque la guerra sea dudosa; pero dejar- do la tal duda y no la imaginando y quietándose en el juicio del superior perfectamente. 1 15] La manera de obedecer en la Compañía es que no con- sideremos si lo que hacemos por obediencia es bueno o es malo, pensando que bien caminamos pues no lo mandan; y haciéndolo así, realmente se hace la cosa mejor, ayudándose con esta actua- ción de la obediencia. 7 Cf. Regula Sti. Bencdicti, o 08, Si fratri impossibilia iniungantur: "Si mi íratri aliqua forte gravia aut impossibilia iniuiiguntur, suscipiat quidem íubei:- tis imperium cum orroni mansuetudine et oboedientia. Quod si onwiino virium sua- rum mensuram viderit pondus oncris excederé, impossibilitatis suae causas ei qui si- bi praeest patienter et oportune suggerat, non superbiendo aut resistendb vel contra- dicendo. Quod si post suggestionem suam in sua sententia prioris imperium perdura - verit. sciat iunior ita sibi expediré, et ex caritate confidens de adiutorio Dei oboe- diat". Edit. B. I.inderbauer, O. S. R. (Florilegium patristicum XVII, Bonnae 1928). I». 7* "3- s "...como en Mauro, discípulo de S. Benito, que entrando en el agua por man- dato de su Superior, no se hundía en ella". S. Ignacio. Carta de la obediencia, MHS1. /;;n»ií., Eptst.. IV. 679: Cf. S. Gregorio M. Lib. 2 Dialog. {Vita S. Bcndicti) 4 c. 7; MI. 66, 146. " Kl abad Juan. Cf. Joannes Cassianus, De institutis eoenobiorum . lib. 4. c. 24; 1 SEL: 17, bjt. 64; ML 40, 183. lu Vitae Patruvi lib. 3, n. 2-; ML -3, 756. i 7 6 PI.ÁTl C'A I) ÉC I M A S ÉPTI M A [16] Y así es facíllima cosa que un inferior camine bien, no procurando más que hacer lo que le mandan ; y diíicíllima que un superior cumpla bien con su cargo, si no le ayuda la gracia y favor divino y oración y comunicación con Dios para poder bien mandar y encaminar a los suyos; y esto especialmente los que dependen de menos : y máxime del General pues es solo y único superior. [17] Y así algunas veces que yo dejé de ser superior sen- tía que dejaba una gran carga. Y nuestro Padre Ignacio por esta causa en el año de 50 renunció [Fol 73*] el cargo en la Com- pañía, y yo tengo la copia de la carta "; pero después lo confir- maron 12 . [18] Y de aquí nace que es arrogancia grande que uno desee de tener cargo; y esto dió causa a que se procurase tanto evitar la ambición entre nosotros. [19] Los superiores pues atiendan en sí [sic] y procuren ayudarse mucho con la gracia para poder cumplir con su oficio procediendo suaviter y fortiter en la ejecución y consecución del fin, atendiendo a las circunstancias, y regulándose en todo con el espíritu y razón. Porque unas cosas sirven en uno, y otras en otros; y piense que pues es tan grande la obediencia que le tie- nen y le procuran tener, debe también corresponder con ella, sirviendo a Cristo N. Señor, en cuyo lugar está. [20] Los superiores a que debemos obedecer son los decla- rados en casa por tales, y esto sin diferencia, obedeciendo a cada uno como al General y a Cristo N. Señor: y aun ha de ser a los que están en los oficios por principales, como al coquo I3 . Que Dios nos dará con que aquí hagamos lo que en Roma (puesto que [aunque | ahora ande la cosa en negros) que haya un buen hombre en tal cargo, como allá es Baptista ' 4 , para que aproveche a los que le ponen debajo de su obediencia. " Cf. N, II, 4. 5; MHSI, ípnat., Epist., III, 303. 304. El original de la renuncia (30 de Enero 1551) allí mismo. '- Todos, menos el P. Oviedo, "qui magna simplicitatc animi dixit sibi videri aptum non esse ad munus Gencralis gerendum P. Igitatiutn, nam sanctus, inquit, homo dicebat se non aptum esse: id ipsum eredere, etc." N, II, 4. 5. ■3 Cf. Examen c. 4, 11. 29; Constit. p. 3, c. 1, n. 24. u Juan Bautista Anzola, cocinero en la casa de Roma, cuya mano quemada se le curó por las oraciones de S. Ignacio. MHSI, Scripta de S. lynatio II, 476. 589. De él habla con loor Luis González en su Memorial n. 106; MHSI, Fontes narrat. 1, 588. MODOS nfc MANDAR 1/7 | 2 1 J Y débese observar y cumplir perfectamente lo que el inmediato superior dijere; y si otro [superior] tiene dicho el con- trario, podreisle decir lo que os tienen ordenado. Y si aún man- da lo contrario, debéis obedecer pensando que él tiene recaudo para lo poder hacer; puesto que [aunque] queda copia [facul- tad] de decir después al superior, que os tenía mandado otra co- sa, lo que habéis hecho y por qué. [22] [Fol. 74 r \ Las maneras de mandar en nuestras obe- diencias son. o in nomine Jesit Chñsti, o en virtud de obediencia, o diciendo mando esto o estotro. Las dos maneras primeras no se usan, y ellas solas obligan a pecado; puédense usar en caso que uno no quiere por bien hacer lo que le mandan y se hace contu- maz, teniendo esperanza que se moverá ; porque para retraerlo le pueden así mandar y obligarlo a pecado. Y pienso que una so- la vez lo usé, mandando a uno en virtud de obediencia, que no hiciese cierta peregrinación descalzo y con otras cosas, que eran pura ilusión, con las cuales él estaba puesto a la hacer; y mucho aprovechó con la gracia del Señor. I23I La tercera manera no se usa, pareciendo cosa de im- perio. La otra manera y común y suave diciendo simpliciter : "Haced esto, haced esto, Padre o Hermano" ' 5 ; y aun añadiendo- alguna otra palabra de suavidad "', como también se puede aña- dir alguna de eficacia según las circunstancias. [24] Y los superiores deben procurar de declarar bien su voluntad; y los súbditos ejecutarla, si la entienden aunque sea por señas ,? , y esto con perfección y de veras, como está en nues- tras Constituciones. Y cuando de ninguna manera consta de la voluntad del su- perior, como cuando el Rector se ve sin entender lo que querría ei Provincial ; o cuaquier otro subdito, que no sabe lo que le or- denaría que hiciese, debe procurar de buscar por coniecturas lo que el superior diría, pidiéndolo a Dios, y deseando de acertar con lo [Fol. 74 v ] que él le diría. Y así quiere el Señor que se acierte, de manera que se experimenta que entrambos se confoi- *s Cf. Examen c. 4, n. 30. 16 Cf. Examen c. 4, n. 30, D; MHSI, Constit. 1, ¡g¿ , n. 13. '7 "...aunque no se viese sino la señal de la voluntad del superior sin expreso mandamiento." Constit. p. 6, c. r, n. 1. 12 178 PLÁTICA DÉCIMASÉPT1MA man con el deseo que se tiem- de seguir la voluntad del superior, aunque por coniecturas. [25] Lo que aún queda de advertir, para que todos crezca- mos en esta santa virtud de obediencia, es considerar lo mucho que estamos obligados al Señor por el grande amor con que nos llamó y nos dió la gracia desta religión, y nos hizo tantas mise- ricordias sin mérito ninguno de nuestra parte, antes lo contrario estando con pecados y ofensas cometidas contra su divina Ma- jestad; y con esto nos encendamos a le amar afectuosamente ha- ciendo actos de verdadera caridad que subiecten la voluntad a le servir con suavidad en todo lo que le dijeren que el Señor quiere, como es todo lo que le mandan los superiores, pues están por mi- nistros e intérpretes de su santísima voluntad. Y de aquí nazca que nuestro entendimiento, atado y forzado de la voluntad, se cie- gue de la ceguedad (pie cumple acerca del propio parecer y jui- cio, y consiga la verdadera luz y claridad para, sin tinieblas ni cosa que le impida, poder unirse con Dios siguiéndole en todo, fortificándose en él. para mejor ejecutar todo lo que le mandaren de su parte. Trabajemos pues todos por nos actuar bien en esta tan gran virtud de la caridad, porque en la obediencia (como es dicho) y en todas las otras virtudes con gran aumento crezcamos a ma- yor gloria del Señor. [Folio en blanco; a continuación Fo¡. ~f] [Fol. 75 '} Décima octava exhortatio [Sumario: i. Consuelo recibido por el Visitador en la visita del colegio. — 2. Comien- za a tratar de la oración. Actos de la oración que están en nuestra mano y otios que no lo están. — 3-5. La oración como elevación de mente y petición. — 6-9. De- be juntarse con la acción de gracias y la obsecración. — 10-16. Modos de ele- var la mente al Señor y preparar la oración. — 17. De la contemplación. — 18- 20. 0*ras preparaciones y disposiciones para la oración, tomadas de los Ejer- cicios. — 21. Exhortación a la oración]. [1] Habernos hoy con la divina gracia de comenzar la ha- blar] de la oración, y antes diré una palabra por significar la consolación que el Señor aquí me ha dado, que ya algunas veces he querido decir ; y es que aquí me ha Dios N. Señor tan consola- do, que en ninguna otra parte lo ha hecho más con ver el deseo de iodos en el aprovechar y señalarse en el se». vicio de Dios N. Señor; que bien se muestra que fué aquí el principio de la Compañía por estas partes, y de donde procedieron las cosas de la India Y pues el Señor con tanta eficacia aquí ha dado tanto aumento, así espero que lo proseguirá, y especialmente agora con esta renovación. Por tanto, como quien no ha hecho nada a , de- bemos continuar el fervor y devoción, porque no tornemos atrás, para lo cual ayudarán los principios que suelo dar al cabo de las confesiones 2 y quizá en lo de la oración se tratarán. [2] Tornando pues a lo que queremos tratar, que es de la 8 Ms. nadie. 1 Sobre la fundación de este importantísimo colegio portugués, de donde salieron tan fervorosos operarios para la India, cf. F. Rodrigues, Historia da Companhia de Jesús na Assistencia de Portugal I, vol. i.°, 302-327. 2 Entre las Instructiones de Nadal puede leerse el párrafo "Post confessionein generalem proderit in sequentibus meditari" ; N, IV, 470. 471. i8o PLÁTICA DÉCIMAOCTAVA oración, advertid que en dos maneras se puede tratar della s : o de lo que está en nos [otros] mismos, que son los actos que poda- mos hacer; o de !o que no está en nos, que son los concursos es- peciales y influencias que el Señor comunica en tales actos. Ver- bi gratia, dícenos el superior : rezad el rosario o los salmos, y lo mismo si lo dice el confesor o la Iglesia ; debérnoslo de hacer y y puédennos a ello obligar, porque éstos son actos de oración los cuales están en nos. Pero que esto sea con lágrimas, con gustos, no lo mandan ; y la causa es que no está esto en nuestra potestad. Es verdad que debemos humillarnos para que lo vengamos a te- ner, sin desmayar todavía, aunque tengamos sólo [Fol. 75"] los actos sin el afecto extraordinario o cosas que con especial privi- legio se coniungen [juntan] con la oración a Dios; porque sin ellas aún es oración. [3] La oración, como dicen los Doctores 4 , es de dos mane- ras : una es la elevación del entendimiento a Dios, de nos tratan- do con la mente en El, dirigiéndose a El, tratando sus verdades; y esto es un ascenso continuo adelante y a[de]más estar pensan- do y subiendo a El. Y cuando esto se alcanza ha de ser juntamen- te petición, que es la otra parte de que luego trataremos. De ma- nera que el ascenso de la mente es la elevación, con tanto que no se ponga término en el subir, pues que Dios es infinito; y con es- to se sufre que el que lo hace esté quieto con el Señor, aunque siempre anhelando a El y deseando de conocerle más y unirse más con su divina Bondad. [4] Hay otra manera de oración, que es petición. Lo cual declaró Cristo N. Señor cuando le preguntaron la manera de orar y El la enseñó significando que lo debíamos hacer todos. Dijo pues el Señor que se ha de hacer la oración diciendo: Pa- ter noster, qui es in coelis, etc. 5 , en lo cual daba a entender lo primero que habernos dicho, que es la elevación de la mente y la contemplación subiendo al Padre eterno en el cielo, poniéndonos delante su divino acatamiento. Ajunta [junta] después la peti- ción diciendo: sanctificetttr nomen tumn, etc., en lo que,^e inclu- 3 Muchos de los pensamientos sobre la oración que aquí en esta plática y en la siguiente encontraremos, corren paralelamente con los de la plática 14 de Alcalá en 1561, una de cuyas copias puede verse en el mismo códice de donde tomamos estas de Coim- bra: Bibliot. nac. Madrid, ms. 6336, fol. 94r.-ioov. Véase la Introducción p. 31. 4 S. Joan. Damascf.nus, De fide orthodoxa, lib. 3, c. 24; MG 94, 1089. S. Thomas . 2. 2, q. 83, a. i„ in corp. : 3, q. 21 , a. 1 , in corp. . ad 3: a. 2, in corp . 5 Mt, 6, 9. LA ORACIÓN 181 ven las peticiones; y ansí significa que la oración no sólo consis- te en la elevación a Dios, sino que también con ella se le deben demandar las cosas que nos importan. [5] Es verdad que debemos procurar tener primero la pri- mera parte, subiendo al Señor, y esto con las potencias que en nos hay aplicándolas \Fol. /6 r ] con la lección y con la meditación, de manera que nos hagamos presentes a El, pues lo podemos ha- cer dentro de nos teniendo su imagen en nuestra alma y poten- cias, la cual nos pondrá con El, no cesando hasta le hallar, que es infinito y que solo puede saciarnos. [6] Pero, puesto que [aunque J esto haya, todavía debe juntarse con petición : y ésta, para que mayor sea, débese coniun- gir [juntar] con la gratitud, dando gracias al Señor por tantos beneficios recibidos, los cuales parece en la verdad que no los co- nocemos pues que con tanta ingratitud le [cor] respondemos. De manera que no se debe pedir sin aplicar la humillación dicién- doflo] y sintiéndolo así, que lo que pedimos no lo merecimos, mas que todo es suyo, dándole por lo recibido antes y por todo gracias. Y con esta vestidura de la gratitud debemos vestir la pe- tición, y la otra vestidura sea poner los medios por los cuales quiere el Señor que le pidan ''. [7] Uno pues de los medios por los cuales el Señor quiere hacer todo lo que hace es por su bondad y misericordia infinita y propter scmctipsum. Esto lo hizo encarnar, conversar con pe- cadores, morir por ellos; y por esto Daniel decía: propter teme- iipsum inclina Deiis meus 7 . De Dios y su bondad nacen todos los beneficios que nos ha hecho, y ella es la que nos comunica sus tesoros. [8] Otro medio es Cristo, único Hijo de Dios, de cuins ple- nitudxne onmes accepimus 8 : y ansí pidiendo a Dios por Cristo, por su pasión, por su muerte y por todos sus misterios, es ía gran [de] y única obsecración como por mérito y medio de don- de toman ser todos los otros méritos y medios b . b Al margen: y ansí pidiendo. nwdws. 6 Aquí están ya indicadas las partes de la oración que Nadal considera siguien- do a San Pablo (Phi3. 4, 6; 1 Tim. 2, 1) : petición, acción de gracias, obsecración. De ellas habla también Santo Tomás en 2. 2. q. 83, a. 17, etc. 7 Cf. Dan. 9, 18. 19. 8 Jo. 1, 16. r8 2 PLÁTICA DÉCIMAOCTAVA \q] Para alcanzar la petición es también buen medio la in- tercesión de los santos y los méritos de la Iglesia y todo lo demás por que Dios suele dar lo que le piden, para que con esto se vistan nuestras peticiones y Dios N. Señor se \Fol. /ó*] digne conce- der lo que pedimos. fio] Vengamos pues en particular a los actos de la ora- ción de que hablamos y que están en nuestra mano. Y primero de la elevación. Y lo común della para se hacer bien es que cada uno debe considerar lo que quiere orar; verbi gratia, si quiera elevarse al Padre eterno, lo debe hacer de una manera; si a Cris- to, de otra ; y si como a Juez, de otra ; y si de la Encarnación ct unionc Verbi divini cuín humanitate, de otra. De manera que conforme a la cosa es, que se ha de contemplar, debe variarse el modo de la elevación. fu] Uno, pues, que quiere elevarse al Señor como que es bondad infinita, debe considerar las misericordias de creación, la bondad de las creaturas que son efectos de su bondad; debe con- siderar el sumo beneficio de la Redención del mundo, y todo esto por su bondad ; y así poco a poco vendrá a sí mismo, en particu- lar considerando los beneficios que me terná ftendrá] hecho y me hace continuamente, y a los otros; los cuales demuestran su infinita bondad y benignidad inmensa. Y de aquí conociendo ya su bondad, elevándose y coniungíndose [juntándose] con ella, lle- gue a le pedir. Y como esto es en mano de cualquiera, todos pue- den tener esta oración. [12] Y de la misma manera, si uno quiere contemplar la Providencia de Dios debe considerar la orden de las criaturas, ele los cielos con sus estrellas y de todo lo de abajo, porque de aqui vendrá a entender que hay un Señor y Monarca de quien todo procede, que rige los reyes c y señores, los ángeles, los profetas": que es el solo de quien todo depende como de universal superior y actor y provisor de todas las cosas y que en El está el ser inde- pendiente \FoI. jf*\ y infinito; y. por su comunicación, en todas las criaturas. i 1 3 1 Y estando en esto elevado d , debe luego conseguir [se- guir] la petición, suplicando le encamine y le rija, y a sus supc- 0 Ms. reís. d Ms. enllciado. LA ORACIÓN 183 riores y la Iglesia: con poner simul la gratitud por la mercedes que le hace tan continuas. [14] Y de la misma manera, si quiere también hallar algu- na consolación porque anda afligido, atribulado y con trabajo, debe buscar el paso en que Cristo N. Señor no la tenía y en que parecía estar más desfavorecido del Padre Eterno, que fué en la Pasión al tiempo de la oración, meditando mucho en esto por- que elevándose mucho aquí y pidiéndole ayuda por el trabajo que allí tenía, vendrá a tener la verdadera consolación; y será princi- pio della el mirar con los ojos espirituales que el Señor estaba allí sin ella con tanta angustia y aflicción. [15] También si uno quiere consolarse y alegrarse con ei Señor, meditará la Resurrección considerando su glorioso cuer- po, etc.. que cada uno podrá pensar. Y esto sirva de ejemplos de •o que tenemos dicho. [16] Mas tornemos más particularmente a decir de la pre- paración que decíamos se había de usar para hacer la oración 7 elevación de mente. Esta se hace por oración preparatoria, lec- ción y meditación. Y esta meditación es del modo que habernos dicho, o procediendo por las criaturas al modo que >e puede al- canzar ñor actos de nuestro entendimiento, con esto llegar a Dios; o por negación de todas ellas atribuyendo a Dios * que no es na- da de aquello y que es más de todo lo que se conoce y ve y se en- tiende. \ con esta negación dándole la suma perfección venir ha en su conocimiento Q . [17] La contemplación es ya cuando todo se mira junco por \Fol. jf\ lo que ha precedido ''. Y de la manera que el que ve una imagen de lejos, tanto se llega a ella hasta que toda y pei- tectamente la ve: así viendo por la meditación, jxdco a poco se va alcanzando lo que se pretende. Dícese contemplación cuando per- fectamente alcanza todo, al modo que se puede alcanzar por ac- tos de nuestro entendimiento. Esta contemplación, aunque es ac- to del entendimiento, todavía así debe ser suya que la voluntad rt Al margen: o fo> negación .. Dios. Ms. procedido. 0 Son la» tres maneras de llegar al conocimiento de las cosas divinas, que, co- mo es sabido, los teólogos llaman lia de causalidad o afirmación, lia de negación o remoción, y zi a de eminencia, las cuales se encuentran va señalarías en el Pseudo Uiojnsro. De imñu nominil66-67o; M Xicolau, El P. Jerónimo Na- dal y los Ejercicios espirituales ele S. ¡«nació. Estudios Eclesiásticos 16 (1942) 123. 124. '8 Coustit. p. 4, c. 4, n. 3. „ ■ o El mismo pensamiento en la* Pláticas de ¡55-1 •'" España, ms. Archiv. i>. i. Román., Instit. 98, fol. 13IV; y en Orden de oración. Instrucción que dió el P. Na- dal la primera ves qitc visitó España : N, IV. 671; 672. Décima nona exhortaíio | Sumario: i. Prosigue sobre la oración. — 2-5. Los actos de caridad, alabanco y ha- blar con Dios en la oración. — 6. De la devoción. — 7. La oración a Nuestra Se- ñora y a los santos. — 8- 10. Oración mental y vocal. — 11- 12. Oración pública y par- ticular. — 13-18. Oración ordinaria y extraordinaria. Extasis y rapto. — 19-21. No hay que procurar estas cosas. — 22-26. Práctica de la oración. Finalidad y modo práctico de hacer la oración. — 27-28. Lar tres vías, purgativa, iluminati- va y unitiva. — 29. La actitud amplia y discreta del director. — 30-34. Materia y modos de oración. — 35-39. Maneras de tener entrada en la oración.] [1] [Fol. 7eranza [Fol. 82 v ] en Dios, que es nuestia áncora. Y [ade]más, considerando en El que es suma bondad, se haga otro acto de caridad. Porque éstos guían todo; toda la per- fección de aquí procede; y princinalmente y únicamente de la ca- ridad [24] Los otros dos actos son ya humanos, y son de humil- dad y simplicidad. El uno y el otro sirven a la voluntad y enten- dimiento, pensando que somos un niño o una vieja. [25] Y, hechos estos actos, debemos entrar en la oración preparatoria, y considerando lo que ha de tratar y los lugares [26] Atendamos a las personas y lo demás 23 , abnegando todo lo que en nos hay de voluntad y discurso y de fuerzas; por- que a esto se consigue la ayuda y favor divino al cual, invocado y presupuesto, sigamos y con él cooperemos. Y así todo lo que se hace en el Señor, no teniendo entendimiento de acá para allá; sino como que vemos a Cristo y lo que hace, y cómo habla a los apóstoles 24 . Si la meditación es de El, llegamos a entender cosas suyas, perfecciones y grandezas que hay en El y efecto [sic] de nuestra salud. De la misma manera en lo demás en qué meditar. [27] Y para que la meditación vaya bien y uno esté pronto *' Cf. S. Thomas, 2. 2, q. 184, a. i ; Suárez. De slatu religioso I, lib. i, c. 3. (Opera, edic. Vives, t. 15, 14. 15). 22 Exerc. n. 46, 47, 101-103, etc. »3 Exerc. n. 106-109, etc. a 4 Exerc. n. 114, etc. 13 194 PLÁTICA DÉCIMANONA liara poder discurrir, es necesario [seguir] una vía, que es de la penitencia íS , que llaman purgativa, a diferencia de otras dos que ponen, seiliect, unitiva y iluminativa Y ansí en la Compañía, para ésta no nos faltar a la meditación, hay continua penitencia, y luego al entrar en ella, pero con prudencia " ; . haciendo ejerci- cios y confesiones ^enerale.^ y particulares tantas veces s8 ; y paia esto exámenes cada día "'" ; que todo es penitencia, cuya erada ayuda a extirpar malos hábitos y aumentar el espíritu y la ver- dadera contrición. Y principalmente se conlorta [Fol. Sf] y aumenta en la confesión. Y así por esta parte tenemos vía para ia oración. [28] Tenemos también la iluminativa y unitiva en la ora- ción y recogimiento cotidiano; a que nos da fuerza comunican- do f comulgando | cada semana el cibo celestial de[l] Santísimo Sacramento, y los sacerdotes cada día diciendo misa 30 ; y por tanto dellos se presupone que sean más contemplativos. De ma- nera que no faltan a los nuestros estas vías para poder f entrar bien y se ayudar ' para la meditación, y con ella pasar bien en ia oración. [29 1 Es [emi]pero de advertir que uno puede proceder de otra manera acerca de la oración, no observando los actos jy de- más que habernos dicho, según que el Señor le enseñare. Y ansí, cuando uno se aumenta y ayuda por otra vía, y se hace más obe- diente y más se aplica a ayudar las ánimas y a cumplir con nues- tro instituto; el confesor que tendrá superintendencia en la ora- ción de los cpie confesare, no le quite del lo 31 : porque nosotros só- lo somos cooperatores Dei 32 y no debemos de prescribir a Dios f Ms. poderen. c Ms. anudare». 2 5 Cf. Excrc. n, 82; M. NlCOLAU, El P. Jerónimo Nadal v los Ejercicio* espiri- tuales de S. Ignacio, Estudios Eclesiásticos 16 (1942) 127, 128. *<¡ Como es sabido, estas tres vías son como grados de oración y aun grados Constit. p. 3. c. 1, n. 11 ; p. 4, c. 4, n . 3. 4. 30 Examen c. 4. n. 25; Constit. p. 3, c. i, n. II; p. 4, c. 4, n. 3 ; p. 6, c . 3 , n . 2. Cf. De consuetudinibus Societatis unWersaUs; "Ut singulis diebus celebrent omnes sacerdotes, etiamsi ex constitutione non videantur obligari": N. IV, 622. 3' Cf. Nadal. In Examen annotatioues; N, IV, 652. 3 2 Cf. I Cor. 3, 9. PRACTICA DE LA ORACIÓN »95 manera para ayudar a los que El quiere llevar con su gracia y favor. Porque es verdad que hay algunos que sin hacer tantos actos como habernos dicho se consuelan con el Señor, y van cre- ciendo mucho en las virtudes, y otros que guía el Señor segfún su divina voluntad y gracia. [30] Las cosas que se meditan en la Compañía por nues- tros ejercicios, ultra de aquello " que toca a pecados y hacer pe- nitencia dellos, es de la vida de Cristo y de los mandamientos [Foi Sf], de los dones del Espíritu Santo y de todas las cosas de la doctrina cristiana [31] Hay también un meditar cada palabra por sí 34 , como en el Patcr nostcr, considerando en el Patcr cómo es Padre eter- no de Cristo N. Señor, y en El universal por adopción. En noster que todos somos hermanos en Cristo e hijos de Dios. En qui con- siderar las santísimas Personas y cómo son uno y solo Dios. En es atender a su esencia infinita y virtud infinita y bondad infinita de Dios, etc. Estas y otras consideraciones terna [tendrá] cada nno con la gracia del Señor 3S . [32] Hay otra manera, no aún de palabra a palabra, sino de dos en dos. o más, considerando algo en Patcr noster; des- pués en qui es ni coclis; según la conexión de las palabras. Í33I Pónese también que diciendo una palabra, verbi gra- tia Patcr, nos detengamos algún tanto con el entendimien lo diciendo Patcr, y callamos un poco. Y después noster, y ca- llamos 3Ó . 134] Y a esto es bueno enseñarnos, porque yo sé que apro- vecha [para] hacer oración con atención y devoción; lo que con- tinuando con dificilidad se hace. [35] Acerca del modo de entrar en la oración, advertid que uno que es muy bueno, mas es de gracia especial, [es] con todas ¡as cosas hallar luego a Dios y pensar luego en El. Y así lo tenia h Ms. dello. 33 Nadal, Instmctioues, Argumenta solitae meditationis poterunt esse quae se- quuntur; N, IV, 576-578. 34 Cf. 2. 0 modo de orar, Exerc. n. 249-257. 35 Cf. Nadal, Instructiones, De oratione dominica pecufliariter pro nobis; N, IV, 582-584. 36 Cf. Tercer modo de orar, Exerc. n. 258. ig6 PLÁTICA DÉCIMANONA nuestro Padre Ignacio 37 . como él me dijo, y espero que todos con la divina gracia ternán [tendrán] esto, si se animan y ejerci- tan 3? ; pero quien no lo tiene, acuérdese de la consolación que ya tuvo, y así reliquias cogitationum 30 assumat . y pegue dellas, con humildad y simplicidad, uniendo siempre una cosa con la otra, y con esto entre; que el Señor le ayudará. [36] Es también [Fol. 84*] para entrar buena manera ar dar por el relativo qui, diciendo a Dios que me ha criado, el que me manda creer la fe católica y Iglesia Romana, el que niegan los infieles, el que me ha salvado, el que me ha hecho religioso: yo io quiero amar y seguir. Y por esta vía vendré en conocimiento de El, discurriendo de un atributo en otro, y con este conocimiento podré entrar con El. [37] Es otra manera atender a las criaturas y considerar sus perfecciones, y por ellas, venir a Dios que se las dió; y prin- cipalmente considerando la suma criatura que es la Anima de Cristo y Humanidad Santísima, que El hizo, y llegar aún al Pa- raíso y considerar lo que allá ha, la suma beatitud, etc., que esto nos llevará a Dios. [38 1 Y a veces también entrar con el pensamiento al pur- gatorio y pensar quién [es] allí se purgan y la disposición dellos, etc. Y al infierno, y mirar los juicios que allí hacen, viendo tan- tos que allí están, infieles y herejes, y muchos otros que en ei mundo fueron tenidos en tanto; y que [Dios] permite que nos- otros seamos aún en el mundo para nos poder salvar. Y con es- to el Señor nos guiará a sí, y vendremos a conocerle y poder en- trar con El. [39] Sea también una buena manera para esto, que piense- cada uno que no vale para nada y se tenga por una bestia que de sí no puede cosa alguna, ni sabe qué manera podrá tener pa- 37 Cf. Acta P. Ignatii c. II, n. 99; Memorial 11 175: MHSI, Fontcs narrat. 1, 504. 505. 635. Nadal, Patrum dicta aliquot : N. IV, 64S; fu Examen amiotationes : N, IV, 651. 38 "...hanc vero gratiam [contemplationis Ignatii] ac lucem animae suae, quo- ciam quasi splendore vultus, claritate ac ccrtitudine actionum suarum in Christo ex- plican vidimus, magna nostra orrunium admiratione, et magna cordis nostri consolatio- ne, et quasi derivatum in nos nescio quid illius gratiae sensinrus. Quod igitur pn- vilegium Patri Ignatio factum intelligimus, idem toti Societati concessum esse credi- mus, et gratiam orationis illius et contemplationis in Societate ómnibus nobis paratam esse confidimus, eamque cum vocatione nostra coniunctam esse confitemur... ". Nadal, In Examen annotationes: N ,IV, 651. 652. 39 Cf. Ps. 75, 11. PRÁCTICA DE LA ORAdÓN 197 ra llegar a El ; porque el Señor, puesto tal fundamento en el que le quiere tratar, luego se le comunica. Y desto en Sicilia hubo un ejemplo claro \ de un hermano que no sabía cosa, y servía de traer agua a casa; viniendo a mí a que le dijese cómo habia de orar, yo le dije que se pusiese delante del Señor, y le dijese que na una bestia, nada, y que no sabía hacer oración, que le mos- trase de hacer oración; [Fol. 84"] y parece que lo hizo así, y qui- so el Señor ayudarle y favorecerle tanto que fué cosa de espan- to 40 ; y una vez, mandándole predicar, dijo maravillas. Trabaje- mos pues de reconocer en nos que no tenemos saber ni valemos de nos para cosa alguna, y con esto nos pongamos en la oración, que el Señor nos ayudará y creceremos a mayor gloria de su di- vina Majestad. • Ms. erar o; raro? 40 Cf . Nadal, De la oración especialmente para ¡os de la Compañía \ N, IV, 679. 680. Vigésima exhortatio [Sumario: 1-2. Cae en el colegio una pared. Aprovecharse de lo que pasa en el mun- do para la oración. — 3-5. Lo que ayuda para la oración: Insistir, sobre todo los débiles, más en los afectos que en los discursos. — 6. Entrega del corazón a üws. particularmente en la misa. — 7-8. La práctica de la presencia d¿ Dios. — 9-17. La perfección en las obras ordinarias y comunes del día. — 18-2T. Del uso de ¡a corrección fraterna en la Compañía. — 22-26. Del despedir de la Compañía. — 27- 35. De la libertad de espíritu y del medio de la mortificación para alcanzarla. En qué cosas se debe uno mortificar. — 36. Del proceder en verdad.] [ 1 ] No viene fuera de propósito hablar de! caso que agro- ¡a ha acaecido, de la caída de la pared, con lo de la oración; por que una de las cosas de que podemos hacer [uso] primero para entrar en la oración es lo que pasa en el mundo. Porque, verbi gratia, si queremos contemplar en la pura y verdadera verdad que hay en el Señor y en el servicio suyo, podémonos aprovechar de las falsedades que hay por el mundo. Y de la misma manera en las otras consideraciones, como de la Providencia del Señoi, considerando cómo me sustenta y gobierna y cómo el sol y la lu- na me sirven por orden suya, vengo a conocer que el Señor es el que me provee y conserva. Así también si tenemos necesidad al- guna, como a veces acontece, no es por otra cosa sino para que conozcamos a Dios y que El es el que ha de dar la ayuda; y cuan- do las cosas de fuera no pueden ayudar, es uno como compelido de venir a conocerlo; y etiam de infieles y malos dice la Escritu- ra que por esta vía vinieron en conocimiento del Señor '. [2] Esto pues agora, que ha acaecido, nos debe mucho atraer y elevar al Señor, mirando que dentro de tan poco espacio cayó una pared estando doscientas personas en esta c;>sa, sin ha- cer mal a ninguno, or|Frt/. «?5']denando el Señor que fuese a Cf. Eccli. 36. 2 sg. ; 2 Mac. 3, 34 sg. ; etc, AUXILIOS PARA LA ORACION IQO tiempo que no pasaban por [de] bajo ni estaba ninguno en ella. Y por esto debemos darle gracias y desto que ha acaecido tomar ocasión de alabarle, pues que sin mérito nuestro lo ha El por su bondad y gracia hecho; y sirva esto de avisarnos para crecer en su santo servicio. [3] Lo que queda ahora en esta plática, que pienso será ta última que haremos, es decir dos o tres cosas que me quedan en la oración, y después de otras algunas que pueden tener dificul- tad, como del despedir que usa la Compañía, y del uso de la regia del descubrir, y de los síndicos, y de libertóte spiritus, de morii- jicatione ct irrítate. [4] Cuanto a lo " primero, si queremos aprovecharnos en la oración, hemos de ejercitarnos en esto que aprovechó ya a mu- chos, y que es no t rabajar tanto en hacer actos del entendimien- to, sino darse a los actos de voluntad y afecto, v esto con suavi- dad, que ayudará a todos y spcciciliter [a] aquéllos que [Fol. 85"] son débiles de la cabeza o por otra enfermedad no pueden mu- cho darse a la meditación J . Y primero que declare cómo se debe esta suavidad tener es de advertir que la meditación o contempla- ción es un acto del entendimiento y que viene a debilitar la cabeza y las potencias, porque el entendimiento no puede obrar, como sa- ben los filósofos, sin ayuda de los sentidos exteriores y interiores. Y por esto, puesto que [aunque] al tiempo de la oración no se entiende, todavía debilita [a] una persona la meditación o con- templación desta manera que la ordenarían [que (es) la ordina- ria?]. Y lo mismo también acontece si es extraordinaria, como cuando el Señor da un rapto o éxtasis, porque esto impide los sentidos y los debilita. [5] Por tanto, porque no venga uno a enflaquecerse y no poder meditar por mucho tiempo, por un poco que lo hace al pre- sente, puesto que | aunque] esto sea obra de entendimiento, de- be trabajar [por] discurrir poco y hacer pocos actos del enten- dimiento y muchos de la voluntad, deteniéndose en un poco que considerará o de la Santísima Trinidad, o de la Pasión de Cris- to, poniendo los ojos en El puesto en la Cruz o columna; que es- 0 Ms. al. 2 "Hi. qui infirmo bunt capite. non est laborandum meditatione. :>ed affectti agen- dum cum simplici obiecto' - . Nadal. Oratioiiis ohservationes : N". IV. 683. 200 PLÁTICA VIGÉSIMA to le moverá luego a compasión, y así .se quede actuando la volun- tad y gozándose en ello, o contristándose dello según pida la contemplación. Y esto \Fol. 8ó r ] sirve no sólo a los que no pue- den mucho discurrir, pero aun a todos los que lo pueden hacer, porque para todos es esta regla común acerca del bien orar. [6] Lo segundo que aprovechará para la oración es dar el corazón a Dios N. Señor. Y esto lo puede cada uno hacer muy fácilmente, y en tiempo muy acomodado, que es en la misa, pues cada día la oye, o la dice si es sacerdote; y si no puede decirla, debe oírla, que no menos obligación que los legos tiene para es- to. Así que en este sacrificio incruento y tan alto, do se represen- ta la oblación cruenta de la Cruz, puede y debe dar y sacrificar a Dios su corazón, ut possidcat illud, iuxta illud : possideat Deiis cor nostrum 3 ; El le anime y gobierne, El le aflija o consuele, co- mo quisiere. De manera que su oblación confirme con la oración tan alta de la misa; y ofrezca al Padre eterno a sí y a su volun- tad juntamente con la oblación de su sacratísimo Hijo y haga también lo [Fol. 86 v ] mismo repitiendo los votos que tiene he- chos al Señor, y tornándoselos a repetir y pedir ayuda para cooperar con la gracia que en ellos le tiene comunicada y para seguir el Instituto con lo que tiene prometido ; y esto puede cada uno hacer con un simplici acto de confirmación. [7] Otra cosa que mucho ayuda para bien poder orar, lo que yo veo bien practicado en este colegio, es considerar Dios presente en toda la meditación ; porque es claro que consideran- do su tan alta presencia y acatamiento no se hará cosa que bue- na no sea. Porque quien abre algo los ojos y considera la infinita esencia, virtud, bondad, misericordia y providencia de Dios, su justicia, sus juicios y manifiestos y secretos : con suma causa ha de ser movido a hacer lo que debe en la oración [Fol. 8? r ] y en toda cosa, con atención, devoción, diligencia, in timore et tremo- re coram Deo 4 ; de la manera que uno delante de un rey o de otra persona de calidad no se atreve hacer cosa que no deba. [8] Y esto principalmente servirá si uno considerare esto perfectamente conforme a tres maneras con que Dios está en to- da parte, que son per essentiam, per potcntiam et per praesentiam. 3 Cf. 2 Mac. 1, 3. 4. 4 Cf. Ephes. 6, 5. AUXILIOS PARA LA ORACIÓN 201 Está presente en todas las cosas Dios per essentiam, núes de El depende el ser de todas ellas. Los ángeles y todo lo que hay. ¿en dónde se pueden arrimar sino a El. pues de El reciben lo que tie- nen y no pueden ser sino en El? Y del estar por esencia viene que está también con su potencia, pudiendo deshacer y anihilar todo, como todo lo hizo y lo conserva. Está también con su pre- sencia en toda la criatura, está intimo a toda, a toda, con su in- finita inmensidad, simplicidad y perfección: todo lo ve presentí- simo, todo [Fol. onga luego a la ora- ción ofreciéndose a Dios nuestro Señor y todas sus cosas, y pro- cure actuarse en ella. [12] Y después en la misa procure mucho aprovecharse, |X)rque lo puede hacer, y sumamente, como nuestro Padre lo en- tendió; y por eso dejó de dar más tiempo a la oración viendo que cualquier que tuviese un poco de conocimiento y amor de Dios se podía ayudar mucho en la misa. Y es la razón, porque en ella se hacen sumos misterios, [Fol. 8g r ] se consagra el pan y tran- substancia en el Cuerpo sacratísimo de Jesucristo, y el vino en su Sangre preciosísima; y ésta es una vivísima representación de la Pasión y muerte de Cristo nuestro Señor. Mas juntamente con el Cuer]x> es la Sangre, la ánima y la divinidad; y ansí con la Sangre, es el Cuerpo de Jesucristo y todo lo demás; de modo que debajo de las especies del pan es todo Cristo, y ansí debajo de las especies del vino. Y juntamente con esto se ofrece a Dios Pa- dre Jesucristo y su Pasión en sacrificio santo y incruento: como es la fe católica. Hácese también representación de todos los misterios de Cristo en la misa, y así sumamente aprovecha para adquirir gran eficacia y ayudarse grandemente para pasar ade- lante en la oración y todo servicio de Dios nuestro Señor. [13] Después de la misa se siguen los particulares minisíe- 6 Diego Mirón, valenciano, que el de Diciembre de [551 fue nombrado por S. Ignacio Provmcial de Portugal (MHSI, lynat., Epist. IV, 48. 40). confirmado des- pués en el cargo por el P. Nadal en su visita de i 5 53-i.S54 (X. I.' -'48); más adelan- te tue enviado a la provincia de Aragón. Vuelto de Murcia se encontraba en Coim- f • HtT^T l 3 V ' SÍta de Nacla! en 1561 (N ' *• ^" 8); a,lí fué superintendente del colegio (rs. II. 73) y se le dejó por consultor del nuevo Provincial Gonzalo Vaz (N I. 559)- Posteriormente fué Asistente de! P. General. Cf. Mipra p. 20. - Sobre este Padre, entonces Rector del colegio de Coimbra. v poco después Mi- nistro y predicador de la casa de S. Roque en Lisboa, véase NT. I, 510. 609. 700 LAS ACCIONE? ORDINARIAS rios, verbi gratia, los estudios y otros ministerios. En ellos pro- cure cada uno haberse de la manera que se ha dicho. [14] Viene luego el examen, en el cual no piense ninguno que todo el tiempo se debe gastar con examinar la conciencia, porque en menos se puede hacer lo que basta. Y nuestro Padre en las Constituciones [no] quiso más. sino que se hiciese dos veces en el día 8 , de manera que algo del tiempo de cada cuarto se gas- te también en oración, en que se actúe cada uno cuanto puede en aquel poco. [15] Sigúese luego el comer, para el cual debemos meditai que vamos \Fol. #0''] a comer con el Señor y sus Apóstoles y dis cípulos ". Y para que la devoción se retenga en él, se lee a la me- sa alguna cosa fácil y de edificación. [16] Sigúese la quiete liara que todos se recreen interior y exteriormente con recreaciones honestas y religiosas, sin dispu- tar y sin especulaciones ; ora con uno, ora con otro io . Y como en un campo o jardín uno se va de una en otra flor, así en el re- poso de tantos hermanos que se ajuntan, se puede tomar una y otra flor de ejemplo de virtudes y buenos y santos avisos y con- versaciones, pues lo son cada uno de los hermanos, porque andan con Dios conjuntos. Y de verdad a mí me consuela mucho mi- rarlos con esta consideración. Y desta manera, del yantar [co 1 mer] por la tarde, hasta la hora de dormir; teniendo a la noche más tiempo de examen, como tengo ordenado, porque se podrá mejor hacer: y así se podrá tener en él más oración. [17] Veis, pues, cómo todo va en el espíritu, como quiso Nuestro Padre, y cómo con esto jugando, jugando vamos al cie- lo, procediendo siempre por la vía de nuestro instituto y fin. | 18] Lo que agora se sigue es decir el uso de la regla que manda que descubramos las faltas que sabemos ". No se entien- de, pues, que ande uno a mirar las faltas de uno y otro para lo decir al superior; sino que, si el superior quiere saber de él algo de alguno, que le descubra todo no recurriendo a lo que diría un laico, que deba primero fraternalmente exhortar y avisar al her- 8 Constit. p. 4, c. 4, n. 3. 4. l > Cf. 5.--> regla para ordenarse en el comtr; Exerc. n. 214. 10 Cf. Nadal, Instructiones, In colloquiis fratrum agendum; X, IV, 450-452. " Cf. Examen c. 4, n. 8; regla 10 del Sumario de las Constituciones: fnstit. S. I. III, 4. 204 N PLÁTICA VIGÉSIMA mano 12 ; porque cuanto a esto no se entiende. Porque esto no es denunciación, [Fol. gor descubrirse, pues eso es lo que dice que quiere que se haga, como tenemos en regla ; y si acontece que el síndico se engaña con su simplicidad o celo, no debe ninguno [Fol. go v ] gravarse, porque esto es lo que cada uno debe desear en entrando en la Compañía, por otra regla : que debemos desear oprobios, etc. sin culpa nuestra; y esto todos los que vivimos en la Compañía tantas veces decimos y confirmamos que queremos y deseamos cumplir " 4 . [21] Y por tanto, de cualquier manera que los síndicos ha- gan su oficio y descubran o digan alguna cosa, no debe ninguno perturbarse, pues para una cosa y otra hay regla que debemos observar todos : y piensen que todo va bien ordenado, y que no " Cf. Mt. 18, 15. ■3 Es decir, sindicadores, admonitores, Cotistit. p. 3, c. 1, 11. 16; p. 4,, c. 6, n. 15; c. 10, n. 7; c. 17, n. 7. Cf. MHSI, Constit. II, 162, nota 20; "Nadal, Instructiones : N. IV, 541 ; Luis Gonzalo, Memorial n. 24 : Fontcs nafrat. I, 542. ■4 Examen c. 4. n. 44. 45; Regla 11 del Sumario de las Constituciones: Instit. S . I . III, 4. EL DESPEDIR DE I.A COMPAÑÍA faltan a los Superiores consultores con quien comunicar las co- sas, para que no haya por cualquiera cosa juicio o parecer fuera de razón ; y que si uno no hiciese bien este cargo de sindicar J , sería luego fuera de él ; como también los superiores, si no hicie- sen lo que deben. [22] Lo p otro que habernos de decir es acerca de lo que to- ca al despedir a alguno; y puesto que [aunque] se pueda hacer sin pecado mortal del que se echa, como uno puede echarse si ¿s de tal manera que no quiere dejar de ir adelante con su propósi- to, sin quererse enmendar por penitencias ni avisos de los supe- riores ni quiere cumplir las reglas ; porque al tal luego le echarán, pues no quiere seguir el instituto, aunque no peca mortalmente si no hace contra voto y contra obediencia que le obligue a peca- do : todavía, ninguno se echa que no sea con causa, y cuatro casos hay por los cuales uno se despide ' 5 . El primero cuando no se f [le] puede tener sin pecado y [Pol. Qi r ] ofensa de Dios N. Se- ñor. Segundo, cuando no puede estar sin escándalo, o contra lo que se debe a la Compañía. Tercero, si por quedar en la Compa- ñía se sigue mal o daño del mismo. Cuarto, si quedando se hace contra la caridad del prójimo, como si es casado o esclavo. [23] Pero es de advertir que si uno (lo que no acontecerá) fuese o hiciese alguna de las dichas causas de propósito para que le echasen fuera; si le echan, no queda en la verdad fuera, porque el echarlo sólo es hipótesis, como tambjén las dispensaciones que suele hacer el Papa. Por esto ninguno se engañe ' 6 . [24] Es también de advertir lo que ya teníamos dicho, que si legitime uno de votos simples es echado, no queda obligado a buscar ninguna dispensación para quedar sin ellos, mas solo el superior que le echa le puede libertar dellos. Y esto porque lo quiere así la Iglesia, conforme a nuestro Instituto, como consta de la Bula I? . Al margen : cargo de sindicar. '■ Ms. el. f Ms. se 110. 'S Constit. p. 2, c. 2. 16 Cf. Codex Iuris cemonici c. 40, 84. '7 Julio III, Exposcit debitum: MHSI, Constit. I, 381; Examen c. 6, n. 8, A; Constit. p. 5, c. 4, B; p. 3, c. 4, n. 3. 206 IM.ÁTICA VIGÉSIMA [25] Pero también todas las gracias y prerogativas, coniu potestades de absolver de casos reservados o de censuras, junta- mente se le quitan a la hora que lo echan, para no tenerlas ni po- der usar dellas l8 . Y por tanto el que in sácenlo tenía hecho algún voto o votos, puesto que entrando en la Compañía, si hace los votos della, en ellos conmuta los que tenía ; y si es novicio, la eje- cución de los que tenía fuera se le conmuta en fia] ejecución de los nuestros, para los cuales se anda disponiendo: todavía, des- pués que es echado, queda con las obligaciones que tenía y obli- gado [Pol. 91' ) a los votos con que estaba atado "\ excepto si era de entrar en la Compañía. Porque éste también se le tira [sacaj si le dicen que nunca le recibirán; que, de otra manera, aún le queda obligación a querer y procurar que le reciban. [26] De manera que el que es echado queda del todo fuera, para no gozar de la comunicación y participación de las oracio- nes y otras obras de la Compañía, según la comunicación parti- cular que los della tienen. Y si le han absuelto en ella de algunas censuras que tenía, luego que sale torna a reincidir en ellas "°. Y aún [todavía] puesto que | aunque] esté en la Compañía, pero in dubio, y le dan tiempo para pensar lo que debe hacer: puesto que [aunque] sea ya absuelto de alguna descomunión o alguna otra censura: torna a reincidir en ella a la hora que anda con du- das, aunque del todo no sea salido, antes le den tiempo para de- liberar. [27] Digamos ahora algo de libértate spiritus, que es una de las cosas en que el Señor ha mucho ayudado al P. Ignacio y al Padre General; mas esto se dirá sumariamente por faltar ei tiempo. Libertad de espíritu es una de las virtudes que sumamente im- portan, porque como nuestra vida debe ser en espíritu, de tal ma- nera que vivamos espiritualmente, cumple mucho para tratar es- piritualmente adquirirla, porque sin ella difícilmene podríamos hacer lo que pretendemos en espíritu y alcanzar nuestro fin. ,8 Constit. p. 2, c. 4, n. 2. >9 Codrx Inris canonici c. 1315; Congreg. gener. \, efecret. 132: histit. S. I. II, 185. 20 Esta doctrina y la del siguiente párrafo parecen suponer en la mente de Na- dal circunstancias especiales; por eso, tal como aquí se propone, no puede menos de parecer exagerada. LA LIBERTAD DE ESPÍRITC 20" [28] Y primero que más en particular declare qué cosa sea libertad de espíritu, diré el medio por donde se debe procurar, que es la mortificación, de que también habíamos de tratar. Si uno, pues, quiere adquirir libertad espiritual, su trabajo y diligencia debe ser en se mortificar ; porque cuando en ésta tuviere adquiri- do algo, tendrá también alcanzado \Fo!. 02' | algo de la libertad que decimos. [29] El principio " de la mortificación es pensar todo lo que tiene de mal y procurar de lo quitar de sí, 110 pensando que con sus fuerzas y operaciones podrá algo en esto, sino con el favor y gracia divina, en los méritos de la Pasión de Cristo N. Señor ; por quien somos muertos en Cristo 21 ; muerto también el pecado cuanto de parte de Cristo y debilitados nues- tros vicios y subiecto el demonio para no podernos dañar ni rei- nar el pecado en nosotros 22 ni el demonio, ayudados con su gra- cia. De manera que de la Pasión del Señor y de sus méritos pen- semos que podrá tener vigor nuestra mortificación, y que. de allí podrá tener fuerza, y así lo esperemos. De la Pasión con la Re- surrección nos nacerá también el alevantarnos y caminar in novt- tate vitae ct spiritus 2 \ por gracia, en la esperanza de resurgir con el Señor y ser participantes de sus grandezas y perfecciones en la vida eterna. [30] Y la primera mortificación es de los pecados mortales y graves, y esto por la penitencia y sacramento della. que es un singular remedio para destruirlos. La segunda, de los veniales; l>orque si uno no se cura dellos, ni cura mortificarlos, nec allidit ad petram 24 , son una disposición para los mortales y poco a po- co le llevan a ellos ; y caminando de uno en otro se entibia y en- fría en la gracia, porque qui pauca negUgit, paulatim decidit 2S . Cumple, pues, que no dejemos vivir en nos ninguno dellos y que procuremos mortificarlos; y ya que no será posible matarlos to- dos, pues que habernos de tener ofensas veniales mientras cami- Lect. probable; h primero f 21 Cf. Colos. 3, 3. Cf. Rom. 6, 12. ■ Cf . Rom. 6, 4 ; 7. b. *4 Cf. Ps. 136, 9. j s Eccli. 19, 1. PLÁTICA VIGÉSIMA namos en esta vida Jf \ a lo menos mortifiquemos los principales que ocurren y tengamos guerra con todos. Y el modo de morti- ficarlos es también por la penitencia y por cosas [Fol g2 v ] apro- badas contra aquel pecado, ayudándose de las potencias interio- res contra cualquiera mínima cosa que proceda de algún vicio puesto que [aunque] venial; y esto suaiñtcr in Christo, ne regnit peccatum in corporc vostro, conforme a lo de San Pablo 27 . Y pa- ra esto sirven las vías del examen particular que usamos en ia Compañía, con las líneas y diligente observación 28 . [31] Debe también la mortificación usarse acerca de los há- bitos malos que uno siente en sí y decirse a uno ser mortificado en ellos, cuando en sintiéndose mover de alguno, luego contradi- ce. Como si es inclinado, v. gr., a soberbia, tanto que le viene el espíritu della y la elación o arrogancia, luego le ataja con la con- tradicción del ánimo, voluntad y libre arbitrio de que usa y de la oración con la gracia. [32] Hay también necesidad de mortificación acerca de co- sas accidentarias [incidentales] con que uno se perturba; como si, diciéndole uno una cosa y otro otra, él se enoja y no lo sufre como debe y se mueve a impaciencia; ]>orque ayudándose de la mortificación, vendrá a adquirir facilidad para que esté sobre sí cuando esto le viniere, y le pueda resistir con suavidad, ayudán- dose de los méritos de Cristo N. Señor y de su muerte. Así que el que se tiene por humilde y, como le dicen alguna cosa, se turba y siente claramente que aún está mal domado: acuda a la morti- ficación procurando con ella echar de sí la mala inclinación que le enjineta y no permitir que reine en él. [33] ^ l >ara ayudar a la mortificación de que [Fol. o?' j habernos hablado ayuda grandemente la mortificación de exterio- res penitencias tomadas para esto, y de ejercicios de humildad y vilificación de sí, y todo lo demás que podrá ayudar a este fin. [34] Y no sólo en estas cosas, que son malas, debe cada uno procurar mortificarse, pero etiam en las cosas que son buenas h Al margen : particular. 1 Al margen : que le engineta. 26 Cf. Conciüum Milevit. ; Denzi.mger, Enchir. symbol. n. 106-108; Concilium Trident. sess. 6. a , c. 23 : Denzinger, ibid. n. 833. 3 7 Rom. 6, 12. 38 Ex ere. n. 24-31. LA MORTIFICACIÓN 2Q9 como en servir al Señor por esperanza de algún premio. Porque, puesto que [aunque] sea esto bueno y se deba hacer: todavía, L perfección es no esperar consolación espiritual ni premio algunv, y sólo sufrir los trabajos y peligros, por amor puro de Dios N. Señor y por le contentar y servir ; de manera que nada quieu sino en El y por El 29 . [35] Y mortificándose así uno en todo, y ejercitándose bien en esto, y regulando su amor en todas las criaturas por lo que debe al Señor, no amando a ninguna sino porque El lo quiero: viene a adquirir la libertad del espíritu, que no es otra cosa sino una facilidad en todo, usando de uno y otro medio, o sea oración o otro alguno conforme a la cosa de que se trata ; y de tal manera que sea pronto a escoger lo que será más conveniente y conforme ai servicio del Señor, dejando lo J contrario. Y esto con suavidad grande, sin resabio, disgusto o ansiedades [Pol. pj"]; ora sea tratando con reyes k , príncipes <> otros señores, ora con gente mas baja ; ora en cosas de espíritu y de Dios, ora en cosas de consejo y humanas y que pueden mover la sensualidad <> la voluntad a im- perfección o mal: no habiendo ninguna en la cual, con la supe- rioridad que tiene por la libertad del espíritu, no haga todo b'.en, aplicando los medios que más servirán y con que se dará mayor gloria al Señor, dejando cualquiera otro que no vendrá tan a pro- pósito, teniendo una luz y claridad en el entendimiento para lue- go saber juzgar y discernir entre ellos J ". i Ms. el. k Ms. Reis. 2 9 Esta doctrina, que asienta ser bueno servir a Dios por la esperanza del pre- mio y que se debe así hacer, aunque a veces se prescinda de él, difiere, como se ve„ de ¡as doctrinas del quietismo y semiquietismo, condenadas por la Iglesia. Estas doctrinas excluyen positivamente del estado de perfección el esfuerzo por la perfección pro- pia o el proceder por motivos de esperanza. Véase la proposición 12 de Miguel de Mo- linos, condenada por Inocencio XI: "Qui suum liberum arbitrium Deo donavit, de nul- la iré debet curam habere, nec de infierno, nec de paradiso; nec debet desiderium ha- bere propriac perfectionis, nec virtutum^ nec propriae sanctitatis, nec propriae salu- lis, cuius spem expurgare debet". Denzi.vger, Enchir. synibol. n. 1232. Véanse asi- mismo las proposiciones de Fénelon condenadas por Inocencio XII: "1. Datur ha- bitualis status amoris Dei, qui est caritas pura et sine ulla admixtione motivi pro- prii interesse. Xeque timor poenarum, ñeque desiderium remunerationum habent am- plius in eo partem. Non amatur amplius Deus propter meritum. ñeque propter per- fectionem, ñeque propter felic'tatem in eo amando inveniendam. — 2. In statu vitae contemiplativae sive unitivae amittitur omne motivum interessatum timoris et spei..." Penzinger, Enchir. symbol. n. 1327. 1328... 3° Una descripción del estado de oración y libertad de espíritu en San Ignacio puede leerse en Nadal. Tn Examen annotationes; X, IV, 651. 652. 14 2IO PLATICA VIGESIMA I36] Y desto le nacerá que en todo proceda con verdad, qut era lo último de que habíamos de tratar. Porque, andando en es- ta manera, sus hablas y sus obras serán reguladas con ella; y si las cosas fueren divinas, eclesiásticas, o morales <> naturales, la verdad también en que las tratare será de la misma cualidad; y asi en lo demás. Y todo según nuestro instituto, conforme al hn que pretendemos a mayor gloria de la divina Majestad. ludiré tle mimbres y materias A Adriano Adriani, 148 2 Agustín (San), 55, 81", 190. Aicardo, J. M.. S. I., escritor, 6, 89 6 , 89 IO , 106 ■', 151 14. Alberto Magno (San), 68. Alcalá de Henares, 12, 68; allí estudian Nadal y I.aínez, 2; las pláticas pro- nunciadas por Nadal en aquel co- legio, 5. Alejandro Magno. 134. Mexandre. Doctor de Alcalá, 2. Alvarez Baltasar, S. I., fórmula que tomó de Nadal, 43 8 ; toma también de Nadal tres principios de las ac- ciones, 67 21 . Alvarez de Paz, J.. 7. Alvarez, Gonzalo, S. I.. 20. Amberes, 8. Ambición, cómo se excluye de la Com- pañía, 153. Amor a los superiores, 84. Amor de Dios, 44. Yide caridad. Aníbal. 132. Anticristo, 81. Antonio, Nicolás, escritor, 2, 3. Apóstoles, comparación con los.... 80. Araoz, Provincial de las dos Carti- llas, 11. Archivo de Loyola (Prov. Castel.), 2 ". Archivo S. I. Germ., 69 33, 72 5, 72 6. Archivo S. I. Prov. Tolet, 3 '4, 9 3°. Archivo S. I. Romano, manuscritos mencionados, 930, 1957, 47', 72 S , 81 ' 2 , 9619, 1011*1, 127 'o, 134'°, 154 2 5, 166 4, 185 J 9, 201 s. Archivo Teológico Granadino, revista, 7 2 8, 1957, 48 6 , 76 18 , 104 2 . Archivum Historicum S. I., revista, 5 2I > 20 6z , 67 2 3, 89 6 . Ardévol, Jerónimo, 67. Aristóteles, 133. Arrogancia en los estudios, huirla, 128. Astrain, Antonio, S. I., historiador de la Compañía, 1 5 12 4», 58, 61, 6933, 83 '5. 8316, 109 2 3, 130 1 , 144 2 -t. 150", 150 I2 , 152 l6 . Augusta de Alemania, 70. Averroes, 171. Ayudar a las almas, propio de los pro- fesos y coadjutores, 148; de los esco- lares y novicios obiter, 148. B Balma, Hugo de, 194 26 . Banderas, meditación de dos..., 29. Baptista Anzola, 176. Barcelona, 11; allí comienza a estudiar Ignacio, 67 ; dte allí le envían li- mosnas, 68. Barma, Bautista de, su profesión 61 43. Basilio (San), 55, 115, 116 174. Belarmino, S. Roberto, 7. Benito (San), 55; regla del santo so- bre la obediencia, 175 7. Beraza, B., S. I., escritor, 497, 114 8. Bernardo, coadjutor, 156. Biblioteca nacional de Madrid, 9 3°, 30, 119 l6 , 180 3. Biblioteca Vaticana, 59 33. Bohmer, H., escritor, 3 9. Bolzano. A. de, O. M. Cap., 165 Bora, Catalina de, 74 ,2 . Borja, S. Francisco de, 11, 156; sus trabajos por la aprobación de los Ejercicios, 112 3; indica que Nadal hable en la profesión del P. Bar- ma. 61 43; delibera con Nadal so- bre su viaje a Roma, 20; comisio- na a Nadal para visitar la Compa- ñía, 1. Borrell, vide Juan Paulo, 96. Braga, 13. Buenaventura (San), 165 ', 194 26 . « 2T2 INDICE DE NOMBRES Y MATERIAS c Cam, gi. Canisio, S. Pedro, subdito de Na- dal, 4; conversiones realizadas en Augusta, 70; Canisio y la visión de de La Storta, 72 S. Cardenal Infante, 89 9. Caridad con Dios, 178; ayuda para in oración, 180, 187; caridad en la oración, 200. Carlos V, 71 3. Carpí, Cardenal de..., 102, 103. Casanovas, Ignacio, S. I., escritor. 43 Casiano, J., 175 9. Castidad, el voto y virtud de ella, 144-147; esmero de S. Ignacio y ele Laínez en ella 144; modo de supe- rar las tentaciones, 145-147. Castro, Cristóbal de, S. I., escritor, 2, 3. Censuras, absolución de ellas, 206. César, Cayo Julio, 134. Cesari. Octavio, su historia, 151. Círculo de la oración al trabajo, 127. Cisneros, Cardenal, 2. Claridad de conciencia, m, 112; re- medio para la tentación, 115, 116. Coadjutores de la Compañía, en qué difieren de los profesos. 141. Coadjutores espirituales de la Compa- ñía, 90, 91 ; su relación a los pro- fesos, 157-160; su oficio 158, 159; obligación tácita a las misiones de Su Santidad, 153. Coadjutores temporales, 154-157; felici- dad de este estado, 154. 156; raro ejemplo de oración en uno de ellos, 197. Código de Derecho canónico. 98 s , 99 '-. 105 r >, 1067, 106 s . 135 i R , 136, 205 ">, 206 '9. Coemans, A., S. I.. escritor, 89 r> . Coimbra, colegio de Jesús, 13 sg., 22, 161; número de moradores. 14; cae una pared en él. 198; edificación en la casa, 179; visita por Nadal. 13 sg. ; lo que allí hizo el P. Nadal, 15-18; informe de la cuadrimestre. 18. 19. — Pláticas allí pronunciadas, 8, 9, 20 sg. ; resumen de su contenido, 24-28 ; sus valores ascéticos e históricos. 20. 30; el manuscrito (pie las con- tiene, 30, 31. — Colegio de Artes, 22, 161. — Iglesia de S. Juan, 151. Colateral, 89 6 . Vidt sobrestante, su- perintendente. Colegios de la Comjpañía, 89, 91; sus clases, 161, 162; su utilidad para la Compañía, 130. Comisario, su oficio, 93. Compañía de Jesús, su origen, 69 ; en Manresa fué comunicada a Ignacio la traza general de ella, 81 12 ; apro- baciones apostólicas, 57-62; primeros Padres, 69, 73 8 ; origen del nombre. 72, 73. — Fin de la Compañía, 73 : defensa de la fe, 74; propagación de la te, 74; provecho de las almas, 74, 75; amar el fin de la Compañía, 82; mi- nisterios que puede ejercitar y me- dios para conseguir el fin, 76, 77. — No tiene hábito la Compañía, 143. 144; ni coro 143, 144; moderación en las asperezas exteriores, 143, 144; dependencia del Papa, 92; impedi- mentos en la admisión, 98-100; tiem- po de probación no limitado en la Compañía, 95, 97; renuncia de los bienes, 104-106. — Utilidad de la Compañía. 61 ; gra- cia de la vocación a la Compañía, -<). 46, 57, 70; edificación que da- ba la Compañía 41 ; crédito qu< tenía, 109; favor de los Papas pa- ra con la Conrpañía, 149-152. — Casas de la Compañía, 89; casas profesas. 92; su misión, 162, 163; casas de probación (noviciados). 91. Yide colegios de la Compañía, no- viciado. — Estudios en la Compañía, su origen. 68; clases de estudios, 128; tiene favor de Dios para los estudios. 120. Vide escolares de la Compa- ñía, estudiantes, estudios. Humani- dad. Filosofía. Teología. Maestros en la Compañía. — Grados en la Compañía, personas que hay en ella, 88 ; comparación con los apóstoles, discípulos y diá- conos. 80, 8l ; contento en el propio grado, 159, 160. Vide coadjutores espirituales, coadjutores temporales . escolares, novicios, profesos, maes- tros en la Compañía. Superiores en la Compañía. 88. Vi- de Congregación i/eneral. General de la Compañía, Comisario, J'isita- dores. Provincial, Colateral, Rec- tores. ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS — Votos de la Compañía: Voto (le pobreza, cómo se entiende en la Compañía, 105. 106. Vide pobreza, castidad, obediencia, 'rotos de la Compañía. Congregación general, su autoridad, 61 41, 92. Consejos evangélicos, 54. Consolación espiritual, 191. Constituciones de la Compañía, passiui. Contarini, Cardenal Gaspar, 58 J 9. Contemplación, su concepto, 183, 184. Conversaciones espirituales, son minis- terio de la Compañía, 76; ejemplo de Juan español 155. 156; talento de conversar en el 1?, Fabro, "6. Corazón de Jesús, devoción del P. Na- dal, 129 '7. Corderii adnotationes. 54 '9. Córdoba (Universidad de), 162. Costumbres de la Compañía, 42, 173. 194 3°. Crisóstomo (San), 187. Cruz, dos partes de ella, 109. Cuarto voto de los escolares de la Com- pañía, 137, 148. Cuarto voto de los profesos de la Com- pañía, vide profesos de ta Com- pañía. Cuidado de la salud. 143. D Dalmascs, C. de, S. I.. escritor, (17 -.i. Delación de los defectos, cómo se en- tiende, 203-205; contento en ello 107; suavidad en el modo, 108. Demonio, conjetura el interior, 114. Denzinger, Enchir. symbol.. 45 [ 3, 133 7, 171 1 , 208 -<>, 200 Desconsuelos, 1 19-121. Descubrir la conciencia, vicie claridad de conciencia. Deseo de perfección. 74. Deseo de tenerse por novicio, III. Despedir de la Compañía, sus causas. 205, 206; vide dimisión ¡le la Com- pañía. Devoción en la oración, 188. Dictionnairc de Théologie catholique 53 Díeckmann, H.. S. I., escritor. 5831. "Digitus Dei est bic", 58 3 o . Dimisión de la Compañía, 136. Dionisio Areopagita (Pseudo). 53. 54"'. 104. 170. 183 'i. 104-''. Discreción de espíritus, aplicación de tres reglas de S. Ignacio. 112-110, Dispensa de votos, 205. 206. Domingo (Santo). 55. Doctrina común. 127. Doctrina cristiana, ministerio de ense- ñarla, 77 ; como probación en la Comipañía. 102. Duhr, B., escritor. 70 3". Dulía (culto de) 188. E Eberstein, Condesa de, 70 37. Edificación y concierto exterior, iji. "Ego vobiscum ero" y "ego vobis Re- trae propitius ero", 72 5. Ejercicios espirituales de S. Ignacio, su aprobación apostólica, 70, 11-; sus frutos, 112; aprovechan mucho. 185; son probación en la Compañía. 100; los hace Nadal, 4; otras men- ciones de ellos, 56 2 ¿. 78. 99 '5. 112. 114 7, 129, 184, 185, 193, 194 '5, 195 , 208 - s . Vide Randeras. Rey temporal. Encinas (términos de). 68 2 5. Enoch, 51. Enós, 51. Erasmo. 3. Escolares de la Compañía, 122. 123; su fin. 94; no pueden quedar en ello. 148; su aprobación como tales, 122, 135; virtudes en el estudio, 125-129; por qué tienen poco tiempo de ora- ción. 185; cuarto voto de los esco- lares. 137, 148; vide estudiantes y estudio. Escritura Sagrada, textos citados o a los cuales se hace referencia, pas- sim. Esperanza del premio, 209. Espinos, Víctor, 74 Espíritu (proceder en). 43-44. Estado religioso, instituido por Jesu- cristo. 54; origen en la Historia. 55; bienes que en él hay. 56; paz y holocausto que contiene. 50. 57; vide finida de la :ida religiosa. Estipendios por ministerios. 141. 142. Estudiantes, modo religioso de estudiar. 125-129; juntar los estudios con las virtudes, 125; estudio serio, 126; la devoción en los estudios. 126, 127; y el juicio singular en ellos. 127; vide estudio y escolares de la Com- pañía. Estudio, seguridad en la doctrina, 134. 1 35 ; juicio singular en el estudio, 127; frutos del estudio. 134, 135, 214 ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS Vicie Humanidad, filosofía, Teo- logía. Estudios Eclesiásticos, revista, 6 2 3, 43", IOI 2l , 112 4, 18517, I94 ¿5. Etiopía, voto del prepósito de esta mi- sión, 137. Eusebio, historiador, 55. Evora, 1 1 ; Universidad de Evora, 89, 162. Examen, libro del Examen, passiiiu, 43 ,0 . Examen de conciencia, 203. Examen particular 208. Extasis, 191, 192. F Eabro, Beato Pedro, 72. 83; su talento de conversar, 76. Earrel, A. P., escritor, 5 2 °. «. Felipe II, cartas de recomendación pa- ra el rey, II, Fénelon, 209 ¿9. Fernández Zapico, D., S. I., escritor, 20 62 . Filosofía (estudios de), 132, 133. Flandes, 68. Fontes narrativi de S. Ignatio, passim. Fonseca, Pedro, su curso de Filoso- fía, 15. Francisco I, 3. Francisco CSan), 55. 154; la obedien- cia en su Orden, 165; Regla del santo, 165; su Testamento, 101. Francisco Javier (San), jSe ayuda en visitar hospitales, 101. Frusio, Andrés, S. I„ subdito de Na- dal, 4. Ftigger, Juan, 70 37. Fugger, Marcos, 70 37 G Gandía, colegio de..., 130 Gandia, Universidad de..., 89, 162. García Villoslada, R.. S. I., escritor, 3 I0 - General de la Compañía, su autoridad, 82, 92, 913, 98; puede ser depuesto en determinados casos, 93, 94, 96. Gerona, 11. Ghinucci, Cardenal, 59 3 2 , 149 5. González de Cámara, Luis, 72; Igna- cio le dicta la Autobiografía, 65 M; maestro del Rey Don Sebastián, 1 1 ; instancias y advertencias que dirije a Nadal 12. Grabmann, M., escritor, 68 -'7, Gracia in genere 48-50; gratis data, 49- Gracia de la vida religiosa 29, 50 sg. ; prenuncios en el A. T. 51 ; en el Nuevo Testamento, 52-56; conviene al >relig¡o¡so saber el principio de cija, 57. Vide estado religioso. Gracia de la vocación, 166, 167; mo- do de corresponder a ella, 86, 87. Gracia de la vocación a la Compañía, 29, 46, 57, 70. Gregorio XIII: Ascendente Domino, 88 *, 105^, 1067, io6«, 128"; '37 27 -3', 141 9; Quanto fntctuosius, loo k, 128 141 9. Gregorio XIV: Ecclesiae iathoikac, 41 «, 93 7. Gregorio Magno (San). 175 \ 187. Gozo espiritual, 119-121, 183. tirados en la Compañía, vide Compañía de Jesús. Grisar, H., escritor, 74 Guibert, J. de, S. I., 191 16. Guidiccioni, Cardenal Bartolomé, 58 3»; enemigo de la multitud de religiones, 50; es vencida su resistencia. 59, 60. H Hallar a Dios en todo, [123, 195; lo tenía San Ignacio, 196. Hall del Tirol. retiro de Xadal, 5. Harduin, ]., r 33 <\ Hétele, Cu., 133 t>. Heimbucher, M., 55 H. Herejes, sus errores, 45. Hiperdulía, 188.' Hospitales, probación en la Compañía, 101. Hermán, J. B.. S. I., 6 2 5. Humanidad (estudios de), 132, 133, 'i34- Humildad, virtud. 117; humildad en los estudios, 128. Hummelauer, F. de, S. I., 51 '<>. Hurter. H.. S. [., escritor, 133 o. I Idiáquez, E. J„ S. I., escritor, 95 > 6 . Ignacio de I.oyola (San) : su elección divina por fundador de la Compañía, 62, 63, 78 ; su grandeza de ánimo, 63 ; su conversión, 63 ; sus lecturas, 63; determinación de servir a Dios, 63 ; sus penitencias, 64 ; escrúpulos, 64, 65; ilustraciones, 65, 192; su contemplación, 66, 71 ; sus deseos dr ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS ayudar al prójimo, 66; sus peregri- naciones, (>(>, 67; estudios, 67, 58; en Alcalá y París, 2. 68, 69; sus- téntase de limosna, 66, 68; trabajos por las almas, 68; contradicciones que padeció, 68; busca compañeros, 69; da los Ejercicios a Laínez, 83; su visión de La Storta, 72. — Su obra en el origen de la Compa- ñía, 57, 58; vence la resistencia que llalla, 59, 60; trabaja se admita el cuarto voto de los profesos, 149; procuró la aprobación apostólica de los Ejercicios, 112; renunció el car- go de General. 176; hizo pocos pro- fesos, 157. — S. Ignacio y Nadal : aprueba los votos privados hechos por Nadal, T22; confianza (pie en éste depositó, 1 ; es recordado por Nadal, 3, pas- sim; vidé iufra dichos de San Ig- nacio. — Ignacio v Paulo IV, 150, 151; Ig- nacio y el coadjutor Juan español. 155; respuesta a una consulta de Ignacio, 172. — Prueba a los suyos. 102. 103, 145; ordenó síndicos, 204; ix>r (pié no se- ñaló más tiempo para la oración, 202; por qué dió poco tiempo de oración a los escolares, 185; quiere las opiniones comunes. 134. — Virtudes y dones de S. Ignacio: su castidad, 144: deseos de oprobios. 143; halla luego a Dios. 190; su contemplación. 66, 71. 196. t s ; con- solaciones y lágrimas. 191 ; en el rezo y en la misa, 71 ; sus desola- ciones, 121. — Otras menciones de San Ignacio: 6, 184, 7412. 70. 81, 82. 80, 90, 94, 98. 09 'J. 100, 101. 102. 104. 107. 108. 113. 121, 122. .123, r¿4, H7, 'ióo. 161 '4. 166. 175 s . 20a ■'" — Dichos de San Ignacio: "ir en es- píritu". 43; dicho sobre Fabro. 7<> ; (me atiende a las virtudes de ios demás, 108; aconseja a Nadal ti deseo de oprobios, 108, 109; compa- raciones sobre la obediencia, 45. — Tradiciones de S. Ignacio, 42. 172. 173. — Diario (Ephemeris) de S. Ignacio, 72. — Autobiografía (Acta P. Ignatii) 63. 64. 65, 66, 67. 68, 69, 72, 1260. 196 37. Ilusiones en los estudios, 126. Impedimentos en la admisión a la Com- pañía. 08-100. Indiferencia en el grado. 159, 160. Inocencio XII, 209 -'i. Instituto de la Compañía, no admitir juicios contra él. 127. 128. Intención recta en el estudio. 129. Intercesión de los santos. 182, 188. J Jacobo. conde de Montfort. 70 .17. Jacobo español, su oración, 156. Jerónimo (San). 55. 100"', 124, 187. Jiménez, Santiago. S. 1.. compañero de Nadal. II,' 145 2 l . Juan Damasceno (San). 180 4. Juan Evangelista (San). 82; ex nuptiis fuit vocatus, 100. Ttian español, coadjutor temporal, líí. 156. Tuan Paulo, coadjutor de la Compañía. 96. Julio III. 65 '4; confirma la Compa- ñía. 60, 61, 62. 73; relaciones con ella. 141), 150. — lixpascit dcbihtm. 61, 62', 70.17. 72 4. 74 74 '.i, 75 '4. 88 '4 , 88 , 89 <°. 92 3, 97 -\ 107 '4, 108 ") _ 137 -'7, 140 ?, I4I ", 141 '3, 142, 143-", 144 -3, 149 6 , 1585, 166 2 , 205 '7. L Laínez. Diego, datos biográficos, 2, 82-84; teólogo en Trento. 4; estu- dios y erudición. 83; aumenta sus letras durante sus ministerios, 92: huye de las dignidades. 83. 84: ele- gido para estar con el Papa Mar- celo I5Q9; elegido General, 403; concordia en su elección para Ge- neral. 84; estimado por S. Pío Y. 40; Laínez y la visión de La Stor- ta, 72: quiere las opiniones comunes. M.' : castidad del P. Laínez. 144. — Laínez y Nadal : Nombra Visita- dor al P. Nadal. 1. 10: motivos de este nombramiento, 1 1 : Patente de Visitador que dió al P. Nadal, 38, 10: por qué (piiso la visita. 40; es informado por Nadal de la visita de Coimbra. 14. is-18. — Otras menciones de Laínez. (66: su carta sobre S. Ignacio. 59 34, 59 35. 63, 69 33. 143 21, 144 -*5, !()r "6. Lateranense IV, Concilio, 133". ÍNDICE UE .NOMBRES Y MATERIAS Lateraneiise V, Concilio. 132, 171 La Torre, J. José de, 43 8 , 67 «. Lección espiritual, 183. Leclerq, H., 133 6 . Lefévre d'Étaples, Tacques, 3. Lenguas (don de), ;i28. León X, 132, 171 1 ; su bula . tpostoli- ci regiminis 132 6 . León Magno (San). 78. Letras, su necesidad, 124. 125; dan re- putación a la Compañía, 125. I cluria, Pedro, S. I., escritor, 63", 81 Lcxikon für Theologie und Kirche. 54 '9. Liberalidad con Dios. 122. Libertad de espíritu, qué es, 206, 209; se alcanza con la mortificación 207-209. Libertad en la oración, 194. Linderbauer. B., O. S. B. , 1757. Liturgia en la piedad, 190 Lizaso, R. de, O. M. Cap., 165 Loyola, archivo de..., 2. Lutero, su caída, 74. Luteranos, sus errores, 45 '3. Llagas de Cristo, devoción a ellas, 129. M Mabillon, 133 9. Maestros en la Compañía. 128; su ofi- cio, 130-132. Madrid. Biblioteca nacional. 9 3°. 30, 1 19 l6 , 180 3. Maffei. escritor jesuítico, 58 30. Manresa, revista ascética. 129 l ¿. Mansi. 53 l8 . Marcelino (San), 53. Marcelo II y la Compañía, 150. Marcial. '134. Martínez de Azagra, A.. 83 '5. Meditación, 183; presencia de Dios en ella. 200. 201 ; materia de la medi- tación. 195. Vide oración. Memorial del P. Luis González. 71 J , f(3 '3. 102 -'4. I45 ¿ 7, I50 8 .9, 176 M, 191 l6 , I96 37, 204 '3. Mesina. colegio de..., 4, 5; la universi- dad, 162. Milcvitano, Concilio, 208 2(l . Mirón. Diego. S. L. 12, 20, 202. Misa, entregar en ella el corazón a Dios, 200; aprovecharse en ella, 202. Misiones, ministerio de la Compañía, 69, 89. 90; cuarto voto de misio- nes, vide profesos tic la Compañía (atartv voto), Moderación de las asperezas exterio- res, 143. 144- Modestia, reglas de la..., 121. Molinos. Miguel de, 209 2{ >. Monilia, Clemente de. 165 '. Monterrey, visita de ... 14. Móntfort, conde de. 70 ¡y. Monumenta Histórica S. I., fiassim. Monumenta Paedagogica. S. 1.. 19 57. Merón (Morone) Juan. Cardenal, 151. Mortificación, virtud, 116; sus princi- pios, 207; en qué debe ejercitarse. 208. 209; mortificaciones usadas en Poma. 161. N Nadal, Jerónimo. S. I.. datos de su vida, 1, 2, 3, 4, 5, 8, 11 ; su voca- ción a la Compañía, 43; hace pri- vadamente el voto, 122; Ignacio le envía a hablar con el Cardenal de Carpí, 102. 103; elegido para estar con el Papa Marcelo, 150 >. — Sus letras y ciencias, 3. 4; se pien- sa que vaya a Trento, 15; teólogo en Trento, 4. — Visitador de la Compañía. 10 sg. ; sus poderes, 11; su múltiple activi- dad. 5; visita de Coimbra y Portu- gal y España en 1553, 37; habla en la profesión del P. Barma. 61 ; ani- ma, a Laínez para (pie éste visite la Compañía. 39, 40: patente y fa- cultades de Visitador (Comisario) que Laínez le dió, 38, 39; su resis- tencia al cargo, 40; itinerario de su visita. 12; visita Portugal, iti- nerario que sigue. 13: sus ocupacio- nes y trabajos en las visitas. 14; sus exámenes en las visitas. 14. I449.; da avisos desnués de las con- fesiones. 1-9: disuade a S. Francis- co de Borja un viaje a Poma, 20; fervor y provecho que notó en Portugal. 23; quiere hacer casa no- viciado en Lisboa, ifii. — Visita de Coimbra. 13 sg. : informa sobre esta visita. 15-18 ; informe.' de otros sobre su visita en Coim- bra. 18, 10: fervor y provecho que notó en Coimbra. 23. — Significado espiritual del P. Nadal en la Compañía, 6, 7 : carácter ge- neral de su espiritualidad. 29. 30; su conocimiento de S. Ignacio, 6; opi- nión sobre las virtudes del P. Na- dal, 5, 6, 18, 19, 21, 22, 40; su ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS 217 devoción al Corazón de Jesús, 120 fruto que él reporta al ha- blar de la Compañía, 38, 42; desea- ría sin culpa suya volver al novi- ciado. 96; su afición a los oficios bajos, 132; S. Ignacio le aconseja para adelantar el deseo de oprobios. iocS. 109; quiere ayudarse en lo de la oración, 186; descansa al dejar de ser superior, 176; no suele man- dar en virtud de obediencia, 177 ; desearía el estado de coadjutor temporal, 154. — Pláticas de Nadal. Modo de hablar en ellas y oírlas: "spiritu, corde, practice", 43-45, 48, 84; lo que tra- taba en ellas, 42 ; sus pláticas de Coimbra, 8, 9, 17,; estima de sus ] láticas, 21; estilo de ellas, 30; di- chos : reliquiae cot/itationnm, 47. — Escritos del P. Nadal. 2. 7, 8. 91»; su libro Adnnlatinnes el Meditaf iones ¡11 livanyclia, 30; sus pláticas de Alcalá, 9; sus pláticas de Coim- bra. 8, 9, 17. 20 sg. — Menciones explícitas de algunos escritos espi- rituales del P. Nadal : Ms. Pláticas de 1554 en España. 48 <>, 72 5, 81 io'i -", 127 "•, 185 ''; Pláticas di ''n Roma, 09 34, 725, 72 6 ; Pláticas de T561 en Alcalá, 31, 47 68 96 »», 104 1 l|t> 1 6 , 127-', 134 '". 180 3. 201 5; Diáloí/o I, 48 6 ; Diálogo II. 72 5, 134 ,0 . 154 2 5 ; Pláticas de 1367 en Colonia, 104 * — Otros escritos ascéticos del P. Na- dal a que se alude : Jn examen an- uatationes, 60 35, 66 '5, 725, 1943', 19637, 106 38, 3093"; SchoVa in Constilutiones, 121 26 , 152 I& ; Ephe- merides, 11. 61 43, 89»; Orden de oración. ¡185 '9; De la oración es- pecialmente para los de la Compa- ñía, 45 1 -. 187 1 197 40; Instntctio- fies, 19533.35. 203 IO , 204 '3; Patrum dicta aliqnot, 106 37 ; Orationis ob- sci foliones. 199 s ; Exlwrtatio 0°, 76 >«; etc. X azáreos. 52. Xicolau. Miguel. S. [., algunos escritos principalmente sobre Nadal, 2 5. 6-3. 7 8-"». 19 57, 24 73, 3II74. 43 ", 48 '>, 76 lS . 101 104 -, 112 4, 129 '7, 185 '7, 190 194 2 $ . Noviciado (casas de), 160, ,161 ; estaría bien en Lisboa, 161 ; tiempo del no- viciado, 94. 95; novicios fuera de la casa noviciado, 161. Novicios, su oficio, 91, 94, 97, ni sg. ; virtudes de los novicios, mortifica- ción, 116; humildad, 117; simplici- dad, 117; paciencia, 118; obediencia, 118, 119; oración, 119; gozo espi- ritual. 119-121; edificación, 121; li- beralidad con Dios, 122; votos pri- vados de los novicios. 121. 122; te- nerse todos por novicios, 95, 06. O Obediencia, virtud. 118; canal de la gracia de la vocación, fli8; vía pa- ra aprovechar, 164; la indiferencia que le es propia, 118. — Clases de obediencia : Obediencia en general, 164; obediencia religiosa. 164, 165; en la orden de San Fran- cisco, 165; en la Compañía 165 sg. ; tres puntos para aprovechar en la obediencia. 166, 167; perfección en ella, 167 sg. ; ejecución, voluntad entendimiento. 168; modo propio de la Compañía. 127. — Semejanza de la obediencia con el estado de inocencia. 169; proporción con la fe. 169; obediencia ciega 170; comparación tomada del en- tendimiento común de Avcrroes. 171. 172 — Consideraciones para obedecer per- fectamente. 171. 172; obediencia en todo lo que no sea pecado. 174, 175; id. en cosas imposibles. 174. 175; modo de obedecer, 175, 176, a quiénes hay que obedecer, 176; amor a los superiores, 84; modos de man- dar, 177. Obispos, su estado. 53. 76, 79, 80. Octavio Cesari, su historia, 15.1. Onfroy, Francisco, 130 '. Opiniones comunes, preferirlas, 133, 134. Ojiorto, 13. Oprobios, deseo de ellos, 108-110. Oración, sus clases, 180; como eleva- ción a Dios y petición, 180, 181, 182. 183; acción de gracias y obsecra- ción, 181, 186. 187; loor de Dios. 187; es hablar con Dios, 187; me- dio de alcanzar las virtudes, 119 — Modos de orar. 195; de entrar en la oración. '195-197; oración públi- ca, 189. 190; oración vocal y men- tal. 189; oración con especial con- curso de Dios. 190 sg. — Práctica de la oración, 193 sg. ; hu- millarse en la oración, 192; oración 218 ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS práctica, 45, 193; preparación de la oración, 184; oración preparatoria, 183, 184, 193. Orden de San Juan, 99 '4. Orden de Santiago, 99 •4. Ordenes religiosas, su historia y des- arrollo, 55. Orlandini, Nicolaus, S. I., 58 3°. Oviedo, Andrés de, 130 176 í2 . P Pablo (San), no recibía estipendios por por ministerios, 142; otras mencio- nes del apóstol y de sus palabras, 49. 53. (>7. 75. 78, 86, 135, 145. 14O, 174, 192, 208. Paciencia, virtud, >n8. Padua, colegio de..., 83. Papa, veneración que se le debe, ?3 ; favor de los Papas con la Con'pa- ñía, 149-152. Vide profesos (Cuar- to voto). Parientes, trato con ellos, 106. París, Universidad de..., 3. Pastor, L. von, 150 "\ 151 "3. Paulo Hl y el origen de la Compañía. 58-60; aprobación de la Compañía, 62, 73 ; su favor para con la Com- pañía, 149. — Documentos mencionados de Paulo 111: Reghmni müitantis Ecclesiac, do 3C, 62 ', 6831, 6936, 713, 724, ■ 73. 76) 76 -', 82 '4, 89 10 , 924, 97 2 , 107 '4, 108 137 2 7, 144 2 3, 158 i. — ¡nlunctmn nobis, 60 n, 107 '4. — Rxpom nobis, 60 3 8 . — Pastoralis officii, 76-', .1123. — Licet debitum, 60 39. Paulo IV, quiere hacer Cardenal a Laínez, 83; Paulo 1 V y la Compa- ñía, 150-152. [Viro (San) rueg:i por la Iglesia. 78; 118. Peregrinaciones en la Compañía. 89, 101, 103. Perfección, consiste en la caridad, 140; deseo intenso de ella, 75; llevar al prójimo a lo perfecto, 75; perfec- ción ni las obras ordinarias, 201- 203. Pighini, Cardenal, 151. Pío [V y la Compañía, 151. Pío Y (San), su estima de Laínez, 40 3. Pirro, 132. Pláticas de Alcalá, 9; vide Nadal. Pláticas 'de Coimbra, vide Coimbra, Nadal, Pobreza de la Compañía, no puede al- terarse. 153; voto de pobreza en ia Compañía. 140-144; pobreza de los novicios, 140; de las casas de for- mación, 140 5, 142; de los escolares, 140, 141; de los profesos y coadju- tores formados 140, 141, 142; de las casas profesas, 141. Polanco, J. A. de, S. I., 60 3 6 ; teólo- go en Trento, 4; secretario de San Ignacio, 6; escritor. 59 3¿, bo 3 ( \ 150 l2 , 161 1! \ Pólizas, 95. Portugal, Provincia S. I., sus necesi- dades vistas por I.uis González, 12, 13- Pou, Jaime de Pou. Cardenal, 4, 151 , 152. Práctica de las virtudes, 85. 86. "Practice", proceder.... 44. 45. Praefectus probationum, río. Predicación, ministerio de la Compa- ñía, 157, 76; avisos que dará el su- perior, 102. Primeros Padres, deliberaciones sobre la fundación de la Compañía, 57, 58. Principios de las acciones que tomó el P. Ignacio, 94. Probaciones en la Compañía 61 ; pri- mera probación. 98, 100; segunda probación, 100: sus experiencias, loo; vide nozñciado. — Probación después de los estudios (Tercera probación), 94, 97, l6j ; en la Compañía no hay tiempo de- terminado de probación, 122. Profesos de la Compañía. 89, 90, 91. 94. 97, ni, 112, 131, 161 ; su ofi- cio. 131, 157-159; su escaso núme- ro en tiempo de S. Ignacio, 157. — Cuarto voto solemne de los profe- sos de la Compañía, 69, 70, 92, 137, 148, 149. 151-153; sus motivos, 149, 152; dificultades en la admisión de este nuevo voto, 149; votos simples de los profesos, 137, 153, 154. — Profesión solemne de tres votos 88. I3ó, 154. 158. Profeta, intérprete de las Escrituras, 128. . Promesa de dejar los bienes, 104, 121, 136. Providencia de Dios, guía por la obe- diencia, 166. Provinciales, su oficio, 93. ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS 219 Puteo, Cardenal, consejero de la Com- pañía y amigo de Nadal, 4, 151, 152. Q (Juera. M.. S. [., escritor, 64!*, 8,1 ■ Quiete (recreos). 203. Quietismo, 209 -'•>. R K'ahner. Hugo, escritor, 6p 35, Kahner, K., escritor. 54 '9. Rapto, 192. Ratio studiorum, 5. Rauschen, G., 133 "• Kecabitas, 52. Rectores, su oficio, 93, 151). Reglas de los escolares, 126 " ,s . Religión, vide estado religioso. Renuncia de los bienes en la Compa- ñía, 104-106. Revista española de Teología. 2 5, 8. Revue d'Ascéti(|ue, 191 l6 . Rev temporal (meditación del) 29, 78- 81. Ribadeneira (Rivadeneira), Pedro de, S. I., escritor. 403. 5830, 82 '5; 83 '<>, 84 '7, 92 3, 106 '°. 144 ¿4; Ri- vadeneira y la visión de I.a Storta. 72 s. Ricci, escritor, 8. Rodrigues, F., S. T.. historiador, 22 6íi , 37 ', IÓI '5. Rodríguez, Alfonso, S. I., escritor as- cético, 96 '9, 107 15 115 10, 139 I , 179 *, 201 S. Roma (Universidad de), aequivalenter, 162. Rosas, ir. Rosefio. P.. S. I., 1664. S Salmerón, Alfonso, S. I.. teólogo en Trento. 4, 83 ; Vicario de la Com- pañía, 22; sus letras, 92. Santos Lugares. 67. Sapientia en la ciencia, 125. Schroteler. J., escritor. 5. Sebastián (Rey Don), II. 12. Seisdedos. Jerónimo, escritor, 7. Sem, '51. Semiquietismo. 209 2 9. Sentencias, Maestro de las..., 68. Seth, 51. Severo, Patriarca de Antioquia, 54 '9, Silvestro, 127. Simplicidad, virtud, 117: ayuda para la oración. 193, 196, 197; oír con simplicidad, 45. Síndicos, su origen y oficio. 204. Sinuesa, actas del Concilio, 53 lS . Sobrestantes, su oficio, 88. 03. Sommervogc!. Carlos, escritor. 2. Soto, Domingo, O. P., 68. Sonsa. Miguel de. S. I., Rector de Coimbra, 20, 202. "spiritu. corde, practice", 43-4=;, 4^, 84. "Spiritus Dei cst hic", 58. Stiglmayr, J., 54 ">. Storta. visión de La.... 72. Suárez. Francisco. 7. 54 --, 76'?, 100"'. 107 '5, 114 8 , 137, 140-; 193 Suau, P., escritor, 6 2 4. Sucquet, escritor. 8. Superintendente. 88 Vide sobrestán Ir. colateral. Superior, Cristo manda en el. 167; amor que se les debe. 82; modos de mandar, 177. Vide Comíanla (Superiores), obediencia. T Tacchi Yenturi, P.. S. I.. historiador de la Compañía. 58. 59. 60 3<>, 69 33. Teatinos, religión, 150. Teixeira, Manuel, 101 -'. Tentaciones, esfuerzo en ellas, 112- 114; remedios, 1 14-116. Teología, estudios de ella. 133. 134. Terencio, 134. Tomás (Santo), 139 ', 'I40 2 , 148, 174, 180 4. 191 15, 193 21. Tonos, 76. Torres, Miguel de, 13, 16; va a Coim- bra, quiere aprender del P. Nadal, 20. Tostado (el). Alonso de Madrigal. 83. Tradiciones del P. Ignacio. 42, 172. 173. Trento (Concilio de), 4. 45 "3, 83, 1056. 208 *6- U Unión ion Dios, facilita la castidad, J47- Universidades de la Compañía. 162. V \ alderrábano. P.. Rector de Monte- rrey, 14. 220 ÍNDICE DE NOMBRES Y MATERIAS Valignani, A., S. I., 101 Vanegas, Miguel, S. L, informa de la visita de Coimbra, 21-23. Vaz, Gonzalo, S. [., informa a Nadal l>ara la visita de Portugal, ,13; va con el P. Torres a Coimbra, 20; alaba la gestión de Nadal, 22; 202 6 . Vega, Juan de, 71. Vcnecia, colegio de, 83. Verdad (proceder en), 210. Vía purgativa, iluminativa, unitiva, 194; cómo están en la Compañía, IQ4- Vicente de Lerins (San), 133. Vida activa, 85. Vida contemplativa, 85. Vida activa superior, 29, 85 ; es propia de la Compañía, 85; y de los obis- pos, 85. Vida del Fundador, medio para cono- cer una religión, 29. Vidal, P., S. I., escritor, 54 21 , 105 6 . Vigournux, F,, 51 '°, 52 ! 4. Viller, M., S. I., escritor, 54 ! 9. Virtudes teologales, 129, ,188; uso de ellas para la oración, 193. Visitadores, su oficio en la Compañía, 41. Visitas de las diócesis, 40-41; de las religiones, 41. Vivaldi, escritor, 8. Vocación (amor a la), 30. Vocación religiosa, vide ¡inicia de .1 vocación, estado religioso. Voluntad, actos de ella en la oración, 184, 186, 187, 109, 200. Votos religiosos, son canal de la gra- cia, 137, 138; sus ventajas, 131), 140; votos simples y solemnes, 130. — Votos de la Compañía, 135-138; su número, 136, 137; votos privados de los novicios, 121, 122; votos del bienio, 122, 135; cuarto voto de los escolares, vide escolares; cuarto vo- to de los profesos, vide profesos; votos simples de los profesos, 137, { -l53, 154 W Weissenstein, Isabel de, 70 37, Wernz. F., S. I., escritor, 54 " ; 105 6. Z Zeitschrift für Aszese und Mystik, 60 3 5. A. M. D. G. 221 ALGUNOS JUICIOS SOBRE ESTE LIBRO "Contiene este volumen las Pláticas espirituales que tuvo en Coimbra en 1 561 (el P.Jerónimo Nadal), como visitador, las cuales saca a luz por vez primera el P.M. Nicolau. con todos los arreos y exigencias de la crítica moderna. Quizá lo más interesante para nuestros lectores sea la introducción biográfica que precede a las Pláticas y en la que el docto profesor jesuíta nos traza con bastante detalle la sem- blanza del P.Nadal... El texto de las Pláticas está tomado del Cód. 6336 de la Bi- blioteca nacional de Madrid. La transcripción es fiel, y con mucho acierto lia pres- cindido de las faltas ortográficas del original, que no hubieran servido más que para dificultar la lectura o recargar el aparato crítico sin provecho para nadie". Angel Custodio Vega en "La Ciudad de Dios " a. 1 946, p. 191. "Con ingenuidad encantadora de estilo fervoroso y sencillo, van des til indo en ellas (en las pláticas ! la gracia de la vocación a la Compañía, su origen v las aproba- ciones apostólicas, la vida del santo Fundador, el fin y el ambiente espiritual pro- pio del jesuíta, calcado en los Ejercicios, la unión de la vida activa con la contem- plativa, las diversas obras de la Compañía, sus grados diferentes, la obediencia, la oración y algunas reglas particulares. Como pláticas realmente pronunciadas ante un auditorio de jesuítas y para provecho espiritual de ellos, están naturalmente en- cuadradas en los moldes propios de la Compañía. Pero su valor histórico rebasa con mucho esos moldes, para iluminar toda la espiritualidad religiosa en general y aun grandes horizontes de la espiritualidad cristiana. Por lo demás la edición se re- comienda por su esmero, por su exactitud técnica y por la sobria erudición de sus notas". J.A. de Aldama en "Archivo Teológico Granadino" a. 194."), p.250. "La edición de P. Nicolau está hecha con todo esmero. La introducción le re- vela una vez más como especialistas en los estudios sobre el P. Nadal y perfecto co- nocedor de sus escritos. Por lo que se refiere a las pláticas vemos que no le pasa por alto ni uno solo de los manuscritos en que se conservan. Las notas son sobrias y atinadas. El único manuscrito que nos ha transmitido estas pláticas de Coimbra está compuesto por varios amanuenses con letra evidentemente de! siplo XV! . Sus continuos lusitanismos acreditan todavía más su antigüedad. En la reproducción del texto el A. ha dejado todo afán erudito y nos ha dado una transcripción ase- quible aun para quienes quieran buscar en su lectura pábulo para la piedad. Por lo mismo, glosa las palabras más difíciles. En algunas lecturas que el A. da sólo como probables, discrepamos de él. Lee- mos fundamento y no fundamentado (p. 54 n. 21); mandado v no mandato (p. 79 n. 3); salir del portugués sair y no saie (p. 99 n. 7); nionición — aviso y no munición (p. 114 n. 9); "enpreguese (empléese) en la oración", y no empéñese y menos imprégnese (p. 114 n. 10); esquecer ,del portugués = olvi- 222 dar) está mal glosado por escaecer o descaecer (p. 126 n. 8): "no tacho la magna- nimidad" en lugar de "no ataco la magnanimidad" (p. 134 n. 13). listas pequeñas advertencias en lugar de quitar su mérito a la transcripción servirán para demostrar que por lo general es fiel y correcta". C. de Dalmases en "Archivum Historicum S.I. "a. 1946, p. 198 "En la pág. 169 n. 13 un relativo q (= que; fue transformado en cuanto..." J. Pereira Gomes en "Broteria" a. 1945, II, p. 585. En la pág. 175 n. 15, donde dice "pues no lo mandan", el sentido pide decir: "pues nos lo mandan" M.W. Zabaleta "Hay en estas pláticas una espiritualidad muy cimentada en la teología, y al mismo tiempo, hay fervor de espíritu, sencillez, ingenuidad de estilo y viveza también, muy bien compaginadas con una honda penetración en las razones ver- daderas de las cosas; hay en ellas amor profundo y sentido a la vocación propia, que se armoniza con un amor sincero a las otras religiones, que han recibido del Señor, como la Compañía gracias muy singulares. La vulgarización de este sagrado y vetusto monumento, cíe tanto interés para los Hijos de la Compañía, creo que podrá ayudar mucho al que lo leyere, para co- nocer el Instituto de la Compañía y a su Fundador, y si es religioso, le proporcio- nará también muchos medios para el conocimiento de las virtudes propias de sus santos compromisos contraídos con Dios". Manuel Ocampo en "El Mensajero del Corazón de jesús", México, 1948, p. 246-147. 677010 0